→ “Los hombres mueren una sola vez y después viene para ellos el Juicio”: (Hebreos 9, 27)
→ “los que hicieron bien saldrán y resucitarán para la vida, pero los que obraron mal resucitarán para la condenación” (Juan 5, 28-29)
La revelación cristiana excluye la re-encarnación y habla de un cumplimiento que el hombre está llamado a realizar en el curso de una única existencia sobre la tierra. (Juan Pablo II “En el Umbral del Tercer Milenio” Nov. 1994)
Y el Papa Juan Pablo II, hacía esta categórica afirmación negatoria del mito de la re-encarnación basándose, tanto en la Sagrada Escritura, como en la Tradición de la Iglesia, pues en esto consiste la “revelación cristiana”: en el contenido de la Biblia y en las enseñanzas de la Iglesia acumuladas en ya casi dos mil años de historia.
Y hablaba de una “única existencia sobre la tierra” para cada ser humano. En esto hace eco, tanto del Antiguo, como del Nuevo Testamento de la Biblia.
Dice el Libro de la Sabiduría: “Una sola es la entrada a la vida y una la salida” (Sb. 7, 6).
Y San Pablo en su Carta a los Hebreos deja sentado lo mismo con otras palabras: “Los hombres mueren una sola vez y después viene para ellos el juicio” (Hb. 9, 27): “los que hicieron bien saldrán y resucitarán para la vida, pero los que obraron mal resucitarán para la condenación” (Jn. 5, 28-29).
Jesucristo “fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra santificación” (Rom. 4, 25), “se manifestó ... para borrar el pecado con su sacrificio; ... “en su segunda venida se manifestará para dar la salvación a quienes lo aguardan” (Hb. 9, 26-27).
Sí. Jesucristo es nuestra salvación: es la única salvación que es posible para nosotros los seres humanos. En el mito pagano de la re-encarnación, el hombre pretende redimirse a sí mismo, mediante supuestas purificaciones logradas en sucesivas vidas. ¿Nos damos cuenta que al incorporar tan acríticamente la falsa creencia pagana de la re-encarnación a nuestra fe cristiana nos estamos negando la única salvación que tenemos a nuestra disposición: la que Jesucristo, Hijo de Dios nos vino a traer?
“Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso”, fue la promesa de Jesucristo, antes de morir en la cruz, para el ladrón arrepentido (Lc. 23, 43). Según la ley del “karma”, en la cual se basa la teoría re-encarnacionista, este “malhechor”, como lo llama el Evangelio, tendría que haber pagado los crímenes, robos y fechorías de su vida en otras vidas posteriores en la tierra. Pero Jesucristo no le dice: Ahora vas a volver a nacer para que te purifiques de tus pecados. Y no lo dice porque es El, Dios y Hombre verdadero, Redentor de toda la humanidad y de cada ser humano en particular, Quien tiene el poder de salvarnos y de abrirnos las puertas del Cielo, ese sitio que “ni el ojo vio, ni el oído escuchó, ni el corazón humano imaginó tiene Dios preparado para aquéllos que le aman” (1a. Cor. 2, 9) y que desean ser salvados por Jesucristo. Por eso, todo Amor y Misericordia como es El, sólo dice al ladrón arrepentido: “Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso”.
¿Nos damos cuenta realmente de todo lo que nos estamos negando y de todo lo que nos podríamos perder, al creer ilusamente que es posible -y hasta bueno- haber re-encarnado y volver a re-encarnar?
(fuente: www.buenanueva.net)
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