En la mañana del 13 de mayo de 1981, Juan Pablo II pasaba por la plaza de San Pedro y recibió tres balazos. Una bala entró directamente en su abdomen, las esperanzas se volvieron angustias al ver la sotana blanca llena de sangre.
El hombre que le disparó al Papa, Ali Agca, arrastraba una vida de asesinatos y pertenecía a grupos terroristas palestinos. No era un simple ladrón, era un tirador profesional que no pudo explicarse por qué el Papa no murió. A penas empezaba el pontificado del Papa, no podía acabar tan rápido. El Papa sobrevivió al atentado porque el tirador se equivocó de día. Sí, el 13 de mayo es día de la Virgen de Fátima, fue ella quién salvo al Papa de la muerte.
Con claridad lo dice el Papa Benedicto XVI, la vida de los santos no se entiende sólo con su biografía, sino con su actuación después de la muerte. Ahí está la protección de María, Ella sigue viva y nos sigue demostrando su amor.
Simplemente basta con ver nuestro país: millones de peregrinos visitan la basílica de Guadalupe, no van por tradiciones o por compromisos, van porque ella es verdaderamente la Madre de Dios. En Francia, millones visitan el santuario de Lourdes. En Portugal, en Italia, en todas partes María se hace presente y quiere guiarnos por el camino de Dios.
Y si nos preguntáramos ¿cuál es el secreto de María?, ¿qué es lo que la ha hecho digna de tanta grandeza?, nos encontraríamos ésta respuesta: María es grande porque quiere enaltecer a Dios en lugar de a ella misma. Ella es humilde, no quiere ser sino la esclava del Señor. En la vida pública de Jesús, María desaparece de los evangelios y es hasta la hora de la muerte, cuando los discípulos huyen, ella permanece al pie de la cruz, enseñándonos a ser fieles hasta el final, y misteriosamente, en este acompañar a Cristo hasta la cruz, está el secreto de su fortaleza.
Éstos son los dos grandes secretos, que grandes hombres y santos, a ejemplo de María, tuvieron en la vida para vencer las dificultades, y que todos nosotros también podemos imitar para vencer en la gran batalla de la vida: "Seguir a Cristo hasta la cruz, y rezar el santo rosario para nuestra salvación".
escrito por Mariano Hernández
(fuente: Catholic.net)
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