La creencia en la asunción del cuerpo de María se funda en el tratado apócrifo De Obitu S. Dominae, que lleva el nombre de San Juan, y que pertenece de todos modos al siglo cuarto o quinto. También se encuentra en el libro De Transitu Virginis, falsamente imputado a San Melito de Sardes, y en una carta apócrifa atribuida a San Dionisio el Aeropagita. Si consultamos a los genuinos escritores de Oriente, este hecho es mencionado en los sermones de San Andrés de Creta, San Juan Damasceno, San Modesto de Jerusalén y otros. En Occidente, San Gregorio de Tours (De gloria mart., I, iv) es el primero que lo menciona. Los sermones de San Jerónimo y San Agustín para esta fiesta, de todos modos, son apócrifos. San Juan el Damasceno (P. G., I, 96) formula así la tradición de la Iglesia de Jerusalén:
San Juvenal, Obispo de Jerusalén, en el Concilio de Calcedonia (451), hace saber al Emperador Marciano y a Pulqueria, quienes desean poseer el cuerpo de la Madre de Dios, que María murió en presencia de todos los Apóstoles, pero que su tumba, cuando fue abierta, a pedido de Santo Tomás, fue hallada vacía; de esa forma los apóstoles concluyeron que el cuerpo fue llevado al cielo.
Hoy, la creencia de la asunción del cuerpo de María es Universal tanto en Oriente como Occidente; de acuerdo a Benedicto XIV (De Festis B.V.M., I, viii, 18) es una opinión probable, cuya negación es impía y blasfema.
Tomado de la Enciclopedia Católica
(www.enciclopediacatolica.com)
FREDERICK G. HOLWECK
Transcrito por Janet Grayson
Traducido por Angel Nadales
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