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martes, 30 de abril de 2013

"Testigos de Jehová": el poder de la publicidad

Los Testigos de Jehová, una de las sectas pseudo-cristianas surgidas del protestantismo estadounidense, es considerada una de las más peligrosas tanto por el catolicismo (Secretariado Romano para la Unión de los Cristianos) como por el propio protestantismo (Consejo Ecuménico de Iglesias) debido al proselitismo “de mala ley” –como lo califican ambas instituciones[1]– que lleva a cabo.

Este se caracteriza por un notable ímpetu apostólico, una estrategia de aprovechamiento de las debilidades de ciertos sectores de la población cristiana y una táctica de ataques a todas las diversas formas existentes de cristianismo. Es tal el éxito que esta secta ha alcanzado en diversas partes del mundo, apoyado en una actividad editorial y publicitaria sin precedentes, que en la católica Polonia, por ejemplo, habiéndose constituido como la comunidad no-cristiana más numerosa (y la cuarta religión más importante, después del catolicismo, de la ortodoxia y de los uniatas), la congregación católica de las “Siervas del Verbo Divino”, fundada en 1986 y especializada en la propagación de la Biblia, se dedica con especial ahínco a reconvertir a los Testigos de Jehová, cuyas creencias y tácticas conocen a fondo, razón por la cual los dirigentes de la secta han prohibido recibir sus visitas domiciliarias (forma de proselitismo que ha adoptado ella también)[2].

Aunque en Hispanoamérica los mayores éxitos de los Testigos de Jehová se han cosechado en México, Brasil y Argentina, su presencia en Chile es activa y todo hace presagiar que irá en aumento. Es conveniente, por lo tanto, conocer su historia, credo, métodos y culto, que sintetizaremos en estas líneas.


William Miller
Historia de los Testigos de Jehová

El fundador de los Adventistas del Séptimo Día, William Miller, profetizó en 1843 que ese año tendría lugar la segunda venida de Cristo. Como ello no ocurriera, profetizó que el advenimiento acaecería en 1844.

En 1870 el joven de 18 años Charles Tazel Russell (1852-1916), nacido en familia presbiteriana y que, por una crisis de fe –que lo llevó, entre otras cosas a hacerse masón–, se había convertido en adventista, comenzó a reunir un grupo de adherentes en Pittsburgh, Pennsylvania, para estudiar la Biblia y, en especial, las profecías contenidas en ella. Convencido de que el error de Miller se había debido a un mal sistema de cálculo, diseñó uno propio que le permitiría, a su juicio, hacer predicciones correctas sobre la segunda venida del Mesías. Sus seguidores aumentaron y comenzaron a denominarse “Escudriñadores de la Biblia”, movidos todos por una gran curiosidad escatológica.

A los 26 años, Russell decidió poner fin a su participación en el comercio de tejidos que tenía con su padre, ocasión en que recibió 300.000 dólares por su parte en el negocio (suma estimada considerable entonces), dedicándose desde ahí en adelante a difundir sus ideas religiosas. En 1879 inició con este capital una carrera de publicista extraordinaria por su éxito, fundando uno de los periódicos religiosos de mayor éxito que se conocen, “Atalaya” (The Watch Tower), acompañado de “El Heraldo de la Presencia de Cristo”. Ese mismo año se casó con Francisca Ackey, la cual lo acusó posteriormente de infidelidades conyugales, de tratamiento despótico y de haber tratado de declararla demente para repudiarla sin obligaciones. Mrs. Russell pidió, y obtuvo en 1913, la separación de bienes (no solicitó el divorcio para evitar que su marido pudiera casarse nuevamente). El fundador, cuya calidad de tal es lo único que hace interesantes estos datos históricos, fue condenado en 1911 por aprovecharse de los bienes de algunos seguidores, a quienes convencía de la inminencia del fin del mundo, y en 1913, por perjurio.

Charles Russell
Dado el éxito alcanzado con sus publicaciones, Russell formó en 1884 una sociedad denominada Watch Tower Tract Society que, en 1886, pasó a denominarse “Sociedad Bíblica y de Manifiestos Atalaya” (Watch Tower Bible and Tract Society). En 1931, su sucesor adoptó la denominación actual de “Testigos de Jehová”, expresión tomada de Isaías 43, 12. Al fallecer en 1916, Russell había viajado por los Estados Unidos, Canadá, Europa, Asia Menor, Rusia y el Lejano Oriente, fundando 1.200 grupos de estudiantes de la Biblia, pronunciando 30.000 sermones y difundiendo 300 millones de folletos y libros religiosos, editados en la imprenta y editorial que había fundado en Brooklyn. Su obra principal es “Estudio de las Escrituras”, en 7 volúmenes.

Su sucesor, Franklin Joseph Rutherford, antiguo director de la imprenta en Brooklyn, que dirigió la sociedad entre 1916 y 1942, fue aun más prolífico, ya que escribió no menos de 20 libros y 80 folletos, publicados en 80 idiomas. Habiendo tomado las riendas de la Asociación en 1916, Rutherford fundó en 1919 un periódico bimensual llamado “Despertad”, y echó mano de la radio y el disco fonográfico como los medios de difusión más eficaces.

