Una antigua leyenda cuenta que en Roma había una pareja de esposos no podían tener hijos y deseaban gastar su dinero en hacer alguna obra buena en favor de la religión.
En una noche, mientras ambos dormían, cada uno por separado, oyeron en sueños a la Virgen María que les pidía que le construyeron un tempo en un lugar que Ella les indicaría.
En la mañana del 5 de agosto del año 352, un día muy caluroso del verano romano, la cima del monte Esquilino apareció cubierta de nieve. Los esposos fueron enseguida a contar su versión al papa y resulto que este había tenido el mismo sueño.
El Sumo Pontífice organizo una procesión hasta el lugar en que la virgen había señalado milagrosamente y todos quedaron maravillados al ver el terreno cubierto por la nieve fresca y blanca. De esta manera la santísima virgen manifestó su deseo de que allí se levantara un templo. El papa hizo preparar los planos y el patricio Juan con su esposa financiaron la obra; lamentablemente, de esta antigua construcción no quedaron casi restos. Ochenta años mas tarde, el Papa Sixto III, que reino entre los años 432 y 440, reconstruyo el templo que hoy es la basílica Santa María La Mayor, la iglesia dedicada a la virgen más antigua del Occidente.
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