La mayoría de los bautizados españoles no han asumido, a juzgar por las encuestas y lo que se ve, uno de los principales deberes de su religión cristiana: “Santificarás las fiestas”. El Dios de Jesucristo, “Padre nuestro”, ha perdido la batalla en el corazón y en la vida de sus hijos, frente al dios pagano del consumismo. Son los nuevos templos de la modernidad, Grandes Superficies, Corte Inglés, Hiper, Makros, Supermercados, Prycas, Continentes etc, los que atraen masivamente e interesan a la hodierna feligresía, que aún siguen considerándose “cristianos”. Suele ser un comportamiento irreflexivo y compulsivo, pero no exento de responsabilidad personal y colectiva. Se presta a serias reflexiones:
¿Qué religión es la que profesa nuestro pueblo, que ni siquiera le impulsa a cumplir uno de los primeros deberes externos más claros y específicos? Si se descuida la participación activa en la eucaristía dominical —fuente y cumbre de toda celebración eclesial — ¿qué cristianismo estamos profesando los católicos españoles? ¿No estaremos tendiendo a hacernos una religión personal a nuestra medida?.
Por supuesto, que no faltarán un sin fin de razones personales, familiares, laborales y sociales etc, para justificar este absentismo religioso. Todo esto, a pesar de las facilidades dadas por la Jerarquía católica, para cumplir los sábados y vísperas de festivos. No sería correcto eludir el problema y sacar las consecuencias pertinentes. Algo muy serio e importante debe estar fallando en nuestro catolicismo, personal y comunitario, cuando, más o menos conscientemente, se trivializa el cumplimiento de uno de los deberes más claros del Decálogo y precepto de la Santa Madre Iglesia.
escrito por Miguel Rivilla San Martín
(fuente: www.periodismocatolico.com)
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