Mons. Antonio Marino dio inicio del Año de la Fe |
El prelado aseguró que se trata de iniciar “un tiempo de gracia espiritual” y tiene como objetivo, explicó citando al papa Benedicto XVI, “tomar conciencia de la unidad profunda que existe entre dos aspectos inseparables: los contenidos de la fe, resumidos en el Credo que aprendemos de memoria, y el acto de fe, por el cual nos decidimos a entregarnos totalmente a Dios con plena libertad”.
“Una adhesión de fe más consciente y vigorosa a Cristo y a su Evangelio, ha de llevarnos necesariamente al gozo de comunicarla. Quien ha experimentado la alegría de creer, siente el entusiasmo de dar testimonio de su fe. Así ha sido desde la primera hora y así sigue siendo hoy. Quien vive su fe cristiana y católica conoce al mismo tiempo el ardor misionero y quiere colaborar desde su lugar propio, y según su condición, en la tarea común de anunciar a Cristo como redentor del hombre. Todos podemos orar; todos podemos amar; y todos podemos y debemos dar testimonio valiente del Evangelio con nuestra vida y también con nuestra palabra”, expresó.
El obispo marplatense invitó y comprometió a la Iglesia diocesana a fortalecer este año “las actividades caritativas de las diversas instituciones cuya finalidad es manifestar el amor gratuito y creador que debe ser distintivo de los discípulos de Cristo. Nadie nos resulta indiferente, porque el amor de Cristo nos apremia”.
Por último, monseñor Marino advirtió sobre la “resistencia del espíritu del mundo” al anuncio evangélico, por lo que recordó que “todo cristiano sabe que debe luchar para mantenerse firme en su fe. Lo ha predicho el mismo Señor y la Iglesia lo experimenta cada día: ‘Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia’. Pero nosotros no tememos, porque según la enseñanza del apóstol San Juan, la victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe”.
Al finalizar la homilía, los siete adultos que recibieron los sacramentos de la iniciación cristiana se acercaron al comulgatorio, junto a sus padrinos. Así de a uno fueron bautizados por el obispo en la pila bautismal y luego, según los ritos litúrgicos de la confirmación, los bendijo y confirmó.
Minutos antes de finalizar la misa, bendijo un tríptico -réplica del que el Papa entregó a los obispos- que recorrerá las parroquias y les entregó a los delegados de las parroquias, como símbolo de la misión que comenzará en este Año de la Fe.+
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