Lo primero que tenemos que considerar es que los seres humanos estamos compuestos de una parte física que es nuestro cuerpo y una parte espiritual que es el alma.
El alma es lo que da vida al cuerpo. Y el alma es inmortal: no muere. Entonces, morir consiste en que el alma se separa del cuerpo.
2. Ahora bien ... ¿Qué creen ustedes que sucede después de la muerte? ¿Se acaba todo?
El cuerpo se descompone, pues está sin vida, al separase el alma del cuerpo en el momento de la muerte. Pero el alma, que no muere, pues es inmortal, es juzgada en el mismo momento de ocurrir la muerte, en lo que se llama el juicio particular.
Es como una radiografía instantánea de la vida de la persona, que sucede en el preciso momento de la muerte. En ese preciso instante el alma sabe, reconoce sin duda alguna y acepta sin oponerse, qué destino le corresponde: Cielo, Infierno o Purgatorio.
3. ¿Qué es el Cielo?
El Cielo es el fin para la cual fuimos creados, pues Dios desea comunicarnos su completa y perfecta felicidad. Y esa felicidad no es sólo plena, sino además es eterna, es decir, para siempre.
Es imposible describir el Cielo con nuestra mente y palabras limitadas. Hasta San Pablo, quien según sus escritos pudo vislumbrar el Cielo, nos dice que “oyó palabras que no se pueden decir: cosas que el hombre no sabría expresar ... ni el ojo vio, ni el oído escuchó, ni el corazón humano puede imaginar lo que tiene Dios preparado para aquéllos que le aman” (2a. Cor.12, 2-4 y 1a. Cor. 2,9).
4. ¿Qué es el Purgatorio?
Es un estado de purificación, porque para llegar al Cielo hay que estar totalmente purificado de todo pecado y de toda mancha dejada por el pecado.
El Purgatorio es como aquella agua con cloro en que ponemos una ropa blanca que ya está limpia, pero que tiene una mancha que no se quitó. Así son las manchas dejadas por el pecado, aún por el pecado confesado.
Puede compararse también al relleno que hay que hacerle a una pared después de extraerle un clavo. El clavo (el pecado) ya no está, pero dejó una marca que hay que tapar.
5. ¿Cuánto tiempo dura el Purgatorio?
El tiempo que necesite cada alma en purificarse totalmente: unas más, otras menos.
Lo que sí sabemos es que, de las opciones que tenemos para después de la muerte, el Purgatorio es la única que no es eterna. Las almas que llegan al Purgatorio están ya salvadas, permanecen allí el tiempo necesario para ser purificadas totalmente.
6. ¿Es obligatorio creer en el Purgatorio?
El Purgatorio es un dogma de fe, es decir, de obligatoria creencia por parte de todo católico.
7. Algunos dicen que el Purgatorio es un invento, pues esa palabra no está en la Biblia.
El Purgatorio no es un invento: a pesar de no aparecer la palabra “purgatorio” en la Biblia, la realidad de lo que significa el término “purgatorio” está bien expresada en la Palabra de Dios. Por ejemplo, en 2 Macabeos 12, 41-40.
(La palabra “Trinidad” tampoco está en la Biblia, pero la realidad de la Trinidad sí está).
Además, el Purgatorio es un regalo de la misericordia grandísima de Dios. Imaginemos por un momento si fuera cierto lo que creen los Protestantes: que las únicas dos opciones son sólo Cielo o Infierno. ¿Quién se salvaría? ¿Quiénes estamos totalmente purificados, si morimos en este momento, para ir directo al Cielo?
8. ¿A dónde van después de purificarse las almas del Purgatorio?
Las almas que llegan al Purgatorio ya están salvadas: no pueden ir al Infierno. La única opción posterior que tienen es el Cielo.
9. ¿Cómo es la purificación del Purgatorio?
La purificación en el Purgatorio es “dolorosa”. La Biblia nos habla t de “fuego” al referirse a esta etapa de purificación. “La obra de cada uno vendrá a descubrirse. El día del Juicio la dará a conocer ... El fuego probará la obra de cada cual ... se salvará, pero como quien pasa por fuego” (1a. Cor. 2, 13-15).
