San Miguel de Tucumán, 27 Set. 11 (AICA) Miles de fieles tucumanos fueron los protagonistas de una muestra de fe y devoción por la Virgen de la Merced, patrona de la provincia de Tucumán y generala del Ejército Argentino.
La procesión por la calles de la ciudad y la misa central fueron presididas por el flamante arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca.
El prelado, en su homilía, hizo alusión a un panorama donde el hombre se ve sometido a los pecados terrenales al no poder discernir cuál es el verdadero sentido de la vida enmarcada en el plano de la moralidad y el valor de la verdad.
El pastor tucumano señaló que “el hombre de nuestro tiempo tiene necesidad de descubrir que en el origen de su vida no hay fuerzas ocultas o un destino impersonal e implacable, sino un padre amoroso y misericordioso que lo libra del pecado y le otorga dignidad".
"Una libertad absoluta, que no se abre a la verdad es una terrible tentación que nos vuelve inhumanos. Es la tentación del relativismo, del todo vale, de la ausencia de la verdad", advirtió y agregó que “el hombre de nuestro tiempo sufre una íntima tensión y contradicción porque, al tiempo que es crecientemente consciente de los límites a su libertad, pretende vivir una libertad que, al no tener su referencia directa a la verdad, se convierte en una libertad que no es, en realidad, humana".
Para concluir, monseñor Zecca afirmó: "La conciencia es, sin duda, la norma próxima del acto moral. Ley y conciencia; verdad y libertad, son realidades que se reclaman mutuamente. No puedo fundar mi moral sólo en lo que mi conciencia me dicta, o en lo que mi deseo o voluntad me indica, sino que debo dejarme iluminar en mi juicio sobre la moralidad de cada acto moral", estimó”.+
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