No vislumbro el camino delante de mí.
Ni siquiera me conozco realmente a mí mismo.
Y el hecho es que pienso que cumplo tu voluntad,
pero no significa que realmente lo esté haciendo.
Pero creo que el deseo de agradarte,
de hecho hace que te agrade.
Y espero que nunca haré nada, aparte de ese deseo.
Y además estoy seguro que si hago eso,
me conducirás por el camino recto,
aunque yo lo desconozca por completo.
Me atrevo a decirte que quiero confiar siempre en ti.
Aunque más de una vez pueda parecerme
que estoy perdido y en sombra de muerte,
no temeré porque tú estás siempre conmigo,
y nunca permitirás que me sienta solo en mis luchas.
Amén.
escrita por Thomas Merton
(fuente: www.oleadajoven.org.ar)
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