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lunes, 31 de marzo de 2014

San Juan corrió por la vida y una multitud defendió al niño por nacer

El pasado sábado 29 de marzo, las calles del centro sanjuanino fueron el espacio propicio para que cientos de personas le dijeran sí al lema "Elegí la Vida". El tiempo acompañó.

La organización estuvo a cargo de la Municipalidad de la Ciudad de San Juan y contó con el apoyo de agrupaciones y movimientos de la Iglesia Católica. Así, San Juan celebró la vida y una multitud corrió en un evento deportivo en el que se defendió al niño por nacer.

Los concurrentes además de hacer actividad física, hicieron un cartel gigante en el que dejaron estampadas sus manos formando una colorida imagen.

Los participantes corrieron por las calles del centro local y le dijeron sí al lema "Elegí la Vida".

(fuente: www.sanjuan8.com)

El Señor nos espera siempre para darnos su luz y para perdonarnos, dice el Papa

VATICANO, 30 Mar. 14 / 06:45 am (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir hoy en rezo del Ángelus dominical ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, recordando el Evangelio de hoy, en que un ciego es curado por Jesús, el Papa Francisco aseguró que el Señor nos espera siempre, para hacernos ver mejor y darnos más luz, y perdonar nuestros pecados.

El Santo Padre indicó que “el Evangelio de hoy nos presenta el episodio del hombre ciego de nacimiento, a quien Jesús dona la vista. El largo relato- ¡es largo!- inicia con un ciego que comienza a ver y si concluye -esto es curioso- con los presuntos videntes que continúan permaneciendo ciegos en el alma”.

“El milagro es narrado por Juan en apenas dos versículos, porque el evangelista quiere atraer la atención no sobre el milagro en sí, sino sobre aquello que ocurre después, sobre las discusiones que origina. También sobre las habladurías, ¿no? Tantas veces una buena acción, una obra de caridad origina habladurías, discusiones porque hay algunos que no quieren ver la verdad”.

Francisco señaló que “el evangelista Juan quiere atraer la atención sobre esto que también ocurre en nuestros días, cuando se cumple una acción buena. El ciego curado es en primer lugar interrogado por la multitud sorprendida- han visto el milagro y lo interrogan; luego por los doctores de la ley; y éstos interrogan también a sus padres”.

“Al final el ciego curado llega a la fe, y ésta es la gracia más grande que le viene dada por Jesús: no sólo poder ver, sino conocer a Él, ver a Él, como ‘la luz del mundo’”.

El Papa apuntó que al mismo tiempo que “el ciego se acerca gradualmente a la luz, los doctores de la ley al contrario se hunden cada vez más en su ceguera interior. Encerrados en su presunción, creen tener ya la luz; por esto no se abren a la verdad de Jesús”.

“Ellos hacen todo lo posible por negar la evidencia. Ponen en duda la identidad del hombre curado; después niegan la acción de Dios en la curación, tomando como pretexto que Dios no obra el sábado; llegan incluso a dudar que aquel hombre hubiese nacido ciego. Su cerrazón a la luz se vuelve agresiva y desemboca en la expulsión del hombre curado del templo. Expulsado del templo”.

El Santo Padre señaló que “el camino del ciego en cambio es un camino por etapas, que parte del conocimiento del nombre de Jesús. No conoce a otro que a Él; de hecho dice: ‘Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos’. Como consecuencia de las insistentes preguntas de los doctores, primero lo considera un profeta y después un hombre cercano a Dios”.

“Luego que ha sido alejado del templo, excluido de la sociedad, Jesús lo vuelve a encontrar y le ‘abre los ojos’ por segunda vez, revelándole la propia identidad: ‘Yo soy el Mesías’, le dice. A este punto aquel que había sido ciego exclama: ‘¡Creo, Señor!’, y se inclina ante Jesús . Este es un relato del Evangelio que hace ver el drama de la ceguera interior de tanta gente: también nuestra gente ¿eh?, porque nosotros tenemos, algunas veces, momentos de ceguera interior”.

Nuestra vida, dijo el Papa, “es parecida a aquella del ciego que se ha abierto a la luz, que se ha abierto a Dios y a la gracia. A veces, lamentablemente, es un poco como aquella de los doctores de la ley: desde lo alto de nuestro orgullo juzgamos a los demás, y ¡hasta al Señor! Hoy, estamos invitados a abrirnos a la luz de Cristo para llevar fruto a nuestra vida, para eliminar los comportamientos que no son cristianos: todos somos cristianos, pero todos nosotros, todos ¿eh?, tenemos algunas veces comportamientos no cristianos; comportamientos que son pecados ¿no?”.

“Y debemos arrepentirnos de esto y eliminar este comportamiento para caminar decididamente sobre el camino de la santidad, que tiene su inicio en el Bautismo, y en el Bautismo hemos sido iluminados, para que, como nos recuerda san Pablo, podamos comportarnos como ‘hijos de la luz’, con humildad, paciencia, misericordia. Estos doctores de la ley no tenían ni humildad ni paciencia ni misericordia”.

“Hoy les sugiero, cuando regresen a casa, tomen el Evangelio de Juan y lean aquel pasaje del capítulo 9: y esto les hará bien, porque así verán este camino de la ceguera a la luz y aquel otro camino malo hacia una ceguera más profunda”.

Francisco alentó además a preguntarnos a nosotros mismos “¿cómo es nuestro corazón? ¿Cómo es mi corazón?, ¿Cómo es tu corazón? ¿Cómo es nuestro corazón? ¿Tengo un corazón abierto o cerrado hacia el prójimo? Tenemos siempre en nosotros alguna cerrazón nacida del pecado, nacida de los errores: no tengamos miedo, ¡no tengamos miedo!”.

“Abrámonos a la luz del Señor: Él nos espera siempre. Él nos espera siempre. Para hacernos ver mejor. Para darnos más luz, para perdonarnos. No se olviden de esto: Él nos espera siempre”.

“Confiemos a la Virgen María el camino cuaresmal, para que también nosotros, como el ciego curado, podamos con la gracia de Cristo “venir a la luz”, ir más adelante en la luz y renacer a la vida nueva”, concluyó.

domingo, 30 de marzo de 2014

"Yo soy la Luz del mundo, dice el Señor, el que me sigue tendrá la luz de la vida"

Lectura del Santo Evangelio según San Juan
(Jn 9, 1-41)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús vio al pasar a un ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quién pecó para que éste naciera ciego, él o sus padres?" Jesús respondió; "Ni él pecó, ni tampoco sus padres. Nació así para que en él se manifestaran las obras de Dios. Es necesario que Yo haga las obras del que me envió, mientras es de día, porque luego llega la noche y ya nadie puede trabajar. Mientras esté en el mundo, Yo soy la luz del mundo".

Dicho esto escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, se lo puso en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte en la piscina de Siloé” (que significa 'Enviado'). El fue, se lavó y volvió con vista. Entonces los vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo limosna, preguntaban: "¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?" Unos decían: "Es el mismo", Otros: "No es él, sino que se le parece". Pero él decía: "Yo soy”. Y le preguntaban: “Entonces, ¿cómo se te abrieron los ojos?" El les respondió: "El hombre que se llama Jesús hizo lodo, me lo puso en los ojos y me dijo: 'Ve a Siloé y lávate'. Entonces fui, me lavé y comencé a ver". Le preguntaron: “¿En dónde está El?” Les contestó: "No lo sé". Llevaron entonces ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo lodo y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaron cómo había adquirido la vista. Él les contestó: "Me puso lodo en los ojos, me lavé y veo". Algunos de los fariseos comentaban: "Ese hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado". Otros replicaban: “¿Cómo puede un pecador hacer semejantes prodigios?" Y había división entre ellos. Entonces volvieron a preguntarle al ciego: "¿Y tú, qué piensas del que te abrió los ojos?" El les contestó: "Que es un profeta". Pero los judíos no creyeron que aquel hombre, que había sido ciego, hubiera recobrado la vista. Llamaron, pues, a sus padres y les preguntaron: “¿Es este su hijo, del que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?". Sus padres contestaron: "Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego. Cómo es que ahora ve o quién le haya dado la vista, no lo sabemos. Pregúntenselo a él; ya tiene edad suficiente y responderá por sí mismo". Los padres del que había sido ciego dijeron esto por miedo a los judíos, porque éstos ya habían convenido en expulsar de la sinagoga a quien reconociera a Jesús como el Mesías. Por eso sus padres dijeron: 'Ya tiene edad; pregúntenle a él'.

Llamaron de nuevo al que había sido ciego y le dijeron: "Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es pecador". Contestó él: "Si es pecador, yo no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo". Le preguntaron otra vez: “¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?". Les contestó: "Ya se lo dije a ustedes y no me han dado crédito. ¿Para qué quieren oírlo otra vez? ¿Acaso también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?". Entonces ellos lo llenaron de insultos y le dijeron: "Discípulo de ése lo serás tú. Nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios. Pero ése, no sabemos de dónde viene". Replicó aquel hombre: "Es curioso que ustedes no sepan de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero al que lo teme y hace su voluntad, a ése sí lo escucha. Jamás se había oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder". Le replicaron: 'Tu eres puro pecado desde que naciste, ¿cómo pretendes darnos lecciones?". Y lo echaron fuera. Supo Jesús que lo habían echado fuera, y cuando lo encontró, le dijo: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?”. El contestó: "¿Y quién es, Señor, para que yo crea en El?". Jesús le dijo: "Ya lo has visto; el que está hablando contigo, ése es". El dijo: "Creo, Señor". Y postrándose, lo adoró. Entonces le dijo Jesús: "Yo he venido a este mundo para que se definan los campos: para que los ciegos vean, y los que ven queden ciegos". Al oír esto, algunos fariseos que estaban con El le preguntaron: “¿Entonces, también nosotros estamos ciegos?”. Jesús les contestó: "Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado; pero como dicen que ven, siguen en su pecado".

