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domingo, 26 de octubre de 2014

Cómo consagrar tu corazón a Jesús por María

Una de las oraciones más hermosas es la consagración a Dios a través de María. Es un acto de entrega a Dios por las manos de María. Ella nos dice siempre: "haced lo que Él os diga".

Ella siempre nos lleva al corazón de su Hijo. Ella se consagró a Él y donó todo su cuerpo y alma. Hacerlo a Ella es imitarla en su deseo de ser toda de Cristo. Este tipo de oración de consagración es un gran medio para crecer en intimidad con Dios, moldear la voluntad, suavizar el carácter y crecer en fe, esperanza y caridad.

Las palabras pueden ayudar pero lo importante es la preparación y el firme deseo de entregarse a Dios por medio de María. Este fue el lema de Juan Pablo II: "Totus tuus" (Soy todo tuyo).

Les comparto mi consagración...

Hace ya 21 años, antes de entrar en el seminario, viajé al Santuario de la Virgen de Fátima para consagrar mi vocación. Ella me vio nacer un 13 de mayo y por eso quise agradecerle el don de la vida, su protección y poner en sus manos mi vocación sacerdotal en la Legión de Cristo.

Este es el texto de mi consagración. Te invito a hacer tú también tu propia consagración, recorriendo tu vida y poniendo toda tu historia y tu corazón en manos de María.

¡Oh Dulce Virgen María!, Madre mía, en la advocación de Nuestra Señora de Fátima, hoy vengo peregrino para consagrarme a ti.

Un 13 de mayo, hace ya más de 20 años, vine al mundo de tu mano y hoy quiero consagrarme a ti y ofrecerte mi vida para que juntos andemos este camino que el Señor me ha preparado.

Santa María Virgen, Madre mía, me consagro a ti abandonando en tus manos de Madre mi vocación de sacerdote Legionario de Cristo. Con total confianza como hijo tuyo que soy, te entrego toda mi alma: dígnate aceptarla para modelarla según las perspectivas divinas. Imprime en mí la semejanza de tu santidad, hazme cada vez más conforme al ideal de Cristo, para que sea un sacerdote santo y lleve muchas almas a Dios.

Con un corazón filial, con el deseo de pertenecer más enteramente a Dios, te hago esta consagración, me uno a ti y te ofrezco la posesión de mí mismo para que tú adhieras todo mi ser al Señor.

Sé que con esta consagración me comprometo a tu camino, que es camino del amor que se entrega sin límites, acepto por anticipado todas las renuncias que lleva consigo, y te prometo con la gracia de Dios no quejarme de las exigencias de esta entrega total, no rehusar los sacrificios que me pide el Señor.

Cuento con el gozo con que fomentarás mi generosidad, para que mi consagración sea una plena dilatación del alma en la tuya tan llena de amor.

Madre Santísima, al ofrecerme a ti con una consagración definitiva, te confío todo lo que poseo y todo lo que soy, todo lo que el Señor me ha dado.

Te entrego mi inteligencia para que se llene como la tuya, del Misterio de Cristo, y para que comprenda, gracias a Él, todas las cosas.

Te entrego mi voluntad, para que se dirija únicamente hacia el bien, y se robustezca contra todas las desviaciones y tentaciones.

Te entrego mi corazón, para que lo animes de un inmenso amor, sincero y generoso, que no se busque a sí mismo.

Te entrego mi cuerpo y mis sentidos, para que vivan en la pureza y ayuden a mi alma a remontarse al Señor.

Te entrego mi libertad para que se libere de la servidumbre de las pasiones y escoja siempre lo que agrada a Dios.

Te entrego mis preocupaciones y mis temores, para que se pierdan en la seguridad de un Padre Bueno y Vigilante.

Te entrego mis deseos y mis esperanzas, para que fijos más exclusivamente en el Señor, sean colmados plenamente.

Te entrego mis penas y mis alegrías, para que sean transfiguradas en la pena y en la alegría del Redentor.

Virgen de Fátima, que bajaste de los cielos con el rosario en las manos como una red salvadora y con el corazón al descubierto para que no pudiésemos resistir, no permitas que me separe de ti, y que como un niño que comienza a andar me deje llevar de tu mano cariñosa hacia Aquel que tiene Palabras de Vida Eterna.

¡Sé tú la Reina de mi vida y de mi conducta; gobierna todo lo mío, para que todo sea del Señor!

Gracias Madre. Amén.

escrito por P. Guillermo Serra, LC
(fuente: Blog de la Oración)

sábado, 25 de octubre de 2014

El Magnificat: una oración para tiempos nuevos

Los obispos de Nicaragua invitan a la oración y al compromiso de los cristianos por el país. Una bella carta que merece ser compartida. 

Los obispos de Nicaragua, el pasado 31 de mayo de 2011, en la fiesta de la Visitación de María, han escrito una carta pastoral sobre “El Magnificat: una oración para tiempos nuevos”.

Mientras se encaminan hacia un día de ayuno nacional por Nicaragua el próximo 1 de julio, los prelados invitan a implorar a la Virgen por la situación del país, comprometiéndose a rezar el rosario personalmente, en las familias y en las comunidades. Ofrecen una reflexión bíblica sobre el Magnificat, y exhortan a orar y meditar a la luz de “esta bella oración de la Virgen”.