Franklin Joseph Rutherford
Rutherford, de carácter despótico y autoritario, imprimió a la secta un sello agresivo e intolerante, dedicándola a atacar especialmente al catolicismo, y le dio una estructura de gobierno rígida y centralizada, denominada por él “teocrática” por cuanto se supone que es gobernada directamente por Jehová a través de la cúpula directiva establecida en Nueva York, integrada por cooptación. El autoritarismo de este segundo líder provocó alrededor de 10 secesiones de sus seguidores, de las cuales la más importante fue la encabezada por el suizo Alexander Freytag que, en 1920, fundó su propia sociedad, “Los Amigos del Hombre”, de talante mucho menos doctrinario y violento. En 1920, Rutherford profetizó que en 1925 resucitarían y volverían a la tierra los 70 (sic) patriarcas judíos, encabezados por Abraham, Isaac y Jacob, los cuales no irían al cielo sino que acompañarían a los Testigos en la tierra restaurada durante el milenio que había de comenzar simultáneamente. Para recibir a estos patriarcas hizo construir una casa en San Diego (California), llamada Beth-Sharim o “Casa de los Príncipes”. Como éstos no llegaran, en definitiva, se instaló él mismo en ella hasta su muerte en 1942.

Su sucesor fue Nathan Homer Knorr (1905-1977), que se hizo cargo de la sociedad en 1942. Bajo su gobierno, cuyo centralismo aumentó notablemente, el estilo de los Testigos se suavizó un poco en su relación con las confesiones cristianas. Knorr presidió la publicación de los libros más conocidos de los Testigos: “La verdad os hará libres” (1943), “El reino se ha acercado” (1944), “Que Dios sea reconocido como verdadero” (1946), “Equipado para todas las buenas obras” (1951), etc., todos los cuales han sido publicados sin nombre de autor (algunos críticos sugieren que ello facilita la modificación de la doctrina y revelaciones que contienen).

Frederick Franz
La principal publicación, con todo, es la traducción jehovista de la Biblia, “Las Santas Escrituras, traducción del Nuevo Mundo” (1950-1961). A su muerte en 1977, Knorr fue sucedido por Frederick Franz. Según estadísticas de 1989, los Testigos de Jehová eran entonces 3.787.000 en todo el mundo, concentrados especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica (818.000), país en que se los considera la secta de más rápido crecimiento; México (277.000); Brasil (267.000); Italia (172.000); Japón (138.000), etc[3]. A éstos deben agregarse al menos 5.000.000 de simpatizantes en todo el mundo[4] . Según estadísticas de 1991, los “proclamadores”, es decir, miembros activos, eran en todo el mundo 4.017.213, cifra que representa un incremento de 6 por ciento respecto del año anterior, y los simpatizantes y asistentes a la “cena del Señor”, 9.950.058[5] .

Durante el siglo XX y en relación, sin duda, con algunas de las fallidas profecías sobre el advenimiento del “Reino”, se han producido algunas defecciones de gran importancia, entre las que destaca la de Raymond V. Franz, sobrino del presidente Franz, tras 43 años de pertenencia a la organización jehovista y luego de haber ocupado altos cargos por 9 años en la cúpula dirigente. Al alejarse de la Sociedad publicó en 1983 en Atlanta (EE.UU.) un interesante testimonio, Crisis of Conscience. Un ex Testigo que ha publicado obras importantes sobre esta secta es el español Antonio Carrera, autor de “Los falsos manejos de los Testigos de Jehová” (Bilbao, 1976), “70 Testigos acusan a la secta” (Bilbao, 1978), “El fraude del fin del mundo” (Bilbao, 1978), etc.

Se ha calculado que la tasa anual de defección de los Testigos es en algunas regiones hasta de un 18 por ciento, la cual es compensada con el gran número de conversiones logradas anualmente. Por esta razón, hay quienes han considerado a los Testigos como una “secta de paso”[6] .


Credo de los Testigos de Jehová

Probablemente el núcleo de las creencias de la secta es la idea de la lucha entre Jehová y Satanás. El primero creó el universo, pero el segundo hizo rebelarse a nuestros primeros padres contra él. Habiendo logrado de algún modo escabullirse al cielo, Satanás fue precipitado desde las alturas a la tierra en 1914, fecha en que se suponía debía volver Cristo (constatado el fracaso, se afirmó que su vuelta fue “invisible”) por haber concluido ese año el período de 2.520 años del “tiempo de los gentiles” (debe considerarse que, en estos cálculos, los Testigos suponen que Dios creó el mundo en el otoño del año 4.026 antes de Cristo). Se trabó en ese momento, en todo caso, una batalla que se pelea entre los Testigos y los adeptos de Satanás, que son casi todo el resto de la humanidad. Satanás ha organizado la guerra contra Dios a través de todas las instituciones políticas del planeta (todos los diversos estados, las organizaciones internacionales como la ONU, etc.). Además, Satanás ha dado origen a todas las instituciones religiosas con igual propósito, por lo que no hay ni una sola religión establecida que pueda considerarse siquiera amiga de Dios[7].

