Sin embargo, al vivir inmersos en nuestras ocupaciones se nos puede escapar la grandeza de este anuncio. ¿Qué debe significar para nosotros hombres del siglo XXI la resurrección de Jesús?
Jesús murió por amor en la cruz. Pero no podía morir para siempre porque Él como segunda persona de la Trinidad es Vida. Su resurrección es una invitación a participar para siempre de su vida en el cielo. Esto no significa desentendernos de los compromisos de cada día, más bien quiere decir impregnar nuestras actividades con una dimensión sobrenatural. En medio de la cotidianeidad, podemos vivir en Cristo. De esta manera la resurrección no es un algo del pasado, sino que toca íntimamente nuestras vidas.
La Pascua además de redimensionar toda nuestra existencia de cara a la eternidad, ha de producir una inmensa alegría, porque la resurrección de Cristo quiere decir que la gracia vence al pecado, que estamos destinados a participar en su resurrección.
El ejemplo de las mujeres que anunciaron estas cosas a los Once y a todos los demás, nos debe estimular a salir de nosotros mismos y llevar el Evangelio a todas las personas con las que nos encontremos. ¡Que la fuerza de Jesús resucitado nos llene de valentía y libertad para proclamar nuestra fe en Él!
Reflexión apostólica
Hoy puede ser una oportunidad para renovar nuestra fe en la resurrección y en base a ella, reorientar nuestra vida y nuestras acciones con una perspectiva más sobrenatural.
(fuente: www.vivelsemanasanta.com)
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