El Magnificat, dicen los prelados, es como “el espejo del alma de María” (Puebla, 297), es la oración de los pobres auténticos del pueblo de Israel: “Lo primero que María nos enseña es algo tan sencillo como dejarnos mirar por Dios, sentirnos acogidos y envueltos en su ternura, en su perdón, en su amor incondicional”, “¡Descubrámonos amados por Dios como María!”, afirman.

“En Nicaragua, cada uno personalmente y todos como comunidad nacional, superemos los miedos, la indiferencia egoísta y la autosuficiencia de quien se apoya en sí mismo. Reconozcamos con gratitud que lo mejor de nuestra vida y las muchas riquezas de la cultura y de la historia de nuestra patria han sido un don gratuito de Dios, que siempre llena de bendiciones a quienes se abren a su gracia con libertad y responsabilidad”, subrayan.

Afirman los pastores que el Magnificat es el prólogo de las Bienaventuranzas proclamadas por Jesús: “Ella nos enseña que la felicidad anunciada en el Evangelio no se basa en la avidez y la posesión de bienes materiales, ni en los goces pasajeros que nos engañan y deshumanizan, ni en la ambición desmedida de poder sobre los demás a toda costa”.

“En el Magnificat, la Virgen María aparece libre de la ansiedad y la inquietud que nacen del egoísmo, del orgullo y de la búsqueda de los propios intereses. Se presenta más bien con la serenidad profunda de quien se sabe acogida y bendecida por el amor de un Dios que colma todos sus deseos. En María vemos lo que acontece cuando alguien permite que Dios intervenga en la propia vida y le cede el protagonismo de la propia existencia. Ella nos muestra hasta dónde puede llegar la acción misericordiosa de Dios, que siempre está llamando a la puerta de nuestro corazón y de nuestra sociedad para colmarnos de vida y de felicidad”, añaden.

“Como creyentes debemos vivir con serenidad y esperanza, sabiendo que nuestra vida y la historia de nuestra patria, ‘de generación en generación’, se verán bendecidas por la fidelidad amorosa de Dios. Su perdón infinito y su providencia cotidiana nos protegerán y auxiliarán en todo momento, siempre que nos esforcemos por discernir su voluntad y seguir sus caminos”, exhortan los obispos.

“Desde su experiencia personal de la gracia divina, María mira en derredor y contempla la historia”. “Ve la historia más allá de las apariencias y ve cuál es el fondo de la realidad, descubriendo quiénes para Dios están arriba y quiénes abajo, quiénes están llenos y quiénes vacíos, quiénes cerca y quiénes lejos”.

María, señalan, “no es indiferente frente a los problemas de su pueblo”. “De ella debemos aprender que es exigencia de nuestra fe conocer y comprender la realidad social y política del país, comprometernos en transformarla sabiendo que Dios se inclina siempre a favor de los pobres y denunciar con valentía todo aquello que se oponga a los valores evangélicos de la justicia, la verdad y la fraternidad”.

María, en su mirada profética, “ve a los hambrientos ya saciados, a los humildes y abatidos exaltados y a los ricos y poderosos despedidos con las manos vacías. Los soberbios de corazón, los arrogantes y orgullosos que buscan sus intereses y exigen que se rinda culto a su personalidad (Rom 1,30; 2 Tim 3,2; St 4,6; 1 Pe 5,5), se pierden y se dispersan por autodivinizarse, siguiendo sus caminos y no los de Dios. Los poderosos que ejercitan el dominio en modo despótico y autoritario consolidándose en modo prepotente y tiránico sobre los demás (Lc 22,25), actúan como si Dios no existiera y por eso Dios mismo los destrona y derriba". “Los tronos de los poderosos de este mundo son todos provisionales, mientras el trono de Dios es la única roca que no cambia y no cae” (Benedicto XVI, Rezo del Rosario, San Pedro 31/05/08)”.

Exhortan, como discípulos de Jesús, a “aprender a corregir continuamente nuestra percepción de la realidad del mundo”. A imitación de María, debemos esforzarnos por “ver y comprender siempre a las personas, las relaciones sociales y los procesos políticos desde la perspectiva de Dios y de su voluntad”. “A los pobres hay que respetarlos en su dignidad: debemos comprometernos en su promoción humana integral más allá del puro asistencialismo económico y hacer que sean sujetos de su propia historia”.

Y concluyen los obispos invitando a todos a orar “como María para ser como ella, hombres y mujeres contemplativos, capaces de ver con mirada de fe la realidad y de comprometernos con el Reino de Dios”.

“Iluminados interiormente por el Espíritu Santo en la oración y guiados por la Palabra de Cristo, descubrámonos siempre amados por Dios, vivamos con alegría y esperanza y colaboremos con sabiduría para construir un país más humano y desarrollado, más justo y pacífico”.

(fuente: www.zenit.org)

Acompañar a la familia, no juzgarla

Junto a la ratificación de la doctrina, el Sínodo ha remarcado la necesidad de la misericordia ante la fragilidad afectiva que produce crisis en cadena en las familias.

El matrimonio y la familia son los puntos de sutura más delicados entre la Iglesia y la sociedad civil. Cuando en una vertiente soplan vientos de fronda, en la otra repercute también la tempestad. Por eso el Sínodo Extraordinario de la Familia que acaba de concluir ha sido más un Sínodo de “remedios”, que un Sínodo de “modelos”. Aquí se han estudiado principalmente los “desafíos” para el matrimonio cristiano. Dentro de un año, en el Sínodo ordinario, se analizarán más detenidamente los paradigmas.