En esta historia, Cristo tiene un estatuto y un papel singulares. Para comenzar, los Testigos afirman que Cristo no es Dios. No, al menos, al mismo título que el Padre: sostienen, con todo, que es “un” dios, apoyándose en una tergiversación del prólogo del evangelio de San Juan, donde leen –contra toda norma hermenéutica– no que “el Verbo era Dios” sino que “el Verbo era un dios”. Cristo fue, antes de su encarnación, un ser espiritual perfecto, a quien se confunde a menudo con el arcángel San Miguel, de modo que se afirma en numerosos lugares que el nombre de Jesús es, en realidad, Miguel. Por su encarnación, Jesús-Miguel fue solamente un hombre, sin que hubiera en él dos naturalezas. Antes de su venida estuvo siempre subordinado a Dios Padre, tal como sigue estando ahora. La obra y muerte de Cristo no constituyen propiamente una redención, sino sólo una prueba de que Dios no va a destruir a toda la humanidad, por la cual siente misericordia. Una vez muerto, Cristo recibió un nuevo cuerpo aparente, inmaterial, celeste, y su cuerpo material fue llevado a algún lugar secreto, donde ha permanecido incorrupto, para ser exhibido –aparentemente momificado– cuando se inicie el milenio. Jesús, por otra parte, no fundó realmente la Iglesia, aunque parece haber dudas al respecto. En algunos escritos se afirma que Dios Padre tuvo dos hijos, Jesús y Satanás.

En cuanto al Espíritu Santo, no es ni persona, como Jesucristo, ni divina: se trata simplemente de la fuerza o poder impersonal e invisible de Dios. Por este motivo, los Testigos escriben siempre “espíritu santo” con minúscula. Con lo dicho, queda claro que los jehovistas no aceptan la Trinidad Beatísima, asemejándose en esto a la secta de los Unitarios. Por otra parte, como Cristo no es realmente Redentor, resulta difícil considerar cristianos a los Testigos. Más bien, sus creencias sobre Jesús los sitúan en la misma línea que los musulmanes, para quien también Jesús (y María) son personajes venerables, pero nada más.

El principal aspecto de sus creencias y prácticas que les permite presentarse como cristianos es su recepción de las Sagradas Escrituras. Con todo, las deformaciones que han introducido en ellas las hacen decir lo que, en el fondo, desea la cúpula directiva (y que varía con el curso de los años, razón por la cual las publicaciones agotadas no son reeditadas, para no tener que dar cuenta de los cambios dogmáticos). Son famosos los errores de traducción de que está plagada la “traducción del Nuevo Mundo”, traducción emprendida por el presidente Knorr y seguidora, según se dice, de las ediciones críticas de R. Kittel y de Wescott y Hort, aunque se las ignora completamente en la práctica[8] . Así, para negar la presencia real de Jesús en la Eucaristía traducen de los sinópticos “esto significa mi cuerpo” en vez de “esto es mi cuerpo”; respecto del infierno, en vez de traducir (Mateo 25,46) “e irán éstos al suplicio eterno”, traducen “y partirán éstos al acortamiento eterno”; traducen a Mateo 16,16 no como “tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”, sino como “tú eres Pedro y sobre esta piedra (que soy yo mismo) construiré mi congregación”; y un último ejemplo de los muchos que podrían citarse: el pasaje de Colosenses 2,9 “en él habita corporalmente la plenitud de la divinidad” es traducido como “en él habita toda la plenitud de la cualidad divina para el cuerpo”, escamoteando lo esencial del pasaje.

CUIDADO! Aunque ellos nos digan lo contrario, su "biblia"
NO es la misma que utilizamos en la Iglesia Católica
La realidad es que, desde los primeros años, la secta ha privilegiado no la Biblia misma, sino los comentarios a ella escritos por los dirigentes. El propio fundador decía de sus “Estudios de las Escrituras” que “no son meros comentarios acerca de las Escrituras o Biblia, sino que son prácticamente la Biblia misma. El que se dirige a la Biblia sola, dentro de dos años vuelve a las tinieblas. Al contrario, si lee los Estudios de las Escrituras con sus citas y no ha leído ni una página de la Biblia como tal, estará en la luz al término de dos años”[9]. De hecho, en las reuniones semanales, desde 1967, no se lee directamente la Biblia (antes se la leía durante siete minutos). Y aunque la insistencia en la lectura y estudio de la Biblia es el primer paso en la captación de adeptos (“analice Ud. mismo su Biblia para ver si concuerda con su religión”), cualquier desacuerdo entre la Biblia y la doctrina jehovista es resuelto del siguiente modo: “Si nosotros queremos marchar en la luz de la verdad debemos reconocer no solamente a Jehová Dios como nuestro Padre sino también su organización como nuestra madre (...) Pero... ¿si yo constato que la Biblia contradice la Sociedad?... Nosotros no abandonaremos las enseñanzas de nuestra madre comenzando a criticarla y encontrarle faltas. Nosotros nos daremos cuenta que Jehová sabe lo que sucede en su organización y si él quiere que esto suceda, ¿quiénes somos nosotros para exigir que esto cambie?...”[10]. De este modo, es la cúpula directiva de la Sociedad la única intérprete auténtica de la Biblia, ya que es Jehová mismo quien le comunica de modo directo la –cambiante– interpretación adecuada.

