(Luis Fernando Pérez/InfoCatólica) Ante una explanada inmensa repleta de jóvenes, Benedicto XVI ha celebrado la Misa del Día del Señor.
El Papa se ha dirigido a los jóvenes asegurando que “al veros aquí, venidos en gran número de todas partes, mi corazón se llena de gozo pensando en el afecto especial con el que Jesús os mira. Sí, el Señor os quiere y os llama amigos suyos”
El Obispo de Roma ha afirmado que “ciertamente, son muchos en la actualidad los que se sienten atraídos por la figura de Cristo y desean conocerlo mejor. Perciben que Él es la respuesta a muchas de sus inquietudes personales. Pero, ¿quién es Él realmente? ¿Cómo es posible que alguien que ha vivido sobre la tierra hace tantos años tenga algo que ver conmigo hoy?”
Benedicto XVI ha recordado entonces la pregunta que hizo Cristo a sus apóstoles “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?“, y la respuesta de ellos “Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”. "Es decir”, ha dicho el Papa, “se considera a Cristo como un personaje religioso más de los ya conocidos”.
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Pero, como ha recordado el Santo Padre, Jesús volvió a dirigirse a sus discípulos para preguntarles: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Pedro responde con lo que es la primera confesión de fe: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”. “La fe”, ha declarado el Papa, “va más allá de los simples datos empíricos o históricos, y es capaz de captar el misterio de la persona de Cristo en su profundidad”.
“Pero la fe”, ha enseñado el Sucesor de Pedro, “no es fruto del esfuerzo humano, de su razón, sino que es un don de Dios... Tiene su origen en la iniciativa de Dios, que nos desvela su intimidad y nos invita a participar de su misma vida divina. La fe no proporciona solo alguna información sobre la identidad de Cristo, sino que supone una relación personal con Él, la adhesión de toda la persona, con su inteligencia, voluntad y sentimientos, a la manifestación que Dios hace de sí mismo”.
La pregunta de Cristo, ha expuesto el Santo Padre, “en el fondo está impulsando a los discípulos a tomar una decisión personal en relación a Él. Fe y seguimiento de Cristo están estrechamente relacionados. Y, puesto que supone seguir al Maestro, la fe tiene que consolidarse y crecer, hacerse más profunda y madura, a medida que se intensifica y fortalece la relación con Jesús, la intimidad con Él”.
Cristo hace a los jóvenes la misma pregunta que a sus apóstoles
“Queridos jóvenes”, ha afirmado el Papa, “también hoy Cristo se dirige a vosotros con la misma pregunta que hizo a los apóstoles: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Respondedle con generosidad y valentía, como corresponde a un corazón joven como el vuestro. Decidle: Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone”.
Jesús y la Iglesia
“En su respuesta a la confesión de Pedro”, ha señalado Benedicto XVI, “Jesús habla de la Iglesia: «Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». ¿Qué significa esto? Jesús construye la Iglesia sobre la roca de la fe de Pedro, que confiesa la divinidad de Cristo”.
“Sí”, ha recordado el Papa, “la Iglesia no es una simple institución humana, como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. El mismo Cristo se refiere a ella como su Iglesia. No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo. La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor. Él está presente en medio de ella, y le da vida, alimento y fortaleza”.
El Papa, como Sucesor de Pedro, ha exhortado a los jóvenes “a fortalecer esta fe que se nos ha transmitido desde los Apóstoles, a poner a Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de vuestra vida”.
No se puede seguir a Jesús en solitario
El Santo Padre ha señalado la necesidad de pertenecer a la Iglesia asegurando que “seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él”.
“Tener fe”, ha dicho el Papa, “es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros. Os pido, queridos amigos, que améis a la Iglesia, que os ha engendrado en la fe, que os ha ayudado a conocer mejor a Cristo, que os ha hecho descubrir la belleza de su amor”.
“Para el crecimiento de vuestra amistad con Cristo”, ha advertido el Santo Padre a los jóvenes “es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios”.
Jóvenes misionerios
El Papa ha señalado que de la amistad con Jesús “nacerá también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios”.
Benedicto cree que la presencia en Cuatro Vientos de jóvenes venidos de los cinco continentes “es una maravillosa prueba de la fecundidad del mandato de Cristo a la Iglesia: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15). También a vosotros os incumbe la extraordinaria tarea de ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y, vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos, no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios”.
