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viernes, 10 de julio de 2009

¿Por qué leemos el Antiguo Testamento?

Muchos suelen decir que debiéramos contentarnos con el Evangelio y los escritos de los Apóstoles, sin embargo estudiar el Antiguo Testamento es fundamental para nuestra vida.

¿Qué es el Antiguo Testamento?

Para comprenderlo mejor riemos que la Biblia como es sabido, se divide en dos grandes partes, que son: Antiguo Testamento (AT) y Nuevo Testamento (NT).


La palabra

"Testamento" significa "pacto", "contrato" o "alianza" solemne, y también "herencia" debido a los bienes prometidos por Dios a su fieles cumplidores.

El Antiguo Testamento es, pues, un pacto hecho por Dios con el pueblo de Israel, pacto celebrado previamente con Abraham, a quien prometió hacerlo padre de un pueblo numeroso del cual descendería el Redentor, y concluido por Mosiés representante de dicho pueblo, en el monte Sinaí.

Este pueblo de Israel quedaba a su vez comprometido a rendir culto a Dios único y verdader en medio de la idolatría en que vivían los otros pueblos.

Este pacto o alianza quedó sellada con la sangre del cordero pascual durante la Ley mosaica.

Los libros del AT que son 46 y que fueron escritos casi todos en lengua hebrea antes de Cristo, tratan de esta alianza entre Dios y la nación hebrea.


¿Por qué estudiar el Antiguo Testamento?

Muchos suelen decir que debiéramos contentarnos con el Evangelio y los escritos de los Apóstoles, por que el AT es algo ya atrasado y no pueden tener interés para un católico los Libros Sagrados de los judíos; mas esta afirmación, es menester confesarlo, es un verdadero error.


El estudio del AT se impone por muchas razones:

1. Por las enseñanzas sublimes que contiene.

Así nos lo dice el Vaticano II (Const. Dei Verbum, 15): "Los libros del Antiguo Testamento (...) muestra a todos el conocimiento de Dios y del hombre y el modo como Dios, justo y misericordioso, trta con los hombres. Estos libros (...) contienen enseñanzas sublimes sobre Dios y una sabiduría salvadora acerca del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el misterio de nuestra Salvación."

2. Para poder entender el Nuevo Testamento

Pues es imposible comprender a Jesucristo y su obra si se ignora el AT, por cuanto el NT se halla contenido en el Antiguo. De hecho tenemos los testimonios de Jesucristo en los que nos dice que el AT habla de Él, y así lo dijo a los judíos poseedores de sus libros: Es necesario que se cumpla todo lo escrito de Mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos (Lc 24, 44-46).

"Investigad las Escrituras (...), pues ellas dan testimonio de Mí." (Jn 5, 39) Jesús, constantemente en el Evangelio nos habla de Moisés, de Abraham, de Elías, de los profetas, de la Ley, etc. El es la figura central de la Biblia. En Él convergen todas las profecías. De Él dan testimonio todos los profetas (Hech 10, 43), y así vemos que de Él hablaron varios siglos antes: Moisés (Dt 18, 15; Hech 3, 22), David (2 Sam 7, 12-16), Isaísas, quien dijo que nacería de una virgen y sufriría mucho por los pecados de los hombres (7, 14; 53), Miqueas, que dijo que nacería en Belén de Judá (5,2), etc.... y todas las profecías se han cumplido en Jesús de Nazaret, y que Él es el Mesías.

San Jerónimo dijo: "Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo". Si se nos pregutna: ¿de qué trata la Biblia?, tendríamos que responder: Trata de Jesucristo.

3. Para la inteligencia de la Liturgia

El ciclo litúrgico nos habla de las fiestas de la Pascua, Pentecostés..., y en la Misa nos menciona a Abel, a Abraham, a Melquisedec,...; emplea los términos de Cordero de Dios, Tabernáculo, etc...

También el ritual nos habla de exorcismos, bendiciones..., y en la Misa de los esposos nombra a Raquel, Rebeca, Sara... y en la liturgia de la vigilia pascual y del bautismo, sus lecturas, la creación del mundo (Gen 1) la primera pascua (Ex 14, 24-31)...; la exhortación al pueblo judió para que sea fiel a la Ley (Dt 31, 22-30) y a los bautizados, "nuevo Pueblo de Dios", a fin de que vivan fieles a los mandamientos de Cristo.

4. Para convencernos mejor de la Providencia divina.

La creación es el primer acto de un plan, de un designio amoroso de Dios que quiere el bien de sus criaturas y se desenvuelve a través de la historia humana.

El hombre, por cierto, es libre y responsable de sus actos. Mas Dios gobierna, sin embargo, todos los acontecimientos por su Providencia omnipotente: se ve en la historia de Abrahám (Gen 11, 13-31; 18) en la historia de José (Gen 37; 41, 38-42; 50, 20), en la de Moisés (Ex 2-3; 5,1; 6, 1, etc.)...

Dios en el AT aparece, a pesar de las faltas de su pueblo escogido, como un Padre que nos guía en nuestra marcha hacia la Tierra Prometida: la Jerusalén celeste, pues no tenemos aquí una ciudad fija, sino que vamos en busca de una que es eterna (Heb 13, 14).

5. Para nuestra educación espiritual

La Biblia es un libro educador. Durante dos milenios, Dios condujo pacientemente al pueblo de Israel del paganismo semítico hasta la luz del Evangelio...; la Biblia nos revela la pedagogía divina.

La conducta del pueblo judío es una gran lección para nosotros. Los héroes del AT con sus virtudes (fe, esperanza...), nos enseñan a realizar en nuestra vida personal éstas y otras muchas virtudes...; y su marcha por el desierto nos enseña a caminar rectamente por el de nuestra vida al seno de la nueva comunidad que es la Iglesia, verdadero pueblo de Dios, y por ella al llamamiento del Señor a fin de entrar un día en el lugar de su descanso (Heb 3, 7; 4, 3).

¡Cuántas cosas y ejemplos bellos se nos narran para que los imitemos, y cuántos crímenes y cosas detestables se nos refieren también para que nos apartemos de ellas! En al AT: La virgu engrandece a los pueblos mientras que el pecado los hace miserables (Prove 14, 34).


¿Cómo hemos de estudiar la Biblia?

El estudio de la Biblia no está precisamente en aprender unas cuantas nociones o en disputar sobre estas o aquellas teorías a veces poco fundamentadas, o bien sobre el autor humano de cada libro bíblico en casos bastane dudosos; si bien todo es necesario para podernos acerca a la verdad y ver lo que puede darnos mayor luz, hemos de reconocer qu elo más improtantes es saber que la Biblia es la Palabra de Dios escrita y, por tanto, que Dios es su autor principal y que se valió de los autores humanos, sena los que fueren, para comunicarnos su Palabra.

Lo esencial, pues, en este estudio de la Biblia está en leer y relacionar el contenido de los libros de la misma para profunidzar en el mensaje de Dios, y así saber lo que el mismo Dios ha querido que sepamos de el.


Por Benjamín Martín Sánchez, Manual de Sagrada Escritura
Tomo III, Ediciones Palabra, Madrid, 1979. Puede adquirirlo en www.edicionespalabra.es

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