La tranquila y calma población de Morón con sus calles de tierra, surcada por carruajes cansinos y lerdos, no se enteró hasta mucho tiempo después que fue la cuna de uno de sus hijos más predilectos. Apenas unos pocos supieron que el 11 de noviembre de 1882 nacía en una vivienda donde una hondísima fe cristiana nucleaba a sus ocupantes, Lorenzo fue el menor de la familia.
El que recibió los mimos de sus padres, por aquello de ser el "benjamín". Y él supo retribuir esos cariños "especiales". A los pocos años reveló su aptitud para el estudio: Distinguido alumno, mejor compañero y gran amigo, ganó la simpatía de sus padres y maestros. Fino en sus modales, delicado en el trato para con los demás, comprensivo y concentrado optó por abrazar la carrera religiosa. Dueño de la preciosa virtud de despreciar lo material, siempre trató de ofrendarse a los demás. No sólo mediante actitudes y consejos, sino también por esas necesidades de hacer el bien y desparramar sus convicciones fortalecidas por las más nobles prácticas cristianas.
A los 25 años fue ordenado sacerdote. En su primera misa asombró por la forma en que se dirigió durante el Evangelio a sus feligreses que siguieron con atención sus palabras, que llenas de amor y fe, emanaban de su garganta.
Un año pasa desde que fuera ordenado cuando sus virtudes hacen que sea elevado al cargo de Director del Oratorio de San Antonio, que se hallaba ubicado en la calle México al 3900. Allí surge su vinculación con lo que sería luego una de las instituciones más grandes del país: San Lorenzo de Almagro, al que él cariñosamente llamaba "el club de mis muchachos". Amante del deporte, y apasionado por el "foot ball", colaboró decididamente para que un grupo de muchachos que alentaban la formación de un club tuvieran un lugar donde poder reunirse. El primer contacto entre los "Forzosos de Almagro" y el noble cura se produjo una mañana de abril de 1908. Una veintena de muchachos conocían los valores del padre Massa y se presentaron una mañana en el oratorio San Antonio. Ese oratorio fue en donde sus muchachos empezaron a jugar al f´tubol y sirvió como unasuerte de sede del naciente club.
Pacientemente esperaron que el clérigo terminara su misa dominical y luego lo abordaron. Los jóvenes, en su mayoría oficiales de un taller de cestele comentaron que una semana atrás habían decidido constituir un club. En una palabra; la misma historia de nuestra fundación. Así comentó San Lorenzo de Almagro... "El nombre de San Lorenzo nos recuerda un mártir de la Iglesia católica y nos recuerda también la primera batalla librada por San Martín, imitando el valor y la constancia de San Lorenzo mártir, podrá este nuevo club conseguir y afianzar posiciones que lo destaquen entre sus similares hasta que llegue a la Asociación del Fútbol Argentino y teniendo en presente el triunfo de San Martín, fruto de la disciplina, se levantarán sin duda sobre una base inconmovible pues es la disciplina el nervio de toda institución. Y me agrada además ese nombre, con su dobló significación, porque me parece que en esta época de cobardía en la manifestación de sus propios ideales y de las propias creencias, poner en la bandera del nuevo club, la norma robusta que proclama los dos ideales más nobles que puede abrigar el hombre: "Religión y Patria ". Palabras textuales del padre Massa.
Respecto a los colores adopatos para su camiseta, hay varias teorías al respecto. EL Padre Domingo Pizzuli, íntimo amigo del Padre Massa, cuanta una bella anécdota que deja en claro el origen de los colores sanlorencistas: "¿De dónde sacó los colores de San Lorenzo? ¿Acaso del club Tigre?". Me dijo que no lo conocía. "Entonces, habrá sido de Estudiantil Porteño, de Ramos Mejía", insistí. "Menos", me respondió. "¿Se fijó en el fútbol internacional, en Barcelona, tal vez?", volví a preguntar. "Tampoco, vení, vení...", me contestó. Me llevó caminando hasta la Basílica de María Auxiliadora. Y, cuando entramos, me dijo: "Fijate ahí arriba, en el camarín, como está vestida María Auxiliadora". Tenía una túnica roja y un manto azul. Bueno, de ahí los saqué", concluyó.
Noble expresión de quien en su momento hizo un acto típico en él, de renunciamiento. La acción del padre Massa en todos los órdenes de la vida, ya sea como sacerdote, como hombre de bien, como pedagogo y como emprendedor de mil empresas de bien público, descolló. Robustísima personalidad, hallándose en Córdoba cumpliendo funciones de director del colegio Pío X, se dedicó a recopilar experiencias vividas en distintas congregaciones salesianas en las cuales le tocó vivir.
Su primera obra fue una biografía del padre Vespignani. En esa obra narra detalles sobre la vida de Don Bosco y consigue pintar una fisonomía exacta de lo que este pudo representar a través de su gestión evangelizadora en los jóvenes de la época. Luego también produjo la historia de las Misiones Salesianas de La Pampa. El libro fue comenzado en 1944. Su investigación no se detuvo. Las luces de su dormitorio, ubicado en los altos del colegio Pío XII, se apagaban muy tarde. Era incansable.
Junto con el Padre José Vespignani, fundó los Exploradores de Don Bosco, una de las primeras y más significativas experiencias salesianas que conjuga dos métodos de trabajo pensados específicamente para la educación de la juventud: el Sistema Preventivo Salesiano desarrollado por Don Bosco y el Sistema de Patrullas ideado por Robert Baden-Powell.
El Padre Lorenzo Massa además de ser nuestra guía espiritual de muchos jóvenes, fue docente, escritor e historiador llevando su noble misión a las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Salta, y Río Negro, Chubut , Santa Cruz y al hermano país Chile.
Corría 1946. El Padre Massa asistió a la formidable campaña de ese equipo que asombró al mundo. El cura Lorenzo no se negó a participar del festejo de los campeones. Pero siempre dejó sentado que el triunfo no era de él, sino de todos aquellos que alguna vez hicieron algo por San Lorenzo. "Nada hay en la vida que no llegue a repetirse a no ser que nosotros mismos nos neguemos a repetir. La felicidad, la fe, la convicción, son detalles sustanciales para que lo que anhelamos se cumpla. Dios protege al ser humano, le da fuerzas para seguir en la lucha, que debe ser limpia y sana. A cara descubierta y a puro corazón ". La frase salió de sus labios en 1948. Cuando San Lorenzo festejó su nuevo aniversario. El final estaba cerca. El cura Lorenzo estaba ya transitando hacia su último año de existencia. Nadie lo esperaba. Parecía que el formidable alma meter siempre viviría. El 31 de octubre de 1949, por la noche, el padre Massa caía para siempre. Santo y liberal, serio y oportuno, dominador de la palabra y dueño de la acción, en él se concentraba todo cuanto podía esperarse de quien entrañaba el con razón mismo de su club que hizo y fomentó en todas las horas. Porque su espíritu abierto a todas las circunstancias no decayó un solo instante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario