Detrás de la inseguridad, hay una creciente decadencia moral

Reclamos por la creciente ola de delitos en Plaza de Mayo

La Plata (Buenos Aires) (AICA) El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, aseguró que “es evidente que existe una sensación de inseguridad y que ella corresponde a la realidad” y consideró que “a esta realidad yo la llamo ‘proliferación del delito’ y causa cada día una impresión mucho mayor porque hoy los delitos que se cometen son atroces, repetidos y cometidos a la luz del día”.

“La crónica diaria registra lo que sucede: vemos que para robar se mata a mansalva y que muchas veces se mata y no se roba”, señaló en su reflexión semanal en televisión.

El prelado destacó que “hay muchas causas detrás de este fenómeno y no existe, me parece, una solución mágica. Como la causa no es unívoca tampoco los remedios lo son”.

Tras manifestar que detrás de “este hecho que nos sorprende a todos y que causa una razonable sensación de inseguridad”, aseguró que hay “una creciente decadencia del sentido moral.”

“Se insiste mucho en que esos delitos atroces, causados impunemente cada día, esas muertes tienen que ver con la difusión de la droga, que las personas que los cometen están prácticamente enajenadas. Causa muchísimo dolor advertir que son, muchas veces, personas jóvenes, muchachos, adolescentes los victimarios y también las víctimas”, lamentó.

El arzobispo platense también señaló que “no se puede desconocer en el trasfondo un problema educativo, cultural, una especie de descenso cultural del sentido moral y sobre todo del valor de la vida, de la propia y de la del prójimo”, y consideró que la causa profunda de tanta crueldad es “que se ha borroneado el sentido absoluto del mandamiento que dice “no matarás”.

Monseñor Aguer estimó que “es preciso recrear, desde las jóvenes generaciones, el sentido del valor de la vida, el valor absoluto del sentido de ese mandamiento que prohíbe atentar contra la vida del prójimo. Esta es una tarea de reeducación; si no se realiza no podrá resolverse un problema que requiere además muchas otras respuestas. Por empezar, el deber indelegable del Estado de asegurar la vida y los bienes de la población”.

Asimismo, insistió en que “lo que ocurre tiene que ver con una cierta miseria material y moral. Tiene que ver también con un fenómeno de violencia instalado en las relaciones de personas y de grupos”.

“¿Qué podemos hacer nosotros además de lamentarnos, además de rezar, además de quejarnos, además de reclamar las medidas que pueden ir paliando este fenómeno? Creo que tenemos que difundir permanentemente estas verdades fundamentales acerca del hombre y su destino, del valor de la vida, sin las cuales todas las demás soluciones no serán tales”, concluyó.+