Dame, Señor, la simplicidad de un niño
y la conciencia de un adulto.
Dame, Señor, la prudencia de un astronauta
y el coraje de un salvavidas.
Dame, Señor, la humildad de un barrendero
y la paciencia de un enfermo.
Dame, Señor, el idealismo de un joven
y la sabiduría de un anciano.
Dame, Señor, la disponibilidad del Buen Samaritano
y la gratitud del menesteroso.
Dame, Señor, todo lo que de bueno veo en mis hermanos,
a quienes colmaste con tus dones.
Haz, Señor, que sea imitador de tus santos,
o, mejor, que sea como Tú quieres:
perseverante, como el pescador,
y esperanzado como el cristiano.
Que aparezca en el camino de tu Hijo
y en el servicio de los enfermos.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario