Últimamente me ha llamado la atención que la Virgen de Guadalupe, siendo tan autóctona, al mismo tiempo sea tan universal. He viajado durante los últimos meses y me ha sorprendido encontrar su imagen en distintas iglesias de diversos países. Más todavía me ha sorprendido el cariño que se le tiene en los Estados Unidos.
Reflexionando en el hecho y recordando el acontecimiento guadalupano, encuentro que si María de Guadalupe fue una respuesta para el mundo indígena, también lo fue para el español. Cada uno, desde su propia mentalidad, se identificó con Guadalupe y la sintió muy particularmente suya.
Recordemos que el rostro de la Virgen es mestizo, o sea, una síntesis de todas las razas existentes. La raza española no es pura, a lo largo de muchos siglos se mezcló con culturas muy diversas: los iberos, celtas, fenicios, griegos, romanos, visigodos, godos, judíos, árabes, entre otros, mientras que la raza india procede de antepasados asiáticos. José Vasconcelos, en su época le dio a la raza mestiza el apelativo de cósmica. Podemos decir que al mismo tiempo su rostro es mexicano y universal.
La aparición de María de Guadalupe es un ejemplo sorprendente de inculturación, sobre todo en una época donde este hecho podía ser escandaloso e incluso herético. Pero lo más sorprendente todavía es que su inculturación continúa más allá del tiempo y de las fronteras de México. María de Guadalupe se identifica con el mundo entero, con cada nación, con cada pueblo. Juan Pablo II la llamó estrella de la evangelización. Guadalupe así se ha convertido en peregrina universal que lleva al mundo entero el mensajede Cristo..
¿Qué es lo que hace a María de Guadalupe universal? De alguna manera su mestizaje es una aceptación en su propio ser de todas las culturas. Además su vocación de madre, madre de Dios en primer lugar y madre nuestra la hace todavía más universal.
Todos los hombres provenimos de una madre, todos necesitamos sentirnos queridos y arropados por una madre. Ella se presenta como tal a Juan Diego: “¿No estoy aquí que soy tu madre?”. Un hijo no tiene miedo cuando es abrazado por su madre: “¿No estás en el cruce de mis brazos y en el hueco de mi manto?”
Hoy, más que nunca, en una sociedad donde impera la civilización de la muerte, María, que lleva en sus entrañas al Hijo de Dios, nos dirige hacia la vida ¿No fue Jesús el que nos dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida”? y ¿Qué puede ser más universal que la vida?
Margaria Iturbide
(fuente: www.virgenperegrina.org)
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