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jueves, 29 de mayo de 2008

29 de mayo: Beato José Kowalski y otros cinco mártires salesianos

Desde la Congregación Salesiana han salidos varios santos, beatos y venerables que nos sirven de ejemplo para seguir a Cristo, a la manera que nos enseñó nuestro Padre Don Bosco.

Nuestra Madre Iglesia celebra hoy a José Kowalski, un salesiano que dio su vida en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial; él murió junto a otros cinco muchachos quienes valientemente dieron testimonio de Cristo hasta las últimas consecuencias. Fueron beatificados el día 12 de junio de 1999 por Su Santidad Juan Pablo II.

José Kowalski nació en Siedliska, cerca de Rzeszów, en Polonia, el 13 de marzo de 1911, del hogar de Wojciech y Sofía Borowiecz, el séptimo de nueve hijos. Sus padres, católicos prácticos, eran granjeros y propietarios de una modesta granja. Después de la enseñanza primaria, entró al Colegio Salesiano de Oswiecim (Auschwitz). Inmediatamente se distinguió por su compromiso al estudio y al servicio y por su optimismo. Se integró al Sodalicio de la Inmaculada Concepción y a la Asociación Misionera, convirtiéndose en su Presidente. Se enamoró literalmente del carisma Salesiano y de su Fundador, de quien buscó tomar ejemplo en todo: involucrándose en el alegre liderazgo de fiestas religiosas y civiles, en la presencia apostólica entre sus compañeros y, en particular, en la prioridad de su vida espiritual.

Deseo de ser santo

Siendo un joven estudiante empezó a llevar un diario, del que aprendimos su devoción por María Auxiliadora y la Eucaristía: “O, Madre María”, escribió, “tengo que llegar a ser santo porque para ello estoy destinado. O Jesús, te ofrezco mi pobre corazón… que nunca me separe de Ti y que siempre sea fiel hasta la muerte: prefiero morir antes que ofenderos, ni siquiera con el menor pecado”.

La guerra

“Tengo que ser un santo Salesiano, como lo fue mi Padre Don Bosco”. Hizo su profesión en 1928 en Czerwinsk y fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1938 en Krakow. Fue designado secretario provincial. En la parroquia supervisaba el coro de jóvenes y se interesaba en los problemas de la gente joven. Polonia había sido ocupada, pero los Salesianos continuaron su actividad educativa. Ese fue el motivo del dramático arresto del 23 de mayo de 1941: la Gestapo arrestó al Padre Kowlaski junto con otros once Salesianos que estaban trabajando en Krakow.

El 1º de setiembre de 1939 Hitler invadió Polonia, iniciando la Segunda Guerra Mundial. La Casa Salesiana en Poznan, en la calle Wroniecka fue ocupada y convertida en cuartel para los soldados alemanes. La gente joven siguió reuniéndose en el bosque afuera de la ciudad, así como también en los parques de la ciudad.

Surgieron muchas sociedades secretas. En setiembre de 1940 Francisco Kesy y cuatro de sus compañeros del oratorio fueron arrestados y acusados de pertenecer a una organización ilícita.

Fueron llevados al temido Fuerte VII cerca de Poznan, donde fueron torturados e interrogados. Después fueron llevados a varias prisiones donde no tuvieron siempre la suerte de estar juntos. Llevados nuevamente a Poznan fueron procesados, acusados de Alta Traición y condenados a muerte.

Auschwitz

Al principio fueron enviados a prisión en Motelupich en la misma ciudad; el 26 de junio los llevaron de allí al campo de concentración en Auschwitz. Se le dio el número 17.350. En el campo de concentración él comenzó un apostolado secreto: escuchaba las confesiones, celebraba la Misa, rezaba el Rosario, daba conferencias clandestinas, también sobre Don Bosco, animando a los amigos prisioneros con la voluntad de luchar por su supervivencia. Fue sometido a sufrimientos y humillaciones.