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.


Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

Lectura

a) Clave de lectura:

El texto del evangelio de este cuarto domingo de cuaresma nos invita a meditar la historia de la curación de un ciego de nacimiento. Es un texto reducido, pero muy vivo. Tenemos aquí un ejemplo concreto de cómo el Cuarto Evangelio revela el sentido profundo escondido en los hechos de la vida de Jesús. La historia de la curación del ciego nos ayuda a abrir los ojos sobre la imagen de Jesús que cada uno lleva consigo. Muchas veces, en nuestra cabeza, hay un Jesús que parece un rey glorioso, ¡distante de la vida del pueblo! En los Evangelios, Jesús aparece como un Siervo de los pobres, amigo de pecadores. La imagen del Mesías-Rey, que tenían en la mente los fariseos les impedía reconocer en Jesús el Mesías-Siervo. Durante la lectura, tratemos de prestar atención a dos cosas: (i) el modo expedito y libre con el que el ciego reacciona ante las provocaciones de las autoridades, y (ii) el modo en el que el mismo, el ciego, abre los ojos con respecto a Jesús.

b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura:

Juan 9,1-5: La ceguera ante el mal que existe en el mundo Juan 9,6-7: El signo del “Enviado de Dios” que provocará diversas reacciones Juan 9,8-13: La reacción de los vecinos Juan 9,14-17: La reacción de los fariseos Juan 9,18-23: La reacción de los padres Juan 9,24-34: La sentencia final de los fariseos Juan 9,35-38: La conducta final del ciego de nacimiento Juan 9,39-41: Una reflexión conclusiva

c) Texto:

1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?» 3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. 4 «Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»

6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego 7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). Él fue, se lavó y volvió ya viendo.

8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?» 9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.» 10 Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?» 11 Él respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: `Vete a Siloé y lávate.' Yo fui, me lavé y vi.» 12 Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» Él respondió: «No lo sé.» 13 Lo llevan a los fariseos al que antes era ciego.

14 Era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. Él les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.» 16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes signos?» Y había disensión entre ellos. 17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» Él respondió: «Que es un profeta.»

18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista 19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?» 20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego. 21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.» 22 Sus padres decían esto por miedo a los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga. 23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»

24 Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.» 25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo.» 26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?» 27 Él replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?» 28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es.» 30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. 33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.» 34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos das lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.

35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?» 36 Él respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» 37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es». 38 Él entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.

39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.» 40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «¿Es que también nosotros somos ciegos?» 41 Jesús les respondió: «Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: `Vemos', vuestro pecado permanece.»

Un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.


Algunas preguntas para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Qué parte del texto me ha llamado más la atención? ¿Por qué? b) Dice el refrán popular: ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!¿Cómo aparece esto en la conversación entre el ciego y los fariseos? c) ¿Cuáles son los títulos que Jesús recibe en el texto?¿De quién los recibe? ¿Qué significan? d) ¿Cuál es el título que más me atrae? ¿Por qué? O sea, ¿cuál es la imagen de Jesús que yo tengo en la cabeza y que llevo en el corazón? ¿De dónde me viene esta imagen?

Para aquéllos que desean profundizar más aun en el texto

a) Contexto en el que fue escrito el Evangelio de Juan:

Meditando la historia de la curación del ciego, es bueno recordar el contexto de las comunidades cristianas en Asia Menor hacia finales del siglo primero, para las cuáles fue escrito el Evangelio de Juan y que se identificaban con el ciego y con su curación. Ellas mismas, a causa de una visión legalista de la ley de Dios, eran ciegas de nacimiento. Pero, como sucedió para el ciego, también ellas consiguieron ver la presencia de Dios en la persona de Jesús de Nazaret y se convirtieron. ¡Fue un proceso doloroso! En la descripción de las etapas y de los conflictos de la curación del ciego, el autor del Cuarto Evangelio evoca el recorrido espiritual de la comunidades, desde la obscuridad hasta la plena luz de la fe iluminada por Cristo

b) Comentario del texto:

Juan 9, 1-5: La ceguera ante el mal que exite en el mundo

Viendo al ciego los discípulos preguntan: “Rabbí ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?” En aquella época, un defecto físico o una enfermedad era considerada un castigo de Dios. Asociar los defectos físicos al pecado era un modo con el cual los sacerdotes de la Antigua Alianza mantenían su poder sobre la conciencia del pueblo. Jesús ayuda a corregir sus ideas: “Ni él pecó ni sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios”. Obras de Dios o lo que es lo mismo Signos de Dios. Por tanto, lo que era en aquella época signo de ausencia de Dios, será signo de su presencia luminosa en medio de nosotros. Jesús dice: “Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo”. El Día de los signos comienza a manifestarse cuando Jesús, “el tercer día” (Jn 2,1), realiza “el primer signo” en Caná (Jn 2,11). Pero el Día está por terminar. La noche está por llegar, porque estamos ya en el “séptimo día”, el sábado, y la curación del ciego es el sexto signo (Jn 9,14). La Noche es la muerte de Jesús. El séptimo signo será la victoria sobre la muerte en la resurrección de Lázaro (Jn 11). En el evangelio de Juan hay sólo siete signos, milagros, que anuncian el gran signo que es la Muerte y la Resurrección de Jesús.

Juan 9,6-7. El signo de “Enviado de Jesús” que produce diversas reacciones

Jesús escupe en la tierra, hace fango con la saliva, unta el fango sobre los ojos del ciego y le pide que se lave en la piscina de Siloé. El hombre va y vuelve curado. ¡Este es el signo! Juan comenta diciendo que Siloé significa enviado. Jesús es el Enviado del Padre que realiza las obras de Dios, los signos del Padre. El signo de este “envío” es que el ciego comienza a ver.

Juan 9,8-13: La primera reacción: la de los vecinos

El ciego es muy conocido. Los vecinos quedan dudosos: “¿Será ciertamente él? Y se preguntan: ¿Cómo, pues, se le han abierto los ojos? Aquel, que primero era ciego, atestigua: “Ese Hombre que se llama Jesús me ha abierto los ojos”. El fundamento de la fe en Jesús es aceptar que Él es un ser humano como nosotros. Los vecinos se preguntan: “¿Dónde está?” – “No lo sé”. Ellos no quedan satisfechos con la respuesta del ciego, y para aclarar el asunto, llevan al hombre ante los fariseos, las autoridades religiosas.

Juan 9, 14-17: La segunda reacción: la de los fariseos

Aquel día era un sábado y el día de sábado estaba prohibido curar. Interrogado por los fariseos, el hombre vuelve de nuevo a contarlo todo. Algunos fariseos, ciegos en su observancia por la ley, comentan: “¡Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado!”. Y no estaban dispuestos a admitir que Jesús pudiese ser un signo de Dios, porque curaba al ciego en sábado. Pero otros fariseos, interpelados por el signo, responden: “¿Cómo puede un pecador realizar semejantes signos?” ¡Y había disensión entre ellos! Y preguntaron al ciego: “¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?” Y él ofrece su testimonio: “¡Es un Profeta!”

Juan 9, 18-23: La tercera reacción: la de los padres

Los fariseos, llamados ahora judíos, no creían que hubiese sido ciego. Pensaban que se tratase de un engaño. Por esto mandaron llamar a los padres y le preguntaron: “¿Es éste vuestro hijo de quien vosotros decís que nació ciego?¿Cómo, pues, ve ahora?” Con mucha cautela los padres respondieron: “Nosotros sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero, cómo ve ahora, no lo sabemos, ni quien le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. ¡Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo!”. La ceguera de los fariseos ante la evidencia de la curación produce temor en la gente. Y aquél que confesaba tener fe en Cristo Mesías era expulsado de la sinagoga. La conversación con los padres del ciego revela la verdad, pero las autoridades religiosas se niegan a aceptarla. Su ceguera es mayor que la evidencia de los hechos. Ellos, que tanto insistían en la observancia de la ley, ahora no quieren aceptar la ley que declara válido el testimonio de dos personas (Jn 8,17).

Juan 9, 24-34: La sentencia final de los fariseos con respecto a Jesús

Llaman de nuevo al ciego y le dicen: “Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. En este caso: “dar gloria a Dios” significaba: “¡Pide perdón por la mentira que hace poco has dicho!”. El ciego había dicho: “¡Es un Profeta!” Según los fariseos debiera haber dicho: “¡Es un pecador!” Pero el ciego es inteligente. Y responde: "Si es un pecador no lo sé. Sólo sé una cosa; que yo antes era ciego y ahora veo!" ¡Contra este hecho no hay argumentos! De nuevo los fariseos preguntan: “¿Qué hizo contigo?¿Cómo te abrió los ojos?” El ciego responde con ironía: “Os lo he dicho ya. ¿Es que queréis también vosotros haceros discípulos suyos?” Entonces le insultaron y le dijeron: “Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es”. Con fina ironía, de nuevo el ciego responde: “Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos”. “Si ése no fuese de Dios, no podría hacer nada”. Ante la ceguera de los fariseos, crece en el ciego la luz de la fe. Él no acepta el razonamiento de los fariseos y confiesa que Jesús viene del Padre. Esta profesión de fe le causa la expulsión de la sinagoga. Lo mismo sucedía en las comunidades cristianas de finales del primer siglo. Aquél que profesaba la fe en Jesús debía romper cualquier lazo de unión familiar y comunitario. Así sucede hoy también: aquél o aquélla que decide ser fiel a Cristo corre el peligro de ser excluido.

