En más de 25 años de actividad, Amorth ha realizado más de 70.000 exorcismos. Por ello está considerado el exorcista más experto en el mundo.
Marco Tosatti, antes vaticanista del diario La Stampa, autor de innumerables libros, le entrevistó, publicando sucesivamente el volumen Memorie di un esorcista (Memorias de un exorcista).
El libro es una especie de testamento espiritual, en el que Amorth narra la lucha contra el maligno: una serie impresionante de historias que atestiguan, según explica a ZENIT el propio Tosatti en esta entrevista, la presencia, la influencia, pero también la liberación del mal.
- ¿Qué es un exorcista y quién es en particular el padre Amorth?
- Un exorcista es un sacerdote que ha recibido de su obispo – el único autorizado a realizar este tipo de intervenciones – la autorización para liberar a las personas afectadas por fenómenos demoníacos, como infestación, vejación y posesión. Gabriele Amorth es el presidente honorario de la asociación de exorcistas fundada por él hace muchos años, y probablemente el exorcista más conocido del mundo. En abril cumplirá 85 años y sigue con su batalla...
- ¿Existe verdaderamente el demonio?
- Quien es cristiano no puede dejar de creer que existe un espíritu puro, que ha rechazado a Dios, y que actúa de forma ordinaria y extraordinaria – rarísima – en el mundo.
- ¿Quién es y que hace? ¿Cómo se manifiesta y de qué forma los exorcistas distinguen sus influencias en las personas?
- Es un ángel caído, a la cabeza de otros seres parecidos a él. En su acción ordinaria intenta empujar a las personas al pecado, para conquistar sus almas. Su acción extraordinaria es ciertamente más misteriosa. Con el permiso de Dios, realiza acciones contra las personas, llegando, en algunos casos, hasta la posesión (la cual sin embargo no pueden tocar el alma). Los exorcistas, con las oraciones del ritual y el uso de los sacramentos, intentan liberar a las víctimas de esta acción negativa.
- ¿Por qué la Iglesia ha instituido la figura del exorcista?
- Jesucristo dio mandato a sus discípulos de predicar el Evangelio, curar a los enfermos y expulsar a los demonios. Durante varios siglos en la cristiandad no existía la figura del exorcista: todo cristiano podía hacerse soldado en esta batalla. Y aún hoy cristianos sencillos pueden decir, y dicen, oraciones de liberación. Y algunos santos – padre Pío, por ejemplo – sin ser exorcistas liberaban a las personas víctimas de la influencia demoníaca. Hay que decir que en los últimos años, evidentemente en respuesta a una necesidad creciente., cada vez más obispos se ven obligados a nombrar sacerdotes para este tipo de trabajo pastoral.
- ¿Cuánto hay de sugestión y cuánto hay de verdad en las muchas personas que creen estar poseídas por el demonio?
- De lo que se me ha dicho en mi investigación, los casos reales de posesión, vejación o infestación son muy, muy raros. Gabriele Amorth, y creo que también sus colegas actúan de esta forma, no recibe a nadie que no se haya dirigido antes, en busca de ayuda, a la medicina oficial. Y a pesar de esta precaución, ve que en muchos casos no se identifica un origen maléfico de los trastornos. Pero aunque raros, los casos de influencia demoníaca existen, y son impresionantes.
- ¿De qué forma los hombres pueden escapar a las tentaciones del pecado y del mal?
- Huir al ataque de las tentaciones creo que es imposible; una vida limpia y cristiana puede ayudarnos a no ceder a esas mismas tentaciones.
- El demonio siempre ha acechado a la Iglesia. El Papa Pablo VI dijo una vez: «el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia». Juan Pablo II y Benedicto han denunciado varias veces la presencia de la cola del diablo en muchas acciones que atacan a la cátedra de Pedro. En estos días se asiste a un ataque sin precedentes contra el actual Pontífice. ¿Qué opina?
- Benedicto XVI, como Juan Pablo II antes que él, indicó en los temas morales y en la defensa de la vida y de la familia la batalla central de la Iglesia en nuestros tiempos. Es una batalla contra la cultura dominante en gran parte del mundo occidental, y sobre todo en los medios de comunicación. Es evidente el intento de desacreditar a la Iglesia y al Papa precisamente para debilitar el impacto de su enseñanza. También de forma evidentemente instrumental e incorrecta, confiando en el efecto negativo del ataque sobre la opinión pública, que a menudo no tiene los instrumentos ni el tiempo para verificar con ponderación la calidad de las acusaciones. Y es tanto más extraordinario en cuanto que si hay alguien que busca, que ha buscado siempre, hacer limpieza en la Iglesia, este es precisamente Joseph Ratzinger. Me parece que por desgracia, nuestra profesión no está viviendo uno de sus momentos más felices.
(fuente: www.religionenlibertad.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario