A continuación el texto completo del artículo traducido por María Ximena Rondón de ACI Prensa:
Querida comunidad gay: Sus hijos están sufriendo
Yo amé a la pareja de mi madre, pero ninguna otra madre pudo reemplazar al padre que perdí
Comunidad gay, yo soy su hija. Mi madre me crió con su pareja del mismo sexo durante los 80´s y 90´s. Ella y mi padre estuvieron casados por poco tiempo. Ella supo que era gay antes de casarse, pero en ese momento las cosas eran distintas. Así fue como llegué aquí. Fue más complicado de lo que pueden imaginar. Ella lo abandonó cuando yo tenía 2 o 3 años porque quería la oportunidad de ser feliz con alguien a quien amaba de verdad: una mujer.
Mi padre no era un gran tipo y luego de que mi madre lo dejó, él ya no se molestó en volver.
¿Recuerdan el libro, “Heather tiene 2 mamás”? Esa fue mi vida. Mi mamá, su pareja y yo vivimos en una casita acogedora en los límites de una zona muy liberal y de mente abierta. Su pareja me trataba como si fuera su propia hija. Junto a la compañera de mi madre yo también heredé su unida comunidad de amigos gays y lesbianas ¿o tal vez ellos me heredaron?
De cualquier manera, yo sentía que la gente gay era mi gente. Yo aprendí mucho de ustedes. Ustedes me enseñaron a ser valiente, especialmente cuando las cosas son más difíciles. Ustedes me enseñaron la empatía. Ustedes me enseñaron a escuchar y a bailar. Me enseñaron a no tener miedo a las cosas que son diferentes. Y me enseñaron como ponerme de pie, incluso si eso implica hacerlo sola.
Les escribo porque estoy saliendo del closet: Yo no apoyo el matrimonio gay, pero no por las razones que ustedes piensan.
Los niños necesitan una madre y un padre
No es porque ustedes sean gays. Yo los amo muchísimo. Es debido a la propia naturaleza de las relaciones del mismo sexo.
Crecí y cuando tenía más de 20 años apoyé y abogue por el matrimonio gay. Solo fue con algún tiempo y distancia desde mi infancia que pude ser capaz de reflejar mis experiencias y reconocer las consecuencias a largo plazo que me causó tener dos padres del mismo sexo. Y solo ahora, y cuando veo a mis hijos amando y siendo amados por su padre cada día, es que puedo ver la belleza y la sabiduría del matrimonio y la paternidad tradicional.
En el matrimonio entre personas del mismo sexo cuando se cría un hijo o una hija, no le aclaran quién es el padre o la madre y al niño o niña le dicen que eso no importa. Le dicen que da igual, pero no es así. Muchos de nosotros, muchos de sus hijos, estamos heridos. La ausencia de mi padre creó un gran vacío en mí y yo sufría todos los días por tener un papá. Amaba a la pareja de mi madre pero ninguna madre podía reemplazar al padre que perdí.
Crecí rodeada de mujeres que decían que no necesitaban o querían a un hombre. Aun siendo una niña pequeña yo quería desesperadamente tener un papá. Es algo extraño y confuso caminar con este terrible dolor por no tener un padre, un hombre, en una comunidad que decía que los hombres eran innecesarios. Hubo momentos en los que me sentía muy enojada con mi papá por no estar allí para mí, y momentos donde me enojaba conmigo misma por siquiera querer un padre. Aún hay partes de mí que sufren por esa ausencia.
No estoy diciendo que ustedes no puedan ser buenos padres. Sí pueden. Yo tuve las mejores. Pero tampoco estoy diciendo que ser criada por padres heterosexuales significa que todo va a salir bien. Nosotros sabemos que hay muchas formas diferentes de que se rompa la unidad familiar y que cause el sufrimiento de los hijos: el divorcio, el abandono, la infidelidad, el abuso, la muerte, etc. Pero y de lejos, la mejor y más exitosa estructura familiar es aquella en que los niños son criados por un padre y una madre.
¿Porque los hijos de la gente gay no pueden ser honestos?
El matrimonio gay no solo redefine el matrimonio sino también la paternidad. Promueve y normaliza una estructura familiar que necesariamente nos niega algo precioso y fundamental. Nos niega algo que necesitamos y que, al mismo tiempo, nos dice que no necesitamos algo que naturalmente imploramos. Que nosotros estaremos bien. Pero nosotros no estamos bien. Nosotros estamos sufriendo.
Los hijos de padres divorciados pueden decir: “Mamá y papá, los amo, pero el divorcio me dolió y ha sido muy difícil superarlo. Destruyó mi confianza y me hizo sentir culpable. Fue muy difícil vivir en 2 casas diferentes”. Los hijos adoptados pueden decir: “Padres adoptivos, los amo. Pero esto fue muy difícil para mí. He sufrido porque la relación que tuve con mis primeros padres se rompió. Estoy confundido y los extraño aun cuando nunca los haya conocido”.
Pero los hijos de padres del mismo sexo no tienen la misma voz. No solo es mi caso. Hay muchos de nosotros. Muchos de nosotros tenemos tanto miedo de hablar y contarles a ustedes sobre nuestras heridas y nuestro dolor, pero por alguna razón sentimos que ustedes no nos están escuchando. Que ustedes no quieren escuchar.
Si les decimos que tenemos heridas porque fuimos criados por padres del mismo sexo, somos ignorados o etiquetados como un enemigo.
Esto no se trata de ser enemigos. Yo sé que ustedes entienden el dolor de una etiqueta que no encaja y el dolor de una etiqueta que es utilizada para maldecirlos o silenciarlos. Y yo sé que ustedes han sido realmente odiados y que ustedes realmente han sido heridos. Yo estuve allí, en las marchas, cuando algunos portaban letreros que decían: “Dios odia a los maricas” y “El SIDA cura la homosexualidad”. Yo gritaba y me volteaba roja de la ira allí en la calle junto a ustedes. Pero esa no soy yo. Esos no somos nosotros.
Sé que esta es una conversación difícil. Pero necesitamos hablar de esto. Si alguien puede hablar de estas cosas, somos nosotros. Ustedes me enseñaron eso.
Heather Barwick fue criada por su madre y la pareja del mismo sexo de su madre. Es una abogada que apoyaba el matrimonio de personas del mismo sexo y que luego se ha convertido en una defensora de los derechos del niño. Es esposa y madre de 4 hijos bullosos.
El artículo original lo puede leer en http://thefederalist.com/2015/03/17/dear-gay-community-your-kids-are-hurting/
No hay comentarios:
Publicar un comentario