“Recuerda siempre que lo mejor de ti lo heredaste de tu padre y de tu madre, y puesto que no tienes ya tal vez la dicha de poder demostrarles tu amor en este mundo, déjales que sigan engendrándote a través del recuerdo. Tu sabes muy bien que todos tus esfuerzos personales jamás serán capaces de construir el amor y la ternura que te regaló tu madre, y la honradez y el amor al trabajo que te enseñó tu padre”
(Martín Descalzo)
Consigna: ¿Cómo crees posible de poder honrar a tu padre y a tu madre?
“Honra a tu padre y a tu madre para que se prolonguen tus días sobre la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar”. El texto de Éxodo 20, 12 nos pone de cara al cuarto mandamiento, al que Jesús honraba más que bien según dice el texto de Lucas 2, 51 “Vivía sujeto a ellos”.
Una poesía, una canción, un recuerdo, una foto, un mensaje de texto. Honra a tu padre y a tu madre.
Vivía sujeto a ellos, dice la palabra. El Señor Jesús recordó también la fuerza de este mandamiento de Dios. El apóstol Pablo decía: “Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es justo, honra a tu padre y a tu madre, dales el primer mandamiento que lleva consigo una promesa para que seas feliz y prolongues tu vida sobre la tierra”.
El cuarto mandamiento encabeza la segunda tabla, en la primera todo está referido a Dios. En la segunda se indica el orden de la caridad de Dios para con los hermanos.
Honremos a nuestros padres, a los que les debemos la vida y que nos han transmitido el conocimiento de la vida y de Dios en la vida. Obligados a honrar y respetar a todos los que Dios para nuestro bien se ha constituido bajo la figura de quienes nos acompañan por su autoridad delegada por Dios, que pueden ser no justamente los que nos dieron la vida, en el vínculo de sangre, sino otros que hicieron las veces de padres para nosotros. Este precepto se expresa de forma positiva indicando los deberes a cumplir, anuncia los mandamientos siguientes que contiene un respeto particular por la vida, hace referencia al matrimonio, a los bienes terrenos, al valor de la palabra, es el fundamento de la doctrina social de la iglesia. El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con los padres porque esta relación es la más universal, se refiere también a las relaciones de parentesco con los miembros del grupo familiar y exige que se de honor, afecto y reconocimiento a los antepasados. Por eso, la memoria y el amor hacia quienes nos son puestos por Dios como referencias y bajo el signo de la autoridad que muestra el rostro de Dios en medio nuestro hoy quiere hacerse canción, hoy quiere hacerse poesía, foto, recuerdo, anécdota, te invitamos a compartir la memoria agradecida, el recuerdo y la honra por tu padre, por tu madre siguiendo este mandamiento, el cuarto, honra a tu padre y a tu madre.
Este mandamiento implica, se sobrentiende, a los deberes que tenemos para con los padres, para con los tutores, para con los maestros, para con quienes ejercen una autoridad sobre nosotros o sobre la comunidad de las personas reunidas para compartir una misma suerte, un mismo destino. El cumplir el cuarto mandamiento lleva su recompensa, dice la palabra, honra a tu padre y a tu madre para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios te va a dar.
La observancia de este mandamiento trae como fruto espiritual, temporal, de paz, la prosperidad. La no observancia de este mandamiento entraña, dice el catecismo, daños para las comunidades y las personas humanas. Qué necesidad tiene occidente, sobre todo, de poner en su lugar a nuestros viejos y a nuestra autoridad legítima, la que ejerce el padre y la madre con sus aciertos y también con sus defectos. En oriente el valor de los ancianos es puesto entre los primeros valores que la sociedad contempla para el resguardo de sí misma. En una empresa en oriente se vela para que quienes ejercieron los cargos de autoridad en otro tiempo tengan un lugar de referencia respecto de las generaciones nuevas que llevan adelante la compañía, la organización, la fabrica porque se considera que en ese piso, en el último de los pisos donde se crea una oficina con todo el confort y con todas las posibilidades para el desarrollo final de la vida de quienes ejercieron ejecutivamente tareas de importancia para la empresa, está concentrado todo el saber que la empresa desarrolla para los tiempos que corren. Es como sabiamente poner en su lugar lo que hace al origen de una determinada cultura, en este caso la de un emprendimiento. Pero eso mismo se hace cuando se organiza la familia. La figura del abuelo, de la abuela o del bisabuela o bisabuelo, son unas figuras claves entorno a la cual el resto de la familia se ordena y se organiza. Porque es en el velar sobre los valores que éstos dejaron donde se concentra la posibilidad de ser de las generaciones venideras.
Honra a tu padre y a tu madre y tendrás una larga vida y Dios te llenará de paz.
Es posible que vos tengas en la vida la marca de la ausencia de papá o de mamá, que no brillen por una presencia significativa en el vínculo de sangre. Sin embargo hay una voz que suena también en esta mañana para vos. El Señor quiere darte en el salmo 68, 5-6, el consuelo. El Señor es Padre de huérfanos y defensor de viudas en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados y seguramente hay alguien que ocupó el lugar que no pudo, que no supo, no quiso ocupar quien tenía que ocuparlo. Si alguien ha llegado a ser cristiano faltándole uno de los padres o ambos, sepa que en la iglesia se encuentra y encontró socorro y en la comunidad y bajo la providencia de Dios posiblemente encuentre más de un padre y muchas madres, y va a encontrar muchos hermanos. El Señor nos manda a que honremos a nuestros padres y a nuestras madres, no dice padres en plural sino que los individualiza. Es necesario honrar al papá, es necesario también honrar a la mamá para que te vaya bien, para que te vaya muy bien. El contraste es que si tú y yo no honramos padre y madre podemos llegar a fracasar. El Señor no nos va a bendecir. El hijo que maldice, que deshonra a su padre, a su madre, se expone a que el Señor salga en su defensa. Dios es Padre, Dios es Dios y Padre de nuestro Señor Jesús.
El primer conocimiento de Dios que tenemos al menos los que provenimos de familia, viene de éste lugar, del encuentro con esta figura que marca el rostro de Dios, que Jesús ha venido a mostrarnos. Dios es Padre.
Mi padre según pasan los años:
Cuando tenía 4 años, mi papá podía hacer de todo. Cuando 5, sabía un montón. A los 6, mi papá era más inteligente que el de los otros. A los 8 mi papá no sabe exactamente todo. A los diez es la época en que cuando mi papá creció las cosas eran distintas. A los 12, mi papá no sabe nada de eso, es demasiado viejo para recordar su infancia. A los 14, no le hagas caso a mi viejo, está anticuado. A los 21 está fuera de onda y sin recuperación posible. A los 25, papá sabe un poco de eso pero no puede ser de otra manera puesto que ya tiene sus años. A los 30, no voy a hacer nada hasta no hablar con papá. A los 40, me pregunto ¿Cómo habría manejado esto papá? El inteligente, tenía un mundo de experiencia. A los 50, daría cualquier cosa porque papá estuviera aquí para poder hablar esto con él. Lástima que no volveré a tener la inteligencia que él tiene. Podría haber aprendido mucho más de él.
En la comunidad conyugal está establecida, nos decía el Catecismo de la Iglesia Católica, sobre el consentimiento de los esposos, el matrimonio y la familia están ordenados al bien de ellos, de los esposos y a la procreación y educación de los hijos. El amor de los esposos, la generación de la vida que de allí surge, establece entre los miembros de la familia relaciones personales que son como un santuario, donde hay que velar y cuidar para que allí reine la presencia de aquel que da origen a la convivencia familiar.
Hay una frase de mi padre, que en estos días, ya a los 83 años, mientras pierde la memoria para muchas cosas, hay otras que las tiene como siempre repetidas y nos deja como enseñanza: “Vivir es fácil, lo difícil es poder convivir”. Hacer del lugar en donde vivimos, un poder estar junto a otros. Tal vez porque en el secreto de la vida, él haya encontrado que allí donde aprendemos a estar con otros, Dios se hace presente y del vínculo que establecemos entre nosotros, se resguarda desde ese lugar lo sagrado de la presencia de lo divino en la convivencia familiar.
escrito por el Padre Javier Soteras
(fuente: www.radiomaria.org.ar)
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