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domingo, 30 de septiembre de 2012

"Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en verdad"

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
 (Mc 9, 38-43. 45.47-48)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: "Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu Nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos". Pero Jesús le respondió: "No se lo prohiban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi Nombre, que luego sea capaz de hablar mal de Mí. Todo aquél que no está contra nosotros, está a nuestro favor: Todo aquél que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en Mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar. Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga".

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

El Espíritu Santo puede derramarse donde quiera. Puede, incluso actuar a través de personas que no pertenecen al círculo más cercano al Señor. Sucedió en el Antiguo Testamento en tiempos de Moisés (Nm 11, 25-29) y sucedió también en tiempo de Jesús (Mc 9, 38-43.45.47-48).

Estos dos episodios nos revelan que el Espíritu de Dios es libérrimo, que “sopla donde quiere” (Jn. 3, 8), y que a veces se comunica fuera de los canales oficiales y lejos de donde está la autoridad. Esos instrumentos más lejanos podrán ser genuinos, siempre que sean realmente elegidos de Dios y siempre que respondan adecuadamente a esta elección, desde luego sometiéndose en todo momento a la autoridad de la Iglesia de Cristo, como vemos que sucedió en estos dos casos.

Sin embargo, hay que tener mucho cuidado en no confundir lo que realmente viene del Espíritu de Dios y lo que viene de Satanás, el cual es muy astuto, y sabemos por la Biblia y por la experiencia, que se disfraza de “ángel de luz” (2 Cor 11, 14). Siempre ha habido que tener cuidado con este engaño satánico, pero esto es aún más necesario en nuestros días, en que aparecen prodigios por doquier.

Recordemos que, si bien Jesucristo no quería que se marginara a sus genuinos seguidores, también nos previno contra los engañadores: “Se presentarán falsos cristos y falsos profetas, que harán cosas maravillosas y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos de Dios. ¡Miren que se los he advertido de antemano!” (Mt 24, 24).

Hay que diferenciar entre personas que pueden de veras traer un mensaje de parte de Dios y las que no. Por ejemplo, un vidente de alguna genuina aparición mariana o alguna persona a través de quien Dios se manifiesta dando un mensaje para un grupo, para otra persona o tal vez para el mundo, es muy diferente a mensajes de adivinos, astrólogos, brujos o espiritistas, los cuales pretendan conocer y dar a conocer el futuro o resolver problemas a través de técnicas ocultistas y demoníacas. Y ¡ojo, porque a veces tienen aciertos! Acierten éstos o no, parezcan amigos de Jesús o no, hay que preguntarse: ¿están actuando en nombre de Dios y bajo la influencia del Espíritu Santo? Hay que saber diferenciar entre unos y otros.

Algunos pueden presentarse de manera más encubierta. Pero… “por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 16). La persona que dice recibir mensajes o realizar prodigios ¿da frutos buenos de santidad en sí misma? ¿se ven frutos de santidad en quienes la siguen? ¿O éstos siguen al personaje por ser atractivo o complaciente? Nuevamente … recordemos lo que el Señor nos ha advertido de antemano: los falsos profetas harán cosas maravillosas, capaces en engañar.

Sabemos por la Sagrada Escritura y por la experiencia que Dios puede manifestarse en forma sobrenatural. Sin embargo, es necesario recalcar que no podemos ir tras estas manifestaciones extraordinarias -denominadas “carismas” en lenguaje bíblico- como si fueran el centro de la vida cristiana y lo único importante. Sabemos, ciertamente, que Dios las suscita para ayudar en la evangelización, para facilitar la conversión, para avivar la fe en la Iglesia, pero no son lo más importante.

Cuando se dan estas manifestaciones extraordinarias, hay que tener mucho cuidado en no seguir falsos profetas. Pero tampoco podemos rechazar o ahogar aquéllas que genuinamente vienen de Dios, como bien nos indica San Pablo (1 Tes 5, 12.19.21) y lo ratifica la Iglesia a través del Concilio Vaticano II(A.A. #3).

(fuente: www.homilia.org)

sábado, 29 de septiembre de 2012

Entrevista Misionera: "¡No das lo que tienes, recibes lo que te falta!"

(ANS - Roma) – Varias son las Obras de la Inspectoría de Barcelona donde ha trabajado como Coordinador de Pastoral, Jefe de Estudios en Formación Profesional, y en diferentes responsabilidades. Padre Manel Morancho Peris, Ingeniero Eléctrico y Electrónico, que a sus casi 62 años nos cuenta la experiencia como formador, voluntario y miembro de la 143ª Expedición Misionera Salesiana, donde Cuba es su destino.

¿Cómo llega a la 143ª Expedición Misionera Salesiana? 

Tenemos en la Inspectoría una ONG llamada VOLS (Voluntariado Solidario) y cada año manda jóvenes sobre todo a América y África. Tuve la oportunidad en el 2006 de hacer el voluntariado en Bolivia durante un mes y medio; y en el 2011 estuve en Ecuador con los niños de la calle. A partir de ahí ya me planteaba el ir a las misiones, entonces lo pedí a los superiores pero ellos no querían que marchara porque hay mucho trabajo en la Inspectoría. Alguien me dijo que le debía escribir directamente al Rector Mayor, le escribí y al cabo de una hora ya me contestaba diciéndome que la petición se la pasaba al Consejero de las misiones de la congregación, el cual me respondió rápidamente, y a partir de ahí ya fue muy fácil. Me llamaron, me dijeron donde quería ir y para no tener dificultades con la lengua pedí un país latino. Me ofrecieron Cuba y acepte inmediatamente.

¿Diferencias y similitudes que encuentra entre los jóvenes de los colegios – centros técnicos, y los jóvenes de las experiencias misioneras?

Los chicos de las experiencias misioneras son chicos muy necesitados en cosas específicas: lo económico; son chicos en los cuales se les ve la acogida, con una sensibilidad especial. En las familias españolas no les falta nada, “tienen de todo”, aunque les faltan otras cosas. Cuando estuve con los chicos de Bolivia y Ecuador les falta en algunos casos las familias (los chicos de la calle) y otros casos recursos económicos. Podemos encontrar que hay diversidad de valores en unos y otros, y de lo que más rescato de la experiencia misionera es que son niños sencillos, acogedores; agradecen la simple compañía, el estar con ellos. Y todo esto te cultiva vocacionalmente.

¿Por qué ser Misionero Ad Gentes?

Es una vocación. Siento esta llamada de Dios a trabajar en otro lugar, quizá no tan acomodado, donde seguro habrá más dificultades, pero todo ello me ayudará a superarme a mí mismo. Yo de alguna manera desde hace muchos años me lo estaba planteando y para mi es una experiencia definitiva y enriquecedora, porque quizá en nuestro país (España) estamos un poco acomodados, y ese salir fuera de alguna manera nos hace reaccionar frente a la realidad. Yo sé que la experiencia que voy a vivir me va a enriquecer muchísimo, y siento que debo hacerla.

Don Manel Morancho Peris
¿Qué expectativas tiene frente a la vivencia misionera en Cuba?

Voy allá a santificarme con toda la gente que encuentre. Todo lo que voy a ver, a dialogar, a experimentar con las personas que voy a encontrar, guardo la mayor ilusión de un muy buen trabajo. Sé que para el lugar donde voy hay gente joven, animadores, grupos, dinamismo; con los cuales intuyo me llevaré muy bien.

¿Qué les dirías a los Salesianos en Formación?

Pues a los Salesianos y a los jóvenes les digo que para hacer una experiencia de Misión yo inicié con el Voluntariado, en la cual uno aprende muchísimo por el contacto con todas las personas que te encuentras; y desde que hice el Voluntariado hay en mi vida un antes y un después. Sé que no todos tienen la vocación para una experiencia de Misión, muchos no sienten el llamado, pero les digo de corazón, que es una experiencia enriquecedora como persona y no sólo desde lo religioso, donde uno cree que va a dar lo que tiene, pero en verdad vas a recibir lo que te falta, eso la hace enriquecedora.

Publicado el 24/09/2012

Cuando vivir desconectado se convierte en un problema

Con el avance de las tecnologías y el consumo de los dispositivos más modernos,
vivir desconectado se puede convertir en un problema.
Una de las patologías surgidas en esta época, y directamente relacionada con el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), es la “nomofobia”. Esta palabra se utilizó inicialmente para definir el miedo irracional a salir sin el celular —es una abreviatura de la expresión inglesa “no-mobile-phone phobia”—. Hoy, el significado de este término se expandió, y se utiliza para explicar el sufrimiento o miedo desmedido de las personas a estar “desconectados”, fuera de línea, offline, en palabras más sencillas, sin acceso a Internet.

Esta “ciber-depencia” es una de las varias patologías que han acompañado al desarrollo de la web a lo largo de los últimos 20 años.

Al respecto, el diario francés Le Monde publicó un reportaje (cf. «Ces branchés qui débranchent», 28.04.2012) sobre la decisión de la mayoría de los empleados de Apple, Google y los de otras empresas de Silicon Valley (EEUU), de inscribir a sus hijos en colegios “desconectados”, es decir, donde las tecnologías estén ausentes.

“La computadora no es más que una herramienta. El que sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos. Para aprender a escribir es importante poder efectuar grandes gestos. Las matemáticas pasan por la visualización del espacio. La pantalla perturba el aprendizaje. Disminuye las experiencias físicas y emocionales”, afirmó Pierre Lambert, uno de los cerebros de Microsoft.

Un caso de estos colegios “desconectados” es el Waldorf School, un colegio privado estadounidense cuyo alumnado está compuesto por tres cuartas partes de hijos de trabajadores de la industria de las tecnologías e Internet. Allí, la enseñanza se apoya en instrumentos tradicionales: el pizarrón, la tiza, los lápices, los cuadernos de papel, es decir, de todo lo que precisan para escribir a mano.

Dados los efectos patológicos (en el campo pedagógico, sobre todo, pereza y dispersión mental así como la incapacidad para el desarrollo de habilidades), la búsqueda de colegios que no dispongan o limiten el uso de tecnologías, se convertirá en una tendencia en clases acomodadas, pronostica Le Monde: “Los ‘pobres’ de la tecnología son los que no pueden eludir la responsabilidad de responder de inmediato un correo electrónico o un mensaje de texto. Los nuevos ricos, por el contrario, son aquellos que tienen la posibilidad de filtrar e instaurar distancia respecto a esta interpelación”.

Una nueva patología

El término “homofobia” fue acuñado durante un estudio realizado por la Oficina de Correos del Reino Unido para estimar la ansiedad que sufren los usuarios de celulares.

Esta investigación se llevó a cabo en 2011 y contó con una muestra de 2.163 personas, revelando que casi el 53% de los usuarios de teléfonos móviles en el Reino Unido tienden a sentir ansiedad cuando "pierden su teléfono móvil, se les agota la batería o el crédito, o no tienen cobertura de la red."

De acuerdo con el estudio, alrededor del 58% de los hombres y el 48% de las mujeres sufre de la fobia, y un 9% adicional se siente estresado cuando sus celulares están apagados. La investigación también ha demostrado que los niveles de estrés de una persona con nomofobia son equiparables con los nervios que se tienen, por ejemplo, el día antes de una boda o la visita al dentista.

Respecto de las razones para que la ansiedad se manifestase, el 55% afirmó que era por el hecho de estar "aislado" de las posibles llamadas o mensajes de familiares y amigos, mientras que un escaso 10% afirmó que la causa era su trabajo, ya que le exigía estar conectado permanentemente.

Fuentes: A&A y Thisislondon.co.uk y Boletín Salesiano Argentina

viernes, 28 de septiembre de 2012

45 años del Movimiento Mallinista



Hoy, 28 de septiembre, se cumple un nuevo aniversario del inicio del Movimiento Mallinista, espacio en Nuestra Madre Iglesia especialmente creado para adolescentes y jóvenes.

Son 28 años desde que el Padre Aldo Pérez, acompañado por laicos amigos, fue con un grupo de muchachos del Colegio "Eugenio Bustos" para encontrarse con Cristo, Joven y Vivo como todos y cada uno de ellos. De ahí en más, Mallín fue un recurso del que Dios se valió para transformar la vida de miles de jóvenes.

¡Alabado sea el Señor!

Un día con Bosco

Entresacamos para nuestros lectores los principales párrafos de un artículo que fue premiado por la Academia Francesa del salesiano contemporáneo de Don Bosco: P. Aufray.

Dan las cuatro y media en la Iglesia de María Auxiliadora. Una ventana se ilumina allá en el segundo piso, mientras todo lo demás permanece a oscuras: Don Bosco ya está de pie. Desde el año que se ordenó de sacerdote, hizo este propósito: "solamente descansaré cinco horas cada noche". Y lo ha cumplido exactamente. Gracias a la brevedad de su sueño y a su inmensa capacidad de trabajo, ha trabajado más de dieciséis horas cada día para el Reino de Dios. Ha escrito más de cien obras y ha llenado el mundo con obras buenas a favor de los pobres. Él sabe que nadie ha llegado al éxito trabajando sólo ocho horas diarias. Él trabaja las ocho horas pero multiplicándolas por dos y añadiendo otras dos o más. Y así lleva casi medio siglo desgastándose por Cristo y por la Iglesia.

Son las cinco. Don Bosco reza. Desde hace varios años el Papa lo dispensó del breviario porque ha perdido ya un ojo y el otro le arde mucho. El Pontífice le ha dicho: "Únete de alguna otra manera a la Iglesia orante". Y eso es lo que hace: arrodillado, con las manos juntas, los ojos cerrados, inmóvil, entregado a Dios. Le da gracias. Pide perdón para sí y para otros, Y ruega por las necesidades propias y por la de tantas personas que le han pedido un recuerdo en la oración. Está acumulando energías en su alma para verterlas después en las personas que vengan en busca de luz o de consuelo. Durante una hora o más permanece así, entregado al amor de Dios y de su Santísima Madre.

La oración mueve a la acción. Un poco después de las seis ya está en su mesa de trabajo. Traza programas de acción para sus salesianos, redacta nuevos proyectos de obras apostólicas para enviar a la Santa Sede, corrige los borradores de nuevos libros que va a publicar, prepara sermones que tiene que predicar, escribe ideas luminosas...

Las siete y media. Los alumnos se dirigen a la Iglesia. Don Bosco los precede para esperarlos en el confesionario. Ha confesado día tras día durante muchos años. El día de su Primera Misa pidió al Señor que le diera la eficacia de la palabra, y Dios le concedió su petición. Es difícil que alguno de los penitentes permanezcan insensibles ante sus consejos. Un reclinatorio a cada lado. Don Bosco en el medio, y la frente del penitente sobre los hombros del santo. Cada mañana son unos cincuenta los que se confiesan, excepto en las vísperas de fiestas que son varios centenares. Terminada la confesión de los muchachos, Don Bosco se prepara unos minutos y luego celebra la Santa Misa. La dice con fervor, sin demasiada lentitud pero pronunciando muy bien las palabras y haciendo cuidadosamente las ceremonias. El mundo entero desaparece para él, y sólo le interesa hablar con Dios que desciende al altar en forma de Hostia y de Vino. La gente nota la extraordinaria piedad con la que celebra. A veces llora de emoción. -¿Quién es ese sacerdote que celebra tan bien la misa? –preguntan las personas que no lo conocen- ¡debe ser un santo!. Cuando termina su misa ya son cerca de las nueve. Los alumnos están ya en pleno recreo. Tan pronto aparece en el patio corren hacia él. Todos desean el lugar más próximo al Padre. Le besan la mano en señal de cariño y escuchan con gran atención lo que les dice. Lentamente atraviesa el patio. Él va diciendo a cada uno una palabrita cariñosa. Un pedacito de pan, un poco de achicoria, algo que parece café, pero fuera del nombre no tiene casi nada más, y Don Bosco queda preparado para seguir trabajando toda la mañana.

Son las nueve y cuarto. Don Bosco se dirige a su Oficina. Qué cantidad de gente que lo está aguardando para hablar con él.: ahora empieza el suplicio de las audiencias. La prensa habla de sus milagros, de sus visiones, de su especial santidad.

Don Bosco sufre mucho estando sentado. Le duelen mucho las piernas y la espalda. Pero a nadie le demuestra que sufre.

Día tras día desfila la gente. Treinta o más personas cada mañana vienen a consultarles sus problemas, a solicitar consejo, a exponerle sus dudas, a pedir un milagro. Una madre que tiene el hogar destruido. Un hombre que no es capaz de dominar sus vicios, un joven que no sabe que carrera seguir, una pobre familia con un enfermo incurable, un desesperado al borde del suicidio, un escrupuloso atormentado por sus dudas, un sacerdote que le pide que vaya a su pueblo a predicar, un acreedor que le viene a recordar que le debe todo lo que los alumnos le han comido por un mes, etc. , etc.

"Don Bosco" -Le dicen sus amigos- ¿Por qué no disminuye el número de las audiencias? Usted se está agotando más de lo debido".

-Pobres- exclama- no puedo decidirme a abreviar sus conversaciones. ¡Llegan de tan lejos! ¡Son tan desdichados! Lo único que podría hacer para que no vinieran más es fingirme loco. Pero eso no sería digno de un sacerdote. El sacerdote está para desgastarse por las almas. ¡Mientras tenga un poquito de energías esa será totalmente para nuestro Señor y para la salvación de las almas!.

Ya va a ser la una de la tarde. Los calambres atacan sus piernas. Su estómago, tan mal desayunado, reclama alimentos, su cabeza ya no da más. Pero no borra por eso la sonrisa de sus labios. Hasta el último de los visitantes es bondadosamente recibido.

Llega el comedor. Ya los religiosos han salido a dirigir el recreo de los jóvenes. El lugar que ocupaban los superiores, alrededor de Don Bosco, lo ocupan ahora un grupo de jovencitos que con cariño filial vienen espontáneamente a hacerle compañía. Ríen con sus chistes, se emocionan con sus historias y de vez en cuando reciben una palabrita especial para el alma. ¡Se les pasan tan rápido los minutos oyendo al buen Padre!. Alcanza luego estar unos minutos en el recreo viendo con alegría cómo juegan de bullangueros sus muchachos en el patio. Él siempre les repite: "Tristeza y melancolía, fuera de la casa mía. El triste o es malo o está malo. Un santo triste es un triste santo". Quizá en ningún otro colegio del mundo haya tanta alegría como en aquella casa, la primera fundada por el gran educador.

¡Las dos de la tarde! La campana interrumpe la charla paterna y los jóvenes vuelven a su estudio o taller. Para Don Bosco es tiempo sagrado. Durante más de una hora no estará para nadie. Está rezando. En la casa todos los saben, y todos respetan ese apartamiento de un corazón que tiene tantas obras que encomendar a Dios, tantas almas de amigos y bienhechores por quienes rogar, tantas luces y fuerzas que implorar para poder seguir adelante con su apostolado, ¡tantas acciones de gracias que rendir al buen Dios!.

 Pasadas las tres de la tarde. Sale de su habitación para irse lejos. Allí nadie lo dejará en paz por un largo rato. Y tiene varios centenares de cartas que contestar. Con un voluminoso paquete de cartas, papel y sobres, sale para casa de algún amigo, donde nadie pueda hallarlo. Allá le tienen todo preparado: Una pieza alejada donde nadie vaya a molestar. Mesa, tinta, etc. Y por varias horas estará allí contestando cartas, porque jamás deja una misiva, aún la más humilde, sin darle una amable contestación. Varias tardes sale a buscar ayuda para sus niños pobres.

A veces, al salir por la tarde de su Oratorio, va tan rendido, tan lleno de sueño, que ni sabe a donde se dirige. Se acostó muy tarde, se levantó muy de madrugada, ha trabajado mucho. Su organismo no resiste más. Entra a la humilde piecita de un zapatero y pide que lo deje sentarse en un pobre taburete a descansar. Y allí se queda dormido. Otras veces entra a una tienda solitaria y pide permiso para sentarse en un rincón y queda profundamente adormecido. La gente pasa y exclama: "Miren ese es el famoso Don Bosco". Hay días en que duerme más de dos horas. Al despertarse llama la atención al zapatero o al dueño de la tienda: "¿Por qué no me han despertado antes?" "Ah, Padre, parecía Usted tan cansado que era un pecado despertarlo". Las horas siguientes las empleará escribiendo o yendo a buscar ayuda para sus obras.

Las cartas que escribe en aquellas tardes son siempre salpicadas de cariño y de palabras provechosas para el alma. Jamás una palabra dura. Jamás una crítica a nadie. La más exquisita gentileza con todos. Parece un hombre de la más alta clase diplomática. Este pobrecito pastor de vacas, que a los 15 años todavía no había ido al colegio por ser tan pobre, ahora se cartea con las personas más importantes del país y muchas del exterior, y sus cartas son modelo de cultura, de bondad y de celo por el bien de las almas.

Las seis de la tarde: Los médicos le han dicho que no escriba después de esa hora por que sus ojos le arden mucho. Ordena sus papeles y vuelve a casa. Por el camino pasa por frente de la Iglesia de María Consoladora. Ah, esa Iglesia, si que le trae recuerdos afectuosos. Allí fue a llorar cuando murió Mamá Margarita, y declaró a la Virgen Santísima que Ella tenía que ser en adelante su Madre Amantísima. ¡Allí a entrado tantas veces a rezar, y nunca sus oraciones han dejado de ser escuchadas! Se arrodilla frente la imagen de María Consoladora y casi solo, en medio del vasto silencio del templo se entrega a una filial plegaria.