¿Por qué tanto tiempo? Ha sido la prudencia del papa Francisco quien ha preferido marcar en dos etapas la reflexión sobre la familia. En el Sínodo extraordinario se ha concentrado el debate. Un debate creador, con la máxima libertad en los intervinientes. Como dijo Francisco bromeando: “Sin miedo a que el cardenal Müller (el prefecto de la Congregación de la Fe) se les eche encima”. Es decir, sin retraimiento ante el ojo de un supuesto “Gran Hermano” observando o reprochando alguna intervención. El hecho de que en el Sínodo haya habido visiones divergentes no es nada excepcional. La controversia ha acompañado siempre las tareas de los Concilios y Sínodos en la Iglesia: desde Nicea a Éfeso, de Trento al Vaticano I, o de Viena al Concilio Vaticano II.


Zonas en alerta

Probablemente ninguna Asamblea eclesiástica −si se exceptúa el Concilio Vaticano II− ha sido seguida con tanta expectación por los media de todo el mundo. Un estudio de hace unos días muestra que, de septiembre de 2013 a septiembre de 2014 , solo en menciones realizadas en lengua inglesa, se han generado en la web más de 1.162.143 noticias y conversaciones. Los resultados evidencian que América (53 por ciento) es la zona donde más se ha hablado del Sínodo, seguido de Europa (21 por ciento), Asia (10 por ciento) y África (4 por ciento).

Repárese que las zonas más “alertas” son precisamente aquellas en que el deterioro del matrimonio y la familia es mayor. En Estados Unidos, por ejemplo, la cantidad de madres solas pasó de 3 millones en 1970 a 10 millones en 2000. En 2000 había 65 millones de niños en familia monoparentales frente a 250 mil en 1960. Tiene razón el Sínodo cuando apunta a la pobreza −física o moral− como una de las causas que más inciden en esa situación. Sin olvidar la tragedia que supone en Europa la rotura de un matrimonio cada treinta segundos.


¿Inventar en materia de matrimonio y familia?

Desde luego, el Sínodo no ha pretendido inventar en materia de matrimonio y familia. A diferencia de algunos ingenuos que parecen creer que sesenta generaciones han vivido en la noche de la ignorancia hasta que el sol salió después de que ellos hablaran, esta Asamblea simplemente ha localizado y enunciado los problemas que la evolución social va planteando a la familia cristianas (los desafíos), dejando sobre la mesa algunas sugerencias que serán o no aceptadas por el órgano con capacidad decisoria. Es decir, el Sínodo Ordinario recién convocado para octubre de 2015, cuyas propuestas habrá de ser confirmadas por el papa Francisco.

¿Y cuáles han sido esos problemas? Ante todo el desafío de ofertar a un mundo “anestesiado por la cultura del bienestar”, la visión cristiana del matrimonio, la del “amor conyugal, único e indisoluble”, como ha recalcado el Mensaje Final del Sínodo, aprobado por una gran mayoría de 158 votos, y se ha reflejado en el documento final (Relatio Synodi). Contemplarlo como algo vivo, no como una reliquia histórica analizada con la frialdad de un anatomista frente a un cadáver. Volver la mirada primero a la sustancia del matrimonio y luego a sus accidentes. Después, ser consciente de sus erosiones, fruto de la debilidad humana o de unas circunstancias que la aceleran.


La misericordia y la fragilidad afectiva

Por eso mismo, junto a la ratificación de la doctrina, el Sínodo ha remarcado la necesidad de la misericordia ante la fragilidad afectiva que produce crisis en cadena en las familias. En esta línea, la situación de los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente, las uniones de hecho, las de personas del mismo sexo, atención de los hijos de esas parejas etc., ha sido objeto de atención. En el documento final no todos estos puntos han sido aprobados por 2/3, pero el Papa ha ordenado su publicación (con las votaciones íntegras) como documentos de trabajo para el Sínodo de 2015. En todo caso, se ha pedido una mirada compasiva que rechace el maltrato, la visión despectiva o la indiferencia ante situaciones a veces nada fáciles. Se trata, como hizo notar el papa Francisco, de “acompañar a la familia más que juzgarla”.

(fuente: zenit.org)

viernes, 24 de octubre de 2014

¿Qué significa “contemplar” los misterios del Rosario?

Es un modo de rezar que nos ayuda a ver el amor de Dios

Nos preguntan:
En el Rosario me pregunto qué sentido tiene “contemplar” (un verbo para mí impropio) un episodio tan normal como la visita de la Virgen a su prima o uno formal como la presentación en el templo, o casi increíble como la respuesta grosera dada por Jesús a su madre con ocasión del primer milagro en Caná, como también su hallazgo en el templo. (Ernesto G.)

Querido amigo, tus “provocaciones” son útiles para comprender el gran valor del Rosario y para ir más allá de la recitación cansina y de costumbre, aunque la repetición del Padrenuestro y del Avemaría tiene un valor en sí. Partiría de los episodios de la vida de Jesús y de María que se nos invitan a “contemplar”. Algunos pueden parecer banales, o bien formales, o incluso “molestos”, como algunas respuestas en apariencia groseras de Jesús.

