Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta.
Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños.
Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor: El ángel les dijo: "No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido en la ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre". De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!".
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
Gloria a ti Señor Jesús.
Muchos de nosotros quizás ha escuchado este bello relato en no pocas oportunidades. Su significación es tan profunda como crucial para la humanidad entera: Dios se hace uno de nosotros para salvarnos del pecado.
Cada 25 de diciembre contemplamos a Dios Todopoderoso y Eterno que se hace un bebé, frágil y vulnerable, como todos nosotros que alguna vez lo fuimos apenas nacimos.
Por el lugar geográfico en donde se dieron estos hechos y por la época en que habían pastores que llevaban a pastar a sus ovejas, es casi seguro que Jesús, en realidad, no nació un 25 de diciembre. Lo importante de esta fecha es que nustros corazones tengan su mirada puesta en este hecho tan simple como trascendental.
El Cielo entero estalla de gozo porque Dios cumple la promesa que hizo siglos atrás: envía al Ungido, al Mesías que tomará sobre si mismo a los pecados del mundo para darnos Vida Nueva.
Cada año repetimos el rito de conmemorar el Nacimiento de Jesucristo. Si lo dejamos, Dios puede nacer siempre nuevamente en nuestro corazón: Él es siempre el mismo pero es siempre Nuevo. Navidad es un tiempo hermoso que empieza con el Adviento, tiene su culmen en el 25 de diciembre y llega hasta la Epifanía del Señor. Es una bella ocasión para dar gracias Dios, para alabar al Señor por haberse comprometido hasta el extremo por todos y cada uno de nosotros.
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