Juan 9,35-38: La conducta de fe del ciego delante de Jesús

Jesús no abandona a áquel que es perseguido por su causa. Cuando se entera de que lo han expulsado, se encuentra con el hombre, lo ayuda a dar otro paso, invitándolo a asumir su fe y le pregunta: “¿Tú crees en el Hijo del Hombre?” Y él le responde: ¿Y quién es, Señor, para que yo crea en él? Jesús le dice: “Tú lo has visto; el que está hablando contigo, ése es”. El ciego exclama: “¡Creo, Señor!” Y se postró ante él. La conducta de fe del ciego delante de Jesús es de absoluta confianza y total aceptación. Acepta todo de parte de Jesús. Y es ésta la fe que sustentaba a las comunidades cristianas del Asia Menor hacia finales del siglo primero, y que nos sostiene hasta hoy.

Juan 9,39-41: Una reflexión final

El ciego que no veía, acaba viendo mejor que los fariseos. Las comunidades del Asia Menor que antes eran ciegas, descubren la luz. Los fariseos que pensaban ver correctamente, son más ciegos que el ciego de nacimiento. Encerrados en la vieja observancia, mienten cuando dicen que ven. ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!


c) Prolongando la visión:

- Los Nombres y Títulos que Jesús recibe

A lo largo de la narración de la curación del ciego, el evangelista registra varios títulos, adjetivos y nombres, que Jesús recibe de las más variadas personas: de los discípulos, del mismo evangelista, del ciego, de los fariseos, de Él mismo. Este modo de describir los hechos de la vida de Jesús formaba parte de la catequesis de la época. Era una forma de ayudar a las personas a aclarar las propias ideas respecto a Jesús y a definirse ante Él. Veamos algunos de estos nombres, adjetivos y títulos. La lista indica el crecimiento del ciego en la fe y cómo se aclara su visión.

* Rabbí (maestro) (Jn 9,1): los discípulos * Luz del mundo (Jn 9,5): Jesús * Enviado (Jn 9,7): el Evangelista * Hombre (Jn 9,11): el ciego curado * Jesús (Jn 9,11): el ciego curado * No viene de Dios (Jn 9,16): algunos fariseos * Profeta (Jn 9,17): el ciego curado * Cristo (Jn 9, 24): el pueblo * Pecador (Jn 9,24): algunos fariseos * No sabemos de dónde es (Jn 9,31): el ciego curado * Religioso (Jn 9,31): el ciego curado * Hace la voluntad de Dios (Jn 9,31): el ciego curado * Hijo del Hombre (Jn 9,35): Jesús * Señor (Jn 9,36): el ciego curado * ¡Creo, Señor! (Jn 9,38): el ciego curado

- El Nombre: “YO SOY”

Para revelar el significado profundo de la curación del ciego, el Cuarto Evangelio recuerda la frase de Jesús: “Yo soy la luz del mundo” (Jn 9,5). En otros diversos lugares, en respuesta a las preguntas que las personas hacen, incluso hoy, con respecto a Jesús: “¿Quién eres tú?” (Jn 8,25) o “¿Quién crees que eres?” (Jn 8,53), el evangelio de Juan repite esta misma afirmación: “YO SOY”:

*Yo soy el pan de vida (Jn 6,34-48)
* Yo soy el pan bajado del cielo (Jn 6,51)
* Yo soy la luz del mundo (Jn 8,12; 9,5)
* Yo soy la puerta (Jn 10, 7.9)
* Yo soy el buen Pastor (Jn 10,11,25)
* Yo soy la resurrección y la vida (Jn 11,25)
* Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6)
* Yo soy la vid (Jn 15,1)
* Yo soy rey (Jn (18,37)
* Yo soy (Jn 8,24.27.58)

Esta auto-revelación de Jesús llega a su culmen en la conversación con los judíos, en la que Jesús afirma: “Cuando levantéis en alto al Hijo del Hombre entonces conoceréis que YO SOY” (Jn 8,27). El nombre Yo soy es lo mismo que Yahvé, nombre que Dios se da en el Éxodo, expresión de su presencia liberadora entre Jesús y el Padre (Ex 3,15). La repetida afirmación YO SOY revela la profunda identidad entre Jesús y el Padre. El rostro de Dios resplandece en Jesús de Nazaret: “¡Quien me ve, ve al Padre!” (Jn 14,9) 6.


Oración: Salmo 117 (116)

Un resumen de la Biblia en una oración
¡Aleluya!
¡Alabad a Yahvé, todas las naciones,
ensalzadlo, pueblos todos!
Pues sólido es su amor hacia nosotros,
la lealtad de Yahvé dura para siempre.


Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

(fuente: ocarm.org)

sábado, 29 de marzo de 2014

La santidad no es un lujo, es una necesidad

Los santos que la liturgia celebra en esta solemnidad no son sólo aquellos canonizados por la Iglesia y que se mencionan en nuestros calendarios. Son todos los salvados que forman la Jerusalén celeste.

Hablando de los santos, San Bernardo decía: «No seamos perezosos en imitar a quienes estamos felices de celebrar». Es por lo tanto la ocasión ideal para reflexionar en la «llamada universal de todos los cristianos a la santidad». Lo primero que hay que hacer, cuando se habla de santidad, es liberar esta palabra del miedo que inspira, debido a ciertas representaciones equivocadas que nos hemos hecho de ella. La santidad puede comportar fenómenos extraordinarios, pero no se identifica con ellos. Si todos están llamados a la santidad es porque, entendida adecuadamente, está al alcance de todos, forma parte de la normalidad de la vida cristiana.

Dios es el «único santo» y «la fuente de toda santidad». Cuando uno se aproxima a ver cómo entra el hombre en la esfera de la santidad de Dios y qué significa ser santo, aparece inmediatamente la preponderancia, en el Antiguo Testamento, de la idea ritualista. Los medios de la santidad de Dios son objetos, lugares, ritos, prescripciones. Se escuchan, es verdad, especialmente en los profetas y en los salmos, voces diferentes, exquisitamente morales, pero son voces que permanecen aisladas. Todavía en tiempos de Jesús prevalecía entre los fariseos la idea de que la santidad y la justicia consisten en la pureza ritual y en la observancia escrupulosa de la Ley.

Al pasar al Nuevo Testamento asistimos a cambios profundos. La santidad no reside en las manos, sino en el corazón; no se decide fuera, sino dentro del hombre, y se resume en la caridad. Los mediadores de la santidad de Dios ya no son lugares (el templo de Jerusalén o el monte de las Bienaventuranzas), ritos, objetos y leyes, sino una persona, Jesucristo. En Jesucristo está la santidad misma de Dios que nos llega en persona, no en una lejana reverberación suya. Él es «el Santo de Dios» (Jn 6, 69)

De dos maneras entramos en contacto con la santidad de Cristo y ésta se comunica a nosotros: por apropiación y por imitación. La santidad es ante todo don, gracia. Ya que pertenecemos a Cristo más que a nosotros mismos, habiendo sido «comprados a gran precio», de ello se sigue que, inversamente, la santidad de Cristo nos pertenece más que nuestra propia santidad. Es éste el aletazo en la vida espiritual.

Pablo nos enseña cómo se da este «golpe de audacia» cuando declara solemnemente que no quiere ser hallado con una justicia suya, o santidad, derivada de la observancia de la ley, sino únicamente con aquella que deriva de la fe en Cristo (Flp 3, 5-10). Cristo, dice, se ha hecho para nosotros «justicia, santificación y redención» (1 Co 1, 30). «Para nosotros»: por lo tanto, podemos reclamar su santidad como nuestra a todos los efectos.

Junto a este medio fundamental de la fe y de los sacramentos, debe encontrar también lugar la imitación, esto es, el esfuerzo personal y las buenas obras. No como medio desgajado y diferente, sino como el único medio adecuado para manifestar la fe, traduciéndola en acto. Cuando Pablo escribe: «Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación», está claro que entiende precisamente esta santidad que es fruto del compromiso personal. Añade, de hecho, como para explicar en qué consiste la santificación de la que está hablando: «que os alejéis de la fornicación, que cada uno sepa poseer su cuerpo con santidad y honor» (1 Ts 4, 3-9).

«No hay sino una tristeza: la de no ser santos», decía Léon Bloy, y tenía razón la Madre Teresa cuando, a un periodista que le preguntó a quemarropa qué se sentía al ser aclamada santa por todo el mundo, le respondió: «La santidad no es un lujo, es una necesidad».

escrito por padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia
solemnidad de Todos los Santos
(fuente: ww.fluvium.org)

viernes, 28 de marzo de 2014

El Papa Francisco recibió al Presidente Obama

El Santo Padre y el presidente de Estados Unidos han hablado sobre los conflictos internacionales, reforma migratoria, libertad religiosa y trata de seres humanos.

Ciudad del Vaticano, 27 de marzo de 2014 (Zenit.org) Hacia las 10,30 de la mañana el presidente de Estados Unidos Barak Obama, llegó al Vaticano en una comitiva en la que había 26 autos y 8 motocicletas para reunirse con el Santo Padre en un coloquio de 50 minutos que ha cumplido el récord de duración de los encuentros que Francisco tiene con presidentes de Gobierno. "Es maravilloso encontrarle, gracias por recibirme", con estas palabras se ha presentado Obama al papa Francisco. "Bienvenido, señor Presidente", ha respondido el Pontífice en inglés.

A continuación han pasado al despacho y ya sentados el uno frene al otro en el escritorio del Papa, Obama dice al Santo Padre que es un honor conocerle y que es un gran admirador suyo.

Durante el encuentro privado, que ha comenzado a las 10.27 y ha finalizado las 11.19, han contado con la presencia de dos intérpretes. Por un lado monseñor Mark Miles, de la secretaría de Estado, y por otro Alessandra Donatti, trabajadora de la embajada de Estados Unidos. El Papa ha hablado en español, no en italiano.

Aún en presencia de la prensa y antes de quedarse solos, el presidente ha saludado al Santo Padre de parte de su familia y le ha indicado que la última vez que estuvo aquí para reunirse con Benedicto XVI, puedo traer a su mujer y sus hijas.