Precisamente en ellos, sin embargo, se encierran significados profundos e importantes para nuestra vida. Debemos ir más allá del simple sonido de las palabras, para comprender lo que el Señor nos quiere comunicar. La Sagrada Escritura, de hecho, no es un texto cualquiera. En ella es Dios mismo quien nos habla, aunque de forma humana. Para comprenderla debemos ponernos en una actitud de escucha y oración, dejándonos ayudar y guiar por el mismo Espíritu que la inspiró.

No hay que olvidar que la Escritura debe leerse en su unidad y en el contexto de la tradición viva de la Iglesia. Por esto es útil recurrir a algún comentario y pedir explicación al párroco o a una persona experta.

Los episodios difíciles que citas, Ernesto, en realidad están llenos de significado. María no va simplemente a visitar a su prima, sino que se da prisa en ayudar después de saber que esperaba un hijo. No solo no se ensoberbece cuando el ángel le revela que sería la madre de Cristo, sino que se pone al servicio de quien lo necesita. Al contrario, lleva consigo la presencia misma del Hijo de Dios que llevaba en el seno. María es modelo de servicio para todos nosotros y nos recuerda que el don más grande que podemos ofrecer es la presencia del Señor, portadora de alegría.

En el episodio de la presentación en el Templo, en cambo, es precisamente la sumisión de la Sagrada Familia a la Ley de Moisés lo que tiene un gran valor, según lo que diría el mismo Jesús: “No he venido a abolir (la Ley), sino a dar cumplimiento” (Mateo 5,17).

La respuesta “grosera” de Jesús a María no es tal si se comprende en el contexto de todo el Evangelio. Inmediatamente después del hallazgo en el Templo, el evangelista escribe que Jesús volvió con sus padres a Jerusalén y “estaba bajo su autoridad” (Lucas 2,51). Por tanto, el episodio quiere poner de relieve la unicidad y divinidad de Jesús, Hijo de Dios, y también la fe en camino de María y José, como la de todos nosotros. De hecho, está escrito que ellos “no comprendían lo que les había dicho”.

El pasaje de las bodas de Caná es más complejo de explicar, pero lo que es cierto es que María no se ofendió, sino que invitó a los siervos a hacer todo lo que Jesús diga. No hay ninguna respuesta grosera por parte de Jesús, sino más bien un acento sobre la “hora” que está llegando: la del don de su vida hasta el derramamiento de la sangre en la cruz, representado por el vino nuevo ofrecido en abundancia a los comensales.

Una última palabra sobre el término “contemplación”. No es impropio, sino que expresa el modo verdadero de reflexionar sobre los Misterios del Rosario. Se trata de una oración contemplativa, que el Compendio del Catecismo define “una simple mirada a Dios en el silencio y en el amor: un don de Dios, un momento de fe pura, durante el cual el orante busca a Cristo, se remite a la voluntad amorosa del Padre y recoge su ser bajo la acción del Espíritu” (n. 571).

En otras palabras, contemplando la vida de Cristo, la revelación de los misterios de nuestra salvación, fijamos “la mirada en el amor de Dios hasta ver, por gracia, toda la realidad con sus ojos. Entonces Dios brilla en nuestros corazones y nosotros participamos de su mirada a toda la historia y a todas sus criaturas: nuestro ojo se convierte en un ojo contemplativo, lleno de amor y de misericordia” (Enzo Bianchi).

(fuentes: credere.it; aleteia.org)

jueves, 23 de octubre de 2014

María, Reina, Virgen y Madre

Cuando tenemos miedo acudimos a Ti porque eres valiente, cuando dudamos volvemos los ojos a Ti porque eres Verdad.

Si seguimos a Jesús no es posible hacerlo sin pensar, sin volver el corazón y la mente a la imagen de su Madre, una mujer como tu, como yo, de la misma especie humana que tu, hombre que me lees...

Por Ella, por su decir ¡SI!, Cristo se formó en sus entrañas por obra del Espíritu Santo y ahí, en ese momento único, grandioso y sublime, empezó a crecer en su seno virginal hasta hacerse hombre el Hijo de Dios, que un día, y en una cruz de madera, moriría por la SALVACIÓN DE TODA LA HUMANIDAD. Humanidad, donde estabas tu, donde estaba yo.... ¡Oh, incógnita divina!

Ella supo de despedidas. Ella supo de soledades, de ausencias del que era todo el amor de su vida. Ella sin comprender nada aceptó que su amado hijo Jesús, vivía del gran misterio de Dios y se alejaba de ella cada vez más... para cumplir una MISIÓN.

Y al pie de la cruz, mientras lo veía agonizar, con el amado rostro desfigurado, con los pies clavados y los brazos extendidos, como queriendo abrazarnos, aceptó, porque El se lo pedía, que lo sustituyera como hijo por el discípulo JUAN y a si convertirse en una MADRE UNIVERSAL.