Unos pasos más y ya está en casa. Allí lo están esperando sus salesianos. Ellos saben que esos primeros minutos de la noche los dedica a dar dirección espiritual a sus religiosos que tanto ama, y ahí están junto a su habitación aguardando para darle cuenta de sus problemas de conciencia y recibir sus consejos que aceptan como venidos de un mensajero de Dios. Aquella es una ocasión formidable para infundir su espíritu en los que habrán de continuar su obra, y emocionarlos para esta labor dificilísima de educar a la juventud pobre. En estos coloquios con sus salesianos les va enseñando todos los secretos para lograr hacer el mayor bien posible a la juventud, al mismo tiempo que se les presenta una imagen agradable y simpática de la religión católica y de sus sacerdotes.

Las ocho. La cena en familia. Don Bosco llega puntualmente. Bendice la mesa y preside la comida. Un rato de lectura de los evangelios y de algún otro libro instructivo y agradable, y luego charla general. Hay en la casa de Don Bosco una alegría que parece explotar. –"Denle una alegría más a Nuestro Señor- les pide continuamente – denle una alegría al buen Dios estando siempre alegres y contentos". – Y él mismo da el ejemplo. Nunca nadie lo ha visto triste, ni con el rostro de mal humor.

Van saliendo los salesianos y muchos alumnos, al patio a jugar. Pero un numeroso grupo se acerca a la mesa de Don Bosco. Lo rodean como hijos cariñosos. Para ellos este santo sacerdote es todo, después de Dios. ¡Cómo lo observan! ¡Cómo lo escuchan! ¡Hacia él no hay ningún temor!. ¡Para Don Bosco todo es cariño y simpatía!. Aquel último rato de la jornada lo pasan felices oyéndole charlas amenas y provechosas, y también contándole cada uno con toda confianza, como a un buen papá, lo que el corazón le aconseja. ¡Son ratos inolvidables!. Para toda sus vidas recordarán aquellos jóvenes los recreos pasados junto al más simpático santo moderno.

¡Las nueve! La campana pone fin al recreo. Súbitamente callan las conversaciones y los jóvenes se van a un extremo del patio a rezar las oraciones de la noche. Don Bosco se halla en medio de estos, más devoto que todos los demás. Su voz de tenor se eleva un tanto sobre el conjunto cuando rezan ciertas oraciones, especialmente el Padrenuestro, que es su oración preferida. Terminada la plegaria, lo ayudan a subirse a una tosca silla. Al verlo aparecer, sonriente, por encima de las cabezas de los ochocientos alumnos, todas las frentes se levantan, todos los ojos brillan de emoción. Luego un religioso silencio. Don Bosco va a hablar. Todos se fijan en él, y lo escuchan con perfecto recogimiento. Ese discursito de cada noche lo llama él "las buenas noches" y le ha producido maravillosos resultados durante docenas de años. Unas noches cuenta alguno de sus famosos sueños. Otras narra un hecho importante sucedido en estos días, para sacar alguna enseñanza. Algunas veces anuncia muertes que van a suceder dentro de muy poco, etc., etc. Esta noche quiere hablar de lo que todo vieron hoy en el paseo: "Esta tarde pasamos por los campos donde están cosechando el trigo. ¿Vimos con qué alegría los campesinos recogen las gavillas de espigas llenas de granos? ¿Quieren saber que tanto recoge cada uno? Pues eso depende de lo que haya cultivado. El que cultivó poco recoge poco, y el que cultivó mucho recoge mucho. Así será en nuestra vida. ¿Quieren saber que tantos éxitos van a tener cada uno? Eso depende del esfuerzo que cada uno hace ahora por prepararse. El que estudia y se prepara mucho, tendrá muchos éxitos, pero el que no se prepara tendrá pocos triunfos. "Buenas noches", contesta el inmenso coro de ochocientas voces, y todos se van a sus dormitorios a descansar. Algunos vienen a despedirse personalmente del santo y a besarle la mano, señal de cariño y muy frecuente hacia los sacerdotes en Italia, y él aprovecha para dar los últimos consejos del día. Luego vienen los superiores de la casa a contarle cómo anda todo y a pedirle consejos y órdenes, y a recibir palabras de aliento que tanto necesita para esa labor tan difícil de educar niños pobres.

Son las once. El último de los salesianos se ha ido. La jornada parece terminar. Él goza plenamente a la vista de tan espléndida tarea que el Señor le ha encomendado. Si sus ojos lo permiten escribe una media hora, muchas veces al sonar la campana para levantarse está todavía escribiendo. Gustan tanto a la gente los libros que Don Bosco escribe, y ¡hacen tanto bien a las almas!.

Las once y media: Abre la puerta que da al balcón y levanta sus ojos hacia la cúpula del Templo de María Auxiliadora. Su mirada descubre allí la estatua de la Virgen Santísima, que él tanto ama. Hacia Ella se eleva el último suspiro de su fatigado corazón al terminar la jornada: "Madre querida, Virgen María: haced que yo salve el alma mía". Eso dicen sus alumnos por consejo suyo antes de ir a descansar, y eso lo repite él mismo con fervor de santo. Ahora a descansar. ¿Pero podrá descansar? Quizá en esta noche el cielo tenga algún importante mensaje por medio de uno de sus misteriosos sueños. De todos modos, mañana a las 4:30 ya estará en pie otra vez el gran Don Bosco, para empezar una nueva jornada por ¡el Reino de Cristo! "Descansaremos en el Paraíso", repetía alegremente.

(fuente: www.donbosco.es)

jueves, 27 de septiembre de 2012

La 143 ª Expedición Misionera Salesiana: misioneros signos y portadores del amor de Dios

(ANS - Roma) - Domingo, 30 de septiembre, en la Basílica de María Auxiliadora en Valdocco, Turín, dará inicio a la 143 ª Expedición Misionera Salesiana. Religiosos y laicos enviados a anunciar el Evangelio en el estilo educativo de Don Bosco.

Este año recibirán el crucifijo misionero 45 Salesianos, 15 Hijas de María Auxiliadora, y 11 voluntarios laicos: 5 de Italia y 3 de Polonia.

El origen de los nuevos misioneros salesianos es variado, como lo es su destino. Entre las metas también está Europa, que en los últimos años se considera tierra de evangelización y para la que la Congregación Salesiana ha puesto en marcha el Proyecto Europa. No menos ha cambiado la realidad social, cultural y religiosa que caracteriza a las áreas de misión donde quiera que estén.

El mandato misionero tendrá lugar en la histórica basílica dedicada a María Auxiliadora y será presidido por el noveno sucesor de Don Bosco, don Pascual Chávez Villanueva, Rector Mayor de los Salesianos.

Se podrá seguir la celebración - gracias a la producción de Misiones Don Bosco - en directo streaming a las 11:55 (GMT +2) y en diferido vía satélite de televisión en Telepace a las 21:00 (GMT +2) siempre el domingo, 30 de septiembre.

Precederá y acompañará la celebración del mandato misionero salesiano la Harambee, un evento patrocinado por el Servicio de Voluntariado Internacional para el Desarrollo (VIS) y por la misión salesiana de Italia. La cita tradicional se lleva a cabo en el Colle Don Bosco y Turín el último fin de semana de septiembre y contará con la participación de jóvenes animadores misioneros y de los que han pasado su tiempo de vacaciones de verano en los países en vías de desarrollo.

La celebración del mandato misionero es una tradición que data del mismo Don Bosco. El 11 de noviembre de 1875, en la misma basílica, se les entregó el crucifijo misionero, un signo del mandato evangelizador y educativo, a los diez primeros salesianos que partían hacia la Patagonia Argentina. Dos años más tarde, algunas de las Hermanas de la naciente Instituto de las Hijas de María Auxiliadora se unieron a los misioneros salesianos que partían. En los últimos años, con el desarrollo de la conciencia y la participación de los laicos se han unido también a las expediciones los salesianos cooperadores y voluntarios de las ONG salesianas.

Hoy, con 137 años de historia misionera, miles de religiosos y cientos de laicos se han convertido en portadores del Evangelio de Jesucristo al estilo de Don Bosco en más de 130 países.

Publicado el 24/09/2012

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Carta del Espíritu Santo

Recibí esta sencilla carta con la que quiero hacerme más presente en tu vida y ayudarte a descubrir cómo actúo en tu corazón.

Son demasiados los cristianos que se contentan todavía con orar únicamente al Espíritu Santo cuando tienen que tomar una decisión importante... ¡O cuando tienen que pasar un examen difícil! Si la vida cristiana merece ser llamada vida “espiritual” es por ser una vida suscitada y mantenida por el Espíritu.

¿Sabías que yo, el Espíritu Santo, habito en ti? Eres tan hijo de Dios que el Padre te concede exactamente el mismo don que hizo a su Hijo amado. No cesa de enviarme a ti, que soy el beso perpetuo del Padre a sus hijos. Eres mi templo vivo. Por eso, debes cuidarte mucho, en todos los sentidos. Y, también, a los demás.

¿Sabías que yo, el Espíritu Santo, te divinizo? Mi presencia en ti es dinámica, transformadora. Por mí, el Padre te hace partícipe de “la naturaleza divina” (2P 1, 4), te comunica su propia vida (Cf. Jn 3, 3-5). Esta transformación del fondo de tu ser te vuelve “gracioso” a los ojos del Padre y capaz de complacerle de verdad.

¿Sabías que yo, el Espíritu Santo, te purifico? ¿A que es verdad que necesitas renovarte, convertirte, purificarte? Porque no vives siempre como debiera un hijo de Dios. Te purifico ayudándote a reconocer tu verdadera culpabilidad ante Dios (Cf. Jn 16, 8-10). Suavizo tu corazón para que no persistas en tu orgullo. Curo tus heridas y renuevo el fondo de tu corazón. Los sacramentos son auténticos baños de juventud que te invitan a dejarte rejuvenecer. ¿Recuerdas esta oración, tomada de la liturgia de la Iglesia, con la que me pides: “Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero”.

¿Sabías que yo, el Espíritu Santo, te animo? Estoy al principio de tu fe. Decía Pablo a los corintios: “Nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, si no es en el Espíritu” (1 Cor 12, 3). También decía Jesús a sus apóstoles que nadie puede ir a Él sin que le traiga el Padre. Es decir, sin el Espíritu que el Padre te envía para que te proyecte hacia su Hijo Jesús. Estoy al principio de tu esperanza. Decía Pablo a los romanos: “Que sobreabunde la esperanza en vosotros por la virtud del Espíritu Santo” (Rm 15, 13). Gracias a mí puedes vivir intensamente el momento presente y afrontar y vencer las tentaciones cotidianas y frecuentes de la vanidad, el desánimo, la inquietud o la angustia.

