Durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del XX se clasificaron los valores que deberían trabajar la actividad física y los juegos:
Valores higiénico-sanitarios: Entrarían en este apartado los valores que plantean la actividad física y el juego como “medicamento” para la curación de problemas corporales y la disminución del riesgo de lesiones o los valores correctores de malas costumbres como el tabaquismo, el alcoholismo, el sedentarismo, etc.
Valores pedagógicos: Valores que engloban el desarrollo físico en sus diferentes capacidades (resistencia, velocidad, flexibilidad, fuerza, agilidad, equilibrio…) el desarrollo psicológico (voluntad y personalidad) y el desarrollo ético (el juego limpio).
Valores cívicos: La actividad física y el juego no son independientes de la época, el nivel socio-cultural ni de la edad de quién lo practica, por esto no en todos los lugares se juega a lo mismo a la misma edad, ni el mismo juego aporta lo mismo a cada persona y por ello cada jugador/a debe conocer y adaptarse al entorno que le rodea.
Después de abordar el tema de la actividad física y el juego desde una perspectiva teórica se puede afirmar que son beneficiosos. Hemos visto que aportan valores pero hay que tener cuidado con dejar a los jugadores sin dirección.
No todos tenemos la misma escala de valores e incluso un juego que aporte valores positivos necesita vigilancia. La competitividad, por ejemplo, es un aspecto positivo porque ayuda a afianzar la fuerza de voluntad, a discurrir para conseguir la mejor estrategia para lograr el triunfo, dirige al jugador hacia la autosuperación y el liderazgo pero puede rozar aspectos negativos como la falta de compasión, la intolerancia a los propios fallos y la falta de respeto a los de los demás, el individualismo, etc.
Gracias al juego tanto en soledad como en grupo, tanto en juegos de adversario como en juegos colaborativos, tanto en espacios compartidos como en espacios diferentes, tanto con juegos con materiales o sin ellos, tanto en juegos tradicionales como en juegos inventados fortalecemos nuestro cuerpo y nuestra alma por lo que la antigua expresión “Anima sana in corpore sano” no dejará nunca de sernos útil.
Bibliografía:
- Pastro Pradillo, José Luis: “El tratamiento de los valores en educación física” Revista Española de Educación Física y deportes, nº 10. 2009.
- Barnes, Domingo: “La educación física y el juego”. BILE, nº 784. 1925
- Gómez Olaña, (Dr): “Influencia del ejercicio de los músculos en la educación de la voluntad” La educación física, año I, nº1. 1919.
- Fernández, B: “Gimnasia y personalidad”, Revista Española de Educación Física, nº 164. 1963.
(fuente: www.sontushijos.org)
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