El Padre Ignacio Larrañaga dice: "Madre del silencio y de la Humanidad, tu vives perdida y encontrada en el mar sin fondo del Misterio del Señor. Eres disponibilidad y receptividad, eres fecundidad y plenitud, eres atención por los hermanos, estás vestida de fortaleza"

Cuando tenemos miedo acudimos a Ti porque eres valiente, cuando dudamos volvemos los ojos a Ti porque eres Verdad, cuando la tristeza nos invade acudimos a Ti que fuiste Madre de dolores y recibimos tu fuerza, cuando el creer se nos hace difícil… nos sentimos seguros porque tu, eres Virgen Fiel, Espejo de Justicia y Trono de sabiduría y estás llena de Gracia, de Consuelo y Misericordia.

Por eso el rezo del santo Rosario es una comunicación con María, virgen y Madre. Con él vamos repasando todos los momentos de su vida y la de su Hijo Jesús. En el rezo de sus Ave-Marías, le pedimos insistentemente que, seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo y también le decimos que nos ampare ahora y en la hora de nuestra muerte, tal vez, cuando nos llegue ese momento, Ella, María la Madre de Dios y Madre nuestra, recuerde las veces que se lo pedimos y venga a buscarnos, auxiliadora, solícita y llena de amor para llevarnos al Padre como buena mediadora, y a si obtendremos el amoroso y esperado abrazo de Dios.

¡Madre y Virgen, REINA de la Paz, ruega por nosotros y por el Mundo entero!

escrito por María Esther de Ariño
(fuente: catholic.net)

miércoles, 22 de octubre de 2014

Sínodo de obispos: "El matrimonio es el sacramento entre un hombre y una mujer"

“Las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer”. Documento del Sínodo.

El texto fue leído este lunes por el Cardenal Peter Erdo, Relator General del Sínodo.

El documento señala que “las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”, y que “a menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos”.

En ese sentido, pregunta si “¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades?”. “¿Nuestras comunidades están en grado de serlo (acogedoras), aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?”

El documento señala que “la cuestión homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realísticos de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual: por lo tanto se presenta como un importante desafío educativo”.

“La Iglesia, por otra parte, afirma que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer. Tampoco es aceptable que se quieran ejercitar presiones sobre la actitud de los pastores o que organismos internacionales condicionen ayudas financieras a la introducción de normas inspiradas a la ideología de género”, expresa.

El documento dice que “sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas. Además, la Iglesia tiene atención especial hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo, reiterando que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los pequeños”.

Sin embargo, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gehrard Ludwig Mueller, aclaró este lunes que “no hay nada nuevo”, y recordó que “la Iglesia no rechaza a los homosexuales” y “siempre se preocupaba de ellos desde el punto de vista pastoral. Y por otro lado, no podemos decir que una pareja gay es realmente una pareja o puede formar una familia”.

"La Iglesia no comparte que la palabra ‘familia’ se pueda aplicar a una unión homosexual”, señaló por su parte el Secretario del Sínodo, Mons. Bruno Forte.

(fuente: ACI Prensa)

martes, 21 de octubre de 2014

Religiosa curada de ébola: 'Dios me ha devuelto la vida'

Testimonio de la hermana Paciencia Melgar, tras superar la enfermedad y donar su plasma sanguíneo para intentar salvar a más enfermos.

Madrid, 20 de octubre de 2014 (Zenit.org) La religiosa Paciencia Melgar ha compartido este lunes su "testimonio vital y misionero" sobre el ébola, tras superar la enfermedad y donar su plasma sanguíneo para intentar sanar a la auxiliar de enfermería Teresa Romero, la primera persona contagiada fuera de África.

"Agradezco a Dios que me ha devuelto la vida, estoy sana y salva", ha manifestado. "Estamos aquí, no con la intención de buscar protagonismo, sino para seguir sensibilizando sobre un tema que nos compete a todos", ha explicado la misionera, que lleva 11 años en Liberia trabajando de enfermera.

En una rueda de prensa en Madrid, la hermana Melgar ha dado las gracias también "al pueblo liberiano" por haberla apoyado "a pesar de sus escasos medios" y ha hecho un llamamiento a los gobiernos para combatir el ébola, haciendo incapié en que África necesita "recursos humanos" para atender a los enfermos. La religiosa guineana ha donado plasma dos veces con el fin de que su sangre pudiera ayudar a enfermos de ébola y ha asegurado que lo hará en más ocasiones, si es necesario, por el bien común. Ha asegurado que no tuvo miedo cuando supo que se había contagiado. "Me alegro de poder estar aquí ahora haciendo el bien", ha dicho sonriendo la misionera.

La hermana Melgar no ha tenido contacto con Teresa Romero. "Yo no sé si ella se curó por mi plasma pero estoy muy contenta de que haya podido recuperarse", ha asegurado. "Es una gran mujer por su generosidad y entrega. Valoro mucho ese gesto que tuvo con los misioneros, cuidarles voluntariamente. Que Dios la bendiga".

La religiosa, de la orden de las Misioneras de la Inmaculada Concepción, compañera del sacerdote español Miguel Pajares, fallecido a causa del virus, se infectó junto a otros colegas que trabajaban en Juan Ciudad ONGD, una organización promovida por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.

Cuando el padre Pajares y la hermana Juliana Bonoha, de origen guineano pero con nacionalidad española, fueron repatriados a España para ser ingresados en el hospital Carlos III de Madrid, ambos pidieron que no se olvidará a las personas que, como Paciencia, quedaban en zonas de alto riesgo y con pocos recursos sanitarios.