También estoy al principio de tu caridad. Gracias a mí puedes amar al Padre con todo tu corazón y ofrecerte a El. Gracias a mí también puedes amar a Jesucristo y amar a tus hermanos, con el mismo corazón de Dios, con ese “corazón nuevo” que pides que Dios te dé. Por último, estoy al principio de tu conducta moral. Gracias a mí puedes vivir las Bienaventuranzas evangélicas. Puedes vivir algunos de estos frutos (del Espíritu Santo), de los que habla Pablo: “amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio de sí” (Gál 5, 22-23).

¿Sabías que yo, el Espíritu Santo te ayudo a orar? Soy, de manera especialísima, el animador de tu vida de oración, porque “nosotros no sabemos pedir como conviene, mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rm 8, 26). Te ayudo, cuando oras, a acogerme como el don que el Padre te da por su Hijo Jesús. Entonces tu oración se vuelve apertura al amor del Padre. Y te dejas invadir por el río de agua viva que viene del Padre y pasa por su Hijo Jesús. Te ayudo, cuando oras, a dejarte llevar por el impulso del Hijo hacia el Padre, que te hace repetir con amor y confianza: “¡Abba! ¡Padre!”. En lo más hondo de ti me uno a tu corazón para que puedas exclamar: “¡Abba! ¡Padre!”. Te invito, al orar, que me acojas como el que viene a colmar tu corazón y a regenerarlo. Y, también como el que te lleva al Padre.

¿Sabías que yo, el Espíritu Santo, te impulso con mis dones? ¿Percibes, en el fondo de tu corazón, mi impulso? ¿Te sientes movido por mi? Decía Pablo a los romanos: “Los verdaderos hijos de Dios son aquellos que están movidos por el Espíritu de Dios” (Rm 8,14). Si lo percibes y lo sientes, te darás cuenta de que ya no hace ninguna falta que remes con la fuerza de tus puños para avanzar hacia Dios: el Viento sopla las velas de tu vida. La tradición cristiana llama dones (del Espíritu Santo) a estas velas que, bien desplegadas, te permiten aprovechar plenamente mis invitaciones y sugerencias. Estos dones son, también, radares, unas antenas muy finas que te permiten captar nuevos mensajes. Antenas que funcionan tanto mejor cuando lo hacen a menudo. Eso supone que has de estar a la escucha de mis enseñanzas interiores que sólo se revelan a los corazones que son muy sencillos y que están persuadidos de no merecer nada. El silencio de la oración te ayudará a todo esto.

¿Has tenido la experiencia, alguna vez, de que te “golpeara” algún pasaje del Evangelio con una enorme fuerza? ¿Qué pasó en ese momento? Fui yo el que hizo resonar en tu corazón esas palabras de Jesús, que tu memoria había grabado sin concederle mucha importancia. Fui yo el que provocó ese cambio profundo en tu existencia.

Si quieres crecer en la vida cristiana debes dejarte invadir y transformar cada vez más por mi. Sintiéndote lleno de mí puedes lanzarte hacia Dios y hacia tus hermanos con un gran corazón dilatado.

¿Sabes cuáles son mis dones? Recuerda lo que decía el profeta Isaías: “Brotará un retoño de la cepa de Jesé (padre del rey David). Sobre él reposará el Espíritu del Señor, Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de fortaleza, Espíritu de conocimiento y de temor de Dios” (Is 11, 1-2).

*Con el temor filial quiero que descubras tu condición de criatura necesitada. Que experimentes la bienaventuranza de los pobres de espíritu. Que te llenes de sencillez. Que desees evitar todo aquello que ofenda la infinita ternura que Dios te tiene.

*Con la piedad filial quiero que avances hacia Dios con sencillez y confianza. Sin ningún temor y lleno de gozo.

*Con el consejo quiero que aprendas a discernir espiritualmente, a ver lo que tienes que hacer para complacer a Dios. A saber acompañar a los demás en su búsqueda de Dios.

*Con la fortaleza quiero comunicarte la energía misma de Dios para que sepas combatir en la lucha diaria, buscando cumplir la voluntad de Dios. Con ella sabrás vivir y afrontar todas las dificultades.

*Con la ciencia quiero que aprendas a ver a Dios actuando en el mundo, en la naturaleza y en los acontecimientos de la historia. También, que descubras su providencia obrando en el mundo y actuando en tu vida.

*Con la inteligencia quiero que comprendas mejor los misterios de Dios. Que sepas leer e interpretar los mensajes de amor de Dios. Que llegues a la Verdad. Dios desea que descubras su amor a través del gran libro de la naturaleza y de la historia, pero también y sobre todo a través de los libros de la Biblia.

*Con la sabiduría quiero que gustes el sabor de Dios: “Gustad y ved qué bueno es el Señor” (Salmo 34 (33), 9). Dios quiere que gustes en lo más hondo de tu corazón la alegría de estar invadido por mí.

El Espíritu de Dios

(fuente: www.oleadajoven.org.ar)

martes, 25 de septiembre de 2012

Algunos mensajes de Nuestra Madre Nicolás de los Arroyos en San

Bendito el momento que el Señor eligió a este pueblo, y bendito porque lo eligió para que yo tenga mi gran Casa, que será de paz y sosiego. Lugar donde acunaré a millares de hijos que vendrán en busca de amor. Asistiré a los enfermos, a los caídos, a todo hijo perteneciente a la gran familia de Dios, porque mi misión es atender al rebaño del Señor. Gloria a Dios.

Nada podrá devorar la llama del amor que el Señor ha encendido en tu pueblo. Nada podrá oscurecer la luz del Señor.

Es en el Santuario donde María, Madre de Cristo, espera a los hijos heredados desde la Cruz. Es en el Santuario que María obra en las almas, para bien de las almas. Mis amados hijos ya lo veis, delante de vosotros estoy. Mientras unos habitan en su propia desolación, otros habitarán en la casa de la Madre del Salvador.

Aquí está el Templo, para el pueblo de Dios. Aquí se arraigará profundamente el amor a Cristo y a María.

Mi Casa será morada para los que se consideran hijos de Dios. Alegraos ya que desde aquí os bendeciré.

Hija, el Templo es protección de Dios para sus hijos. Se acude allí para rendir culto al Señor, para pedir por la salud física y un espíritu firme cimentado en la fe.

El Templo es protección de Dios para el alma que habita en la tierra y aspira al cielo.

Tu ciudad es la Ciudad de María y será por siempre un lugar de encuentro con Jesús y con su Madre. No quiera nadie interponerse en mi paso. Quien quiera seguir al Señor que me siga.

Hija mía, te dije una vez que desde aquí renacería la fe por Jesús y María. Desde aquí invito al mundo a buscar la fuente vivificadora, la fuente de paz y de gracias.

Quiero sanar a mis hijos de esa enfermedad que es el materialismo y que muchos padecen, quiero ayudarlos a descubrir a Cristo, a amar a Cristo y decirles que Cristo prevalece por sobre todo.

En todos los lugares del mundo donde han sido dado mis mensajes parecería que se predicó en cementerios. No hubo la respuesta que quiere el Señor.

El demonio actúa ferozmente, no os asombréis. Ataca sin compasión envolviendo todo lo que pueda tocar. Orad mis hijos, que la oración fortalece. Sois llamados por Jesucristo para orar.

El príncipe del mal vierte hoy su veneno con todas las fuerzas, porque ve que está concluyendo su triste reinado. Es poco lo que le queda, su fin está cerca.

Oh mis pobres hijos, pocos sois los que profundizáis en Cristo, y muchos los que estáis altamente destruidos por el pecado.

vista aérea del Templo en San Nicolás
Es en realidad este tiempo, un precioso tiempo que no debe ser desperdiciado sino aprovechado. El Redentor le está ofreciendo al mundo la manera de enfrentar a la muerte que es satanás, le está ofreciendo como lo hizo desde la Cruz, a su Madre, medianera de toda gracia.

Hijos míos, mi Corazón quiere que vuestra alma perdure por los siglos de los siglos.

Repetidas veces golpean mi Corazón, lo siento así, cada vez que es ofendido Cristo Jesús.

El enemigo me está desafiando despiadadamente, está tentando abiertamente a mis hijos. Es un combate entre la luz y las sombras. Una constante persecución a mi querida Iglesia.

Todos sois partes del cuerpo místico que es la Iglesia y del cual Cristo es la cabeza. En la tierra el Vicario de mi Hijo es el responsable de que ese cuerpo siga en pie, por eso seguid junto a vuestro Papa, siguiendo su enseñanza que es, en definitiva, la enseñanza de Cristo. Hágase la voluntad de mi Hijo.

Orad por la Santa Iglesia. Herido está mi Corazón porque frecuentemente es atacada, día a día se ve empañada su luz. Como Madre de la Iglesia sufro el más agobiante dolor. Mis sufrimientos están unidos a los del Papa, porque su pena es mi pena.

La intensísima luz de Cristo resurgirá, ya que así como en el Calvario después de la crucifixión y muerte vino la resurrección, también la Iglesia renacerá por la fuerza del amor.

El Señor os está revelando por medio de los mensajes y las Sagradas Escrituras lo que espera de los hombres. No le cerréis las puertas. Entregaos a Jesús como Él se entregó a vosotros.

Dad a conocer lo que te doy, el ateísmo inunda las naciones, hay por doquier ausencia de Dios; es por eso que la palabra del Señor debe ser escuchada y no despreciada. La acción de su palabra mucho hará si el corazón se abre a ella.

Mirad hacia el sol naciente y veréis nacer el nuevo día, que haya en vosotros esperanza y fe, que crezca el deseo cada mañana de ser verdaderos hijos de Dios. No hagáis que aparte su rostro de vosotros, confiad en Él.

No se puede vivir sin hacer una plegaria diaria a nuestro Padre del cielo. Ves esta corona, porque esto es lo que deseo que hagáis, una verdadera corona de rosarios. ¡Oración hija mía, oración! Cuántas bocas permanecen aún calladas sin conocer siquiera una oración que las acerque al Señor.

El Santo Rosario es el arma a la cual le teme el enemigo. Es también el refugio de los que buscan alivio a sus pesares, y es la puerta para entrar en mi Corazón. Gloria al Señor por la luz que da al mundo.

Hija mía, en estos momentos hay extrema necesidad de oración. El Santo Rosario será escuchado en este día por el Señor como si fuera mi voz.

La oración es un pedido mío y está dirigido a todos los pueblos. La oración debe nacer de un corazón dispuesto, debe también ser frecuente y hecha con amor. Jamás sea dejada de lado, ya que la Madre quiere que por ella lleguen los hijos a Dios y con el cual logra vencer al enemigo.

