Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 23, 35-43)
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si El es el Mesías de Dios, el Elegido”. También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a El, le ofrecían vinagre y le decían: ”Si Tú eres el Rey de los Judíos, sálvate a ti mismo”. Había, en efecto, sobre la cruz un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Este es el Rey de los Judíos”. Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: “Si Tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
Es la Fiesta de Cristo Rey. ¿Qué será eso del Reino de Cristo? ¿Cuándo se establecerá ese Reino? ¿Será en el 2012, como sostiene un film?
Cuando ya comienza el proceso que lo llevaría a su Pasión y Muerte, Jesús, interrogado por Pilatos, “¿Eres el Rey de los Judíos?”, no lo niega, pero precisa: “Mi Reino no es de aquí, no es de este mundo” (Jn. 18, 36).
Y, efectivamente, Jesús no es rey de este mundo. Los reinos de este mundo son temporales por más largos que sean, pues aún los vitalicios terminan algún día y son sustituidos por otros. Los reinos de este mundo son limitados, porque por más que ocupen grandes territorios -y hasta la tierra entera- tienen como límite sus fronteras o las fronteras hasta donde llegue su influencia y su poder. Por más poderosos que se crean los reyes de la tierra, su poder es limitado en el tiempo y en el espacio.
Cristo no vino a establecer un reinado así. Su reinado será diferente a los reinados de la tierra. Su reinado será como es Dios: eterno e infinito, sin límite de tiempo ni de espacio. Su reinado nunca se acabará y su reino nunca será destruido.
Cristo establecerá ese Reino definitivamente y para siempre en la Parusía, en su segunda venida en gloria, cuando sea el fin de los tiempos, el fin del mundo. ¿Exactamente cuándo? Nadie lo sabe, ni se puede predecir el momento exacto. Lo importante es que, como ese reinado yacomenzó, tenemos que empezar a formar parte de él y estar bien listos para cuando llegue de manera definitiva.
Lo había dicho antes a sus seguidores: “Mi Reino está en medio de vosotros” (Lc.17, 21). Y es así, pues el Reino de Cristo va permeando paulatinamente en medio de aquéllos y dentro de aquéllos que acogen la Buena Nueva, es decir, su mensaje de salvación para todo el que crea que El es el Mesías, el Hijo de Dios, el Rey de Cielos y Tierra.
Y continúa estableciéndose cuando los que queremos formar parte de ese Reino hacemos la Voluntad del Padre. En eso consiste el Reinado de Cristo en cada uno de nosotros: en que hagamos la Voluntad de Dios.
Así es como el Reinado de Cristo comienza por nosotros mismos: cuando comenzamos a buscar hacer la Voluntad de Dios. Así Cristo puede ser Rey de cada uno de nosotros. Su Reino en medio del mundo depende de nosotros: depende de cuántos acojamos la Voluntad de Dios para nuestra vida.
Pero … si el Reino de Cristo no es de este mundo ¿de qué mundo es? Del mundo futuro, el que viene después de esta vida en la tierra.
Ya lo había anunciado El mismo en el momento en que fuera juzgado por Caifás: “Verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Dios Poderoso y viniendo sobre las nubes” (Mt. 26, 64).
Entonces: el Reino de Cristo, aunque ya comienza a estar dentro de cada uno de los que seguimos la Voluntad de Dios, se establecerá definitivamente con el advenimiento del Rey a la tierra, en ese momento que el mismo Jesús anunció durante su juicio: en la parusía (al final de los tiempos) cuando Cristo venga a establecer los cielos nuevos y la tierra nueva, cuando venza definitivamente todo mal y venza al Maligno. Será un Reino en el que habiten la justicia, la paz y el amor. (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica # 671-677).
(fuente: www.homilia.org)
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