Según anuncia un comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano, "los cordiales coloquios han permitido un intercambio de puntos de vista sobre algunos temas relacionados con la actualidad internacional, deseando para las áreas en conflicto el respeto del derecho humanitario y del derecho internacional y una solución negociada entre las partes". Asimismo, "en el contexto de las relaciones bilaterales y de la colaboración entre la Iglesia y el Estado se han detenido sobre cuestiones de especial relevancia para la Iglesia en el país, como el ejercicio de los derechos a la libertad religiosa, a la vida y a la objeción de conciencia y el tema de la reforma migratoria". Finalmente, concluye el comunicado, "se ha expresado el compromiso común en la erradicación de la trata de seres humanos en el mundo".

Al finalizar el encuentro, la delegación que acompaña al presidente ha entrado para saludar al Santo Padre y presenciar el intercambio de regalos.

El presidente Obama, para celebrar la apertura al público de los jardines pontificios del Palacio Apostólico de Castelgandolfo, ha regalado al Santo Padre unas semillas procedentes de los jardines de la Casa Blanca. Las semillas venían dentro de una caja, hecha para la ocasión, tallada con cuero estadounidense y madera rescatada de la Basílica del Santuario Nacional de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, que es una de las catedrales más antiguas construidas en Estados Unidos. En consonancia con el espíritu del regalo, se hará una donación particular de semillas en honor al Papa. Las mismas darán como resultado varias toneladas de fruta y verduras frescas. "Este regalo se le ofrece en honor al compromiso de Su Santidad de sembrar las semillas de la paz mundial para las generaciones futuras", dice el comunicado de la Casa Blanca.

Al presentar este regalo, Obama le ha dicho al Papa: "si usted tiene oportunidad de venir a la Casa Blanca, puede ver el jardín". A lo que el Santo Padre contestó en español: "¡como no!"

Por su parte, Francisco le regaló dos medallones. El del Ángel - Solidaridad y Paz - hecho con bronce fundido y representa un ángel, místico en apariencia, abrazando y reuniendo juntos el hemisferio norte y sur, mientras supera la oposición de un dragón. Es una obra del artista Guido Veroi (1926-2013). El segundo medallón, es una copia de la medalla que conmemora el proyecto original de Bernini del columnado de San Pedro y lleva una inscripción del papa Alejandro VII.

Además, el Santo Padre ha regalado al presidente de EEUU una copia de su exhortación apostólica Evangelli Gaudium. Obama, al recibirla ha dicho: "Sabe, seguramente la lea cuando esté en el despacho oval cuando esté profundamente frustrado y estoy seguro de que me dará fuerza y me calmará". Francisco le ha respondido en inglés "I hope" (espero).

Al llegar el momento de la despedida, mientras se hacían las últimas fotos y la delegación salía de la sala, el presidente le ha dicho al intérprete para que se lo dijera al Santo Padre "Su Santidad es probablemente la única persona que tiene que someterse a más protocolo que yo".

En las últimas palabras que han podido intercambiar, Obama ha dicho al Papa en español un "muchas gracias" y ha añadido en inglés "por favor rece por mí y por mí familia. Ellas están conmigo en este 'camino', mis hijas y mi mujer me apoyan".

También se realizó un encuentro entre el secretario de Estado John Kerry y el secretario de estado del Vaticano, Mons. Pietro Parolín.

(27 de marzo de 2014) © Innovative Media Inc.


El Papa recibe al presidente Obama con un cordial apretón de manos

En una entrevista, Obama anticipa su pensamiento sobre Francisco y el Vaticano

Ciudad del Vaticano, 27 de marzo de 2014 (Zenit.org) El papa Francisco recibió esta mañana al presidente de Estados Unidos, Barak Obama, con un cordial apretón de manos. Se trata de la segunda visita después de la del 2009, cuando encontró a Benedicto XVI. Hoy encontrará también al presidente de Italia y otras autoridades civiles.

“Obama con el Papa para derrotar la pobreza” es el título del principal diario italiano Il Corriere della Sera. “Llego a Roma para escucharlo”, indica el presidente de Estados Unidos en la entrevista a dicho periódico. Entre los temas, Francisco indicó que hoy hablará también de la situación de África central.

El presidente de Estados Unidos reconoce en el reportaje realizado en Bruselas, “el coraje de Francisco de hablar sin pelos en la lengua sobre los desafíos económicos y sociales más grandes” si bien concluye la misma precisando que “esto no significa que estemos de acuerdo sobre todos los temas”.

Durante la entrevista, el presidente indica que el Papa “no se limita a proclamar el Evangelio: él lo vive” y reconoce “su empeño por la justicia social y su mensaje de amor de compasión por las personas, especialmente las más pobres y vulnerables”, porque su pensamiento es precioso para entender cómo vencer el desafío contra la pobreza extrema y limitar las desigualdades en la distribución del rédito.

Añade que existe no solamente un problema económico porque en el fondo “hay una cuestión ética”. Y que con su estilo de arrinconarnos, el Santo Padre nos ayuda a no acostumbrarnos al desperdicio del consumismo y a no aceptar como normal las desigualdades extremas.

Obama considera que la globalización y desarrollo del comercio “han contribuido en pocas décadas a lograr que cientos de millones de personas salgan de la pobreza”, si bien reconoce que como dice el Papa “estos progresos no han llegado a un número suficiente de personas y que demasiada gente se queda atrás”.

“Estoy ansioso de escuchar las ideas del Papa sobre cómo podemos vencer nuestro desafío” en la lucha contra la pobreza.

(27 de marzo de 2014) © Innovative Media Inc.

¿Hace cuánto que no te confiesas?


Ofrecemos diversos recursos para promover, en familia o en comunidad, el sacramento de la reconciliación.

1. Para iniciar el diálogo

(Este momento es muy importante y conviene que se le dé la duración necesaria, ya que en él salen a relucir las inquietudes de cada miembro de la familia o comunidad).

· ¿Hace cuánto que no te confiesas?
· ¿Qué sentimientos tienes sobre la Confesión?
· ¿Recuerdas cómo te sientes después de confesarte?

2. Dios también dialoga con nosotros

(En este momento estamos atentos a lo que Dios nos dice; es conveniente guardar un momento de silencio después de leer el texto, para meditarlo).

Del Evangelio de san Juan (20, 19-23): Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!” Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”.

3. Para reflexionar juntos

¿Qué es la Reconciliación?

Comencemos diciendo que la Reconciliación es el nombre apropiado del Sacramento de la Confesión.

“Los que se acercan al Sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a la conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones” (LG 11). ) (CEC 1422). Así nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre este Sacramento instituido por Cristo como un signo de su amor.

El Bautismo nos perdona no sólo el pecado original, que no es personal, sino también todos los pecados cometidos antes del Bautismo, en el caso de los que lo reciben después del uso de razón. Los pecados los perdona Dios por los méritos de Jesús, no por nuestros méritos por grandes que puedan ser. El perdón es una gracia, es un regalo, es totalmente gratuito de nuestra parte porque ya Jesús pagó por nosotros.

Lo ideal sería que después del Bautismo ya no volviéramos a pecar, pero somos humanos y desgraciadamente somos pecadores. San Juan dice: “Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo.” (1 Jn 2, 1)

Si volvemos a pecar ¿podremos bautizarnos de nuevo? ¡No! Porque ese Sacramento imprime carácter, nos marca para siempre, y no es necesario volver a bautizarnos.

Entonces, ¿qué hacemos para recibir el perdón de nuestros pecados cometidos después del Bautismo? Pedir perdón a Dios.

“Dios no se cansa de perdonar; somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”, nos dice el Papa Francisco. Cuantas veces pidamos perdón, Dios, que es Padre, nos perdonará; no porque lo merezcamos, sino por la gracia de Jesús.

El Sacramento de la Reconciliación significa y realiza el perdón de Dios de una forma efectiva. Cuando me confieso con verdadero arrepentimiento y propósito de enmienda, puedo estar seguro de haber sido perdonado por Dios y puedo sentir la alegría de mi liberación.

El sacerdote no perdona en su nombre, perdona en nombre de la Trinidad Santa por el poder que Jesús quiere darle como una prueba más de que nos ama. Él quiere poner en manos de la Iglesia el poder de reconciliar a los miembros de la misma Iglesia. El sacerdote no perdona porque él es santo, perdona porque Dios nos ama.

El Sacramento de la Reconciliación, de la Confesión, no debe darnos miedo; debemos amar ese Sacramento que nos libera y nos permite experimentar una y otra vez la misericordia incansable de nuestro Padre del Cielo.

4. Compromiso familiar/ comunitario

La Iglesia tiene un mandamiento que dice: “Confesarse por lo menos una vez al año, por la Cuaresma” y nos obliga si somos católicos.

Como familia (o comunidad) acudamos al confesor y vivamos juntos la alegría de la reconciliación y del perdón.

En el Cielo hay fiesta cada vez que nos confesamos.

(fuente: www.desdelafe.mx)

jueves, 27 de marzo de 2014

La penitencia y el ayuno en la iglesia primitiva

Los primeros cristianos procuraron revivir en sus vidas la Pasión de Cristo, tomando la propia cruz para seguirle, identificándose con Él mediante el espíritu de sacrificio y de penitencia. Supieron encontrar la mortificación en su vida ordinaria, en el cumplimiento de sus deberes, en lo pequeño de cada día. Vivían la sobriedad.

La Iglesia de los primeros tiempos también conservó la práctica del ayuno, siguiendo el ejemplo de Jesús en el desierto. Los Hechos de los Apóstoles mencionan celebraciones de culto acompañadas de ayuno. San Pablo, en su misión apostólica, no se co nforma con sufrir hambre y sed cuando las circunstancias lo exigen, sino que añade repetidos ayunos. La Iglesia ha permanecido fiel a esta tradición, procurando mediante el ayuno disponernos a recibir mejor las gracias del Señor.