Esto ha conducido a algunos estudiosos de la secta a afirmar que no hay propiamente “fundamentalismo” en su lectura bíblica, ya que no se trata sólo de una exégesis que se apegue a la letra en desmedro de una lectura más espiritual o simbólica, sino de “literalismo” o “interpretación literalista”, expresión que alude al manejo hábil, pero no por ello menos rebuscado y ajeno a toda norma hermenéutica, de los textos con el fin de apoyar lo que la directiva de la Sociedad sostiene que debe creerse. En conclusión, se “sectariza” la Biblia para que la secta aparezca como “bíblica”[11] .

Esto explica otro de los aspectos centrales del credo jehovista: el que los elegidos para entrar al Reino junto a Jehová sean sólo 144.000 hombres, número simbólico a que alude cierto pasaje del Apocalipsis. El resto de los seres humanos son “las otras ovejas” mencionadas por Cristo en el Evangelio. Estas no están destinadas a reinar junto con Jehová sino, en caso de convertirse al mensaje jehovista, a vivir para siempre en un paraíso terrestre, en que nadie se enfermará ni envejecerá –al contrario, los viejos rejuvenecerán–, y nadie morirá. Aun los animales salvajes se harán pacíficos: “¡Qué bello será dar un paseo por el bosque y caminar un poco con un león, o quizá con un gran oso! Incluso quienes hoy están muertos (naturalmente, si son Testigos de Jehová) podrán vivir en la tierra paradisíaca: ¡volverán a la vida! Por ello, en aquel tiempo, en lugar de anuncios de defunción, habrá alegres anuncios sobre quiénes han resucitado (...) La belleza de la tierra paradisíaca no será turbada por agencias de pompas fúnebres, cementerios o tumbas”[12] .

En cuanto a los 144.000 elegidos o ungidos, su lista es hecha y actualizada cada año en la oficina central de la Sociedad en Nueva York, estimándose que actualmente quedan sólo 12.000 plazas para completar el número indicado. El ingreso al número de 144.000 es resultado exclusivamente del esfuerzo personal por vivir la fe de la secta, en un claro rasgo de pelagianismo, y entre las obras al parecer más decisivas está el aportar muchos conversos a la secta (en calidad de “otras ovejas”, al menos). Los hombres que no accedan a ninguna de estas formas de bienaventuranza serán, probablemente, destruidos del todo, puesto que la idea de la inmortalidad del alma es un punto en que la antropología secta ha vacilado. En algunas oportunidades se afirma que el alma es mortal. En otras ocasiones, niegan la existencia del alma (como en ciertos pasajes de “Sea Dios veraz”, donde se afirma que los científicos no han podido encontrar prueba alguna de su existencia).

La secta ha heredado la obsesión escatológica y profetizadora de su fundador. Este había profetizado que la caída del Papa se produciría en 1914 con el regreso de Cristo, y que en 1918 Jehová destruiría a las Iglesias y sus miembros por millones. Del mismo modo, profetizó que el fin del mundo ocurriría el 1 de octubre de 1925. Como ello no acaeció, los Testigos adoptaron la táctica de los adventistas de decir que Cristo volvió a la tierra pero en forma invisible. Más tarde, la fecha del fin del mundo fue fijada para 1975. Como nada ocurrió tampoco ese año, se levantaron protestas especialmente vehementes en la convención internacional celebrada en 1981 en los Estados Unidos. En esa ocasión, el presidente Franz tuvo que aclarar que el error en la predicción se había debido a que no habían podido precisar con toda exactitud el tiempo transcurrido entre la creación de Adán y la de Eva[13]. No pocas defecciones siguieron a este nuevo fiasco, entre ellas la muy bullada de su propio sobrino. Estando ya en el año 2000 sin que ninguna profecía se haya cumplido cabalmente, los Testigos afirman que el fin es, en todo caso, inminente porque él deberá sobrevenir mientras vivan todavía personas que en 1914 estaban vivas y conscientes[14]. Como el número de ellas es escasísimo, el fin está a las puertas. Tendrá, pues, lugar la batalla de Armagedón en que Jehová se servirá de ejércitos angélicos comandados por Miguel-Jesús, y en la que serán destruidos todos quienes voluntariamente hayan rechazado el mensaje de los Testigos. Junto con éstos, serán destruidos todos los reinos y demás entidades políticas de la tierra, además de los secuaces de las falsas religiones. Los Testigos deberán entonces dedicarse durante siete meses a purificar la tierra de los cadáveres de los malvados, tras lo cual se inaugurará el milenio. Satanás será encadenado por mil años, al cabo de los cuales intentará nuevamente corromper a la humanidad, sólo para ser definitivamente destruido. Es entonces que los 144.000 elegidos reinarán con Jehová eternamente, en tanto que las “otras ovejas” entrarán al paraíso terrestre redivivo.


Métodos de los Testigos de Jehová

Parte importante del éxito que tiene la secta se debe a la metodología de captación y adoctrinamiento, aspectos en que su carácter sectario es particularmente evidente.

El fundador Russell diseñó la táctica de la visita puerta a puerta, a la cual los “pioneros especiales” deben dedicar 150 horas mensuales (la entrega de “Atalaya” es el punto clave), en tanto que los “pioneros regulares” deben consagrarle 200 horas mensuales.


