Siendo la misa dominical el momento culminante de la semana de un católico, merece que le demos la importancia y el respeto que se merece. Por eso he querido publicar 10 consejos prácticos a tomar en cuenta para recibir las mayores gracias y beneficios de este encuentro con Dios tan especial. Espero que les sirvan.
1.- Prepárate para ir a misa. Recuerda que el Domingo es el “día del Señor” (del latín Dominicus dei) y como tal deberíamos de entenderlo. Recomiendo que por lo menos una hora antes de ir a misa empieces a prepararte espiritualmente. No olvidemos que para poder recibir la santa comunión nuestro cuerpo debe de estar en un estado de gracia y ayuno óptimo. No ingerir alimentos una hora antes es importante.
2.- Arréglate. Dado que el domingo es un día de descanso, es común encontrar en misa a gente con playeras futboleras y ropa deportiva muy informal. Si nos ponemos guapos para ir a una primera cita con la mujer o el jóven de nuestros sueños ¿Por qué no habríamos de hacerlo para visitar al “amor” en sí mismo: Jesús? Formalidad en exceso no es requerida pero si una vestimenta semiformal que sea digna del rito.
3.- Siéntate hasta adelante. Parecería que sentarse en la fila de hasta adelante en cualquier actividad va contra la naturaleza humana (nunca he entendido por qué), pero este consejo tiene dos finalidades. Por un lado se trata de lograr evitar el mayor número de distracciones posibles durante la misa, ya que cuando nos sentamos o nos quedamos parados en la parte posterior de la Iglesia nuestra atención se suele ir con las personas que tenemos por delante o que entran y salen del recinto. Además, como segundo punto, para sentarse hasta delante suele ser necesario que adquieras el hábito de llegar temprano a la misa. Lo que me lleva de manera directa al siguiente consejo…
4.- Sé puntual. Y cuando me refiero a ser puntual no quiere decir que debes de llegar “en punto” sino por lo menos 10 o 5 minutos antes de iniciar la misa. Las iglesias normalmente avisas 30 minutos antes con campanadas el inicio de la siguiente misa. Es común que en algunas parroquias antes de cada misa se comience a rezar un rosario como atención a la Virgen María, así que puedes aprovecharlo. La intensión es que te valgas de esos momentos de silencio y reflexión antes de que llegue el sacerdote para preparar tu alma para el rito divino que está por suceder.
5.- Agenda los horarios de misa de las Iglesias más cercanas. En la ciudad en donde yo vivía hace unos meses (Cancún) era de gran ayuda que todos los domingos se publicara en el periódico de mayor circulación de la ciudad, los horarios de la misa dominical de todas y cada una de las Iglesias de la ciudad. Yo recorté este publicado y lo pegué en el corcho de la cocina de mi casa y me servía como referencia para consultar los horarios de misa a las que podía acudir en caso de que, por alguna razón, me fuera imposible asistir a la misa a la que yo habituaba. Dado que ahora en la ciudad de México no existe esta publicación (¡sería genial que perdieran le miedo a hacerlo!), lo que hice fue tomar una foto con mi celular del cartel que se muestra afuera de la Iglesia con los horarios de la misa. Lo mismo pienso hacer con las otras dos o tres iglesias que me quedan cerca.
6.- Tener el misal dominical. Tener un misal dominical ayuda mucho para poder aprovechar la misa. ¿Por qué? Porque normalmente las publicaciones de los “propios de la misa” (así se les dice) vienen acompañadas con reflexiones valiosas de parte de expertos, santorales, recordatorios de festividades de cada día así como otras explicaciones valiosas sobre la liturgia. Cabe mencionar que contar durante la semana con las lecturas que se harán el siguiente domingo es una excelente oportunidad para meditarlas previamente. En la Editorial San Pablo pueden suscribirse o comprar el misal dominical anual.
7.- Confiésate. El domingo es el día de la confesión por excelencia. ¿Por qué? Por que es el día en que, en la mayoría de las Iglesias, por lo menos se aseguran que un sacerdote está dedicado de tiempo completo a confesar. Haber preparado la confesión con anterioridad es crucial, de tal manera que también obtengamos el mayor beneficio de este sacramento. Ya publiqué un post sobre algunos consejos para hacer una buena confesión.
8.- Pide colaborar con las actividades propias de la misa. Coméntale al sacerdote sobre tu deseo de hacer una de las lecturas de la misa, que te permita acolitar, recolectar el diezmo o entregar las ofrendas (no es tan difícil como normalmente se cree). Si ya hay alguien designado para hacerlo (como debe ser) y por alguna razón no te es permitido participar en esta labor, sugiere apoyar previo a la misa o posterior a ella con otra actividad ¿Cual? Pues cualquiera que venga de tu iniciativa y que aporte algún valor: dirigir un misterios del rosario, entregar los misales en la entrada, ayudar a la gente adulta con dificultades para caminar a llegar a su lugar, entregar un boletín con una relfexión sobre el pasaje del evangelio que se va a leer, en fin… de lo que se trata es que te involucres activamente en la misa.
9.- Promueve la misa. No dejes que una reunión de amigos o un viaje te detenga para asistir a tu cita semanal con Dios. En todas las localidades del país existe una Iglesia que te ofrece la oportunidad de ir a misa todos los domingos. Si estás de viaje, invita a tus acompañantes a buscar una Iglesia para ir a misa el domingo. Si tienes pensado organizar un plan para salir a divertirte con tu familia o amigos el domingo, incluye dentro del plan el asistir a misa primero. “Qué les parece si nos vemos todos en la Iglesia, tomamos misa temprano, y de ahí nos vamos al teatro” Te sorprenderás de la respuesta positiva de la mayoría (en el interior a nadie le gusta decir que no a una misa).
Y el último y más importante…
10.- Disfruta la misa. No sientas que estás cumpliendo con un compromiso formal obligatorio. Acude a misa con la actitud de quien va a visitar a un amigo, de quien se sabe amado y bendecido. Céntrate en mirar, durante una hora, de frente a Cristo. Dialoga con Él en tu silencio y no dejes que nadie ni nada te perturbe. La misa es lo que le debe de dar sentido a toda tu semana. Si el sacerdote es un gran orador o no, no tiene importancia, él está ahí para hacer posible el sacramento de la eucaristía y eso es lo valioso.
Alguna vez escuché que alguien decía: “Si los católicos verdaderamente creyeran que Dios se hace presente en cada misa, nunca debería de querer salir de las Iglesias…”
(fuente: diariodeuncatolico.com)
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