Presentamos a continuación algunos textos de los primeros escritores cristianos que reflejan cómo vivían el ayuno y la penitencia.


Necesidad de la mortificación

El alma se perfecciona con la mortificación en el comer y beber; también los cristianos, constantemente mortificados, se multiplican más y más. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar. (EPÍSTOLA A DIOGNETO, 5-6)

Hermoso es mortificar el cuerpo. De ello te persuada Pablo, que sin cesar lucha y se sujeta con violencia (cfr. 1 Cor 9, 27), e inspira santo temor, con el ejemplo de Israel, a cuantos confían en sí mismos y condescienden con su cuerpo. Que te persuada el mismo Jesús, con su ayuno, su sometimiento a la tentación y su victoria sobre el tentador (cfr. Mt 4, 1 ss). (SAN GREGORIO NACIANCENO, Discurso 14, 2-5)

No creamos que es suficiente un fervor pasajero de la fe, porque es preciso que cada uno lleve continuamente su cruz, para dar a entender de este modo, que es incesante nuestro amor a Jesucristo. (SAN JERÓNIMO, Comentario a San Mateo, 10, 96)

El camino por el que viene el Señor, penetrando hasta dentro del hombre, es la penitencia, por la cual Dios baja a nosotros. De aquí el principio de la predicación de Juan: haced penitencia. (SAN JERÓNIMO, Comentario sobre el libro del profeta Joel, 25)

(La mortificación…) purifica el alma, eleva el pensamiento, somete la carne propia al espíritu, hace al corazón contrito y humillado, disipa las nebulosidades de la concupiscencia, apaga el fuego de las pasiones y enciende la verdadera luz de la castidad. (SAN AGUSTÍN, Sermón 73, 5)

Si eres miembro de Cristo, tú, quienquiera que seas [...], debes saber que todo lo que sufres por parte de aquellos que no son miembros de Cristo es lo que faltaba a la pasión de Cristo. Por esto la completas, porque faltaba; vas llenando la medida, no la derramas; sufres en la medida en que tus tribulaciones han de añadir en parte a la totalidad de la pasión de Cristo, ya que Él, que sufrió como cabeza nuestra, continúa ahora sufriendo en sus miembros, es decir, en nosotros. (SAN AGUSTÍN, Comentario sobre el Salmo 61, 7)


Sobre el Ayuno

(El libro del Pastor de Hermas refleja el estado de la cristiandad romana a mediados del siglo II. Tras una larga pausa de tranquilidad sin sufrir persecución, parece que no era tan universal el buen espíritu de esos primeros tiempos. Junto a cristianos fervorosos, había muchos tibios; y esto en todos los niveles de la Iglesia. No es de extrañar, pues, que el libro gire en torno a la necesidad de la penitencia y el ayuno…)

Los ayunos agradables a Dios son: no hagas mal y sirve al Señor con corazón limpio; guarda sus mandamientos siguiendo sus preceptos y no permitas que ninguna concupiscencia del mal penetre en tu corazón [...]. Si esto haces, tu ayuno será grato en la presencia de Dios. (HERMAS, “El Pastor”, Comparaciones, 3)

Este ayuno es sobremanera bueno, a condición de que se guarden los mandamientos del Señor. Así pues, el ayuno que vas a practicar lo observarás de este modo: ante todas las cosas, guárdate de toda palabra mala y de todo deseo malo y limpia tu corazón de todas las vanidades de este siglo. Si esto guardares, este ayuno tuyo será perfecto. (HERMAS, “El Pastor”, Comparaciones, 4)

Por lo demás, lo harás de esta manera: después de cumplido lo que queda escrito, el día que ayunes no tomarás sino pan y agua, y de la comida que habías de tomar calcularás la cantidad de gasto que correspondería a aquel día y lo entregarás a una viuda, a un huérfano o a un necesitado. Y te humillarás de manera que quien tomare de tu humillación sacie su alma y ruegue por ti al Señor. (HERMAS, “El Pastor”, Comparaciones, 5, 1-4)

Alegrad, pues, vuestros rostros. (…) ayuna, y ayuna con alegría. (SAN BASILIO EL GRANDE, Homilía sobre el ayuno, 1)

Así como es peligroso pasar los límites de la templanza en el comer, también está fuera de razón abatir demasiado el cuerpo con abstinencias excesivas, inutilizándole para todo lo bueno por haberle enflaquecido demasiado. Estamos, pues, obligados a cuidar de nuestros cuerpos. (SAN BASILIO EL GRANDE, Sobre la verdadera virginidad, 27)

En otros tiempos del año hay algunos ayunos por los cuales se merece premio si se observa: mas en Cuaresma peca el que deja de ayunar. Los otros ayunos son voluntarios; pero los de Cuaresma son de obligación: a los otros nos convidan; pero a estos nos obligan: y no tanto son precepto de la Iglesia, como del mismo Dios. (SAN AMBROSIO, Sermón 3, 148)

Hablaba del ayuno del alimento como una práctica necesaria para ser caritativo, del ayuno constituido por la continencia con vistas a la santidad, del ayuno de las palabras vanas o detestables, del ayuno de la cólera, del ayuno de la propiedad de los bienes con vistas al ministerio, y del ayuno del sueño para dedicarse a la oración. (BENEDICTO XVI presenta a San Afraates el Sabio, 21 noviembre 2007)

Del libro: ORAR CON LOS PRIMEROS CRISTIANOS 
Gabriel Larrauri 
(Ed. Planeta)
(fuente: www.primeroscristianos.com)

miércoles, 26 de marzo de 2014

La Iglesia en Brasil acompaña la Copa del Mundo, pero también denuncia

Martes 25 Mar 2014 Brasilia (Brasil) (AICA) El Consejo Permanente de la Conferencia Nacional del Obispos de Brasil (CNBB), conjuntamente con los demás presidentes de las asambleas episcopales regionales, difundió un mensaje sobre la Copa Mundial de Fútbol que se iniciará el próximo mes de junio en varias ciudades del Brasil. El mensaje, titulado "Jugando por la vida", sostiene que la Iglesia en el Brasil “acompaña, con presencia amorosa, materna y solidaria, este acto que reunirá a varios países y la oportunidad de protagonizar una reconciliación universal".

Los obispos invitan a la sociedad brasileña a adherir al proyecto "Copa de la Paz" y a la campaña "Jugando a favor de la vida - denuncie el tráfico humano", que tiene la finalidad de colaborar para que el acontecimientos sea "recordado como un tiempo de fortalecimiento de la ciudadanía".

En el mensaje, los prelados explican que el certamen deportivo sirve para reflexionar con la sociedad sobre las relaciones pacíficas y culturales entre todos los pueblos, así como sobre los aspectos sociales y económicos que involucran al deporte, y observan que el dinero y el éxito no deben prevalecer como el objetivo final.

Los obispos lamentan también que en la preparación para la realización de la Copa haya prevalecido el aspecto económico por sobre los demás, lo que ha motivado manifestaciones populares que “acertadamente reivindican la soberanía del país, el respeto a los derechos de los más vulnerables y efectivas políticas públicas que eliminen la miseria, detengan la violencia y garanticen la vida con dignidad para todos".

"Nos solidarizamos con los que, por causa de las obras de la Copa, fueron heridos en su dignidad y visitados por el dolor de la pérdida de seres queridos –expresaron-. No es posible aceptar que, por causa de la Copa, familias y comunidades enteras hayan sido removidas para la construcción de estadios y de otras obras estructurales, en una clara violación del derecho a la vivienda. Tampoco se puede admitir que la Copa profundice las desigualdades urbanas y la degradación del medio ambiente y justifique la instauración progresiva de una institucionalidad de excepción, mediante decretos, medidas provisionales, ordenanzas y resoluciones".

"El éxito de la Copa del Mundo no se medirá por los valores que inyectará a la economía local o por el lucro que proporcionará a sus patrocinadores. Su éxito estará en la garantía de seguridad para todos sin el uso de la violencia, en el respeto al derecho a las pacíficas manifestaciones de la calle, en la creación de mecanismos que impidan el trabajo esclavo, el tráfico humano y la explotación sexual, sobre todo, de personas socialmente vulnerables y combatan eficazmente el racismo y la violencia", sostuvieron.

"Que la patrona de Brasil, Nuestra Señora Aparecida, nos agracie con su bendición y protección en este tiempo de fraternidad y reconciliación entre los pueblos", concluyeron los obispos en su mensaje, encabezado con la firma del presidente de la CNBB y arzobispo de Aparecida, cardenal Raymundo Damasceno Assis.+

martes, 25 de marzo de 2014

¡Sí a la vida, esperanza ante la crisis!

Carta del obispo de Córdoba en la fiesta de la Encarnación

El 25 de marzo celebramos la fiesta de la encarnación de Señor en el seno de María virgen. Por obra del Espíritu Santo, sin concurso de varón, María santísima recibió una nueva vida en su vientre, y la acarició con amor. Era el Hijo de Dios, Dios eterno como su Padre, que comenzaba a ser hombre, una criatura indefensa, y comenzó a serlo como embrión animado de alma racional humana, que después se convirtió en feto y llegado a la madurez correspondiente fue dado a luz en la Nochebuena. Qué bonita es la Navidad como paradigma del nacimiento de todo niño que viene a este mundo.

Así hemos nacido todos. Como fruto del abrazo amoroso de nuestros padres, ha brotado en el vientre de nuestra madre una nueva vida, un nuevo hijo, que ha sido acogido con amor y gozo en el seno de nuestra familia, hasta que hemos nacido, desprendiéndonos del seno materno. La ciencia nos certifica que desde el momento mismo de la concepción, de la fecundación, comenzó un nuevo ser distinto de la madre, no un simple amasijo de células, sino una persona viva llamada a la existencia, si nadie lo impide.

