"Prepárense bien para ser en el futuro los constructores de hogares sanos y apacibles , en los que se viva el clima tonificador de la concordia, mediante el diálogo abierto y la comprensión recíproca" ("Mensaje para los jóvenes" Nº 5 - Camagüey - Cuba - 1998)
Al leerlo el sacerdote experimentó un sacudón fuerte. Se dijo entonces: "esto es lo que tengo que hacer en Cuba" . Y comenzó a trabajar en ello. En el mes de Enero de 2001 se reúnen con el Padre Pablo ocho personas en Iguará (Provincia de Sancti Spíritus - Cuba) buscando la forma de dar vida al pedido hecho por el Papa Juan Pablo II tres años antes: "Prepárense bien para ser en el futuro los constructores de hogares sanos y apacibles...".
La reacción espontánea de una de los participantes, que encontró eco inmediato en todos los demás fue: "¡ YO TENGO QUE COMENZAR POR MI CASA!"
El deterioro de las personas y de las familias es sumamente grande y evidente en esta sociedad del siglo XXI, tanto en el plano humano como en el de la fe.
• Profundas heridas en los afectos de las personas ya desde antes de nacer.
• Desvalorización de la propia persona, por parte de uno mismo y de los demás.
• Desintegración de muchas familias.
• Corrupción social generalizada con sus secuelas de progresivo y creciente empobrecimiento de los hogares y violencia familiar.
• La emigración ha contribuido mucho al resquebrajamiento doloroso de la unidad del hogar y de la familia.
Hoy en día la familia está siendo atacada desde distintos ángulos y nos plantea un tremendo desafío. Con frecuencia es poco atendida, por los gobiernos, instituciones civiles y también por las mismas instituciones religiosas.
Es fácil para las iglesias preocuparse más de las personas en forma individual, que de los hogares. Sin embargo, estos tienen una gran influencia en la persona, ¿Por qué? Por lo importante que es su conducta diaria en la convivencia. Ante este panorama no podemos ni debemos evadirnos por lo difícil de la empresa a realizar. Se requiere dedicación urgente e intensa para fortalecer y restaurar sanamente los lazos de pertenencia en las personas y en las familias. Tampoco bastan pequeñas adaptaciones. Se necesitan grandes y creativos remedios.
Afectando positivamente los hogares para que sean Sanos y Apacibles, se puede llegar a todo tipo de personas y a todos los niveles de la sociedad.
Con la mirada puesta en el mundo actual y la realidad que nos toca vivir, Ho.S.A. pretende ser una respuesta a este deterioro y a este desafío.
→ Busca en primer lugar la sanación de las personas desde las heridas de su concepción.
→ Promueve al mismo tiempo la paz de los hogares por la aceptación de cada uno como es, el perdón y la comunicación.
→ Tiene como objetivo lograr la sanidad en cada hogar y en cada uno de los que forman parte del mismo.
→ Practica una espiritualidad:
• actualizada: responde a la gente de hoy, muy centrada en la persona con sus sentimientos.
• concreta: escribiendo una carta diariamente a Jesús.
• profunda: busca iluminar la vida de cada día con la Palabra de Dios.
• desafiante: lleva a asumir valores de acuerdo a las propias necesidades.
• renovadora: produce cambios importantes en las personas y en los hogares.
Reconociendo que el apostolado familiar es cada día más necesario y urgente, Ho.S.A. presenta una forma de trabajo caracterizada por una sólida y novedosa propuesta espiritual que une psicología y fe. Es una propuesta enfocada a cada persona, pero que redunda en todo el núcleo familiar y aún en la comunidad, en la medida en que cada miembro experimente cambios positivos en sus actitudes y formas de vida.
Para ello cuenta con diferentes Herramientas experimentadas y vivenciadas, que nos ayudan a:
• Descubrirnos a nosotros mismos, conocernos, aceptarnos.
• Amarnos tal cual somos.
• Motivar el cambio en uno mismo.
• Crecer en la fe.
• Mejorar las relaciones interpersonales en la familia y la comunidad.
• Vivir una espiritualidad centrada en CRISTO.
Lo que hemos constatado suficientemente, es que Ho.S.A. no funciona con exigencias a los demás; y que basta con que una persona se empeñe en cambiar, en poner más amor y menos exigencias en la convivencia, para que su hogar comience a ser algo más sano y más apacible.
HOGARES SANOS Y APACIBLES (Ho.S.A.)
Son tres palabras fáciles de entender para todo tipo de personas, palabras profundas y desafiantes , que no se usan frecuentemente y por lo tanto, no están vaciadas de contenido.
■ Hogar
Tiene un sentido propio y en cierta manera, restringido: todos los que viven bajo el mismo techo.
Aunque no todos los que viven bajo el mismo techo tienen el mismo grado de pertenencia y la misma necesidad de intimidad.
Pero a todos beneficia buscar la sanación personal y promover relaciones apacibles con los que conviven.
• No deja fuera ningún rol: padres, hijos, hermanos, abuelos, tíos, primos.
• No excluye a nadie por razones de ideología o de creencias.
• No es lo mismo que “familia”, que tiene un sentido más amplio, y no incluye necesariamente la convivencia bajo el mismo techo.
• Se refiere tanto a lo físico como a los demás aspectos de la persona, psicológicos y espirituales. La sanación es un proceso constante.
• Una persona “sana” es alguien sin malas intenciones, limpio; el que me comprende cuando hago algo mal.
• El Papa Juan Pablo II dijo en Santa Clara: “Cuba, cuida a tus familias para que conserves sano tu corazón”. Esto se hace extensivo a todos los países del mundo.
■ Apacible
• Está indicando paz, serenidad, armonía.
• Alguien que sabe resolver conflictos.
• Que la paz sale del interior de la persona.
• Que acepta a los demás como son y valora más lo positivo que lo negativo en los otros.
• Que perdona desde el amor para alcanzar la paz.
Para que esta “espiritualidad para la familia” llegue a la mayor cantidad de hogares posible, tiene esquemas mínimos de organización y coordinación. Es importante aclarar que no pretende convertirse en un movimiento.
para más información, visitar www.hosa.org.ar
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