Pero volvamos a los inicios. Hasta 1848 los “alumnos internos se conformaron con leerle algunas breves y cariñosas composiciones de felicitación, y los muchachos externos le ofrecieron algún ramo de flores”. Pero en 1849 Carlos Gastini y Félix Reviglio idearon un simpático plan: “se pusieron de acuerdo secretamente y, durante varios meses, ahorraron chucherías, guardaron celosamente sus propias propinas y lograron comprarse dos corazones de plata.” Querían que el secreto no se descubriera y no sabían qué momento elegir para presentarle a Don Bosco el regalo. Durante la vigilia de San Juan, cuando ya todos sus compañeros dormían se dirigieron hacia la habitación de Don Bosco, que estaba al lado del dormitorio de los alumnos. Don Bosco “respondió que entrasen. Pensad su maravilla y emoción al ver que le presentaban aquellos dos corazones de plata y oír las pocas y cordiales palabras de felicitación de aquéllos sus dos buenos hijos... Por la mañana todos los compañeros se enteraron del original obsequio, con un poco de envidia, y propusieron que, para el año siguiente, habría de organizarse una fiesta bonita para todo el Oratorio.” Y así sucedió, para 1850 se organizó una comisión y se hizo una colecta para comprar algún regalo. Llegado el día un grupo de jóvenes mayores “subió a la habitación de Don Bosco y le leyó la primera composición para la entrega del regalo, como demostración de agradecimiento. Asomóse después él al balcón y no le resultaba fácil describir el regocijo de mil corazones sinceros (...) Don Bosco les dirigió unas palabras de agradecimiento y, a continuación, se cantó un himno. La fiesta se repitió durante algunos años con idéntico programa, mientras los alumnos internos no dejaban de dedicarle una velada sencilla en familia. Pero no pasó mucho tiempo, hasta que esta fiesta adquirió unas proporciones fantásticas (...)”
Con el tiempo, los ya antiguos alumnos comenzaron la costumbre de reunirse familiarmente en torno al Padre y, luego de la comida brindarle diversos agasajos.
¿Y el 16 de agosto? En vida de Don Bosco su cumpleaños fue celebrado erróneamente el 15, día de la Asunción, El mismo relata “Nací el día consagrado a la Asunción de María al cielo del año 1815” El festejo fue tomando cada vez más importancia aunque con la característica de estar vinculado a la terminación del año escolar. Así, “a partir de 1881, se comenzó a hacer en tal día la solemne distribución de premios a los aprendices y a los estudiantes, bajo la presidencia de Don Bosco”
Como ejemplo, y por lo significativo, leemos en los festejos de 1887: “De allí a poco fue su cumpleaños, que no resultó muy placentero. Don Bosco padecía ciertos achaques que lo postraban mucho.
De este cumpleaños, quedaron en el recuerdo las palabras –con las cuales queremos terminar esta página- de Don Carlos Ghivarello, director de Mathi, “el cual ofreció unos racimos, primicias de su huerto” al tiempo que expresaba: “Nosotros, al mirar estas uvas, volamos con el pensamiento a las feraces colinas de Montferrato, en aquellos días felices en que tú, lleno de alegría, corrías de una colina a otra (...) arrancando de la vid los primeros racimos maduros.(...) Nosotros, al ver estas uvas, nos trasladamos con el pensamiento a aquellas colinas, sobre las cuales, hace hoy setenta y dos años, la mística viña de Francisco y Margarita Bosco, bajo la protección de la Virgen elevada al cielo, producía aquel maravilloso racimo de uvas que debía endulzar la vida de muchos millones de almas. Ese racimo eres tú (...) Gozamos hoy al poder obsequiarte, con todo el respeto y cariño, de que es capaz el corazón de hijos, y de hijos que ven en ti un rayo de la benignidad de la que es su Madre (...) y que todavía hoy brilla en esta roca y, como esperamos, seguirá brillando muchos años.”
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