Por eso dice el Catecismo de la Iglesia Católica (#336):
Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de la custodia de los Angeles y de su intercesión". Y citando a San Basilio nos recuerda que cada fiel tiene a su lado un Angel como protector y pastor para conducirlo a la vida eterna. (cfr. Lc. 16, 22 - Sal. 34, 8; 91, 10-13 - Hb. 33, 23-24 - Za. 1, 12 - Tob.12,12).
Según San Anselmo, el Angel de la Guarda es asignado en el momento de la concepción ("cuando el alma se une al cuerpo").
El mismo Jesucristo se refirió a los Angeles de la Guarda de cada uno cuando dijo: "Tened ciudado de no despreciar a ninguno de estos pequeños, pues os digo que sus Angeles, en los Cielos, contemplan sin cesar la cara de Mi Padre que está en los Cielos" (Mt. 18,10).
Hay citas de acción de Angeles Custodios en el Antiguo Testamento: con Jacob (cfr. Gen.32, 1) y con Judith (cfr. Jud.13, 20), y una de la más importantes en el Nuevo Testamento es la liberación de San Pedro de la prisión, en la que el mismo Pedro exclama al darse cuenta: "... Ahora me doy cuenta de que el Señor envió realmente a su Angel para librarme de las manos de Herodes y de todo lo que proyectaban los judíos" (Hech.12, 11).
Santo Tomás de Aquino, quien en la Suma Teológica tiene un estudio filosófico extensísimo sobre los Angeles, opina junto con otros Teólogos, que personas que tiene asignadas responsabilidades importantes, como del gobierno de naciones, de comunidades civiles, de comunidades eclesiásticas (Obispos, Abades, Superiores, Párrocos, etc.), aparte de sus correspondientes Angeles de la Guarda, les son asignados otro u otros Angeles cuando asumen estas altas responsabilidades para asistirlos en la guía de las personas que son encomendadas a su cuidado.
Angeles Custodios de Naciones e Iglesias
Sto. Tomás de Aquino sostiene, junto con otros Teólogos que como los Angeles son servidores de la Providencia Divina, no sólo la vida de cada ser humano, sino también naciones, ciudades, Iglesias y comunidades están bajo la protección y el cuidado de Angeles.
La confirmación más reciente de este principio lo encontramos en las Apariciones de la Santísima Virgen en Fátima, Portugal (1917), que fueron precedidas el año anterior (1916) por el Angel Guardián de Portugal, el cual apareció en tres oportunidades a los tres niños que después verían a la Madre de Dios.
Funciones de los Angeles Custodios de cada Ser Humano
Las palabras del Señor al Pueblo Escogido las usa la Iglesia en la Liturgia de la Fiesta de los Santos Angeles Custodios: "Voy a enviarte un Angel por delante para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que te he preparado ..." (Ex.23, 20).
"Te lleve al lugar que te he preparado". Esta es la misión más importante y el deseo mayor de nuestro Angel de la Guarda: la de guiarnos al Cielo, al lugar que nuestro Padre Dios nos tiene preparado, que ya ellos conocen y poseen en plenitud, mientras también nos acompañan durante nuestra vida terrena. Así que el ayudarnos en nuestra salvación es la función más importante de nuestro Angel Custodio.
. "Te cuide en el camino" denota "Protección". Los Angeles de la Guarda nos defienden y protegen de las seducciones del Demonio, nos ayudan en las tentaciones e interceden por nosotros ante Dios en esos momentos. Nos mueven a hacer el bien y evitar el mal; nos mueven a cumplir la Voluntad de Dios. Es decir, hacen el trabajo contrario a los demonios.
Esta protección también es física. Recordar a Daniel en la cueva de los leones (Dn.6, 23), los tres jóvenes en el horno (Dn. 3, 49) y San Pedro en la prisión (Hech.12, 7).
Esta amplia protección asignada a los Angeles Custodios puede verse clara en el Salmo 90, en el cual leemos que el Señor ha ordenado a sus Angeles guardarnos en todos nuestros caminos y llevarnos en sus manos para que no tropiecen nuestros pies contra las piedras.
Nuestros Angeles de la Guarda oran por nosotros y con nosotros. San Rafael Arcángel ofrecía las oraciones de Tobías (cfr. Tob.12, 12). El Angel del Apocalipsis ofrece las oraciones de todos los santos (Ap. 8, 3-4). No es que el Señor no oiga nuestras oraciones, sino que los Angeles unen sus oraciones a las nuestras para hacerlas más aceptables a Dios. Dice Sto. Tomás de Aquino: "nuestro Angel de la Guarda participa en todos los beneficios que recibimos de Dios, porque él nos ayuda a obtenerlos".
Dentro de su función de orar con nosotros, como los Angeles Custodios alaban a Dios incesantemente, ellos desean y nos mueven a nosotros, sus protegidos, a unirnos a ellos en la oración vocal más elevada que hay, la de alabanza a nuestro Dios y Creador. Es por ello que el Arcángel Rafael, antes de revelar su verdadera identidad y despedirse de Tobías y Sara, les instruye así: "Bendigan siempre al Señor ... A El deben bendecir y cantar todos los días ... Bendigan ahora y den gracias al Señor" (cfr. Tob. 12, 16-21).
Es en la hora de la muerte cuando el Angel de la Guarda muestra mayor celo. Esta creencia cristiana de que el alma es acompañada por su Angel al Tribunal de Dios se basa en las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: "Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los Angeles al seno de Abraham" (Lc. 16,22). Pero así también el Angel de la Guarda acompañará al alma al lugar preparado para ella desde toda la eternidad, donde juntos podrán gozar de la Visión Beatífica y entonar el incesante cántico de alabanzas y gracias al Dios Uno y Trino, Señor de Cielos y Tierra.
(fuente: www.homilia.org)
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