Consuela el dolor de quienes sufren.
Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte.
Dales el don de la conversión.
Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades.
Que como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que en ti, nuestro pueblo tenga vida digna.
María, Reina de la paz, ruega por nosotros.
Amén.
(fuente: www.la-oracion.com)
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