La religiosa de las Misioneras de la Inmaculada Concepción consiguió superar la dolencia y una vez dada de alta en Monrovia, se le pidió que volase a España para donar su sangre inmunizada al padre Manuel García Viejo infectado por ébola, tras haber sido repatriado a España procedente de Sierra Leona, pero éste falleció antes de que pudiera recibir el tratamiento.

Ahora, su plasma de donante convaleciente ha servido para tratar a la auxiliar de enfermería española infectada de ébola, que ha dado negativo en la última prueba PCR. Es decir, que existe “cero carga viral”, según la información facilitada ayer por los médicos que la atienden en el hospital Carlos III. Sin embargo, esto no significa que Teresa Romero esté libre del virus de ébola, han precisado, ya que se requiere una segunda prueba de confirmación, dentro de 24 o 48 horas.

(20 de octubre de 2014) © Innovative Media Inc.

lunes, 20 de octubre de 2014

Ocho cosas que no sabías del Papa Pablo VI

LIMA, 17 Oct. 14 / 04:01 pm (ACI).- Pablo VI, Giovanni Battista Montini, que será beatificado este domingo 19 de octubre por el Papa Francisco, es conocido por ser el Pontífice que llevó a término el Concilio Vaticano II que había comenzado su predecesor Juan XXIII.

Sin embargo, muchos importantes hechos de su pontificado son poco conocidos. Eran tiempos en que los medios de comunicación no tenían el alcance que tienen hoy, con internet y las redes sociales.

Aquí te presentamos ocho cosas que probablemente no conocías de Pablo VI:

1. El 27 de noviembre de 1970, en el Aeropuerto Internacional de Manila (Filipinas), Pablo VI recibió dos puñaladas por parte del pintor boliviano Benjamín Mendoza y Amor Flores, que sufría de problemas mentales y que disfrazado de sacerdote intentó asesinar al Pontífice con una daga.

2. Fue el primer Sumo Pontífice en usar un avión en sus viajes.

3. Fue el primer Pontífice en visitar los cinco continentes, y, antes que San Juan Pablo II, él ya había recibido el apodo de “Papa peregrino”. Realizó una visita pastoral al continente africano; y también visitó Colombia y Estados Unidos, en América; Portugal, en Europa; Australia, en Oceanía; Filipinas e India, en Asia.

4. Fue además el primer Papa en visitar Tierra Santa desde San Pedro. En Jerusalén, en 1964, se encontró con el Patriarca ortodoxo Atenágoras I, con quien celebraron el levantamiento de las mutuas excomuniones impuestas tras el Gran Cisma entre oriente y occidente, en 1054. El Papa Francisco visitó tierra Santa hace unos meses para celebrar los 50 años de este acontecimiento.

5. Fue el último Pontífice en tener una ceremonia de coronación y el primero en prescindir del uso de la tiara, durante las sesiones del Concilio Vaticano II. Eventualmente donó su tiara, un regalo de su antigua Arquidiócesis de Milán, a la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington (Estados Unidos), como señal de su aprecio a los católicos estadounidenses.

6. Ejerció el ministerio sacerdotal durante 58 años. Fue ordenado el 29 de mayo de 1920 y falleció el 6 de agosto de 1978.

7. Nino Lo Bello, veterano “vaticanista” estadounidense, aseguró que Pablo VI, un apasionado de la lectura, llevaba en su equipaje, durante sus viajes, hasta 75 libros para poder elegir cuáles leer.

8. Pablo VI creó cardenales a Karol Wojtyla, en 1967, y a Joseph Ratzinger, en 1977, quienes serían luego sus sucesores San Juan Pablo II y Benedicto XVI, respectivamente.

El papa Francisco ante el Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia

[TEXTO COMPLETO] Discurso del Papa Francisco al concluir Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia

VATICANO, 18 Oct. 14 / 03:59 pm (ACI).- Al concluir el Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia, el Papa Francisco dirigió un discurso a los participantes, agradeciéndoles y alentándoles a continuar madurando "con verdadero discernimiento espiritual" las ideas propuestas en este evento, con miras al Sínodo Ordinario sobre la Familia, que se realizará en 2015.

A continuación, ACI Prensa reproduce el texto completo del discurso del Papa Francisco al Sínodo de los Obispos, gracias a la traducción de Radio Vaticano (las negritas y las cursivas corresponden al texto original difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede):

Queridos: Eminencias, Beatitudes, Excelencias, hermanos y hermanas:

¡Con un corazón lleno de reconocimiento y de gratitud quiero agradecer junto a ustedes al Señor que nos ha acompañado y nos ha guiado en los días pasados, con la luz del Espíritu Santo!

Agradezco de corazón a S. E. Card. Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, S. E. Mons. Fabio Fabene, Sub-secretario, y con ellos agradezco al Relator S. E. Card. Peter Erd? y el Secretario Especial S. E. Mons. Bruno Forte, a los tres Presidentes delegados, los escritores, los consultores, los traductores, y todos aquellos que han trabajado con verdadera fidelidad y dedicación total a la Iglesia y sin descanso: ¡gracias de corazón!

Agradezco igualmente a todos ustedes, queridos Padres Sinodales, Delegados fraternos, Auditores, Auditoras y Asesores por su participación activa y fructífera. Los llevare en mis oraciones, pidiendo al Señor los ¡recompense con la abundancia de sus dones de su gracia!