La metodología de las visitas está cuidadosamente estudiada y explicada en “Mirad, yo hago de nuevo todas las cosas”, una especie de manual de predicadores. En la primera visita, destinada a entregar la folletería de la secta, se pronuncia un discurso de entre tres y ocho minutos, cuidadosamente aprendido, y debe observarse atentamente la reacción de la persona, que puede estar condicionada por motivos transitorios, debiendo considerarse además que otros habitantes de la casa pueden estar en una disposición anímica distinta. Por eso, si hay un rechazo categórico a la recepción, el Testigo puede insistir más tarde (la idea es que la insistencia produce frutos). Si hay una acogida, se entabla un diálogo acerca de las publicaciones entregadas y se anuncia una segunda visita para explicarlas mejor.

Esta segunda visita es crucial. Debe observarse la psicología de la persona, ver qué aspecto de los textos le interesan, tocar algunos temas que puedan importarle (injusticias sociales y otros males que aquejan a la humanidad). Si se advierte cualquier señal de rechazo, debe interrumpirse la visita y volver otro día, animando a proseguir entretanto el estudio de los textos.

En la tercera visita se hará ver al visitado que, para comprender cabalmente los textos, hay dos sistemas: organizar un grupo domiciliario de estudio, o asistir a una reunión en alguno de los “Salones del Reino”. Si se opta por el primer sistema, se hace una cuarta visita, en que se plantea más formalmente la invitación a concurrir al Salón.

La acogida en éste, cuando el posible adepto llega, es esencial. Ella debe ser lo más cálida posible, usándose el tratamiento de “hermano”, y mostrándole las múltiples actividades que se realizan en la secta. Se inicia la enseñanza de los métodos proselitistas, permitiendo a los seglares descubrir su vocación misionera. Se comunican al invitado las principales doctrinas junto con los privilegios que debe reclamar de la sociedad en que vive (derecho a diversas objeciones de conciencia, etc.). Se inicia así un período de prueba, que puede ser más o menos largo según las circunstancias; el candidato es estrechamente vigilado, ya que es el momento en que recibe los ataques y críticas de sus parientes y amigos. Para contrarrestarlos, se lo lanza a la acción, donde tendrá la satisfacción de sentirse haciendo algo importante. Pasado el período probatorio, se bautiza al converso, el cual suele radicalizar sus posturas frente a las reacciones adversas de su medio anterior. La secta entonces enfatiza el ambiente de hermandad y calidez que hay en ella y que, quizá, faltaba en la vida anterior del sujeto.

Todo este proceso está apoyado, como ya se ha dicho, por una actividad editorial impresionante. Según el anuario de 1979, en 1968 se distribuyeron 14.474.864 libros; en 1978, la cifra alcanzó a 70.576.240 biblias y libros, más 422.285.935 ejemplares de “Atalaya” y “Despertad”[15].


Organización, culto y aspectos morales

La organización de la secta es la de una sociedad regida por las normas de su lugar de origen, los Estados Unidos, que le reconocen personalidad jurídica (su expansión a Italia, por ejemplo, fue posible en virtud del Tratado de Amistad Italo-Estadounidense de 1948). La “Sociedad Bíblica y de Manifiestos Atalaya de Pennsylvania” está presidida por 7 directores vitalicios, que tienen su sede en Brooklyn. En el libro “Podéis vivir para siempre en una tierra paradisíaca”, edición de 1990, impreso en 93 idiomas y con 47 millones de ejemplares, se dice: “La organización visible de Dios está guiada y dirigida de modo teocrático. En la sede central de los Testigos de Jehová en Brooklyn (Nueva York) existe un cuerpo directivo que tiene la superintendencia de las actividades mundiales del pueblo de Dios. Este cuerpo directivo está compuesto por miembros del “siervo fiel y discreto”. Los miembros del cuerpo directivo están guiados “teocrá-ticamente”, es decir, por Dios mismo[16].

En cada país donde están establecidos los Testigos existe una Sucursal de la Sociedad, atendida por un “servidor”. Dentro de cada Sucursal el Distrito tiene un carácter regional y controla a las instancias inferiores. El Circuito tiene competencia para capacitar e instruir a los proselitistas, revisa las cuentas y anima a los directivos. El Grupo, Congregación o Compañía, es la unidad organizativa a nivel de barrio. Dispone de la siguiente jerarquía: un Siervo de Congregación, que la dirige; un Siervo auxiliar de Congregación; un Siervo de Estudios Bíblicos; un Siervo de Revistas y Territorio; un Siervo de Cuentas, que revisa las mismas; un Siervo del Estudio de “Atalaya”; un Siervo de la Escuela del Ministerio Teocrático, que instruye sobre el modo de predicar; un Siervo de Estudio de la Congregación, que atiende espiritualmente a los asociados; y Oradores Públicos, designados por el Comité de la Congregación.

