"A través del amor se expresa la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino. Es decir, se sirvió del camino del amor para revelar el misterio de su vida trinitaria. Además, la íntima relación que existe entre la imagen del Dios amor y el amor humano nos permite comprender que a la imagen del Dios monoteísta corresponde el matrimonio monógamo. El matrimonio, basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano". (11-05-06)
"Este planteamiento nos permite superar también una concepción encerrada en el amor meramente privado, que hoy está tan difundida. El auténtico amor se transforma en una luz que guía toda la vida hacia la plenitud, generando una sociedad humanizada para el hombre". (11-05-06)
Un amor sano, fuerte, libre y maduro:
"La fe y la ética cristiana no pretenden ahogar el amor, sino hacerlo sano, fuerte y realmente libre: precisamente este es el sentido de los diez mandamientos, que no son una serie de "no", sino un gran "sí" al amor y a la vida". (05-06-06)
"El amor humano necesita ser purificado, madurar y también ir más allá de sí mismo y poder llegar a ser plenamente humano para ser principio de una alegría verdadera y duradera". (05-06-06)
"El amor y la entrega total de los esposos, con sus notas peculiares de exclusividad, fidelidad, permanencia en el tiempo y apertura a la vida es el pilar de esta comunidad de vida y amor que es el matrimonio. Hoy es preciso anunciar con renovado entusiasmo que el Señor está siempre presente con su gracia. Este anunciado a menudo es desfigurado por falsas concepciones del matrimonio y de la familia que no respetan el proyecto originario de Dios. En este sentido, se han llegado a proponer nuevas formas de matrimonio, algunas de ellas desconocidas en las culturas de los pueblos, en las que se altera su naturaleza específica". (04-12-05)
"La encíclica Humanae vitae reafirma con claridad que la procreación humana debe ser siempre fruto del acto conyugal, en su doble significado de unión y de procreación. Lo exige la grandeza del amor conyugal según el proyecto divino, como recordé en la encíclica Deus caritas est: El
Un amor elevado a la dignidad de sacramento:
"Además, según la visión cristiana, el matrimonio, elevado por Cristo a la altísima dignidad de sacramento, confiere mayor esplendor y profundidad al vínculo conyugal y compromete con mayor fuerza a los esposos que, bendecidos por el Señor de la alianza, se prometen fidelidad hasta la muerte en el amor abierto a la vida". (13-05-06)
extracto del Discurso al Instituto "Juan Pablo II" para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, 11 de mayo de 2006. (ECCLESIA, nº 3.316)
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