Jesús Eucaristía es cuerpo vivo y verdadero. Adoradlo y amadlo.

Hijos míos, es en la Eucaristía donde podéis sentir cómo se da a vosotros. Es en la Eucaristía donde vuelve a ser cuerpo y sangre, y es desde la Eucaristía que quiere salvar a las almas preparadas para recibirlo.

Hoy como nunca mis mensajes deben ser difundidos. Hoy como nunca debe el mundo conocer mis palabras, mi urgente llamado a la conversión, mi pedido de consagración a los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Aún aguarda el Señor a las almas. Gloria al Señor.

Deben saber mis hijos que los llamo a la consagración, porque siendo consagrados a mi Corazón, pertenecen a la Madre y al Hijo.

Digo a mis hijos: Sois para mí como niños recién nacidos, que necesitan el amor de su madre, el calor de su madre y el alimento de su madre. Os conduciré y os ayudaré a crecer en el amor al Señor, sólo os pido, dejaos guiar. Gloria a Dios.

No descanséis en vuestro andar. Noche y día debéis predicar. Insiste sin descanso. Mis mensajes deben ser leídos despaciosamente, para que puedan ser digeridos como yo lo deseo.

En estos tiempos en que el veneno del maligno parece contaminarlo todo, el Señor se manifiesta para que sea posible la salvación de las almas.

Estas palabras pueden llegar a debilitarse si se guardan, si no se extienden; deben ser anunciadas en toda la tierra.

Hablo a mis hijos para pedirles humildad, os pido humildad, porque en la humildad seréis gratos a los ojos de Dios. Os pido humildad porque el Señor quiere a los humildes y rechaza a los soberbios. Seguid el ejemplo de Cristo Jesús, las glorias sean a Él.

Querida hija, para muchos he desaparecido en la Cruz donde Jesús entregó su vida, siendo que fue allí donde mi maternidad comenzó a crecer, y mi amor de madre se extendió hacia todos los hombres por voluntad de mi Hijo.

Hoy con más fuerza voy fortaleciendo al inseguro, volviendo puro al impuro y justo al injusto.

Muchos son los hijos que conocen y veneran a la Madre. Muchos más son los que no la conocen. Hoy es tiempo de escucharla y conocerla porque el que la desprecia, desprecia a Cristo y se daña a sí mismo. Nadie tenga dudas, el amor no tiene revés. El que ama a Cristo, ame también a su Madre. Alabado sea el Señor. Que todos conozcan mi mensaje.

Yo soy el ancla, yo he anclado aquí. Yo soy el arca que quiere llevar a los hijos al Señor.

En estos momentos la humanidad toda está pendiente de un hilo. Si ese hilo se rompe, muchos serán los que no tengan salvación, por eso os llamo a la reflexión, apuraos que el tiempo se termina, no habrá lugar para aquél que tarde en venir. El Señor quiere que todos gocen de su reino. A los que están alejados de Él les digo: acercaos, Cristo Jesús está al alcance de vuestra mano.

La venida del Señor es inminente, y como dicen las Escrituras nadie sabe el día ni la hora, pero será; y ciertamente para esa hora debe el alma del cristiano prepararse. Hasta las piedras sabrán de Él.

Es así hija mía como quiere esta Madre dar a conocer la palabra de su Hijo.

Hoy el mundo está confundido, muy confundido. El mal se le presenta como única salida. La humanidad está siendo conducida por satanás al más profundo de los abismos, a la total perdición del alma. Bienaventurados los que quieran ver claro en su corazón. Bienaventurados los que se detengan a meditar. Bienaventurados los que se dejen conducir por la Madre. Gloria al Eterno.

En estos tiempos de grandes confusiones y tan poca luz en las almas, mi purísima luz será la que os guíe en medio de tanta oscuridad. Yo os ayudaré a vencer toda incertidumbre. Esta Madre hará posible vuestro encuentro con el Hijo. Para esto es necesario hacerse pequeño y abandonarse a mi Corazón. Amén. Amén.



vista nocturna de la cúpula del Templo en honor a Nuestra Madre
Mensajes de Jesús:

Días gloriosos os esperan. En Mí os regocijáis amados hijos míos.

Deben las criaturas venir a Mí, porque sólo conmigo las almas vivirán eternamente.

Es mi Madre la que impedirá que marchen a la deriva, la que hará que vengan directamente a Mí.

Hoy advierto al mundo lo que el mundo no parece advertir: las almas peligran, muchas se perderán, la salvación llegará a pocos si no soy aceptado como el Salvador.

Debe Mi Madre ser recibida, debe Mi Madre ser escuchada en la totalidad de sus mensajes. Debe el hombre descubrir la riqueza que Ella trae a los cristianos. Los hijos del pecado crecerán en él, si la incredulidad se acrecienta en ellos.

Quiero una renovación del espíritu, un desprendimiento de la muerte y un apego a la vida. El Corazón de Mi Madre es el escogido para que se haga realidad lo que Yo pido. Las almas se encontrarán conmigo por medio de su Corazón Inmaculado.

Antes fue salvado el mundo por medio del arca de Noé. Hoy el Arca es Mi Madre. Por medio de Ella se salvarán las almas porque Ella las traerá hacia Mí. Aquél que rechaza a Mi Madre, a Mí me rechaza.

Muchos están dejando pasar la gracia de Dios en estos días.

Id y evangelizad. No os fijéis dónde. En el lugar donde estéis, evangelizad a vuestros hermanos que nada conocen de la palabra de Dios. No lo olvidéis. Evangelizad.

(fuente: www.santisimavirgen.com.ar)

Historia de María del Rosario de San Nicolás

San Nicolás de los Arroyos se encuentra en la provincia de Buenos Aires, República Argentina, a 230 Km. de la Capital Federal, a orillas del Río Paraná. Ciudad donde en 1852 se acordara fundar la Asamblea Constituyente, por eso conocida como Ciudad del Acuerdo, o también como Ciudad del Acero, por la industria metalúrgica, pues allí se encuentra uno de los altos hornos más grandes de América Latina, pero será luego conocida como la Ciudad de María.

La ciudad lleva el nombre de un Santo nacido hacia el año 270, a quien se ha levantado mayor cantidad de iglesias en el mundo, después de la Santísima Virgen. San Nicolás defendió valientemente en el Concilio de Nicea el misterio de la maternidad divina de María.

En esta ciudad que lleva su nombre, el día 25 de septiembre de 1983 la Virgen se aparece a Gladys Quiroga de Motta, en su habitación, mientras rezaba el rosario.

La Virgen estaba vestida de azul, tenía el Niño en brazos y un rosario en la mano. La Santísima Madre hizo un gesto, como para darle el rosario a Gladys.

La aparición fue muy breve, como una especie de anunciación.

Gladys es una mujer de pueblo, sencilla, esposa de un operario metalúrgico y madre de dos hijas. Nunca antes había experimentado nada similar. El día anterior había visto iluminarse el rosario que tenía colgado en su habitación. Algunos vecinos lo vieron también. Allí comenzó a rezar el rosario, y al día siguiente se produjo la primera aparición.

Durante algún tiempo, en varios lugares de Buenos Aires varias familias atestiguaron este fenómeno en sus propias casas.

Gladys no acostumbraba a escribir. Asistió a la escuela primaria hasta cuarto grado. Sin embargo fue dejando testimonio por escrito de los mensajes y los hechos que cambiaron su vida y la de muchos.

El 28 de septiembre y el 5 de octubre de 1983 nuevamente la Virgen se le aparece a Gladys mientras reza el rosario. La Madre repite el gesto de tenderle el suyo. La Virgen no había hablado todavía.

El 7 de octubre, fiesta del Rosario, sintió el anuncio interior que había aprendido a reconocer, cerró los ojos, vio una luz, y en ella a la Santísima Virgen, real y llena de vida, sosteniendo en sus manos un gran rosario. Gladys le preguntó qué esperaba de nosotros. La imagen se borró y apareció la visión de un templo. Con ello comprendió que María quería estar entre nosotros.

El 13 de octubre, día de la última aparición de Fátima, la Virgen habla por primera vez:

"Has cumplido. No tengas miedo. Ven a verme. De mi mano caminarás y muchos caminos recorrerás."

Luego del mensaje la Virgen agrega una cita de la Biblia, la palabra de Dios que ilumina toda palabra. Con este texto la alienta a cumplir su misión, a llevar sus mensajes aunque se presenten dificultades. A partir de allí comienza a recibir otros mensajes en forma frecuente. El 19 de octubre le dijo:

"Rebeldes son los injustos y humildes los servidores del Señor. Buscad ayuda, se te dará. No temáis. Nada te pasará. El Señor nada deja librado al azar."

El 25 de octubre Gladys va por segunda vez, desde que comenzaron las apariciones, a la ciudad de Rosario, sede del arzobispado, ciudad consagrada a Nuestra Señora del Rosario. Ese día, exactamente a un mes de la primera aparición, la Virgen se le aparece y le tiende un rosario blanco:

 "Recibe este rosario de mis manos y guárdalo por los siglos de los siglos. Contenta estoy porque eres obediente. Y alégrate porque Dios está contigo."

Los mensajes continúan, con frecuentes referencias a las Sagradas Escrituras. Es que María conduce a la palabra de Dios y de esta manera continúa su invitación, como lo hiciera a los servidores de Caná: “Hagan todo lo que él les diga”. Éste es un hecho nuevo y singular en la historia de las apariciones marianas.

En noviembre la Virgen le da varios mensajes, donde recuerda su cercanía, su protección y ayuda:

"Cuando lo necesitéis, acudid a mí, yo te responderé. Feliz estoy contigo, digna eres de mi confianza. Gloria al Señor.De mi presencia tenéis sed, de mis manos comerán. Tened paciencia, todo a su debido tiempo llegará.Tu espíritu, del Espíritu Santo alimentado está."

Gladys siente entonces un gran aroma a rosas, una de las frecuentes manifestaciones marianas. La Virgen le dice: "Aquél que huele el perfume de mis rosas, conmigo camina. Gloria al Señor."

El 15 de noviembre de 1983, Jesús le habla a Gladys por primera vez: “Soy el sembrador, la cosecha será grande”

El mismo día la Virgen dice: "Soy patrona de esta región. Haced valer mis derechos".

Este mensaje nos recuerda que la parroquia de San Nicolás había sido encomendada desde el principio a Nuestra Señora del Rosario. La imagen, hoy venerada en el Santuario, había ocupado un lugar destacado en la catedral inaugurada en 1884. Luego de ser bendecida por el Papa León XIII, fue traída desde Roma y donada para este lugar. Después de distintas ubicaciones en la catedral y a raíz de su deterioro, fue depositada la imagen en el campanario, a la espera de una reparación que nunca llegaba.

