Señor, ellos puede que se sientan indignos, inapropiados o inferiores; quizás se sientan feos, tímidos, patosos o que no hacen nada bien.
A lo mejor les llamaron apodos que no les gustaron, e incluso de adultos pueden sentirse inseguros y no amados.
Señor Jesús, llévate sus sentimientos de fracaso, de vergüenza, decepción, culpabilidad o timidez.
Te pedimos que los liberes de toda fuerza negativa que les ha mantenido en la esclavitud y les ha apartado de vivir una vida abundante y victoriosa.
Amado Señor, hazles saber cuánto les amas y que ellos son la niña de tus ojos.
Nos dirigimos a Ti, para que sepan que Tú has muerto en la cruz, no solo por sus pecados, sino también por sus profundas heridas emocionales y sus recuerdos dolorosos. Te rogamos, Señor, que sanes todo lo herido y roto que haya en ellos.
Ayúdales a amarse a sí mismos, a aceptar tu perdón, a perdonarse a sí mismos y perdonar a otros.
Señor Jesús, llena los vacíos de sus vidas. Y dales el amor y la seguridad que pueden no haber recibido. Dales un atrevimiento santo, confianza y nuevas energías para que puedan hacer todas las cosas a través tuyo.
Señor, dales una buena imagen de sí mismos. Y que puedan verse como Tú les ves: especiales, dignos y perdonados, para que cada uno de ellos llegue a ser la persona que Tú creaste y quieres que sea.
En el precioso nombre de Jesús.
Amén.
escrita por el P. Robert de Grandis
(fuente: es.catholic.net)
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