Hoy no se lleva llamar las cosas por su nombre, y cuando se mata al hijo engendrado en el seno materno, se habla de “interrupción voluntaria del embarazo”, cuando la realidad cruda y dura consiste en eliminar a un ser humano en el lugar más seguro y más cálido para el ser humano: el vientre materno. El Concilio Vaticano II a este hecho lo llama “crimen abominable” (GS 51), y en él intervienen el padre, la madre, la más amplia familia, los amigos, el personal sanitario, etc. Toda una presión social, en la que tantas veces la misma madre es víctima y no tiene más salida que la de abortar, pagando ella sola los vidrios rotos de esta catástrofe. Las heridas profundas que produce el aborto ahí quedan para ser sanadas por una abundante misericordia.

Todos somos de alguna manera responsables de este fracaso: el aborto provocado en más de cien mil casos cada año en España, que suman ya más de un millón de vidas humanas segadas al comienzo de su existencia. Se trata de un fracaso no sólo personal, sino colectivo y social. La mentalidad de nuestra sociedad, con leyes y sin leyes, se va generalizando en dirección abortista, y una mujer tiene todo a su favor para eliminar al hijo de sus entrañas y apenas cuenta con ayuda para llevar libremente su embarazo a feliz término. He aquí una de las más sonoras injusticias de nuestro tiempo. Se invoca la libertad de la madre para tener este hijo, y no se tiene en cuenta para nada el niño que acaba de ser engendrado y que tiene derecho a nacer.

La Jornada por la Vida, que celebran todos los movimientos provida el 25 de marzo es una llamada a valorar la vida en todas sus fases, desde su concepción hasta su muerte natural, de manera que podamos hacer frente a la cultura de la muerte que se va difundiendo como una marea negra en nuestro tiempo. El sí a la vida es un sí al progreso, porque si no hay nacimientos está en peligro la ecología humana, está en peligro la sociedad y su continuidad armónica, está en peligro el crecimiento de una nación, están en peligro las pensiones.

La gran esperanza para la humanidad es el nacimiento de nuevos hijos. Cuando éstos son escasos, la esperanza está recortada, el futuro es incierto, la sociedad se muere de tristeza. El cristiano vive de la fe y por eso ama la vida, que se prolonga en la vida eterna gozosamente. Apoyado en la ciencia y por el sentido común de la ley natural, trabaja a favor de la vida y va poniendo los medios para que ningún ser humano sea eliminado forzadamente en el seno materno. Si ya en esos primeros momentos de la vida, se permite la violencia, qué podemos esperar en otros campos o niveles. La crisis moral y de valores que estamos viviendo encontrará una salida cuando la vida humana sea más valorada, y los esposos jóvenes vivan abiertos a la vida, y sean apoyados por toda la sociedad.

Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

(fuente: www.aleteia.org)

Don Ángel Fernández Artime es el X Sucesor de Don Bosco!


(ANS – Roma) – El Capítulo General 27 ha elegido como nuevo Rector Mayor y X Sucesor de Don Bosco al Padre Ángel Fernández Artime, hasta ahora Inspector de Argentina Sur.

La elección fue a las 10:20, de la mañana al primer escrutinio.

Luego con un caluroso aplauso recibió la aclamación de la asamblea.

Don Ángel Fernández Artime, de 53 años, nació el 21 de agosto de 1960 en Gozón-Luanco, Oviedo; emitió la primera profesión el 3 de septiembre de 1978, la profesión perpetua el 17 de junio de 1984 y fue ordenado sacerdote el 4 de julio de 1987. Originario de la Inspectoría de León, ha sido delegado de pastoral juvenil, director del colegio de Orense, miembro del consejo y vicario inspectorial, y del 2000 al 2006 Inspector de León.

Fue miembro de la comisión técnica que preparó el Capítulo General 26. En 2009 fue nombrado Inspector de Argentina Sur, cargo que ocupaba hasta este momento. Cumpliendo su rol de inspector de Argentina ha tenido la oportunidad de conocer y colaborar personalmente con en entonces Arzobispo di Buenos Aires, card. Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francesco.

Es licenciado en Teología Pastoral, Filosofía y Pedagogía.

El pasado 23 Diciembre había sido nombrado Superiore del la nueva Isnpetoria de España Mediterranea, dedicada a “Maria Ausiliatrice”;un encargo que evidentemente el p. Fernández Artime no podrá, doviendo ahora asumir el Ministerio de Padre para toda la Familia salesiana.

Felicitaciones don Ángel!


Primeras Palabras del padre Ángel Fernández Artime, nuevo Rector Mayor

(ANS – Roma) – El Capítulo General 27 ha elegido come nuevo Rector Mayor y X Sucesor de Don Bosco p. Ángel Fernández Artime, hasta ahora Inspector de Argentina Sur.

La elección se realizó a las 10:20, al primer escrutinio, acompañada de un largo aplauso. Don Pascual Chávez, Presidente de la Asamblea, ha llamado al estrado al padre Ángel Artime, y le ha preguntado: “Querido p. Ángel, Dios a través de los hermanos te ha llamado hoy para ser sucesor de Don Bosco. Tu no estas llamado a ser Rector Mayor, ni como Don Vecchi, ni como Don Viganó. Tu tu estas llamado a ser sucesor de Don Bosco, no de Don Chávez. Por tanto, a nombre de los capitulares te pregunto si aceptas”.

Visiblemente emocionado, Don Angel se ha expresado en español: “Me pongo en las manos del Señor y pidamos a Don Bosco y a María Auxiliadora que nos acompañe y que me acompañe, en la fraternidad con los salesianos e con la Congregación, y con fe acepto”.

Inmediatamente dopo el nuevo Rector Mayor ha comenzado a recivir las felicitacones de cada uno de los Capitulares.

Publicado el 25/03/2014

Día del Niño por Nacer: La Argentina celebra la vida

Buenos Aires (AICA) Hoy martes 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, se celebra en la Argentina y en distintos países del mundo el “Día del Niño por Nacer”.

Por esto, a lo largo del país se organizan celebraciones y actividades destinadas a la concientización sobre la necesidad de defender la vida desde la concepción y en todas sus etapas.

El Día del Niño por Nacer se estableció en el país mediante el Decreto 1406/98, del 7 de diciembre de 1998. La fecha fue escogida por ser el día en que los católicos celebran la Fiesta de la Anunciación, cuando Jesucristo fue concebido en el seno de María.

- En Buenos Aires: Rosario por la Vida. El 25 de marzo, a las 18, en la catedral metropolitana, se rezará un Rosario por la Vida, que estará acompañado de una misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli.

Desde su inicio en 2004, esta actividad fue acompañada por el cardenal Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco. En ese marco, se entregarán en forma gratuita rosarios de porcelana de colores con forma de piecitos elaborados en la provincia de San Juan por un grupo de misioneras, entre las que hay personas enfermas y con discapacidad.

- En Santa Fe: Misa y bendición. “Este 25 de marzo gritá bien fuerte: ¡Yo amo y defiendo la vida!”, será el lema de las actividades organizadas por el Equipo Arquidiocesano de Pastoral Familiar y Grávida. A las 20, misa en la catedral local con bendición de embarazadas. También se recibirá ropa para bebés y mamás embarazadas. En tanto, el 27 de marzo, se harán ecografías en vivo en Sala Garay (Colegio Inmaculada Concepción).

- En La Plata: En el santuario de la Vida y la Familia. El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, bendecirá a las embarazadas en la solemnidad de la Anunciación del Señor (Día del Niño por Nacer). Lo hará en la misa que presidirá a las 18 en la parroquia Santos Mártires Inocentes, ubicada en Quintana entre Bolivia y Contarelli del barrio 5 de Mayo, en la localidad de Cambaceres, partido de Ensenada.

- En Rosario: Marcha. “No estás sola”, será el lema de la 11ª Marcha del Niño por Nacer, por realizarse el sábado 29 de marzo. Saldrá a las 10.30 de Plaza 25 de Mayo y se dirigirá hasta Plaza Pringles. También se hará una campaña solidaria, por lo que sugieren donar leche en polvo y pañales para el hogar de Raquel Buttazoni. Organizan las asociaciones pro-vida de Rosario. En tanto, la Liga de Madres de Familia y el Secretariado de la Familia harán celebrar la eucaristía el 25 de marzo, a las 20, en la iglesia Niño Dios (España 974).

- En Salta: Servicio a la Vida. La arquidiócesis de Salta será la sede de las Jornadas de capacitación para el servicio a la vida de Grávida, que celebra en 2014 el 25º aniversario de su creación. El objetivo de este encuentro es la capacitación de nuevos voluntarios para fortalecer este servicio de atención y cuidado de la mamá embarazada en dificultad en esta jurisdicción eclesiástica y en la región del Noroeste Argentino (NOA). Las jornadas se llevarán a cabo los días sábado 29 y domingo 30 de marzo, en la casa de retiros espirituales Beato Juan XXIII.

- En San Juan: Misa por la Vida. El 25 de marzo, a las 21, se celebrará la misa por la vida en la catedral local. “Que tu niño interior defienda el mío. Únete”, será el lema de la Marcha por la Vida que se concentrará a las 21.30 en la plaza 25 de Mayo y se movilizará hasta el Hospital Rawson. Piden traer pañales, leche y ropa para recién nacidos.

- En Tucumán: Rosario, misa y bendición. En la arquidiócesis de Tucumán, las actividades por el Día del Niño por Nacer se celebrarán junto al secretariado de Pastoral Familiar. A las 19.45, se rezará el rosario por los no nacidos en la catedral Nuestra Señora de la Encarnación, donde a las 20.30 se celebrará la misa con posterior bendición de embarazadas.

- En Paraná: En la catedral. El martes 25 de marzo se celebra el Día del Niño por Nacer en la arquidiócesis de Paraná. Por esto, desde Grávida, invitan a la misa que ese día a las 20 presidirá el arzobispo local, monseñor Juan Alberto Puiggari, en la catedral Nuestra Señora del Rosario.

- En Mendoza: Semana por la Vida y actividades en la vía pública. La Liga de Madres de Familia realizó desde el lunes hasta este viernes la Semana por la Vida, en la explanada de la Alameda, cuyo objetivo fue mostrar a la sociedad que toda vida humana importa. En tanto, el 25 de marzo, el vicario general de Mendoza, presbítero Daniel Manresa, celebrará la misa por el día de la Anunciación del Señor en la parroquia San Agustín.

Por otra parte, la Red Mendocina Familia y Vida organiza una jornada solidaria y de concientización en la Peatonal Sarmiento y Patricias Mendocinas, entre las 11 y las 19. Habrá atenciones gratuitas a embarazadas y una colecta de alimentos y otros productos para recién nacidos. La convocatoria fue lanzada en las redes sociales y con calcos pegados en la vía pública, que simulan pies de bebés.

- En Corrientes: Misa y bendición. El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidirá la misa por el Día del Niño por Nacer a las 20 en la catedral local. Habrá bendición de embarazadas. Los integrantes del grupo Corrientes Provida estarán desde las 18 en la Plaza Cabral para compartir con la comunidad la importancia de esta jornada centrada en la defensa de la vida y recorrerán la Peatonal Junín. Durante la celebración eucarística, el arzobispo dará la bendición a las madres embarazadas.

- Mar del Plata: Bautismos y Jornada académica.El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidirá la misa a las 19 en la catedral local, donde se bautizarán dos niños asistidos por el Centro de ayuda a la mujer embarazada Ain Karem. Una hora antes, se rezará el Rosario meditado por la vida. Organizan Ain Karem y la Pastoral de la Mujer.

La Universidad Fasta informó que ese día en el espacio Clarín (Alberdi 1242), desde las 11 a las 18, estudiantes de medicina y profesores brindarán charlas acerca del inicio de la vida. Habrá simuladores donde podrán verse los estadios de la gestación y se realizarán ecografías obstétricas gratuitas a embarazadas. En San Isidro El don de la vida. El obispo Oscar Ojea presidirá la misa a las 19.30 en la parroquia Don Bosco (avenida Márquez 3031, San Isidro), donde se “celebrará en Jesús y María el don de la vida”. Habrá bendición especial de las embarazadas. Convoca Grávida, Centro de asistencia a la vida naciente, en el marco de los festejos por los 25 años del inicio de ese servicio a la mujer que duda en llevar adelante su embarazo.

- En La Rioja: El obispo de La Rioja, monseñor Marcelo Daniel Colombo, invitó a participar este martes 25 de marzo de la Caminata por la Vida. Saldrá a las 21 de la catedral San Nicolás de Bari. Tendrán sentido religioso y ecuménico, y llevará por lema “He venido para que tengan vida y vida en abundancia”. Organiza la Pastoral Juvenil diocesana.

- En Catamarca: Actividades varias. En el marco del Año Diocesano de la Niñez y la Adolescencia, los Jóvenes por la Vida y la Pastoral Familiar organizaron varias actividades: A las 17, concentración en el Paseo de la Fe, para realizar una Movida por la Vida a partir de las 18. Una hora después, comenzará el Tour de la Vida con pintada de pancartas, entrega de folletos y calcomanías, juegos y una radio pro-vida. A las 21, misa en la catedral-basílica con bendición de embarazadas.

- En Lomas de Zamora: Bicicleteada. El lunes 24 de marzo, Grávida Ezeiza conmemoró el Día del Niño por Nacer con una bicicleteada, recorriendo lugares donde se honra la vida desde la concepción hasta la muerte natural. “Todos por la vida”, fue el lema. La partida tuvo lugar en la parroquia Nuestra Señora del Valle (French 536, Ezeiza) y terminó en la capilla Exaltación de la Santa Cruz, en el Barrio El Tala).+

Oración de Juan Pablo II por la vida

Mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir

Oh, María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes,
a ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida.

Amén.

escrita por Juan Pablo II 
Evangelium vitae
(fuente: www.aleteia.org)

lunes, 24 de marzo de 2014

La verdadera devoción a los ángeles

Teniendo en cuenta esta manifestación del New Age, de búsqueda de “comunicación” con supuestos ”ángeles”, en la que queda tergiversada nuestra relación con los Angeles -los Angeles de Dios- veamos cómo debe ser la verdadera devoción a los Angeles.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "La Iglesia venera a los Angeles que la ayudan en su peregrinar terrestre y protege a todo ser humano" (#352).

En la Liturgia de la Misa la Iglesia se une a los Angeles para adorar al Dios tres veces santo (con el Santo, Santo, Santo); invoca su asistencia en el Canon Romano y en la Liturgia de Difuntos ("Al Paraíso te lleven los Angeles"); celebra la memoria de ciertos Angeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael Arcángeles el 29 de septiembre, y la de los Angeles Custodios el 2 de octubre. (cfr. CIC #335)

La Liturgia de las Horas (Oficio Divino) y el Canon Romano presenta a un Angel al lado del Altar ofreciendo nuestras oraciones durante la Santa Misa, haciéndose eco de este pasaje del Apocalipsis:

Pero según la Tradición Cristiana, no es este el único Angel en el Santo Sacrificio de la Misa. San Juan Crisóstomo, entre otros, dice: "Cuando la Misa se celebra el Santuario está lleno de Angeles que adoran a la Víctima Divina inmolada en el Altar."

Así pues, la adoración es sólo para Dios y la veneración para la Virgen, los Angeles y los Santos. Es por ello que el Angel del Apocalipsis corrigió a San Juan cuando éste quiso adorarlo: "No, ten cuidado, soy un servidor como tú ... A Dios es a Quien debes adorar" (Ap. 22,8).

La verdadera devoción a los Angeles consiste en imitarlos con una vida centrada en buscar, aceptar y hacer la Voluntad de Dios. Los Angeles Buenos permanecieron fieles a su Creador durante la prueba: acataron la Voluntad de Dios.

La Iglesia aconseja pedir el auxilio y protección de nuestro Angel de la Guarda, sobre todo para que nos proteja de las acechanzas del Maligno.

También es bueno estimular en los niños la devoción al Angel de la Guarda desde muy pequeños, para que puedan sentir su protección y ayuda.


Juan Pablo II invita a dejarse guiar por los ángeles

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 29 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II recomendó este miércoles a los creyentes dejar que su vida sea guiada por los ángeles.

El pontífice dejó su consejo al final de la audiencia general al dirigirse en particular a los jóvenes, a los enfermos, y a los recién casados presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano.

La fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel, y Rafael, que celebra la Iglesia el 29 de septiembre, y la de los ángeles custodios (2 de octubre), son oportunidades, consideró, para «pensar en la diligencia con que Dios se ocupa de cada persona humana».

«Experimentad la presencia de los ángeles junto a vosotros y dejaos guiar por ellos», recomendó por último el obispo de Roma a las 15.000 personas presentes.

Según el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 328), la existencia de los ángeles «es una verdad de fe», basada en la Escritura y en la Tradición de la Iglesia.

«Los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 18, 10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Salmo 103, 20)», añade esta explicación del credo de la Iglesia (n. 329).

«En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas visibles», añade.

«Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida», añade el catecismo citando a san Basilio.


ALERTA CON "ANGELES" QUE NO SON DE DIOS

Enmarcado dentro de las prácticas del New Age, existe una corriente muy difundida de “comunicación con los ángeles”. Pretenden los que llevan a cabo esta práctica- “comunicarse” a voluntad con supuestos “ángeles”.

Como hemos visto, el nombre de “Angel” viene del griego “mensajero”, pues los Angeles - los Angeles buenos- entre otras cosas, son mensajeros de Dios. Son seres inmortales, creaturas puramente espirituales, cuya función es servir a Dios, su Creador y obedecer solamente la Voluntad Divina.

Los Angeles pueden -pero solamente si Dios así lo desea- servir de ayuda especial a los seres humanos, como vemos en algunas narraciones de la Sagrada Escritura. Tal es el caso de Tobías, que fue acompañado por el Arcángel Rafael, sin darse cuenta de quién era su compañero (Tobías 5, 12). O también pueden servir de mensajeros, como fue el Arcángel Gabriel para la Santísima Virgen María en la Anunciación (Lucas 1, 26-37) y a San José cuando le habló en sueños en dos oportunidades (Mateo 1, 18-24 y 2, 13-15).

Los demonios o ángeles caídos, igual que los Angeles de Dios, son seres puramente espirituales, que mantienen todos sus poderes, con excepción de la gracia sobrenatural, que perdieron con su caída al oponerse a Dios.

La soberbia, el orgullo, fue la causa de la caída de los ángeles que ahora son demonios. Es decir, quisieron ser como Dios, actuar independientemente de El. Liderizados por quien fuera Luzbell, ahora Lucifer, se negaron a obedecer a Dios, se rebelaron contra su Creador.

Es artículo de fe católica que la caída del hombre vino por la tentación de Satanás (Lucifer) y que éste y los demás demonios continúan tentando y persiguiendo a la humanidad. Así leemos en la primera Carta de San Pedro (5, 8) y en el Concilio Vaticano II (G.S.13). Y nos apunta el Catecismo de la Iglesia Católica (#394) que este intento es tan fuerte y tan cierto, que Satanás trató de desviar al mismo Jesucristo de Su misión (Mateo 4, 1-11).