Fueron martirizados en Dresda el 24 de agosto de 1942. A la prisión fueron con espíritu de fe y llevando adelante su espiritualidad Salesiana. Rezaban constantemente: Rosario, novenas a Don Bosco y María Auxiliadora, oraciones de la mañana y la tarde. Trataron de estar en contacto con sus familias a través de mensajes que muchas veces pudieron mandar secretamente.Les daban coraje y le pedían sus oraciones asegurándoles que rezarían por ellos. Cuando era posible celebraban alegremente fiestas litúrgicas en su celda. Nunca renunciaron a su fe. Dieron testimonio hasta el final.

Condenado a muerte

Cuando fue descubierto con un Rosario, se rehusó a pisotearlo, acelerando así su martirio, el que ocurrió en Auschwitz el 4 de julio de 1942. Su cuerpo fue al principio tirado en el vertedero de basura, después fue cremado en el crematorio del campo. Sus compatriotas empezaron a venerar su memoria, sosteniendo que su sacrificio había hecho fructificar vocaciones en Polonia. El Papa Juan Pablo II opinaba lo mismo y se interesó personalmente en la causa de varios mártires polacos. Fue beatificado en Varsovia el 13 de junio de 1999.


LOS OTROS CINCO MÁRTIRES


Kesy Franciszek

Francisco Kesy nació en Berlín el 13 de noviembre de 1920. La familia se mudó a Poznan debido al trabajo de su padre. Francisco era aspirante en el Seminario Salesiano menor en Lad.

Durante la ocupación, imposibilitado de seguir sus estudios, consiguió trabajo en una industria local. Pasaba su tiempo libre en el Oratorio donde lideraba el grupo y las actividades, en una estrecha amistad por los ideales con los otros cuatro.

La gente recuerda que era sensible, pero al mismo tiempo alegre, sereno y buena persona, y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Casi todos los días comulgaba; rezaba el Rosario por las tardes. En un mensaje a su familia escribió: “En Wronki, como estaba solo en mi celda, tenía tiempo de pensar en mí mismo.

Prometí vivir de una forma diferente, como Don Bosco nos había dicho, viviendo para agradar al Señor y a su Madre, Santísima María… Rezo al buen Dios para que todas estas tribulaciones me afecten a mi y no a ustedes”.

Eduardo Klinik

Eduardo Klinik nació en Bochum el 21 de junio de 1919, tímido y sereno, se volvió más vivaz cuando fue al Oratorio. Era el tipo de estudiante sistemático y responsable.

Se distinguió por estar muy involucrado en todo tipo de actividad y daba la impresión de ser el más serio y profundo pensador del grupo.



Jarogniew Wojciechowski

Jarogniew Wojciechowski nació en Poznan el 5 de noviembre de 1922, era pensativo y trataba de tener una visión general de las cosas para comprender los eventos. Era un líder en el mejor sentido del término. Se destacaba por su buen humor, empeño y testimonio.





Czeslaw Jozwiak

Czelaw Jozwiak nació en Lazynie, el 7 de setiembre de 1919. Podía ser temperamental, pero espontáneo, lleno de energía, controlado, dispuesto al sacrificio, consistente y positivo. Aspiraba a la perfección cristiana y progresaba en ello.

Uno de sus compañeros de prisión escribió: “Tenía buen carácter y corazón y un alma como un cristal… Me confiaba una de sus preocupaciones: nunca cometer ningún tipo de impureza”.


Edward Kazmierski

Eduardo Kaxmierski nació en Poznan el 1º de octubre de 1919. Era conocido por su seriedad, prudencia y bondad. Pudo desarrollar su talento musical en el oratorio. La vida religiosa que se respiraba en la familia y en los Salesianos lo llevó rápidamente a la madurez cristina. En la prisión demostró gran amor por sus compañeros más ancianos. Estaba libre de cualquier odio hacia aquellos que los perseguían.


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