Si fuéramos capaces de mirar como ha tratado Dios a la familia, y seguir ese modelo familiar en forma consecuente, podríamos recuperar la salud del matrimonio y ser testigo del fin de la angustia y el temor de muchos hombres, mujeres y niños. Cuando Dios preparó el plan de salvación de los hombres, nos envío a su hijo y lo hizo como parte de una familia y como hijo de María.
En efecto, Jesús podría haber aparecido de otra forma, haber sido encontrado como un niño abandonado, haber sido adoptado por los esposos José y María, o haber llegado como un peregrino, pero Dios no lo quiso así, el nació como todos, de una mujer. Además nació en el mismo pueblo que pecó contra Dios, para confirmar el carácter de Redentor para recuperar y salvar a los hombres.
Dios le otorgo un gran valor a la familia, Jesús nace de una mujer, es alimentado y cuidado en el seno de ella, y creció como lo hacen muchos niños, con amor familiar entregado por sus padres, la Virgen Maria y San José, y no puede ser de otra forma, porque el ambiente más apropiado para el crecimiento, formación y desarrollo emocional de un niño es la familia y especialmente con una vida ordenada, fiel, de mutua preocupación y cuidado, e intenso amor.
Las escuelas entregan la instrucción educacional de un niño, pero los ejemplos de cómo vivir en el amor se aprenden en la familia, con respeto de los padres a los hijos y estos a sus padres, que son nuestro prójimo mas inmediato, entonces como consecuencia aprendemos a cumplir los mandatos de Dios, como honrar padre y madre, no matar dando luz a todo ser que se esta concibiendo, no deseando la mujer del prójimo con ejemplos de fidelidad conyugal, amando al prójimo como a nosotros mismos, actitudes básicas que demuestran que entendemos que lo primero es amar a Dios sobre todas las cosas.
En efecto, en la familia nace y reside el más apropiado sitio para aprender todos los buenos valores con los cuales ha de vivir alguien que ama a Dios, entonces la organización social de los hombres tiene su sitio mas importante en la familia, allí el amor enseña la diferencia de lo bueno y lo malo con lo cual se enfrentará el hombre en el ambiente externo, en una unión matrimonial fuerte se implanta desde muy temprana edad firmemente los valores con los cuales los hombres aprenderán a convivir en forma armoniosa en la sociedad.
La pérdida progresiva de las cualidades morales va produciendo la agonía de la familia, la ausencia de interés por la vida familiar, va debilitando cada vez más esta institución del matrimonio que viene de Dios, adoptando de esta forma una actitud irreverente, a lo cual no podemos ser permisivos.
Entonces así como el padre, la madre cumple el mas importante papel de su vida al participar en la familia, por ella se desarrolla y se forma un niño, entregándole no solo las necesidades básicas, también las del amor, que es la fuente de vida de todo ser. Es así como Dios pensó como debía formarse su Hijo, es así como también le entregó a la mujer un don especial, la maternidad, pero no solo para engendrar, sino que para formar, educar, cuidar y participar activamente en la primera etapa de vida de sus hijos.
Dios eligió a una mujer que con su actitud nos demostró que efectivamente era digna de ser Madre de Dios, y con esto nos damos cuenta como para Dios todos somos importantes, y que para El no es preferente el nivel socio-económico de sus hijos, y así la mujer que da a luz al Hijo de Dios, es sencilla y simple, pero muy importante para EL, así lo explica San Lucas [Lc, 1,28-29-30-31] Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús.
Así, quedo fuera de toda duda que María fue favorecida y muy importante para Dios y luego para todo el mundo, y ella desde que recibió la visita del ángel en la anunciación, demostró su amor y fidelidad al Padre. Pureza e inocencia de corazón quedo a la vista del ángel Gabriel, es así como María dijo al ángel: « ¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» [Lc 1,34] y el ángel le contesto: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. María, dispuesta a totalmente a Dios, responde: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho». [Lc 1,38], de esta forma María nos enseñó su fe y su obediencia.
María nos muestra su humildad, su respeto y amor a Dios, con su obediencia, y lo hizo a través de toda su vida, y acompaño a su Hijo con lealtad y amor en todos los momentos, allí estuvo ella al pie de la cruz, hasta el último segundo, a pesar de que muchos ya habían abandonado a su Hijo. María participó en el plan de Dios para nuestra salvación al ser Madre de Jesús, porque no ver en ella entonces la ayuda necesaria para la salvación de los males de la familia, como esposa y madre modelo, acompañado de un ejemplo de esposo, San José, también ejemplo de padre con su hijo.