En 1983, el 27 de noviembre, día de la Medalla Milagrosa y primer día de la Novena a San Nicolás, el Padre Pérez, confesor de Gladys y párroco de la catedral, se dio cuenta de que la imagen de Nuestra Señora del Rosario que por largo tiempo había estado en la catedral y se encontraba ahora en el campanario, coincidía con la descripción de Gladys. Entonces condujo a Gladys hasta el campanario, quien reconoció inmediatamente la imagen de la aparición, aunque le faltaba una mano y el rosario. En ese momento se le apareció la Virgen María frente a la imagen:

"Me tienen olvidada, pero he resurgido. Ponedme allí, porque me ves tal cual soy. No os apenéis, ya me tendrán. Quiero estar en la ribera del Paraná. Poneos firmes. Allí viste mi luz. Que no flaqueen tus fuerzas. Gloria al Altísimo Padre."

El Padre Pérez hizo reparar la imagen y colocó en sus manos y en las del Niño Jesús un nuevo rosario.

Nuestra Madre ha elegido un lugar de bendición, cerca del río. Allí quiere recibirnos: Cerca de ti quiero estar. El agua es una bendición. Quiero poder recibiros en un día no muy lejano en la casa que he elegido.

Ante la pregunta de Gladys, de si debía ser capilla o santuario, la Virgen le da una respuesta a través de las Sagradas Escrituras. Le dice que lea Éxodo, capítulo 25, versículo 8º que dice: “Me harán un santuario y habitaré en medio de ellos”.

En la noche del 24 de noviembre, unos días antes del reconocimiento de la imagen que estaba en el campanario, Gladys se dirigió con un grupo de personas al lugar que la Santísima Madre eligiera para construir su Templo. Y al tiempo que les mostraba el sitio donde veía la aparición, un fuerte rayo de luz cayó sobre el lugar pareciendo hundirse en el suelo. Una niña de nueve años vio también ese rayo.

Al día siguiente la Virgen dijo a Gladys: "El Espíritu Santo es tu guía. Debes obedecer. Elegido está el lugar de mi morada. Todo queda en vuestras manos".

Aproximadamente a los tres meses de la primera aparición, un rayo de luz iluminó por segunda vez el lugar del Santuario.

"Vuestra Madre os pide su morada. No quiero esplendores. Quiero sí una casa espaciosa. No olvidéis el santuario, ya que será el santuario del Señor. El tiempo pasará mas esto perdurará."

Una vez aprobado el proyecto del Templo, por la Santísima Virgen, y comenzada su construcción, la imagen fue trasladada al nuevo Santuario en 1989.

Ante la pregunta de Gladys si le gustaría que la llamaran María del Rosario de San Nicolás, la Virgen le responde:

"Así debe ser. Mi anhelo es estar entre vosotros, colmarles de bendiciones, de paz, de alegría, y acercarles al Señor Nuestro Dios".

La Virgen hizo acuñar a Gladys una medalla con la advocación de María del Rosario de San Nicolás, y en el reverso la Santísima Trinidad con siete estrellas. "Hija mía, el significado de las siete estrellas son siete gracias que mi Hijo Jesucristo concederá a quien la lleve sobre su pecho. Alabado sea el Señor".

Gladys recibió más de mil ochocientos mensajes, desde el 13 de octubre de 1983 hasta el 11 de febrero de 1990, día del último mensaje.

La primera vez que vio a la Virgen fue el 25 de septiembre de 1983. Pero desde el 27 de noviembre de ese año, las visiones fueron diarias, en su casa, en diferentes horarios. Antes de cada aparición recibe un anuncio interior, y si está con otros no lo manifiesta. Dice Gladys: “Siento como un hormigueo en los brazos, entonces sé que Ella viene; cierro los ojos y aparece”. Pareciera ser que ella no cae en éxtasis, si se entiende esta palabra como desconexión con el mundo exterior. Sin embargo no se trata de una visión interior subjetiva. Para Gladys la Virgen es real y está viva. La ha tocado. Ha sentido la consistencia y el calor de su cuerpo. La escucha y le responde, gozando de una real intimidad. A veces las personas cercanas perciben un perfume de rosas o una sensación de calor.

El 8 de noviembre de 1984 Gladys relata cómo es la Mujer de la visión: “Hoy como nunca siento deseos de decir cómo veo a la Santísima Virgen María. Es de una belleza nada fácil de describir, pero es hermosa, y en Ella van juntas la humildad, la fuerza, la pureza y el Amor, así con mayúscula, porque todo el amor del mundo creo que no cubre el amor que Ella siente por sus hijos. Cuando ordena, siento la fuerza que hay en Ella. Cuando da consejos, siento su amor maternal. Y cuando me dice que sufre por esos hijos alejados del Señor, me transmite su tristeza. Todo esto deja en mí esta maravillosa Madre a quien venero y he consagrado mi vida. Hago esto para que mis queridos hermanos puedan saber de alguna manera cómo es nuestra Madre del cielo.

Desde noviembre de 1984 Dios le concede a Gladys vivir los grandes dolores de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Los estigmas de las manos aparecen durante los jueves y los viernes de Adviento y Cuaresma, año tras año. La sangre brota solo los viernes de Cuaresma. Los estigmas de los pies se presentan los viernes santo, después de las tres de la tarde, hora de la muerte de Cristo. Es como si el Señor quisiera concretar el sufrimiento de su Pasión por medio del cuerpo de Gladys que representaría a la Iglesia. Cada viernes santo siente en forma especial el dolor de cargar una cruz. Su hombro queda marcado con una mancha alargada y muy dolorosa. Algunas veces ha sentido también la llaga del costado. Gladys asegura que si bien el dolor físico es grande, el sufrimiento moral es aun mayor.

La Virgen fue quien le propuso a Gladys ayunar. El ayuno de Cuaresma dura cuarenta días. A pesar de comer tan poco, su aspecto es saludable y su peso normal.

El 11 de febrero, día de Nuestra Señora de Lourdes, en 1989, la Virgen dice a Gladys: Ayer en Lourdes, hoy aquí. Siempre la Madre en busca de sus hijos. Oración, ayuno, penitencia y sobre todo conversión espera de ellos. Las almas se salvarán si se asoman al Señor, si admiten al Señor. Falta la paz en muchas almas. Busque el alma la paz y hallará a Dios.

Y el 13 de mayo de 1989, día de la primera aparición de Fátima:

"Hoy como entonces, en Fátima, son nuevamente mis visitas aquí en la tierra, aunque son éstas más frecuentes y prolongadas ya que la humanidad vive momentos de gran dramatismo".

El obispo de San Nicolás, Monseñor Domingo Salvador Castagna, lejos de tomar distancia de ese fenómeno vital que ocurre en su diócesis lo acepta, lo guía y lo nutre, sin dejar de lado la prudencia y el discernimiento. De manera ejemplar alienta a los peregrinos que desde el primer momento comienzan a afluir a San Nicolás. Las procesiones se suceden todos los meses el día 25, siendo la más importante y numerosa el 25 de septiembre de cada año, en recuerdo del día de la primera aparición.

El 25 de septiembre de 1986 el obispo coloca la piedra fundamental del actual Santuario.

El Campito de la Virgen que se halla junto al Santuario se ha transformado en un lugar de procesiones, vía crucis y de confesiones, particularmente en días de mayor concurrencia.

Las conversiones son numerosas y profundas. Esta gracia tiene efectos duraderos.

A lo largo de la Argentina se han formado miles de grupos de oración que son fuente de luz.

Varios han dado también testimonio de curaciones físicas realizadas por Jesús, por intercesión de la Virgen María.

Muchos atestiguan haber visto manifestaciones extraordinarias de la presencia de Dios y de la Virgen como la danza del sol, que nos recuerda el milagro de Fátima; el perfume a rosas; el ver brillar el rosario sobre las paredes en varios hogares; las bombitas de luz que al quemarse dejan impresa la letra M de María del lado de adentro. Más recientemente comenzó a fluir agua del Santuario y muchos han percibido olor a rosas en ello. Pero el milagro más grande que marca la presencia del Cielo en este lugar de la tierra, son las numerosas conversiones. Dios quiere renovar la alianza con su pueblo por medio de María, su arca de la Alianza. Ella es la Mujer vestida de sol del Apocalipsis. Es nuestra ancla de salvación que nos lleva a su Hijo.

(fuente: www.santisimavirgen.com.ar)

lunes, 24 de septiembre de 2012

Los Salesianos en la ONU: responsabilizar a los jóvenes para cambiar la sociedad

(ANS - Nueva York) - En preparación al bicentenario del nacimiento de Don Bosco los salesianos han organizado un evento en la sede de la ONU en Nueva York para dar a conocer la contribución que los salesianos ofrecen a las Naciones Unidas en el mundo. A la organización de la iniciativa, que tendrá lugar el lunes 24 de septiembre, han colaborado generosamente la Misión del Observador Permanente de la Santa Sede y la Misión Permanente de Honduras ante las Naciones Unidas.

El evento, titulado "capacitar a los jóvenes para que sean agentes de cambio en la erradicación de la pobreza" contará con las intervenciones del cardenal salesiano Oscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y presidente de Caritas Internationalis, y del Sr. Jean Paul Muller, salesiano coadjutor, Ecónomo General de la Congregación Salesiana.

Como invitados de honor estarán el presidente de Honduras, Hon. Porfirio Pepe Lobo, y el arzobispo Dominique Mamberti, secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados.

La embajadora Elizabeth Flores, de Honduras, el embajador de Venezuela Jorge Valero y mons. Francis Chullikatt, representante permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, iniciarán los actos con las palabras de bienvenida y de introducción. El embajador Valero, ex alumno de una escuela salesiana en Venezuela, testimoniará su experiencia positiva de la educación recibida en su juventud.

El cardenal Rodríguez Maradiaga y el Sr. Muller, por su parte, intervendrán sobre la responsabilización de los jóvenes y la creación de un entorno propicio para que éstos contribuyan a la transformación de la sociedad desde la perspectiva salesiana.

El evento será documentada en video y estará pronto disponible en DVD a través de la producción de Misiones Don Bosco de Turín.

Los salesianos están muy agradecidos al dr. Miguel Rimarachin, miembro del personal de la ONU, que, a lo largo de los años siempre ha sido un valiosísimo colaborador y que ha cuidado de muchos de los detalles del evento.

Publicado el 21/09/2012

Esperan un millón de fieles en el santuario de San Nicolás

Lunes 24 Sep 2012 | 11:53 am San Nicolás (Buenos Aires) (AICA) Mañana, martes 25 de septiembre, en el santuario de María del Rosario de San Nicolás, se llevarán a cabo las celebraciones por el 29º aniversario del “acontecimiento mariano”.

Las jornadas de fe, que comenzaron el pasado sábado 22, llevaron por lema "Madre, bendice nuestra Patria".

Como ocurrió los últimos años, el fin de semana anterior a la fiesta del martes llegó la peregrinación juvenil a pie desde Rosario, mientras los peregrinos que salieron de Buenos Aires esperan llegar en las vísperas, para participar de las actividades piadosas.

Los días previos se realizó la novena y se dedican momentos a la adoración del Santísimo Sacramento.

Hoy, lunes 24 de septiembre habrá misas a las 15, 17, 19 y 20.

A las 19 se realizará una peregrinación eucarística desde La Emilia hacia el santuario.

A las 22.30 comenzará una vigilia de oración en el "campito" y a las 23 habrá una marcha de antorchas desde la catedral hacia el santuario, con la imagen de San Nicolás de Bari.

A la hora cero del martes 25, día de María del Rosario de San Nicolás, luego del saludo a la Virgen con fuegos artificiales, el obispo diocesano, monseñor Héctor Cardelli, celebrará la primera misa de la jornada.

De 2 a 5 habrá noche de oración y de 5 a 12 y de 19 a 21 misas cada hora dentro del templo.

A las 14 comenzará la adoración eucarística en el atrio del templo y a las 15 se realizará la procesión por las calles de la ciudad, para finalizar en el campito con la eucaristía central, que presidirá monseñor Cardelli.


El acontecimiento mariano

En setiembre de 1983, la población nicoleña se conmocionó con la noticia de que en diversas casas de familias se iluminaban los rosarios, despertando el sentimiento religioso de unos y el escepticismo de otros.

Mientras esto se repetía, cada vez con más frecuencia, congregando al rezo del Santo Rosario a multitud de vecinos, una mujer sencilla, buena esposa y madre ejemplar, comienza a decir que ve a la Santísima Virgen, registrándose el 25 de setiembre de 1983, como la fecha en que por primera vez experimenta esa "visión".

El mayor mérito de esta mujer consiste, quizás, en la discreta conducta observada, ya que nunca intentó cobrar notoriedad pese al extraordinario privilegio de haber sido destinataria de tal gracia.

Comienza así el fluido e ininterrumpido diálogo, donde la Virgen María, avala sus mensajes con citas bíblicas, cuya concordancia resultaría imposible explicar sin la intervención divina, por no contar la receptora con la más elemental instrucción bíblica, exegética y teológica necesaria, para armonizar los textos de los mensajes con los de la Palabra de Dios, en forma tan exacta.

Los mensajes, uno o varios por día, constituyen una verdadera catequesis, lo que constituye la originalidad de esta manifestación mariana, cuya principal temática, al estilo de Lourdes o Fátima, o cualquiera de las otras revelaciones de la Virgen son:

La alianza entre Dios y su pueblo, la necesidad de la conversión de los pecadores.

La recomendación insistente de orar por la paz del mundo.

La conveniencia de difundir y practicar la devoción del Santo Rosario.

La importancia de hacer penitencia y predicar la Palabra de Dios, tema este último, que adquiere en labios de la Virgen un carácter de suma urgencia, las frecuentes exhortaciones a la paz, al amor al prójimo.

La necesidad de comulgar frecuentemente y orar pidiendo al Espíritu Santo.

Informes: www.virgen-de-san-nicolas.org .+

La Virgen de la Merced en la Batalla de Tucumán

El General Belgrano le entrega su bastón de mando a la Virgen de la Merced
Lunes 24 Sep 2012 | 12:04 pm Buenos Aires (AICA) El 24 de septiembre la Iglesia celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes. En este mismo día en la Argentina se recuerda la Batalla de Tucumán, de la que este año se cumple el bicentenario. La Batalla de Tucumán es fundamental en la historia de la independencia de la Argentina.

El general Manuel Belgrano, al frente del Ejército argentino, disponía de 1.300 soldados, recién incorporados, con escasa instrucción militar y pocos pertrechos, debía hacer frente a las tropas regulares del realista Pío Tristán, que contaba con 3.000 soldados, bien entrenados y pertrechados, con trece piezas de montaña.

Pese a esa enorme disparidad, la victoria, lograda de manera inexplicable, favoreció a las fuerzas argentinas al mando de Belgrano, quien no podía creer que fuera verdad.

¿Quién ganó la batalla de Tucumán?

Para responder a este interrogante, es necesario repasar la historia, la que no se enseña en las aulas, la que se esconde a los alumnos, la que se borró de los manuales escolares. Y el episodio de la batalla de Tucumán merece que los argentinos lo conozcan en su integridad.

En cumplimiento de su misión informativa, AICA ofrece a sus abonados la versión fruto de las investigaciones del padre José Brunet, un estudioso de la historia argentina.

Aquella expedición de 500 hombres que en 1810 salió de Buenos Aires en dirección al Alto Perú para consolidar la revolución y obtener el apoyo de los pueblos del norte, había llegado en su larga marcha hasta La Paz.

Alternando derrotas con victorias, la desmoralización había cundido en sus filas cuando Belgrano se hizo cargo en marzo de 1812. “Un triple deber –dice Mitre- estaba encomendado al General en Jefe del Ejército del Alto Perú: remontar el personal y la moral de un ejército desorganizado, dándole aliento nuevo: proveer las necesidades imperiosas que reclamaba el miserable estado de su material de guerra y, lo más arduo, levantar el espíritu de los puebles abatidos o enconados y atraerlos a causa de la libertad, uniéndolos a la revolución”.

Después del éxodo jujeño y tras una pequeña victoria en Las Piedras el 3 de septiembre, Belgrano trató de reorganizar su ejército en Tucumán, contando con la colaboración de los habitantes y desobedeciendo al gobierno que le ordenaba replegarse hasta Córdoba. La decisión de Belgrano demostraba –al decir del general Paz– “una responsabilidad que prueba la elevación de su carácter y la firmeza de su alma. Esa sola resolución era de un gran mérito, y de esperar era que la honrase y justificase la victoria, como sucedió”. Pero sólo diez días, desde su llegada a Tucumán hasta el de la batalla, no eran suficientes sino para preparar lo más indispensable y acrecentar la muy poca preparación militar de los nuevos reclutas que se alistaron en el ejército.

El voto de Belgrano

En medio de tan febril actividad, Belgrano, como hombre de Fe, no descuidaba a Aquel que es llamado Señor de los Ejércitos, por intercesión de la Madre de Dios en su título de Redentora de cautivos, advocación propicia en tales circunstancias en que se jugaba el destino de la libertad de la Patria aún en pañales.

No son pocos los documentos que presentan a Belgrano poniendo su ejército bajo la protección de la Virgen de la Merced antes de la batalla. El historiador Zinny dice que antes de comenzar el combate dirigió una proclama en que decía: “La Santísima Virgen de las Mercedes, a quien he encomendado la suerte del ejército, es la que ha de arrancar a los enemigos la victoria”. Y la tradición conservó lo que Belgrano decía a las damas tucumanas que iban a la Merced a pedir por la Patria: “Pidan al Cielo milagros, que de milagros vamos a necesitar para triunfar”.

El pensamiento de Belgrano está muy claro en la comunicación enviada al Gobierno de Buenos Aires dos días después de la victoria: “La Patria puede gloriarse de la completa victoria que han obtenido sus armas en el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes, bajo cuya protección nos pusimos”.

La batalla

Como si fuera providencial, todo se ordenó de tal manera que los dos ejércitos se enfrentaron precisamente el día de la Virgen de la Merced. Según los historiadores, la batalla fue un verdadero entrevero, lo que confirma más la intervención del Cielo, constituyendo uno de aquellos acontecimientos que humanamente no tienen explicación de no entenderse bajo ese aspecto.

El general Paz, que participó de la batalla, escribe en sus Memorias: “Empezada ya la acción…, el resultado no fue el producto de las órdenes inmediatas del General, sino de una combinación fortuita de circunstancias y del valor y entusiasmo de nuestras tropas y de las faltas que cometió el enemigo”. Antes de esto, escribía: “Los movimientos de ambas fuerzas fueron tan variados, tan fuera de todo cálculo, imprevistos y tan desligados entre sí, que resultó una complicación como nunca he visto en otras acciones en que me he encontrado”. Y después de describir el desarrollo de las operaciones de las columnas patrióticas, se pregunta: “¿Se creerá que estas operaciones nuestras, cuyo acierto es incuestionable, no fueron ni fruto de una combinación, ni emanada de las órdenes de ningún Jefe del ejército?” El general Belgrano, como él mismo lo dice, se vio separado de aquel teatro para encontrarse, sin saber cómo, reunido a la caballería que estaba a retaguardia del enemigo”.

Ante la evidencia de estos hechos, comenta Cayetano Bruno: “La batalla de Tucumán no pertenece al orden común de los acontecimientos similares, desde que resultaron fallidas todas las disposiciones que se tomaron para asegurar su éxito”. Y añade: “El resultado final no pudo tampoco ser fruto de obra humana. Parecería como si Nuestra Señora de las Mercedes hubiese tomado el mando de las bisoñas huestes patriotas para conducirlas a la victoria”.

El erudito historiador Padre Larrouy escribía en 1909: “Tucumán era el tercer combate de importancia que hasta entonces diera Belgrano, pero su primera victoria digna de un poema épico, tan singular como las imaginadas por Homero, en que los dioses Marte, Apolo o Neptuno hacen las veces del general desaparecido del campo de batalla. La ficción poética esta vez se había realizado, lo inverosímil era verdad: en el momento decisivo, él también había sido arrebatado del campo de batalla y había vencido, ausente y sin saberlo. Pero él no podía dudarlo, quien así lo dispusiera todo, misteriosa y no menos realmente, era aquella en cuya asistencia confiara”.

El resultado de la batalla

El día declinaba. Nadie sabía de seguro si había triunfado. Belgrano se había apartado a tres leguas al sur de la ciudad y recién el 25 por la mañana salió de la duda, enterándose de que las fuerzas patriotas dominaban la plaza y que habían capturado, de manera singular y curiosa, un importante tren de mulas y carretas cargadas de caudales, pertrechos de guerra y equipajes que, con su personal, hacían su entrada hacia la plaza que se creía en poder del ejército de Tristán, hecho que para éste significó el desarme de sus tropas.

Una vez en la ciudad y conocida la posición del enemigo, Belgrano le intimó rendición, pero contra lo que se esperaba, Tristán levantó los restos de su ejército el 26, para emprender la retirada hasta Salta, dejando en poder de los patriotas 61 jefes y oficiales con 626 individuos de tropas prisioneros, siete piezas de artillería, 400 fusiles, tres banderas y dos estandartes, 450 muertos del enemigo, con todo su parque y bagajes, mientras la pérdida de los patriotas fue de 80 muertos y 200 heridos.

