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jueves, 3 de diciembre de 2009

La esperanza de María

"Bienaventurado el que espera en Yahveh" (Sal 33,9).

"Bienaventurado aquel cuya esperanza es Yahveh, su Dios" (Sal 146,5).

La esperanza es una virtud teologal nacida de la fe; la espera es una actitud vital nacida de la esperanza y del amor. "Esperar en"... es tener esperanza; "esperar o aguardar a".. es anhelar al que es objeto de nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor.

Por esto es que nadie espera si no cree: "Aguardando la bienaventurada esperanza" (Tito 2,13)

La esperanza se funda en un atributo de Dios; su bondad y su fidelidad a las promesas; la espera se refiere a un encuentro personal con el amado.

María esperó, en primer lugar, que, con la gracia de Dios, podía ser esposa virgen. Estaba ya desposada con San José y se mantenía firme en su propósito de no conocer varón. El Espíritu Santo, que la iluminó para mostrarle el camino de la vida consagrada a Dios, la fortaleció para confiar que pudrían unirse en su vida el ser verdadera esposa y el mantenerse siempre virgen. Y no fue defraudada en su esperanza: el mismo espíritu que a ella la guía por el camino de pureza inmaculada sembró en el corazón de San José, el varón justo, un amor tan casto que hizo posible un matrimonio virginal.

Cuando el ángel le revela los designios de Dios acerca de su maternidad por obra del ES, y no efecto de unión con ningún varón, María espera también, contra toda esperanza natural, que sin intervención humana se depositase en su seno la semilla de la vida, la encarnación del Verbo.

María advierte la angustia y la duda de su esposo San José al conocer de su embarazo. Ella pudo sencillamente manifestar a José el misterio que a Ella se le había revelado, con lo cual sus angustias hubieran desaparecido; pero ella prefería esperar en el plan perfecto de Dios y repetir como en el salmo 74: "Alzate, Oh Dios, y defiende tu causa". Por eso María callaba, oraba y esperaba en Dios. Y por su espera, un ángel se le aparece en sueños a José y le revela que María concibió por obra del ES y que el fruto de sus entrañas virginales seria el Salvador del mundo, el Emmanuel, el Mesías.


Esperando a Dios

Ya antes de que el arcángel la visitara en Nazaret, María esperaba como fiel israelita, con fe mesiánica, la venida del Redentor. Si las Escrituras nos dicen que Simeón "esperaba la consolación de Israel" y que José de Arimatea "esperaba el reino de Dios", podemos imaginarnos como María (la inmaculada) esperaba tan ardientemente al Mesías. Lo esperaba con tanta fuerza y anhelo que mereció ser la escogida para tenerle en su seno, siendo así la mas "bendita entre las mujeres".

Desde el momento que María dio su consentimiento al anuncio del ángel, Ella espera ver con sus propios ojos la plenitud de la promesa hecha por el ángel. Lleva en su corazón la expectación de tener a Dios hecho hombre en sus entrañas, su hijo ya presente dentro de ella. Es este precisamente el misterio del Adviento...esperar con alegría y añoranza la revelación del hijo de Dios. Es María quien inicia el Adviento, y es de Ella de quien la Iglesia aprende a esperar, a permanecer en ese estado de expectación. La Iglesia aprende de María Santísima a vivir el adviento.

A partir de aquel momento de la anunciación empezó en María una nueva espera. Ya estaba llena de Dios por dentro; pero quería estarlo también por fuera. Ya tenía al Verbo encarnado en su seno, pero quería tenerlo también en sus brazos y en su regazo. Ya le notaba en sus entrañas, pero ansiaba verle con sus ojos, oírle con sus oídos, besarle con sus labios, abrazarle con sus brazos, amamantarle con sus pechos.

Por eso María le esperaba con tan firme esperanza. Y a medida que se acercaba el día y la hora, aumentaba en María, el ansia y el deseo de la llegada del Mesías. Ni los mas arrebatadores anhelos de los místicos, cuando en su noche oscura esperan que el Señor se les revele, se puede comparar al anhelo de la espera de María en la noche de Belén.

Con un ardor inmensamente mas encendido, con una esperanza sin comparación mas firme, con un anhelo infinitamente mas vehemente, con un ansia indeciblemente mas sosegada, espero María la hora del alumbramiento.

"Los fieles, considerando el amor inefable con que la Virgen madre espero a su Hijo, están invitados a tomarla como modelo y a prepararse a salir al encuentro del Salvador que viene, velando en oración y cantando su alabanza" (misal romano prefacio de Adviento)


Caridad:

Pero la espera de María no era egoísta, no se basaba en la expectación simplemente de su hijo, sino del Mesías, el Salvador del mundo, quien venia por amor a los hombres a salvarlos. Es por esto que desde el principio hasta el final, María tendrá siempre una disposición interior de caridad y pobreza: nunca poseyendo al hijo sino entregándolo. Por lo tanto, en su espera por el hijo que nacerá, ella esta conciente que vendrá para el mundo y no para que ella lo posea. Es por eso que vemos en las Escrituras que María, lo coloca en el pesebre y lo acuesta, en ves de estrecharlo para si.

La espera de María, el adviento de María, es también una preparación al sufrimiento, una preparación: para el rechazo, el establo, la pobreza, el martirio de los niños, la huida a Egipto sin saber cuando regresarían, para la perdida de Jesús en el templo hasta encontrarlo, para la separación a la hora de entrar en su vida publica, para recorrer al lado de su hijo el camino de la cruz, para esperar la Resurrección, para separarse de el en su Ascensión y esperar por el momento en que se reunieran en el cielo.

Toda esta esperanza de María la prepara para oír a Simeón quien le anunció que, por su unión a la misión redentora de Cristo, ella participaría de sus persecuciones, hasta el punto de que "una espada traspasaría su alma" (Luc. 2,35). Ella no se atemorizó ante esta profecía, puso en Dios su esperanza y, cuando llegaron las horas sombrías de Egipto, de Jerusalén y del Calvario, sostenida por la gracia del Señor, vio siempre que era verdad que Dios no desampara a los que esperan en El.

Y esta fe y esperanza de María que fluyen tan abundantemente de su caridad, la preparan para la gran noche del alumbramiento, la noche de Navidad, cuando el hijo de Dios y de María, nace en un establo de Belén en medio de vicisitudes, negaciones, rechazo, pobreza.....Su espera, su fe, su caridad, la hacen descubrir en esa noche fría y entre animales, la gran noche de la gloria de Dios, donde el Mesías nace para traer a los hombres la salvación.

Vamos a ver en Lucas 2,1,19, como sucede esta noche tan esperada por María, la noche en que daría a luz al redentor.

Narración:

"Salieron de Nazaret a Belén para responder a un censo ordenado por el emperador romano Cesar Augusto. No encontraron sitio de alojamiento. Se quedaron en un establo. Dio a luz a su hijo primogénito. Le envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre".

Explicación:

Fe: creer que detrás de la aparente orden del emperador estaba el designio de Dios. Pues María sabia que nada sucede sin que Dios lo permita. Había en este evento un designio mayor.

No es fácil para una mujer a punto de dar a luz el tener que hacer un viaje de esta magnitud. Era ir a pie o en burro. María nunca se queja de las vicisitudes del momento.

Cuando José y María buscaban albergue en alguna casa de Belén...Todos le cerraron las puertas y María tuvo que dar a luz en un establo. ¡Imagínense!...cuantas personas que no abrieron las puertas de su casa a María perdieron la gracia, la bendición de que Jesús naciera en sus hogares.

El aceptar a María Santísima era aceptar a Jesús. Abrir la puerta a María Santísima, significaba abrirle la puerta a Jesús...porque la Misión de María es darnos a Jesús, es dar a luz a Jesús en nuestros corazones.

Imagínense, sobre este tema que nos puede decir la Virgen Santísima si San Pablo nos dice en Galatas 4:19 'hijos míos, por quienes sufro dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros". ¡Como debe sufrir Ella!

El establo era un sitio para animales, quizás para los limosneros, y pensar que un establo sucio y de mal olor fue donde el Rey de Reyes nació. Me pregunto que habrá sentido la Virgen. Yo estoy casi segura que en todo el camino ella iba orando, pidiéndole al Padre Celestial que proveyera por un lugar para ellos y para que el Mesías, el Hijo de Dios pudiera nacer. La fe de María le hacia ver que la puerta que Dios Padre abriera era la que en su plan perfecto debía ser: y el regalo de providencia de Dios fue un establo. !Feliz la que ha creído que de cualquier manera se cumplirían las promesas del Señor! María no tiene expectaciones propias, Ella espera en el Señor. María es la perfecta solidaria para con aquellos que viven en espera de la providencia de Dios"

En Belén experimentó María lo que es ser pobre y carente de fortuna con todas sus consecuencias: por casa tuvo una cueva; por cuna para su Hijo Divino, un pesebre; por tibio ambiente de hogar, el frío tajante de la noche; por compañía, según la tradición, dos animales de establo. Por eso la Navidad es un evento de pobreza y para los pobres de espíritu y de materia. Debemos vivir la Navidad no solo celebrarla. Vivirla es encarnar en nosotros lo que paso en ese evento. Es por eso que la Navidad debe ser mas que nunca un momento de abrir nuestros corazones y nuestras casas a los necesitados.

Tuvo su hijo y lo colocó en el pesebre. El primer impulso de una madre es estrechar a su hijo hacia si. María lo pone en el pesebre. Este es su papel, dar a su hijo al mundo, colocarlo en el pesebre frío de los corazones humanos. Eso es lo que Ella ha hecho desde el nacimiento de Jesús, entregarnos a su hijo.

Los pañales: cuidados propios de una madre. Jesús dependía de su madre en todo. Ella lo alimento, lo limpió, lo cuidó, lo envolvió. La gran pregunta: Si Dios Padre entregó a su Hijo al cuidado de María, si Dios hecho hombre, depende de María y de sus cuidados maternales, ¿como es posible que nosotros no busquemos a esta Madre, para que lo que Ella hizo en y por Jesús, lo haga hoy en nosotros?. ¿Por que nos cuesta tanto depender de María, si Jesús dependía de Ella?

Los Pastores: (son los sencillos los que ven primero a Dios) A ellos se les anunció que el salvador ya había llegado.

La señal sería: un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. (Este acto tan insignificante realizado por María, se convierte en la señal por la que identificarían a Jesús, esto nos enseña que todo lo que María hace es para hacernos mas fácil el encuentro con Cristo. Ella nos prepara el camino, para que podamos mas rápidamente reconocer al Salvador).

Veamos también como al Salvador se le encuentra en lo pequeño.

Encontraron al niño al lado de María. Siempre la madre junto a su hijo. Donde esta María ahí esta Jesús y donde esta Jesús ahí María.

"María está tan unida a Cristo que sería mas fácil separar la luz de el mismo sol, el calor del fuego, los santos de Dios pero no a María de su Hijo querido." (San Luis María Grignión de Monfort)

"No hay lugar donde nosotros, criaturas débiles, encontremos a Jesús mas cercano a nuestra debilidad, que hecho niño en los brazos de Su Madre " (San Luis María Grignión de Monfort)

San Antonio -Doctor de la Iglesia . Ser doctor de la Iglesia significa que su doctrina debe ser aceptada por todos los fieles y ensenada en toda la Iglesia. El dijo: "OH mi adorado Jesús, ¿donde debo buscarte?, ¿donde te encontraría?, ¿donde vives y descansas? Y el mismo se responde: en María.

(fuente: ww.corazones.org)

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