(ANS - Meruri) - Como todos los años el 15 de julio Meruri, la aldea bororo del Mato Grosso, recuerda el aniversario de la muerte de don Rodolfo Lunkenbein, misionero salesiano. Después de 35 años sigue siendo fuerte el aprecio de la población nativa y de la Inspectoría de Campo Grande (BCG), que ahora comienza a pensar en la causa de canonización por martirio.
Don Lunkenbein fue asesinado 15 de julio 1976 durante una incursión de "fazendeiros" armados en el pueblo de Meruri. Era la época de la demarcación de los territorios indígenas. Junto a don Lunkenbein fue asesinado Simão Cristino, un nativo que se había ofrecido a salvar la vida al salesiano, y otros cuatro bororos resultaron heridos: Jose Rodrigues Boiadowu, Gabriel dos Santos Bakoro Kudu, Lourenço Rondón y Teresa Bororo, la madre de Simão Cristino.
Había nacido el 1 de abril 1939 en Doringstadt, Alemania Occidental, como misionero llegó a Brasil en 1958, donde al año siguiente, ingresó en el noviciado de Pindamonhangaba. Regresó a Alemania para estudiar teología y fue ordenado sacerdote en Benediktbeuern el 29 de junio 1969.
De regreso a Brasil, se dedicó totalmente a los Bororos, ayudándoles a recuperar la esperanza. A su llegada a Meruri don Lunkenbein encuentra la población resignada a la extinción, las mujeres, de hecho, habían decidido no tener más hijos. Caracterizado por un profundo sentido religioso y práctico, el misionero fue uno de los fundadores del Consejo Misionero Salesiano de Brasil y de otras iniciativas en favor de la población indígena. Al año siguiente de la muerte de Lunkenbein fueron aprobados los límites del territorio bororo de 82 000 hectáreas, debidamente registrado, de acuerdo con las leyes nacionales.
Don Lunkenbein dedicó totalmente su vida a Dios y al servicio de un pequeño grupo étnico para el que se hizo evangelizador. El "Marianum Buxheim," el instituto donde don Lunkenbein había estudiado antes de partir para las misiones, ofrece ahora a sus alumnos la figura del salesiano alemán como un ejemplo de entrega.
En Meruri los Bororo y los Salesianos recuerdan con gratitud, respeto y estima a don Lunkenbein. En el patio de la comunidad salesiana, surge un pequeño monumento dedicado a las dos víctimas de la violencia y, en el aniversario de sus muertes, sus tumbas, que se encuentran en el cementerio de la aldea, se convierten en un lugar de peregrinación. Para don Lunkenbein se ha dedicado un pequeño museo etnográfico y misionero. Su muerte y la de Christin Simão son recordados como un sacrificio, un martirio.
Los Salesianos, en representación de las provincias de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile, llegados a la Visita de Conjunto de la región América, Cono Sur, celebrada en el pasado mes de marzo en Santiago de Chile, han pedido introducir la causa de canonización de martirio don Lunkenbein y Simão Cristino. La Inspectoría BCG está empezando a reunir las pruebas y documentos necesarios.
El pueblo de Meruri se ha desarrollado mucho en los últimos 35 años. Hoy en día, los Bororo han recuperado una fuerte auto-estima, el deseo de una vida comunitaria, la conciencia de su propia cultura y la perspectiva de futuro. Muchos jóvenes se han graduado y algunos se dedican a actividades pastorales y a diversas actividades eclesiales.
Los muchos desafíos que plantea la globalización se tratan con serenidad y valentía. El trabajo de los Salesianos ha continuado con los años, con el ejemplo de Lunkenbein. Don Goncalo Ochoa, misionero salesiano de Colombia, amigo de don Lunkenbein, ha realizado durante los últimos 30 años investigaciones sobre la cultura de los Bororos, en colaboración con la Universidad Católica Don Bosco (UCDB) de Campo Grande.
Don Lunkenbein no ha sido el único salesiano de la inspectoría misionera de Mato Grosso que ha dado su vida por los índios. Lo han precedido don José Thannhuber (1920), don João Fuchs y d. Pedro Sacilotto (1934).
Publicado el 15/07/2011
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