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jueves, 18 de febrero de 2010

Para orar y descubrir el sentido cristiano del sufrimiento

"¿Sufre alguno entre ustedes? Que ore." (Santiago 5,13)


PALABRA DE DIOS

El Plan de la Salvación


  • “Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los llamó; y a los que llamó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó.”
    Romanos 8, 28-30

  • “Es firme nuestra esperanza respecto de ustedes; pues sabemos que, como son solidarios con nosotros en los sufrimientos, así lo serán también en la consolación.”
    2 Corintios 1, 7


    Dichosos los que sufren en Cristo

  • “Recuerda mi miseria y vida errante: ¡todo es ajenjo y amargura! Lo recuerda, lo recuerda, y se hunde mi espíritu dentro de mí. Pero algo traigo a la memoria, algo que me hace esperar: Que el amor de Yahvé no ha acabado, que no se ha agotado su ternura; mañana a mañana se renuevan: ¡grande es tu fidelidad! «¡Mi porción es Yahvé, me digo, por eso en él esperaré!» Bueno es Yahvé para quien lo espera, para todo aquel que lo busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Yahvé. Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su mocedad. Que se esté solo y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que humille su boca en el polvo: quizá así quede esperanza; que ponga la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque no desecha para siempre a los humanos el Señor: después de afligir se apiada según su inmenso amor; pues no se complace en humillar, en afligir a los seres humanos.”
    Lamentaciones 3, 19-33

  • “Ya que Cristo padeció en la carne, armaos también vosotros de este mismo pensamiento: quien padece en la carne, ha roto con el pecado, para vivir ya el tiempo que le quede en la carne, no según las pasiones humanas, sino según la voluntad de Dios.”
    1ª. Pedro 4, 1-2

  • “Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo en mi carne, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia”
    Colosenses 1, 24


    El Sufrimiento es pasajero y la Gloria, eterna

  • “Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hecho semejante a él en la muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos.”
    Filipenses 3, 7-11

  • “El Dios de toda gracia, el que los ha llamado a su eterna gloria en Cristo, después de breves sufrimientos, los restablecerá, afianzará, robustecerá y los consolidará.”
    1 Pedro 5, 10


    Suplica a Dios

  • “Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente; iluminando los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos, y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra en los cielos”.
    Efesios 1,17


    Nuestro ideal

  • “En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
    Gálatas 2, 19-20


    ORACIONES

    Todo tiene un significado
    Bajo el peso del sufrimiento
    podemos llegar a no entender
    el sentido de la vida,
    y maldecirla como una
    desgracia irreparable.
    Desde el fondo del abismo
    surge una pequeña luz de esperanza:
    es imposible que todo esto
    no tenga un significado.
    Es imposible que Aquél
    que creó el cielo y la tierra
    no halla dado un porqué
    al sufrimiento.
    Carlo Carreto


    Oración en el sufrimiento

    Señor, dentro de mí
    todo se rebela contra el sufrimiento,
    necesito de tu gracia
    para pronunciar las mismas palabras
    que dijiste a tu Padre:
    "Que se haga tu voluntad".
    Ayúdame a aceptar mi enfermedad
    y a creer que a pesar
    de mi inactividad,
    puedo ser útil a todos.
    Hazme entender que mi dolor
    unido a tu sacrificio en la Cruz
    tiene un sentido y un significado
    para toda la humanidad.


    TESTIMONIO DE LOS SANTOS

  • Oh Hostia viva, sostenme en este destierro para que pueda seguir fielmente las huellas del Salvador. No te pido, oh Señor, que me bajes de la cruz sino que me permitas perseverar en ella. Deseo ser extendida en la cruz como tú, Jesús. Deseo experimentar todos los tormentos y dolores que tú sufriste; deseo beber el cáliz de la amargura hasta el fondo.
    (Santa Faustina Kowalska)

  • Oh mi Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos y para que mi boca no se tuerza cuando bebo el cáliz de la amargura. Ayúdame tú mismo para que mi sacrificio te sea agradable: que no lo profane mi amor propio. Que te alabe, oh Señor, todo lo que hay dentro de mí: la miseria y la fuerza. (Santa Faustina Kowalska)

  • “¡Dios mío, lo elijo todo! No quiero ser santa a medias; no tengo miedo de sufrir por vos; tan solo temo una cosa: conservar mi voluntad; tomadla, pues; ¡Elijo todo lo que vois queráis!” (Santa Teresita del Niño Jesús)

  • “Fuera de la Cruz no hay otra escala por dónde subir al cielo”. (Santa Rosa de Lima)


    REFLEXION

    “El sacrificio exterior, para ser autentico, debe ser expresión del sacrificio espiritual. «Mi sacrificio es un espíritu contrito…» (Sal. 51, 19). Los profetas de la Antigua Alianza denunciaron con frecuencia los sacrificios hechos sin participación interior o sin relación con el amor al prójimo. Jesús recuerda las palabras del profeta Oseas: «Misericordia quiero, que no sacrificio». El único sacrificio perfecto es el que ofreció Cristo en la cruz en ofrenda total al amor del Padre y por nuestra salvación. Uniéndonos a su sacrificio, podemos hacer de nuestra vida un sacrificio para Dios.” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2100.)

  • (fuente: www.aciprensa.com)

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