No se puede decir que los Testigos tengan realmente liturgia y culto: no existe entre ellos forma alguna de sacerdocio. En los “Salones del Reino” se reúnen más para leer y estudiar (siempre más “Atalaya” que la Biblia) que para orar o adorar a Dios. Al respecto, sostienen que más importante que la oración pública es la personal, que se centra en el Padre Nuestro. Las reuniones son 4 a la semana: en la primera, de una hora, tiene lugar una parte (45 minutos) dedicada a las enseñanzas bíblicas, profecías o consejos sobre el vivir “cristiano”, y otra parte a estudiar la Biblia a través de “Atalaya”; en la segunda, llamada “Escuela del Ministerio Teocrático”, de 45 minutos, se usan 21 minutos para instrucción en temas bíblicos, y el resto se dedica a ejercicios prácticos; la tercera, la “Reunión de Servicio”, se trata de cómo van las visitas domiciliarias, la venta y reparto de revistas, etc., controlada mediante los formularios “Ministerio del Campo de la Congregación”, “Registro de casa a casa”, etc.; en la cuarta se estudia el último libro publicado y la Biblia a través de los comentarios. El domingo hay además una reunión que se llama “Servicio religioso”, en que no se ora propiamente, sino que se reciben enseñanzas y se cantan himnos, usando como texto no la Biblia sino “Atalaya”.

Los Testigos rechazan el valor de los sacramentos. El Bautismo es sólo una ceremonia para indicar el ingreso a la Sociedad, y se administra aparatosamente por inmersión en ríos o lagos. El matrimonio no es sacramento sino contrato, y no tiene un rito especial. Las creencias respecto a la Eucaristía son peculiares: rechazan con verdadera antipatía la idea de que la Misa es un sacrificio, niegan la Presencia Real, y atribuyen a este rito un valor meramente conmemorativo, celebrado sólo una vez año, el 14 de Nissan a la puesta del sol. En él “comulgan” sólo quienes son parte de los 144.000. Además, como sostienen que Jesús fue crucificado a un palo, tienen verdadero horror a la cruz cristiana. Por otra parte, tienen prohibición de celebrar Navidad, el cumpleaños de cada uno, el aniversario de matrimonio, asistir a entierros, saludar la bandera nacional, respetar el himno nacional, participar en elecciones y celebrar toda fiesta civil o cristiana. En aspectos morales, los Testigos no son tan exigentes, como otras sectas, en materias tales como fumar, beber alcohol o jugar juegos de azar. Su norma central de comportamiento es organizar toda su vida y sus gastos en torno a la difusión del Reino de Jehová casa por casa. Se critica y desincentiva todo lo que entorpece este fin, como el asistir a fiestas, pescar, cazar y todo lo que implique perder el tiempo. Por otra parte, dada su peculiar antropología y concepción del alma humana (de la que algo se dijo más arriba), rechazan absolutamente, a partir de 1945, las transfusiones de sangre, aunque no hacerlas conduzca a la muerte del paciente, tema que ha provocado no pocas deserciones.


Evaluación

En esta secta enfrentamos una curiosa combinación de herejías (arrianismo, pelagianismo, unitarismo, gnosticismo, etc.) con elementos de religiones tales como el Islam y con otros que repugnan a todas las religiones llamadas “del Libro” (en particular su politeísmo). Su negación de la Santísima Trinidad y de la divinidad de Cristo la hacen inequívocamente no-cristiana, aunque se presenta como tal.

El peligro que ella constituye emana, especialmente, de su violenta prédica anti-cristiana y, más específicamente, anti-católica, para no decir nada de su postura anti-política, que constituye un fermento de desobediencia a las potestades civiles. Además, es un peligro por dirigirse en particular a aquellos sectores de la sociedad en que el cristianismo es más débil o más inculto y que menos pueden defenderse, dato que debiera preocupar particularmente en Hispanoamérica (incluso en los Estados Unidos de Norteamérica, en que los estándares de alfabetismo son muy superiores a los nuestros, se constató, hacia fines de la segunda guerra, que los Testigos cuya instrucción sobrepasaba la educación secundaria eran menos del 1 por ciento, y menos del 15 por ciento había completado la básica[17]). Se ha dicho que se trata, por esto, de una secta de marginales, aunque en Chile, aparentemente, han entrado también en sectores de clase media[18].

PROMESAS EN FOLLETOS. "Cómo lograr una vida plena de satisfacción"
Debe además tenerse en cuenta, al evaluar su negatividad, la inmensa fuerza de su industria editorial, cuyas cifras impresionantes hemos tenido ocasión de citar en este texto. Se trata de una publicidad avasalladora. Este aluvión de literatura fácil y esquemática va acompañado de un proselitismo infatigable, bien pensado y bien coordinado, provisto de una dialéctica tan efectiva que incluso los especialistas suelen experimentar dificultades en las discusiones con los Testigos (razón por la cual se aconseja no dejarse arrastrar por ellos a disputas exegéticas). Finalmente, los métodos que usa para retener a sus adeptos pertenecen claramente al orden del “lavado de cerebro” que usan tantas otras sectas del mismo o similar estilo, cuyo fin es inculcar una ciega obediencia a la cúpula directiva de la Sociedad.