Puedo decir serenamente que –con un espíritu de colegialidad y de sinodalidad– hemos vivido verdaderamente una experiencia de "sínodo", un recorrido solidario, un "camino juntos".

Y siendo “un camino" –como todo camino– hubo momentos de carrera veloz, casi de querer vencer el tiempo y alcanzar rápidamente la meta; otros momentos de fatiga, casi hasta querer decir basta; otros momentos de entusiasmo y de ardor. Momentos de profundo consuelo, escuchando el testimonio de pastores verdaderos (Cf. Jn. 10 y Cann. 375, 386, 387) que llevan en el corazón sabiamente, las alegrías y las lágrimas de sus fieles.

Momentos de gracia y de consuelo, escuchando los testimonios de las familias que han participado del Sínodo y han compartido con nosotros la belleza y la alegría de su vida matrimonial. Un camino donde el más fuerte se ha sentido en el deber de ayudar al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los otros, también a través del debate. Y porque es un camino de hombres, también hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación, como algunas de las siguientes:

- La tentación del endurecimiento hostil, esto es el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que conocemos y no de lo que debemos todavía aprender y alcanzar. Es la tentación de los celosos, de los escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados "tradicionalistas" y también de los intelectualistas.

- La tentación del “buenismo” destructivo, que en nombre de una misericordia engañosa venda las heridas sin primero curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las causa ni las raíces. Es la tentación de los "buenistas", de los temerosos y también de los así llamados “progresistas y liberalistas”.

- La tentación de transformar la piedra en pan para terminar el largo ayuno, pesado y doloroso (Cf. Lc 4, 1-4) y también de transformar el pan en piedra , y tirarla contra los pecadores, los débiles y los enfermos (Cf. Jn 8,7) de transformarla en “fardos insoportables” (Lc 10,27).

- La tentación de descender de la cruz para contentar a la gente, y no permanecer, para cumplir la voluntad del Padre; de ceder al espíritu mundano en vez de purificarlo e inclinarlo al Espíritu de Dios.

- La tentación de descuidar el “depositum fidei”, considerándose no custodios, sino propietarios y patrones, o por otra parte, la tentación de descuidar la realidad utilizando ¡una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir nada!

Queridos hermanos y hermanas, las tentaciones no nos deben asustar ni desconcertar, ni mucho menos desanimar, porque ningún discípulo es más grande que su maestro; por lo tanto si Jesús fue tentado –y además llamado Belcebú (Cf. Mt 12,24)– sus discípulos no deben esperarse un trato mejor.

Personalmente me hubiera preocupado mucho y entristecido sino se hubieran dado estas tensiones y estas discusiones animadas; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba San Ignacio (EE, 6) si todos hubieran estado de acuerdo o taciturnos en una falsa y quietista paz. En cambio he visto y escuchado –con alegría y reconocimiento– discursos e intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de coraje y parresía. Y he sentido que ha sido puesto delante de sus ojos el bien de la Iglesia, de las familias y la “suprema lex”: la “salus animarum” (Cf. Can. 1752). Y esto siempre sin poner jamás en discusión la verdad fundamental del Sacramento del Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreatividad, o sea la apertura a la vida (Cf. Cann. 1055, 1056 y Gaudium et Spes, 48).

Esta es la Iglesia, la viña del Señor, la Madre fértil y la Maestra premurosa, que no tiene miedo de remangarse las manos para derramar el óleo y el vino sobre las heridas de los hombres (Cf. Lc 10,25-37); que no mira a la humanidad desde un castillo de vidrio para juzgar y clasificar a las personas. Esta es la Iglesia Una, Santa, Católica y compuesta de pecadores, necesitados de Su misericordia. Esta es la Iglesia, la verdadera esposa de Cristo, que busca ser fiel a su Esposo y su doctrina.

Es la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos (Cf. Lc 15). La Iglesia que tiene las puertas abiertas para recibir a los necesitados, los arrepentidos y ¡no sólo a los justos o aquellos que creen ser perfectos! La Iglesia que no se avergüenza del hermano caído y no finge no verlo, al contrario, se siente comprometida y obligada a levantarlo y a animarlo a retomar el camino y lo acompaña hacia el encuentro definitivo con su Esposo, en la Jerusalén celeste.

¡Esta es la Iglesia, nuestra Madre! Y cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse: es la belleza y la fuerza del sensus fidei, de aquel sentido sobre natural de la fe, que viene dado por el Espíritu Santo para que, juntos, podamos todos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida, y esto no debe ser visto como motivo de confusión y malestar.

Tantos comentaristas han imaginado ver una Iglesia en litigio donde una parte está contra la otra, dudando hasta del Espíritu Santo, el verdadero promotor y garante de la unidad y de la armonía en la Iglesia.

El Espíritu Santo que a lo largo de la historia ha conducido siempre la barca, a través de sus ministros, también cuando el mar era contrario y agitado y los ministros infieles y pecadores.

Y, como he osado decirles al inicio, era necesario vivir todo esto con tranquilidad y paz interior también, porque el sínodo se desarrolla cum Petro et sub Petro, y la presencia del Papa es garantía para todos.

Por lo tanto, la tarea del Papa es aquella de garantizar la unidad de la Iglesia; es aquella de recordar a los fieles su deber de seguir fielmente el Evangelio de Cristo; es aquella de recordar a los pastores que su primer deber es nutrir la grey que el Señor les ha confiado y de salir a buscar –con paternidad y misericordia y sin falsos miedos– la oveja perdida.

Su tarea es la de recordar a todos que la autoridad en la Iglesia es servicio (Cf. Mc 9,33-35) como ha explicado con claridad el Papa Benedicto XVI con palabras que cito textualmente: “la Iglesia esta llamada y se empeña en ejercitar este tipo de autoridad que es servicio, y la ejercita no a título propio, sino en el nombre de Jesucristo… a través de los Pastores de la Iglesia, de hecho, Cristo apacienta a su grey: es Él que la guía, la protege, la corrige porque la ama profundamente. Pero el Señor Jesús, Pastor supremo de nuestras almas, ha querido que el Colegio Apostólico, hoy los Obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro … participaran en este misión suya de cuidar al pueblo de Dios, de ser educadores de la fe, orientando, animando y sosteniendo a la comunidad cristiana, o como dice el Concilio,“cuidando sobre todo que cada uno de los fieles sean guiados en el Espíritu santo a vivir según el Evangelio su propia vocación, a practicar una caridad sincera y operosa y a ejercitar aquella libertad con la que Cristo nos ha librado” (Presbyterorum Ordinis, 6)… Y a través de nosotros – continúa el Papa Benedicto – es que el Señor llega a las almas, las instruyen las custodia, las guía. San Agustín en su Comentario al Evangelio de San Juan dice: “Sea por lo tanto un empeño de amor apacentar la grey del Señor” (123,5); esta es la suprema norma de conducta de los ministros de Dios, un amor incondicional, como aquel del Buen Pastor, lleno de alegría, abierto a todos, atento a los cercanos y premuroso con los lejanos (Cf. S. Agustín, Discurso 340, 1; Discurso 46,15), delicado con los más débiles, los pequeños, los simples, los pecadores, para manifestar la infinita misericordia de Dios con las confortantes de la esperanza(Cf. Id., Carta 95,1)” (Benedicto XVI Audiencia General, miércoles, 26 de mayo de 2010).

Por lo tanto la Iglesia es de Cristo –es su esposa– y todos los Obispos en comunión con el Sucesor de Pedro, tienen la tarea y el deber de custodiarla y de servirla, no como patrones sino como servidores. El Papa en este contexto no es el señor supremo sino más bien el supremo servidor – “Il servus servorum Dei”; el garante de la obediencia , de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y al Tradición de la Iglesia poniendo de parte todo arbitrio personal, siendo también – por voluntad de Cristo mismo – “el Pastor y Doctor supremo de todos los fieles” (Can. 749) y gozando “de la potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal de la iglesia” (Cf. Cann. 331-334).

Queridos hermanos y hermanas, ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias, un año para trabajar sobre la “Relatio Synodi” que es el resumen fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores.

¡El Señor nos acompañe y nos guie en este recorrido para gloria de Su nombre con la intercesión de la Virgen María y de San José! ¡Y por favor no se olviden de rezar por mí!

sábado, 18 de octubre de 2014

«Le besé, le dije que le quería, y salté con él por la ventana»

Testimonio de una madre que perdió las piernas por salvar a su hijo de un incendio.

Christina Simoes, una joven de 23 años del estado de Massachusetts, se ha quedado parapléjica al saltar desde su casa -un tercer piso- para salvar a su hijo de 18 meses de las llamas. No podrá volver a caminar, pero afirma que no se le ocurre mejor forma de dar sentido a su vida que salvando la de su pequeño. Da la vida, por segunda vez...

«Le besé, le dije que le quería y salté con él por la ventana». La joven Christina Simoes tuvo claro lo que tenía que hacer al ver que las llamas y el humo invadían su casa. Ella y su hijo Cameron, de 18 meses, habían quedado atrapados tras desatarse un terrible incendio en el edificio en que vivían. No podía seguir esperando que llegara ayuda, y entendió que la única salida posible era la ventana.

Cogió al niño en brazos y saltó de espaldas. Más de diez metros de caída que trató de amortiguar sólo con los pies para, con los brazos, proteger a su hijo. El pequeño salió ileso, pero ella se rompió varias vértebras y, de inmediato, perdió la sensibilidad en las piernas. Arrastró al pequeño fuera del alcance de los escombros incendiados que comenzaban a caer y, poco después, los dos eran trasladados al hospital.

Tras una primera cirugía de más de seis horas, la joven fue estabilizada y comenzó un largo proceso de recuperación y rehabilitación, siempre acompañada de su pequeño. Ahora, junto a Cameron y el padre del pequeño, comienza una nueva vida muy diferente a la que llevaba pocas horas antes del incendio, pero para ella repleta de sentido: «Lo volvería a hacer, por supuesto. Todo el dolor porque el tengo que pasar ahora tiene sentido al ver a mi hijo correr sano y salvo», decía a las cámaras de televisión que se han hecho eco de su historia.

Su familia y sus amigos se han movilizado en busca de fondos para los jóvenes padres, que no tienen un seguro que cubra los elevados gastos derivados de la nueva situación de Christina. Aunque muchos la califican de heroína, ella puntualiza: «Sólo soy madre».

(fuente: www.alfayomega.es)
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