Rezo por vosotros
“Queridos jóvenes, rezo por vosotros con todo el afecto de mi corazón” ha asegurado el Santo Padre, que ha encomendado a los fieles “a la Virgen María, para que ella os acompañe siempre con su intercesión maternal y os enseñe la fidelidad a la Palabra de Dios”.
“Os pido también”, ha rogado el Obispo de Roma, “que recéis por el Papa, para que, como Sucesor de Pedro, pueda seguir confirmando a sus hermanos en la fe. Que todos en la Iglesia, pastores y fieles, nos acerquemos cada día más al Señor, para que crezcamos en santidad de vida y demos así un testimonio eficaz de que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios, el Salvador de todos los hombres y la fuente viva de su esperanza. Amén”.
Intervención del Cardenal Rylko
Al finalizar la Misa, ha tomado la palabra el Cardenal Stanislaw Rylo, Presidente Consejo del Pontificio para los Laicos. El purpurado se ha dirigido el Papa: “He aquí ante Usted, Santidad, a los jóvenes que se han reunido desde los rincones más variados de la Tierra: una Iglesia joven, llena de alegría y entusiasmo de la fe. Son jóvenes orgullosos de pertenecer a Cristo y a su Iglesia”.
“Santo Padre”, ha dicho el cardenal, “en su persona estos jóvenes encuentran siempre un verdadero padre que los quiere y un maestro de la fe, una guía segura que enseña a no perder jamás de vista lo que es esencial para la vida, es decir Dios – aquel Dios que se ha manifestado en el rostro de su Hijo hecho hombre por nuestra salvación”.
El prelado ha animado a los jóvenes a estudiar el YouCat, el Catecismo entregado a los peregrinos de esta JMJ, para “estar mucho más profundamente arraigados en la fe que la generación de vuestros padres, para poder resistir con fuerza y decisión a los desafíos y las tentaciones de este tiempo”.
El cardenal polaco ha mostrado su agradecimiento a Benedicto XVI: “¡Gracias por haber presidido esta JMJ! ¡Gracias por las palabras que ha querido dirigir a estos jóvenes – palabras de esperanza que iluminan su camino!”
El Presidente del Pontifico Consejo para los Laicos ha asegurado que “todos los jóvenes aquí presentes están listos para salir de Madrid al mundo entero, enviados por vuestra Santidad, como apóstoles de la nueva evangelización. Cada uno de ellos ha recibido una pequeña cruz misionera”.
A continuación, el Santo Padre ha procedido al envío de los jóvenes como misioneros al mundo, bendiciendo las cruces que ha entregado a los muchachos que se han diridigo a él.
1 comentario:
Hola Rodolfo:
Dios nos ha creado para vivir en comunidad: nacemos en una familia y vivimos en una sociedad; lo que somos, guste o no aceptarlo, es producto de esa interacción que todos tenemos desde que llegamos a este mundo y hasta que nos vamos.
Así como Dios nos ha creado para vivir en comunidad, en comunidad hemos de salvarnos. Es por eso que se hace preciso caminar comunitariamente para poder llegar todos a la Tierra Prometida, la Vida Eterna, en donde Dios nos espera.
No podemos caer en el egoísmo de dejar que cada cual haga lo que pueda porque bien sabemnos que no todos acceden a las mismas oportunidades. Eso de "sálvese quien pueda" no es algo de Dios.
Vos fijate que el mismo Cristo, siendo aún Dios, necesitó de los apóstoles para iniciar su obra en este mundo. Más allá de las lógicas limitaciones humanas de cada uno de esos apóstoles, Cristo confió en la humanidad para que podamos salvarnos.
La Iglesia Católica está conformada por pecadores como yo y tantísimos otros... pero es también es Santa porque fue el mismo Cristo el que la santificó. Cristo mismo fundó una Iglesia cuando designó a dero como su sucesor (leé Mateo 16,18).
Me parece errado de tu parte que califiques de "blasfemia". Quizás tengás otro concepto de lo que signica esa palabra. En tu escrito, cometés un gravísimo error en meter en la misma bolsa a la Biblia, el Libro del Mormón, la Cabala y el Corán. Sospecho que no has leído a fondo ninguno de esos libros y de ahí lo precipitado de tu afirmación.
Deberías leer la Biblia entera, invocando a Dios para que te ilumine para interpretarla y no tomar solo las partes que se ajusten a tu modo de pensar. Dios no se tiene que amoldar al ser humano, somos nosotros los que nos debemos dejar moldear por Él, como arcilla entre sus manos.
Dios te bendiga.
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