[1] Cf. C. Orlando Bueno V., Eudista, Los Testigos de Jehová, en Consejo Episcopal Latinoamericano Celam, #Sectas en América Latina”, s/f, p. 130. 
[2] Cf. Stanislaw Celestyn Napiórkowski, OFM Conv. Nouveaux mouvements religieux en Pologne, en Federación Internacional de las Universidades Católicas. “Proyecto de investigación sobre nuevos movimientos religiosos”, Roma, 1990. 
[3] Cf. Manuel Guerra Gómez. Sectas. Los nuevos movimientos religiosos, Pamplona: Eunsa, 1996, pp. 189 y ss. 
[4] Cf. Juan Daniel Petrino, La lectura de la Sagrada Escritura bajo el régimen de la Organización de los Testigos de Jehová. El uso de la Biblia en el Salón del Reino, tesis doctoral de la Pontificia Universidad de Santo Tomás, Roma, 1989. 
[5] Cf. Giuseppe de Rosa, s.j., Chi sono “realmente” i Testimoni di Geova?, en la Civiltà Cattolica, III (1999), pp. 258-270. 
[6] Cf. Juan Danile Petrino, op. cit. 
[7] En La verdad os hará libres (Nueva York, 1943) se afirma: “la bestia salvaje representa a toda la organización política del diablo que ha ejercido dominio bestial sobre la tierra a través de los siglos hasta ahora, (...) el demonio fue responsable de la introducción de la religión con la finalidad de engañar a la humanidad desviándola de la adoración de Jehová Dios en espíritu y en verdad”. 
[8] Cf. Juan Daniel Petrino, op. cit. 
[9] Cf. Atalaya de 15 de Septiembre de 1910, citado por Guerra, op. cit., p. 191. 
[10] Juan Daniel Petrino, op. cit. 
[11] Ib. 
[12] Cf. Giuseppe de Rosa, op. cit., pp. 265-266. 
[13] Cf. Manuel Guerra Gómez, op. cit., p. 196. 
[14] Cf. Giuseppe de Rosa, op. cit., p. 265. 
[15] Cf. P. Orlando Bueno, op. cit., p. 115. 
[16] Cf. Giuseppe de Rosa, op. cit., p. 259. 
[17] Cf. P. Orlando Bueno, op. Cit., p. 133. 
[18] Cf. Carmen Galilea W. Sectas modernas y el contexto socio-religioso en Chile, Santiago: Centro Bellarmino CISOC, 1988, pp. 35 y 38.

(fuente: www.mercaba.org)

lunes, 29 de abril de 2013

El número tres: sólido, estable y eterno

El número tres supone la resolución del conflicto planteado por el dos. Por ello, es un número que, básicamente, alude y simboliza la síntesis, en tanto y en cuanto resulta armónica de la acción de la unidad sobre el dos.

Los antiguos dieron gran importancia a este número, porque se pensaba que estaba en la naturaleza de las cosas por resolución de la divinidad, ya que todo incluía su principio, su medio y su fin. De ahí que el número tres significara la perfección.

En muchas mitologías y religiones se encuentra una tríada divina:

Osiris, Isis y Horus en el antiguo Egipto;
Brahma, Vishnú y Shiva en el hinduismo;
Anú, Ea y Marduk en la religión babilónica.

Los cristianos afirmamos nuestra fe en la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, comunión de amor.


El número tres en el judaísmo

Tres son los patriarcas: Abraham Isaac Jacob.

Tres son los grupos que componían el antiguo Israel: sacerdotes, levitas y laicos.

Tres son las partes en que se dividen las Sagradas Escrituras: Toráh (Ley), Nebim (Profetas) y Ketubim (Escritos); de allí la sigla TaNaK para designar el conjunto de las Sagradas Escrituras.

Según la ley judía una vez que algo haya sido hecho tres veces es considerado como permanente.

La kabaláh es un método de interpretación espiritual de la Biblia que se basa en el texto hebreo. Debemos tener en cuenta que en hebreo los números se escriben con los mismos signos de las letras. La letra que corresponde al número 3 es la letra “guimel” (equivalente de nuestra letra “g”).

Para la kabaláh, tres es el número de la paz y de la integración. El número dos representa diferencia, división. El tres representa la integración de uno y dos.

Dios llama a Samuel tres veces:

8 El Señor llamó a Samuel por tercera vez. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: “Aquí estoy, porque me has llamado”. Entonces Elí comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, 9 y dijo a Samuel: “Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha”. Y Samuel fue a acostarse en su sitio.

10 Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: “¡Samuel, Samuel!”. Él respondió: “Habla, porque tu servidor escucha”. (1 Sam 3,8-10)


En el Nuevo Testamento

Pedro niega a Jesús tres veces (Jn 18,12ss) y luego afirma tres veces que lo ama (Jn 21,15ss).

La resurrección de Jesús acontece “al tercer día”, lo cual significa un período breve de tiempo (Lc 24,46).


Apocalipsis

La literatura apocalíptica es una forma de la profecía, que se manifiesta por medio de visiones. Emplea el lenguaje simbólico, con colores y números. Este género literario se presenta en algunos pasajes de los profetas del Antiguo Testamento, particularmente Daniel y Ezequiel.

En estos pasajes encontramos que Dios es proclamado tres veces Santo:

1 El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y excelso, y las orlas de su manto llenaban el Templo. 2 Unos serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, y con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. 3 Y uno gritaba hacia el otro:

“¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda la tierra está llena de su gloria”.