Dicen los Teólogos que la pena más dolorosa de la etapa de purgatorio es la tardanza en poder disfrutar de la gloria de Dios. En el momento en que el alma se separa del cuerpo y se desprende de los lazos de la tierra se siente irresistiblemente atraída por el Amor Infinito de Dios. Por consiguiente, el retraso en poder gozar de la “Visión Beatífica” causa un dolor incomparable a cualquier dolor de la tierra.
Es como cuando uno quiere ver a una persona a quien queremos mucho, mucho, y esa persona no llega o no puede venir, y no la podemos ver en el momento que queremos. Imaginemos cómo será la atracción que Dios tiene sobre nuestra alma y el no poder disfrutar de ese gozo inmenso en el momento que queremos ...
10. ¿Qué es el Infierno?
Es una de las tres opciones que tenemos al morir. Pero ... del Infierno casi no se habla, porque nadie quiere hablar de esta opción real y posible que tenemos después de vivir y morir.
11. Pero ... casi nadie cree en el Infierno...
Hay errores graves muy difundidos: unos creen que el Infierno no existe. Otros creen que sí existe, pero que allí no va nadie. “Dios es infinitamente misericordioso”, se oye decir, “no puede mandar a nadie al Infierno”. Lo han oído ¿no?
Pero resulta que quienes dicen eso como que:
se olvidan de que Dios es también infinitamente justo
se olvidan también de que los seres humanos somos grandes pecadores
se olvidan también que el mismo Jesucristo nos habló en varias ocasiones sobre la posibilidad que tenemos de condenarnos
se olvidan también que Jesucristo mismo nombró varias veces el Infierno y nos lo describió:
“Los malvados ... los arrojará en el horno ardiente. Allí será el llanto y el rechinar de dientes” (Mt. 13, 42). “Y a ese servidor inútil échenlo en la oscuridad de allá afuera: allí habrá llanto y desesperación” (Mt.25,30). “Malditos: aléjense de Mí, al fuego eterno” (Mt. 25, 41).
12. ¿Es obligatorio creer en el Infierno?
El Infierno es de creencia obligatoria para los Católicos. Es de los dogmas de nuestra fe que presenta mayor número de textos de la Sagrada Escritura. Allí aparece con diferentes nombres (abismo, horno de fuego, fuego eterno, lugar de tormentos, lugar de tinieblas , gehena, muerte segunda, fuego inextinguible etc.).
Santa Faustina Kowalska (el Apóstol de la Divina Misericordia), pudo ver el Infierno. Ella describe algunas de los sufrimientos que vio en el Infierno y nos dice que la mayoría de las almas que están allí son las que se han negado a creer en el Infierno.
13. ¿Cómo es el Infierno?
La más horrenda de las penas del Infierno es la pérdida definitiva y para siempre del fin para el cual hemos sido creados los seres humanos: la posesión y el gozo de Dios, viéndolo “cara a cara”.
Otro de los tormentos del Infierno es el sentido de eternidad. Es un sitio de fuego, pero es un fuego distinto al que conocemos en la tierra, pues afectará nuestra alma y nuestro cuerpo, pero no nos destruirá. Es un fuego que no se extingue, ni extingue, sino que es eterno, sin descanso, sin tregua, sin fin ... para siempre ... “El fuego no se apaga, pues han de ser salados con fuego”, nos dijo Jesucristo (Mc. 9, 48-49). Significa esto que el fuego funciona como la sal: es un fuego que conserva y que penetra todo.
Y estos horrores del Infierno no deben servir para desviar la atención. Los horrores del infierno no son para que pensemos ¡qué malo es Dios! sino para darnos cuenta del horror del pecado.
14. ¿Quiénes van al Infierno?
Al Infierno van las personas que mueren en pecado mortal, sin haberlo confesado antes o, si no han podido confesarlo, sin haberse arrepentido de manera perfecta. Por eso es que es tan importante acostumbrarnos a arrepentirnos de manera perfecta al pecar ... y confesarnos cuanto antes!
Para evitar el Infierno hay que tratar de hacer la Voluntad de Dios durante nuestra vida en la tierra.
15. ¿Cómo puede alguien condenarse si Dios es tan bueno?
