La expresión “familia salesiana” fue pronunciada oficialmente por
primera vez por el Papa Pío XI, el día 3 de abril de 1934, dos días
después de la canonización de Don Bosco, a los peregrinos llegados a
Roma para esta ocasión: “Vosotros representáis a aquellos que
habéis dejado en los diversos lugares de donde provenís, toda la
gran familia salesiana”.
Ya Don Bosco, desde los inicios de sus misión, sintió la necesidad de
ayuda. No dudó en pedirla a todo aquel que pudiera contribuir a
dedicar algo de su tiempo o de sus bienes en favor de la juventud
necesitada. De esta manera se formó un grupo de laicos, hombres y
mujeres, y de sacerdotes, amigos de Don Bosco, que colaboraban
con él de múltiples formas. Ante todo, su propia madre, mamá
Margarita, acompañando y animando a su hijo en los difíciles
comienzos del Oratorio y del trabajo con los chicos que llamaban a la
puerta de su casa. Junto a Margarita estuvo la madre de Miguel Rúa,
primer salesiano, y la madre del arzobispo Gastaldi, y el padre de
Domingo Savio. Este grupo de personas, que conocía y quería bien a
Don Bosco, fueron dando a su obra un matiz totalmente distinto al
que existía en otras instituciones de la época. Fueron dando a todo el
ambiente educativo la impronta de un “clima de familia”.
Dentro de este grupo de primeros colaboradores hay que destacar a
los sacerdotes que se prestaban para aportar algo de su tiempo a la
Obra de los Oratorios que estaba surgiendo con Don Bosco. Entre
otros destacan el teólogo Borel, D. Cafasso, D. Murialdo... Junto con
ellos comenzaron a profesar como salesianos aquellos jóvenes que
habían convivido con Don Bosco desde los inicios del Oratorio y que
habían experimentado su sistema educativo.
La visión de Don Bosco era todavía más amplia. Él quería llegar, si
fuera posible, “a todos los jóvenes del mundo”. Fue dando forma a
un reglamento de vida para un grupo más comprometido en su
misión: los Cooperadores Salesianos. También otro grupo de
Bienhechores y simpatizantes ayudaban con su aportación económica
a las obras iniciadas por Don Bosco en Turín y en otras naciones de
Europa y de América.
En este mismo sentido, las circunstancias hicieron que se
encontraran dos personas que llevaban las mismas inquietudes: Don
Bosco y María Mazzarello, juntos darían forma a otra fuerza eclesial
de la misma familia: las Hijas de María Auxiliadora.
De este núcleo inicial fueron surgiendo los distintos grupos de lo que
hoy llamamos “Familia Salesiana”. Son grupos con organización
propia y reconocimiento eclesial específico pero que se encuentran
todos ellos en la persona de Don Bosco.
En la actualidad, este movimiento de simpatía y compromiso juvenil
se ha visto actualizado por los miles de catequistas, profesores
seglares y animadores juveniles del “Movimiento juvenil salesiano”
que forman, en sentido amplio, una gran “familia salesiana”.
(fuente: www.donbosco.es)
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