Sobran meritos para confiar en María la ayuda que necesitamos en nuestra familia, ella asumió perfectamente el papel de madre y esposa, y lo continuó dando este ejemplo a través de toda su vida terrenal.
Cuando nace Jesús, José esposo de María, esta presente, dando un gran valor a la presencia directa del esposo en el parto de sus mujer, así muchos están hoy en el parto de sus hijos, me parece una actitud gratificante para todo matrimonio. “Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre”. [Lc 2,16]
Los esposos Maria y José están siempre unidos, cuando su hijo corre peligro por la medida de Herodes de asesinar a los niños, José le da protección a su familia y huye a Egipto y cuando muere Herodes, él los trae de regreso a Nazaret, cuando hay que cumplir con lo dispuesto en las leyes, lo hacen juntos; “ Asimismo, cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor” [Lc 2, 22]
En efecto, la preocupación por la familia, la vida unida de los padres de Jesús esta presente en los Evangelios, “Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. [Lc 2, 41]. Lo triste de hoy día, es que los padres salen a actividades que pueden compartir, separados del resto de la familia, no cultivando la riqueza de la vida en común, de la grata compañía de los seres queridos, no dando continuidad a esa forma de ser durante el noviazgo, cuando queremos involucrar a nuestra pareja en todo y no queremos estar en ningún instante separado. “Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser” [Lc 2, 22]
La preocupación por los hijos decae cada vez más, ellos salen y no hay preocupación por saber lo que hacen, entonces luego nos encontramos con sorpresas sobre lo que aprenden fuera de casa que no siempre es de buena orientación, cuantos niños se ven abandonados en las calles, cuantos padres no saben lo que sus hijos hacen, parece que muchos y esta irresponsabilidad esta trayendo graves consecuencias en la formación, y lo peor es que los hijos al ver que a sus padres no les importa ni lo que piensan, toman actitudes rebeldes difíciles de controlar. Nuevamente los padre de Jesús nos muestra que ellos se sienten angustiado si no saben de su hijo, cuanto Jesús se queda en el templo asombrando a los maestro de la Ley, sus padres lo andaban buscando, le hicieron saber su preocupación; “Sus padres se emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos». [Lc 2, 48].
La tarea de María como madre, fue siempre abnegada, generosa, nunca pensando en si misma, dio a luz, amamanto, alimento crió y acompañó a Jesús por tres décadas, y cuando su Hijo partió a la casa del Padre, su presencia fue de gran relevancia, y ella asume un nuevo papel de importancia, ser nuestra Madre; “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.».[Jn 19, 25-27]
Entonces María es hecha nuestra Madre espiritual, esposa ejemplar, ejemplo de vida familiar, y como madre nuestra, ella nos cuida y esta con nosotros sus hijos de la misma forma como lo hizo con Jesús, y esta dispuesta y siempre lista para oír nuestras súplicas, cada una de nuestras peticiones y elevarlas a su Hijo, y Jesús esta dispuesto a acoger lo que le pida su madre. En las bodas de Cana, sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora».Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él les diga». Había allí seis recipientes de piedra, de los que usan los judíos para sus purificaciones, de unos cien litros de capacidad cada uno. Jesús dijo: «Llenen de agua esos recipientes». Y los llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, les dijo, y llévenle al mayordomo». Y ellos se lo llevaron. [Jn 2, 3-8].
«Hagan lo que él les diga», [Jn 2, 4], es lo que debemos recibir de María, esto es sigan las enseñanzas de Jesús, hagamos lo que nos dice Cristo en los Evangelios, es la respuesta inmediata, y es la forma mas segura de caminar por buenos caminos, y así ella nos indica cual es la salvación que necesitamos, buscamos, María no muestra y nos pide ir al Hijo y él nos lleva al Padre.
Toda buena madre es buena esposa, dos requisito importantes en la familia, y Maria nos enseña, y además es el medio para llevarnos a Jesús, el cuidó a su hijo y nos cuidará a nosotros, así Maria adquiere gran importancia en nuestras vidas, especialmente en nuestra vida familiar y la debemos tener en cuenta. No podemos ir a venerar a nuestra Madre, si estamos por otra parte siendo permisivos con la crianza de nuestros hijos, no podemos ir a María si estamos alentando la separación de los esposos, no podemos ir a ella, y no tomarla como modelo de vida familiar, pero si podemos recurrir para pedir su intersección por nuestra necesidades, especialmente las que María Santísima conoce muy bien, como debe ser una familia.
Recemos a la Virgen María, y pidámosle por la recuperación de la vida familiar, y por la unidad de la familia, nos traerá mucha paz y amor a nuestros corazones.
escrito por Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
(fuente: www.caminando-con-maria.org)
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