Para perseguir la retirada de Tristán, salió una vanguardia de las mejores tropas de infantería y caballería al mando del general Díaz Vélez con el objeto de picar la retaguardia enemiga y hacer, lo que llama Paz, la pequeña guerra, regresando a fines de octubre a Tucumán.

Los primeros trofeos de la Generala

Tras el parte de la victoria, Belgrano envió al gobierno de Buenos Aires las dos banderas del Real de Lima y los dos estandartes de Cotabamba, expresando su deseo, como el del ejército a su mando, de que fueran colocadas en el templo de Nuestra Señora de las Mercedes “en demostración de gratitud a tan divina Señora por los favores que mediante su intercesión nos dispensó el Todopoderoso en la acción del 24 pasado”.

Reconocimiento de Belgrano y del gobierno

Los acontecimientos confirmaron a Belgrano, como al ejército y al pueblo de Tucumán de la visible protección de Aquella a la que habían confiado el triunfo de su causa. Y reconocidos a esa Madre, lo proclamaron cuantas veces se presentó la ocasión, en particular de parte de Belgrano, especialmente en sus comunicaciones al gobierno; conociendo (como conocía) a algunos integrantes del Triunvirato, especialmente a Bernardino Rivadavia, para quienes sus comunicados darían motivo más que sobrados para ahogar, con una sonrisa, el estupor producido por sus partes de guerra.

Mas los tales habrán reconocido que algo superior a sus órdenes debió haber sucedido en realidad, al verse depuestos por la revolución del 8 de octubre, justamente a causa (entre otras) del grave error por la conducción que desde Buenos Aires se daba al ejército que, contra su orden, había entrado en batalla, y no para perderla.

El segundo Triunvirato recibió las banderas enviadas por Belgrano, al que contestó el 20 de octubre que los trofeos fueron llevados triunfalmente en la mañana del 17 desde la Fortaleza al Cabildo entre doble fila de tropas y una inmensa multitud. Y, termina la nota, “con la misma ostentación y público fueron trasladadas al convento de Nuestra Señora de las Mercedes y recibidas solemnemente, colocándolas según su deseo y el del ejército de su mando, en justa gratitud al favor con que el Ser Supremo nos concedió un día de tanto placer por intercesión de la Divina Señora”.

La Gaceta Ministerial del gobierno porteño informaba de la ceremonia del traslado de las insignias “conducidas por las tropas y por el universal aplauso al templo de Nuestra Señora de las Mercedes, bajo cuyo poderoso auspicio y protección se pusieron el día de la victoria los héroes de Tucumán”.

El bando de acción de gracias

Si la batalla fue algo improvisada a causa de tantos factores, no así los festejos con que después del triunfo se celebró tal acontecimiento, cuya figura central era también ahora aquella bendita Madre que había escuchado los votos y las oraciones de Belgrano y de la sociedad tucumana.

“Parece evidente que Belgrano –dice el P. Eudoxio Palacio- antes de proclamar a su generala, esperó tener a la vista la aprobación de su conducta militar en la batalla que acababa de dar y ganar contra las órdenes de Rivadavia y la Junta Central”. Y así en su carácter de brigadier de los ejércitos de la patria, coronel del regimiento número 1º y general en jefe del ejército auxiliar del Alto Perú, publicó un bando con fecha 13 de octubre que muy bien puede llamarse el bando de la acción de gracias, cuya parte dispositiva dice: “el superior gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con fecha 5 del corriente, me ordena que en su nombre distinga a los valerosos hijos de Tucumán declarándoles que su territorio será señalado en la historia de América con los blasones de la heroicidad; y a fin de que llegue la noticia a todos, ordeno que en esta ciudad y su jurisdicción haya tres días de iluminación y regocijos públicos en demostración de nuestra gratitud; siguiéndose a esto la novena que se ha de celebrar a nuestra Madre de Mercedes, durante la cual no habrá tienda alguna abierta ni pulpería; a la que deberá asistir todo el pueblo, igualmente que a la función que con toda solemnidad se ejecutará en acción de gracias por el beneficio recibido por la intercesión de tan divina Madre”…

Vísperas de la Generala

Concluido el novenario, se realizó la función el domingo 27 de octubre. A la misa asistió Belgrano y todos los oficiales del ejército, anota Paz. El orador sagrado, José Agustín Molina, se refirió a la gloria de la patria y a la de la Virgen María, y en presencia del general aludió a sus triunfos, haciendo resaltar la inesperada y singularísima victoria, y cómo el mismo general cedía voluntariamente a la madre de Dios todo el honor de la victoria, y por un acto auténtico de reconocimiento confesaba el mismo Belgrano que a María y no a él debía la patria reconocerse deudora de su salvación. Por cuya causa publicaba solemnemente que a su especialísima y milagrosa asistencia (son palabras textuales), le debían la victoria objeto de esa fiesta, para demostrar su gratitud a la Libertadora de la Patria.

Por la tarde de ese día se realizó la procesión, que el 24 de septiembre había sido imposible por la batalla. Cuando llegó al lugar donde se desarrolló la batalla en el campo de Carreras, Belgrano proclamó a la Virgen de la Merced Generala del Ejército de la Patria y le entregó su bastón de mando.

Nombramiento de la Generala

Si bien el bando del 13 de octubre ordenaba el novenario y la función solemne de acción de gracias, nada establecía sobre cómo culminarían tales actos. Es de suponer que Belgrano lo tenía bien meditado y “nada omitió para que la ceremonia resultase un solemne acto religioso-patriótico, públicamente prestigiado por el ejército y por el pueblo”.

El General Paz narra los detalles históricos del nombramiento de la Generala y de la escena de entrega del bastón de mando. Su testimonio es elocuente e irrecusable, pues fue testigo presencial de lo que lo conmovió profundamente, como a toda la muchedumbre del pueblo hermanado con el ejército, y presidido por las autoridades, en una manifestación jamás vista ni presenciada anteriormente. Tucumán vivió su día de gloria proclamando a su Generala. En sus memorias así describe Paz la ceremonia de aquella tarde inolvidable:

“Como la batalla sucedió el 24 de septiembre día de Nuestra Señora de las Mercedes, el general Belgrano, sea por devoción, sea por piadosa galantería, la nombró e hizo reconocer por generala del ejército. La función de la iglesia que se hace anualmente se había postergado y tuvo lugar un mes después. Por la tarde fue la procesión, en la que sucedió lo que voy a referir. La devoción de Nuestra Señora de las Mercedes, ya antes muy generalizada, había subido al más alto grado con el suceso del 24. La concurrencia era numerosa y, además, asistió la oficialidad y tropa, sin armas, fuera de la pequeña escolta que es de costumbre. Quiso además la casualidad, que en esos momentos entrase a la ciudad la división de vanguardia, que regresaba de la persecución de Tristán y el General ordenó que a caballo, llenos de sudor y de polvo como venían, siguiesen en columna atrás de la procesión, con lo que se aumentó considerablemente la comitiva y la solemnidad de aquel acto. No necesito pintar los sentimientos de religiosa piedad que se dejaban translucir en los semblantes de aquel devoto vecindario, que tantos sustos y peligros había corrido; su piedad era sincera y sus votos eran sin duda aceptos a la Divinidad”.

“Estos sentimientos tomaron mayor intensidad cuando llegó la procesión al campo de batalla, donde aún no se había borrado la sangre que lo había enrojecido. Repentinamente el General deja su puesto y se dirige solo hacia las andas, en donde era conducida la imagen de la advocación que se celebraba; la procesión para; las miradas de todos se dirigen a indagar las causas de esta novedad; todos están pendientes de lo que se propone el General, quien haciendo bajar las andas hasta ponerlas a su nivel, entrega el bastón que llevaba en su mano y lo acomoda por el cordón en las de la imagen de las Mercedes. Hecho esto vuelven los conductores a levantar las andas y la procesión continúa majestuosamente su carrera”.

“La conmoción fue entonces universal; hay ciertas sensaciones que perderían mucho queriéndolas describir y explicar; al menos, yo no me encuentro capaz de ello. Si hubo allí espíritus fuertes que ridiculizaron aquel acto no se atrevieron a sacar la cabeza”.

Esta es la descripción sencilla pero real de uno de los actos más trascendentes en la vida espiritual de la Argentina. Fue sin palabras, sin mayor discurso, pero con hechos que no pueden olvidarse ni dejarse de trasmitir a las generaciones futuras.

Es desde entonces que se comienza a dar el título de Generala a la Virgen de la Merced, formando parte del léxico militar que usarán –después de Belgrano- aquellos valiente jefes, Eustaquio Díaz Vélez, José Rondeau, Francisco Ortiz de Ocampo, Juan Antonio Álvarez de Arenales, Martín Miguel de Güemes, Gregorio Aráoz de la Madrid y otros más, que llevaron a sus soldados hacia la victoria, luciendo en sus viriles pechos el escapulario de su Generala.

Soldados de la Generala

Dos hechos hay en la vida de Belgrano de gran importancia, que denotan el ideal patriótico y religioso que animaba su espíritu varonil. Ambos fueron bien meditados y realizados con bastante sencillez, pero al mismo tiempo con dimensiones de trascendencia. La creación de la bandera nacional y el nombramiento de la Generala.

El primero fue desaprobado por la autoridad central. Belgrano obedeció en deshacerse de la bandera pero agregando que “si acaso me preguntan por ella, responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el ejército…”. Esa gran victoria ocurrió el 24 de septiembre de 1812.

El nombramiento de Generala fue consecuencia del voto de Belgrano por la victoria, ganada contra las órdenes del mismo Gobierno, quien no pudo menos de reconocer la “intercesión de la Divina Señora”, según respuesta a Belgrano del 20 de octubre, y más tarde, el 27 de septiembre de 1813, autoriza los gastos necesarios para los homenajes “que anualmente deben hacerse en manifestación de gratitud a la Santísima Virgen de Mercedes”.

Cuando Belgrano debe dejar el mando del Ejército a San Martín le escribe desde Santiago del Estero en abril de 1814 aquella carta que quiso ser como su testamento. Entre otras cosas le decía: “Añadiré únicamente que conserve la bandera que le dejé; que la enarbole cuando todo el ejército se forme, que no deje de implorar a Nuestra Señora de la Merced nombrándola siempre Nuestra Generala, y no olvide los escapularios de la tropa”.

Comentando esta carta-testamento, escribió un conferencista: “Belgrano pudo morir al otro día. En esa carta legaba en las manos más seguras que tuvo la Patria, las del Gran Capitán, todo su fervor de patriota y su alma de soldado cristiano, sintetizado en los dos símbolos más grandes de su vida: Nuestra Señora de las Mercedes, Generala del Ejército y la bandera azul y blanca”.+
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