Un derecho fundamental, como la vivienda, para miles de personas es un sueño imposible. Por eso, Cáritas procura trabajar sobre la valorización de las familias que auto-construyen su casa, considerando esta iniciativa como una herramienta importante para favorecer procesos de promoción humana y desarrollo comunitario.
“El acceso a una vivienda digna es una de las necesidades más urgentes de muchas personas que viven en situación de pobreza extrema y vulnerabilidad. La precariedad habitacional disminuye las posibilidades de inserción, integración y desarrollo en la sociedad; no contar con una vivienda digna condiciona el bienestar, la integridad y la protección de las personas”, asegura Cristina Resano, responsable del área de Vivienda del equipo nacional de Cáritas.
En ese sentido, Cáritas impulsa el Programa de Autoconstrucción de Viviendas, en articulación con el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación. “Actualmente, se encuentra en la quinta etapa de ejecución, para la que se prevé la construcción de 1166 hogares. Y, entre la primera y la cuarta etapa, ya terminadas, se inauguraron 2547” informa Gabriel Castelli, director del equipo nacional.
“El Programa se basa en la autoconstrucción asistida por esfuerzo propio y ayuda mutua, es decir, los propios beneficiarios constituyen un grupo que con esfuerzo propio y ayuda mutua, levantan sus casas, asistidos por los equipos técnicos. Por eso, decimos que es de autoconstrucción asistida”, explica Resano.
La iniciativa también contempla la mano de obra calificada para los trabajos especializados, como instalación sanitaria o eléctrica, y al capacitador que con su presencia permanente en obra, organiza el trabajo y enseña. “Los prototipos son diseñados por los equipos técnicos locales y consultados con las familias destinatarias”, agrega.
Desde 2004, Cáritas lleva adelante esta iniciativa en diversas Cáritas diocesanas del país. “El Programa está dirigido a las familias que no tienen vivienda y que no pueden ingresar en los planes oficiales por sus trabajos informales o periódicos. El objetivo es acompañar y promover la inclusión de aquellos que buscan oportunidades para mejorar su calidad de vida”, detalla.
Al mismo tiempo que avanza la obra, se construye comunidad: el grupo de familias se va conociendo, actúa organizado, aparecen distintas capacidades, se proponen metas, nace una comunidad.
“Para un ser humano tener un lugar digno donde vivir, organizarse como familia, ver que sus hijos crezcan en un ambiente digno y con todo lo básico que uno merece da ganas de seguir adelante, de luchar”, expresa Vicente Fernández responsable del área administrativa y participante del proyecto habitacional de Cáritas Puerto Yguazú, en Barrio 1º de Mayo.
Mirta Mariqueo aprende el oficio de albañilería y trabaja incansablemente en la construcción de su casa, una de las 42 viviendas del barrio Chacra-Monte, General Roca, enmarcadas en el Plan de Autoconstrucción de Viviendas que Cáritas Alto Valle impulsa y acompaña junto con la Asociación Civil Un Techo para mi Hermano.
“Contar con un hogar digno nos va cambiar la vida”, asegura Mirta, dado que el lugar en el que actualmente vive junto a sus cuatro hijos es muy humilde y se encuentra emplazado al costado de las vías abandonadas del ferrocarril. Es difícil soportar las bajas temperaturas y el viento del invierno, dado que la mitad de su casa tiene paredes de material y la otra, de madera y metal, pertenece a un antiguo vagón de tren.
Sin embargo, todos los días con esfuerzo, Mirta construye ladrillo a ladrillo ese sueño que antes parecía imposible: tener una casa propia. Lo realiza junto a más de 120 hombres y mujeres y con la colaboración de amigos, vecinos, voluntarios y equipos de apoyo técnico.
(fuentes: Cáritas Argentina, yocreo.com).
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