En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Juan el Bautista: "¿Qué debemos hacer?" Él contestó: "Quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo". También acudían a él los publicanos para que los bautizara, y le preguntaban: "Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros?" El les decía: "No cobren más de lo establecido". Unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?" Él les dijo: "No extorsionen a nadie ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario".
Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: "Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue".
Con éstas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena nueva.
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
Gloria a ti Señor Jesús.
Ya estamos en el Tercer Domingo del Adviento, ¡cada vez más cerca de la Navidad!.
Para este domingo, antes de que Jesús se manifestar a su pueblo como el Hijo de Dios, vemos como Juan Bautista predicaba la venida del Mesías instando a su gente a cambiar su conducta, a abandonar el pecado para que sus corazones estén listos para recibir a Dios.
Juan fue el primer apóstol del Cristo, el primero en salir a anunciarlo, el primero en jugarse por Cristo hasta la muerte. En ningún momento Juan quiso ponerse por encima de su Maestro: él tenía bien en claro su misión en el Plan de Dios y por eso dejaba en claro que él no era el Salvador que Dios había prometido durante siglos.
El bautismo de Juan era un signo de preparación para la llegada de Jesucristo. Juan lo explica para no dejar lugar a dudas y ahí anuncia el Bautismo que Jesús nos dejará a todos los seres humanos de todos los tiempos, que será con el mismo Espíritu Santo. Habla también de como Jesús les dará la salvación eterna a aquellos que obren según los designios de Dios y separará a aquellos que le den la espalda.
Por estos tiempos de relativismo, muchos quieren creer que no existe el infierno, que Dios "salva a todos" por lo que muchos optan por relajar su moral y no preocuparse por evitar el pecado ni procurar acercarse a Dios a través de la Lectura de la Palabra y los Sacramentos. En esta lectura, como en otros pasajes bíblicos, se habla claramente del infierno: El granero al que se hace referencia es el Cielo, mientras los otros serán "quemados en un fuego que no se extingue", haciendo una clara alusión a la real existencia de ese lugar espiritual de condenación eterna.
Seguimos transitando este tiempo de Adviento, en donde debemos ir preparando nuestros corazones para celebrar dignamente el Nacimiento de Jesús y es muy bueno tomar estas recomendaciones de Juan Bautista, que nos propone dejar aquellos pecados de los que nos cuesta zafar. Es cuestión de poner voluntad y dejarse moldear por Dios: solo en Él, por Él y con Él podemos vencer todo pecado. ¡Ánimos!
Para este domingo, antes de que Jesús se manifestar a su pueblo como el Hijo de Dios, vemos como Juan Bautista predicaba la venida del Mesías instando a su gente a cambiar su conducta, a abandonar el pecado para que sus corazones estén listos para recibir a Dios.
Juan fue el primer apóstol del Cristo, el primero en salir a anunciarlo, el primero en jugarse por Cristo hasta la muerte. En ningún momento Juan quiso ponerse por encima de su Maestro: él tenía bien en claro su misión en el Plan de Dios y por eso dejaba en claro que él no era el Salvador que Dios había prometido durante siglos.
El bautismo de Juan era un signo de preparación para la llegada de Jesucristo. Juan lo explica para no dejar lugar a dudas y ahí anuncia el Bautismo que Jesús nos dejará a todos los seres humanos de todos los tiempos, que será con el mismo Espíritu Santo. Habla también de como Jesús les dará la salvación eterna a aquellos que obren según los designios de Dios y separará a aquellos que le den la espalda.
Por estos tiempos de relativismo, muchos quieren creer que no existe el infierno, que Dios "salva a todos" por lo que muchos optan por relajar su moral y no preocuparse por evitar el pecado ni procurar acercarse a Dios a través de la Lectura de la Palabra y los Sacramentos. En esta lectura, como en otros pasajes bíblicos, se habla claramente del infierno: El granero al que se hace referencia es el Cielo, mientras los otros serán "quemados en un fuego que no se extingue", haciendo una clara alusión a la real existencia de ese lugar espiritual de condenación eterna.
Seguimos transitando este tiempo de Adviento, en donde debemos ir preparando nuestros corazones para celebrar dignamente el Nacimiento de Jesús y es muy bueno tomar estas recomendaciones de Juan Bautista, que nos propone dejar aquellos pecados de los que nos cuesta zafar. Es cuestión de poner voluntad y dejarse moldear por Dios: solo en Él, por Él y con Él podemos vencer todo pecado. ¡Ánimos!
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