La Voluntad de Dios es que todos los hombres lleguen a disfrutar de la Visión Beatífica. Dios no predestina a nadie al Infierno. Para que alguien se condene es necesario que tenga un alejamiento voluntario de Dios o una aversión voluntaria a El, un enfrentamiento o una rebeldía contra El y, además, que persista en esa actitud hasta el momento de la muerte (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica #1037).
Mientras vivimos en la tierra es tiempo de la Misericordia Divina. Dios nos perdona todas nuestras faltas -hasta las más graves cometidas contra El- si nos arrepentimos, si nos confesamos. Estamos en tiempo de Misericordia, mientras estamos aquí.
Por eso hay que aprovechar nuestra vida en la tierra como preparación para la otra Vida, la que nos espera después de la muerte. Y allí habrá Vida de felicidad perfecta en el Cielo para los que han amado a Dios aquí en la tierra. O habrá condenación eterna de castigo en el Infierno para los que han rechazado a Dios y mueren en esa condición.
Ahora bien, Dios no destina a nadie al Infierno. La voluntad de Dios es que todos los seres humanos nos salvemos. Depende de cada uno, entonces, el aprovechar o desaprovechar todos los medios que Dios pone a nuestra disposición para que alcancemos la salvación eterna.
16. ¿Cuáles son esos medios?
Los Sacramentos, principalmente el Bautismo, la Confesión, la Comunión. Tenemos también la oración ... y tantas otras gracias que Dios nos ofrece para que nos ayuden a llegar a Cielo.
17. ¿Cómo podemos, entonces, resumir la trayectoria cada ser humano desde que nace?
Nacemos y vivimos en esta tierra para pasar de esta vida a la eternidad. Y allí habrá o “Vida Eterna” en el Cielo, al que podemos llegar directamente o pasando antes por un tiempo de purificación en el Purgatorio ... o habrá “muerte eterna” en el Infierno.
18. ¿Además del Juicio Particular, habrá otro juicio?
Sí. El momento de la Segunda Venida de Cristo, al final de los tiempos, todos resucitaremos, y tendrá lugar el llamado Juicio Final o Juicio Universal. (cf. Mt. 25, 31-46)
Por ello cada vez que rezamos el Credo recordamos este artículo de fe cristiana: “(Jesucristo) vendrá de nuevo con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin”.
El Juicio Final será la ratificación de la sentencia del Juicio Particular: los condenados seguirán en el Infierno, ahora, en cuerpo y alma. Lo mismo los salvados: seguirán en el Cielo, ahora en cuerpos gloriosos (resucitados).
¿Y los que están en el Purgatorio? Las almas de los que no hayan ya pasado al Cielo, resucitarán y pasarán al Cielo en cuerpo y alma.
19. ¿Cómo será la resurrección de los cuerpos o la resurrección de la carne?
"Ciertamente el ‘cómo’, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, “sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe”. (#1000).
Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy Yo mismo” (Lc.24,39); pero El no volvió a una vida terrenal, como Lázaro, por ejemplo. Nosotros también resucitaremos con nuestros propios cuerpos, el mismo que tenemos ahora, pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria” (Flp.3,21), “en cuerpo espiritual" 1Cor. 15,44) (CIC #999).
La resurrección tendrá lugar en un instante. “Yo quiero enseñarles este misterio: aunque no todos muramos, todos tendremos que ser transformados, en un instante, cuando toque la trompeta (Ustedes han oído de la Trompeta que anuncia el Fin). Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, los muertos se levantarán, y serán incorruptibles” (1a. Cor. 15, 51-52).
20. ¿Qué sucederá después de la resurrección y del Juicio Universal?
El día del Juicio Final cerrará la existencia como la conocemos, cambiará todo totalmente. Ya no habrá más Purgatorio, pues la etapa de purificación habrá culminado y los purificados pasarán al Cielo, a la Jerusalén Celestial. Entonces habrá solamente Cielo para los salvados e Infierno para los condenados. ¡Y en cuerpo y alma! Viviremos de nuevo, pero de manera gloriosa.
La Sagrada Escritura nos habla de “cielos nuevos y tierra nueva” y de “Jerusalén Celestial” (Ap. 21).
(fuente: www.buenanueva.net)
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