No es muy habitual, ver la celebración de un 75 aniversario de boda. Dejadme decir que tuve la impresión de estar ante una pareja de jóvenes de 98 y 96 años respectivamente, y digo jóvenes, porque todavía se permitieron bailar un vals, mas con el corazón que con las piernas, y al final se dieron un apasionado beso, y un largo abrazo, que se fundió en una emocionada ovación por parte de todos los que estábamos allá.
Cuatro generaciones acompañaban a esa larga historia de convivencia. La forma de mirarse, de besarse, de sonreírse, de acariciarse, era un ejemplo de que se puede ser joven en la vejez, y se puede ser viejo en la juventud. Uno ve esta experiencia, y después en la tranquilidad, reflexiona. Y surge la pregunta: ¿Por qué unas parejas duran tanto y otras duran tan poco? Y aquí, más que dar respuestas, convendría formularnos preguntas.
Una pregunta crucial y fundamental sería esta: ¿Que espero yo del otro? ¿Cuales son los deseos y las necesidades que espero que el otro me resuelva? Si resulta que las expectativas no se cumplen... todo se va a paseo. Y no nos damos cuenta que la pregunta correcta sería exactamente la inversa. ¿Que espera el otro de mi? Cuales son sus deseos y necesidades para que yo las atienda? Es esa la cuestión de fondo.
Recuerdo que en un libro, Erik Fromm, decía estas palabras: "En el arte de amar, hemos de ser los primeros en tomar la iniciativa". Por este camino si que se puede construir algo sólido y firme. Porque no hay amor sin una donación personal, generosa y gratuita. Yo no se, si hemos pensado en profundidad, la gran oportunidad que representa el espacio convivencial de la pareja o de la familia, para construirnos como personas y educarnos en el arte de convivir. Debiéramos estar convencidos de que se puede hacer una cosa grande, con las pequeñas cosas de cada día, con la esperanza de que se pueden y se deben ir mejorando.
Para ser felices, no hacen falta ni grandezas ni espectacularidades. Sino sencillamente estar dispuestos a una donación plena al otro.
Hace años, que en un grupo de parejas que se preparaban para el matrimonio, y asistían en una parroquia a aquellos encuentros prematrimoniales, los monitores formulamos a las parejas esta pregunta: “¿Que es para vosotros el amor". Se oyeron las respuestas más variopintas que se pueda imaginar. No tenían el mismo cariz las visiones de los chicos que de las chicas. Se oyeron cosas como: "La sensación que noto cuando nos acercamos”, “Me gusta que me miren y me deseen”, “Salir de copas juntos”. Algunos comentarios se ajustaban más a la realidad, como este: "Estar a las verdes y a las maduras". Pero tal vez, la pareja que parecía menos preparada, casi no hablaban, eran forasteros, habían venido de Cáceres, él era guardia civil, y fue él, el que dio la respuesta más acertada. Dijo: "Para mi el amor, es estar dispuesto a dar la vida por mi novia". Sí señor. No se podía decir con menos palabras, una definición mejor de amor.
(fuente: www.forumlibertas.com)
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