Los demonios siguen siendo seres superiores en inteligencia y poderes a nosotros los seres humanos, con una capacidad de engaño digna de su inteligencia y astucia, superiorísimas a las nuestras. No en vano Satanás es el inventor o “padre de la mentira” (Juan 8, 44), el Engañador, que busca engañar a los seres humanos sin descansar.

Tal es el caso de esta corriente que se propagó por el mundo entero y que fomentó la “comunicación” con supuestos “angeles”. Es claro, sin embargo, que el concepto cristiano de lo que son los Angeles de Dios es muy distinto a lo que trata de estimularse con esta corriente. Estas prácticas malignas son promovidas en libros, revistas, programas de TV, y a través de cursos y conferencias, y de toda clase de representaciones “angélicas” en fotos, imágenes, estatuillas, artículos decorativos, de joyería, etc.

Aunque las formas de hacer estos contactos con supuestos “ángeles” puede variar de un sitio a otro o entre los diferentes grupos, en general, según este movimiento, los ángeles supuestamente son “esferas de luz”, “energía pura”, dispuestos a establecer contacto con los hombres a través de técnicas ocultistas claramente enmarcadas dentro del “New Age”, tales como meditaciones paganas, repetición de “mantras”, apertura de “chakras”, entre otras, para poder entrar en lo que se ha dado por denominar “rata de vibración angélica”.

Los Católicos sabemos que los Angeles de Dios no están para responder a los deseos y caprichos de los seres humanos, ni mucho menos están esperando ser contactados a través de prácticas esotéricas. También sabemos que Satanás y sus demonios sí “se disfrazan de ángeles de luz” (2a. Cor. 11, 14), y que están prestos a proponernos engaños y a complacernos en todo lo que pueda alejarnos de la Voluntad Divina.

Los Angeles de Dios no están para obedecer a los seres humanos: obedecen solamente las órdenes de su Creador y sólo a El sirven.

(fuente: www.homilia.org)

domingo, 23 de marzo de 2014

Señor, Tú eres el Salvador del mundo. Dame de tu agua viva para que no vuelva a tener sed

Lectura del Santo Evangelio según San Juan
(Jn 4, 5-42)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: "Dame de beber". (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: "¿Cómo es que Tú, siendo Judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?" (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: "Si conocieras el don de Dios y Quien es el que te pide de beber, tú le pedirías a El, y El te daría agua viva". La mujer respondió: "Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿Cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres Tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?" Jesús le contestó: "El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que Yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que Yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna". La mujer le dijo: "Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla". El le dijo: "Ve a llamar a tu marido y vuelve". La mujer le contestó: "No tengo marido". Jesús le dijo: "Tienes razón en decir: 'No tengo marido'. Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad". La mujer le dijo: "Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe adorar es en Jerusalén". Jesús le dijo: "Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad". La mujer le dijo: "Ya sé que va a venir el Mesías (es decir Cristo). Cuando venga, El nos dará razón de todo". Jesús le dijo: "Soy Yo, el que habla contigo".

En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviera conversando con una mujer; sin embargo ninguno le dijo: '¿Qué le preguntas o de qué hablas con ella?'. Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y comenzó a decir a la gente: "Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?" Salieron del pueblo y se pusieron en camino hacia adonde El estaba. Mientras tanto, sus discípulos le insistían: "Maestro, come". El les dijo: "Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen". Los discípulos comentaban entre sí: "¿Le habrá traído alguien de comer?" Jesús les dijo: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿Acaso no dicen ustedes que todavía faltan cuatro meses para la siega? Pues bien Yo les digo: Levanten los ojos y contemplen los campos, que ya están dorados para la siega. Ya el segador recibe su jornal y almacena frutos para la vida eterna. De este modo se alegran por igual el sembrador y el segador. Aquí se cumple el dicho: 'Uno es el que siembra y otro el que cosecha'. Yo los envié a cosechar lo que no habían trabajado. Otros trabajaron y ustedes recogieron su fruto". Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: "Me dijo todo lo que he hecho". Cuando los samaritanos llegaron a donde El estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en El al oír su Palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que El es, de veras, el Salvador del mundo" .

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

A gusto con Dios

La escena es cautivadora. Cansado del camino, Jesús se sienta junto al manantial de Jacob. Pronto llega una mujer a sacar agua. Pertenece a un pueblo semipagano, despreciado por los judíos. Con toda espontaneidad, Jesús inicia el diálogo. No sabe mirar a nadie con desprecio, sino con ternura grande. “Mujer, dame de beber”.

La mujer queda sorprendida. ¿Cómo se atreve a entrar en contacto con una samaritana? ¿cómo se rebaja a hablar con una mujer desconocida?. Las palabras de Jesús la sorprenderán todavía más: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría del agua de la vida”.

Son muchas las personas que, a lo largo de estos años, se han ido alejando de Dios, sin apenas advertir lo que realmente estaba ocurriendo en su interior. Hoy Dios les resulta un “ser extraño”. Todo lo que está relacionado con él, les parece vacío y sin sentido: un mundo infantil, cada vez más lejano.

Los entiendo. Sé lo que pueden sentir. También yo me he ido alejando poco a poco de aquel “Dios de mi infancia” que despertaba dentro de mí tantos miedos desazón y malestar. Probablemente, sin Jesús nunca me hubiera encontrado con un Dios que hoy es para mí un Misterio de bondad: una presencia amistosa y acogedora en quien puedo confiar siempre.

Nunca me ha atraído la tarea de verificar mi fe con pruebas científicas: creo que es un error tratar el misterio de Dios como si fuera un objeto de laboratorio. Tampoco los dogmas religiosos me han ayudado a encontrarme con Dios. Sencillamente me he dejado conducir por una confianza en Jesús que ha ido creciendo con los años.

No sabría decir exactamente cómo se sostiene hoy mi fe en medio de una crisis religiosa que me sacude también a mí como a todos. Solo diría que Jesús me ha traído a vivir la fe en Dios de manera sencilla desde el fondo de mi ser. Si yo escucho, Dios no se calla. Si yo me abro, él no se encierra. Si yo me confío, él me acoge. Si yo me entrego, él me sostiene. Si yo me hundo, él me levanta.

Creo que la experiencia primera y más importante es encontrarnos a gusto con Dios porque lo percibimos como una “presencia salvadora”. Cuando una persona sabe lo que es vivir a gusto con Dios porque, a pesar de nuestra mediocridad, nuestros errores y egoísmos, él nos acoge tal como somos, y nos impulsa a enfrentarnos a la vida con paz, difícilmente abandonará la fe. Muchas personas están hoy abandonando a Dios antes de haberlo conocido. Si conocieran la experiencia de Dios que Jesús contagia, lo buscarían.

escrito por José Antonio Pagola 
(fuente: somos.vicencianos.org)

sábado, 22 de marzo de 2014

Los interrogantes más profundos del ser humano

Nuestro mundo que sabe «gozar de la vida», que subordina al bienestar económico cualquier aspiración del espíritu, que se adapta con desenvoltura a cualquier situación…, no encuentra el necesario sosiego, ni la paz. Y la cuestión vuelve a plantearse una y otra vez, angustiosa: ¿cuáles son las verdaderas exigencias del hombre? Aparentemente, todo parece marchar correctamente sin Dios, pero no hay alegría. Se precisa descubrir a Cristo vivo, germen de transformación progresiva y radical de nuestras vidas, el único capaz de aportar confianza en el hombre, en la historia, en el futuro. Cristo es el sentido de la vida.

El mundo moderno aparece a la vez poderoso y débil, capaz de lo mejor y de lo peor, pues tiene abierto el camino para optar entre la libertad o la esclavitud, entre el progreso o el retroceso, entre la fraternidad o el odio. El hombre sabe muy bien que está en su mano el dirigir correctamente las fuerzas que él ha desencadenado y que pueden aplastarlo o salvarlo. Por ello se interroga a sí mismo.

En realidad, los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano.

Son muchos los elementos que se combaten en el propio interior del hombre. A fuer de creatura, el hombre experimenta múltiples limitaciones; se siente, sin embargo, ¡limitado en sus deseos y llamado a una vida superior.

Atraído por muchas solicitaciones, tiene que elegir y que renunciar. Más aún, como enfermo y pecador, no es raro que haga lo que no quiere y deje de hacer lo que querría llevar a cabo. Por ello siente en sí mismo la división, que tantas y tan graves discordias provoca en la sociedad.

Son muchísimos los que, tarados en su vida por el materialismo práctico, no quieren saber nada de la clara percepción de este dramático estado, o bien, oprimidos por la miseria, no tienen tiempo para ponerse a considerarlo, Muchos piensan hallar su descanso en una interpretación de la realidad, propuesta de múltiples maneras.

Otros esperan del solo esfuerzo humano la verdadera y plena liberación de la humanidad y abrigan el convencimiento de que el futuro reino del hombre sobre la tierra saciará plenamente todos sus deseos.

Y no faltan, por otra parte, quienes, desesperando de poder dar a la vida un sentido exacto, alaban la audacia de quienes piensan que la existencia carece de toda significación propia y se esfuerzan por darle un sentido puramente subjetivo.

Sin embargo, ante la actual evolución del mundo, son cada día más numerosos los que se plantean o los que acometen con nueva penetración las cuestiones más fundamentales: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que, a pesar de tantos progresos hechos, subsisten todavía? ¿Qué valor tienen las victorias logradas a tan caro precio? ¿Qué puede dar el hombre a la sociedad? ¿Qué puede esperar de ella? ¿Qué hay después de esta vida temporal?

Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo, a fin de que pueda responder a su máxima vocación, y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que haya de encontrar la salvación.

Igualmente cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se hallan en su Señor y Maestro.

Afirma además la Iglesia que bajo la superficie de lo cambiante hay muchas cosas permanentes, que tienen su último fundamento en Cristo, quien existe ayer, hoy y para siempre.

De la Constitución pastoral Gaudium et spes, 
sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano II
(fuente: www.encuentra.com)
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