4 Los fundamentos de los umbrales temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó de humo. 5 Yo dije: “¡Ay de mí, estoy perdido! Porque soy un hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios impuros; ¡y mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos!”. (Is 6,1-4)

6 Frente al trono, se extendía como un mar transparente semejante al cristal. En medio del trono y alrededor de él, había cuatro Seres Vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. 7 El primer Ser Viviente era semejante a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía rostro humano; y el cuarto era semejante a un águila en pleno vuelo. 8 Cada uno de los cuatro Seres Vivientes tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y repetían sin cesar, día y noche:

«Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que viene». (Ap 4,6-8)

También se da una interesante combinación entre el número 3 (divinidad, eternidad) y el número 4 (mundo creado, naturaleza, cuatro puntos cardinales). Así, en el número 12, que simboliza al pueblo de Dios, se hallan estos dos sentidos: un pueblo convocado de los cuatro extremos de la tierra, con la solidez y la perdurabilidad que le da la presencia de Dios.

9 Luego se acercó uno de los siete Ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me dijo: «Ven que te mostraré a la novia, a la esposa del Cordero». 10 Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. 11 La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino. 12 Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. 13 Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al oeste. 14 La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero. (Ap 21,9-14. Esta visión retoma elementos que se encuentran en Ez 48.)

Ser puente de perdón y reconciliación

“Dijo Jesús a sus discípulos, es inevitable que haya escándalos, pero hay de aquel que los ocasione. Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar antes que escandalizar a uno de estos pequeños. Tengan cuidado, si tu hermano peca, repréndelo y si se arrepiente perdónalo y si peca siete veces al día contra ti y otras tantas vuelve a ti diciendo me arrepiento, perdónalo. Los apóstoles dijeron al Señor, auméntanos la fe, Él respondió, si ustedes tuvieran la fe del tamaño de un grano de mostaza y le dijeran a ese sicómoro que está ahí ´arráncate de raíz y plántate en el mar`, y les obedecería”. (Lucas 17, 2-6)

Si tu hermano peca, repréndelo y si se arrepiente perdónalo. Corregir fraternalmente a solas, con otro testigo delante de la comunidad, con el objetivo de ganar la vida del hermano. La recurrencia en el pecado y el perdón cada vez que se arrepiente, cuantas veces tengo que perdonar a mi hermano, hasta siete veces siete, no, sino setenta veces siete. Hay una condición de que el que peca se arrepienta. Por último para obedecer este mandato de perdonar siempre, hay que tener mucha fe en el que es capaz de vencer la fuerza del mal en nosotros.

En esta mañana queremos tirar puentes de perdón, hacia orillas de las que por motivos distintos estamos alejados, nos sentimos como que no se puede pasar sobre aquel otro lado en el vínculo fraterno porque no está construido ese vínculo de perdón y de reencuentro. Que podamos hoy tirar un puente de misericordia de un lado a otro de doble vía para que en reconciliación encontremos los caminos que nos permiten ir tan lejos como el Señor así lo quiere. Seguramente hay del otro lado de la orilla alguien que por motivos diversos podes estar distanciado, hoy es el día de tirar puentes para el reencuentro.


El perdón como fuerza de liberación

El escándalo es inevitable y es fruto de las fuerzas aniquiladoras del pecado que contradice en nosotros, los hijos de Dios, esa filiación divina y la consecuencia de fraternidad que brota del hecho de ser hijos de un mismo Padre. El escándalo es inevitable en cuanto que el pecado es parte constitutiva de nuestra naturaleza humana. Jesús lo dice muy claramente en la primera carta de Juan, “el que no tenga pecado está mintiendo”

El pecado es siempre una ruptura con Dios, sus mandatos y una ruptura con los hermanos a los que pertenecemos como hijos de un mismo Padre. Se rompe el vínculo de filiación, se rompe los vínculos de fraternidad. El perdón como expresión del amor misericordioso de Dios es el que esconde en sí la capacidad de reparar el daño de escándalo que el pecado es capaz de generar. El perdón se ejercita sacramentalmente en la fraternidad, en la comunidad, de ahí si tu hermano peca, repréndelo y si se arrepiente perdónalo. Es tan fuerte la acción de la fuerza del mal que se esconde en la herida del pecado que no es difícil repetirse en él. Si pecas siete veces al día contra ti, a esta presencia inquietante amenazadora de destrucción se la vence con la fuerza integradora de la misericordia. Ayer lo decía en el Regina Cheli, su santidad Francisco. “Es por el camino del testimonio de Jesús resucitado como nosotros al igual que los apóstoles, somos capaces de vencer a los que nos hacen daño”.

Sencillamente, tirar puentes que nos pongan en sintonía de comunión con quienes están por distintos motivos a la distancia y permitir en una vía de doble mano, volver y llegar y encontrarse en la misericordia.

La misericordia termina por vencer la necedad escandalosa de la fuerza aniquiladora que el pecado tiene para separarnos, distanciarnos, hacernos indiferentes unos con otros, indolentes. Es por el camino del perdón. Es por el camino de la reconciliación. Es un don del cielo. No está en nosotros, el poder ejercitarlo si Dios no viene a nuestra ayuda y nos pone en esa sintonía de la cruz que es capaz de abrazar a todos y tender lazos hacia el cielo para ponernos en comunión con el Padre y con los hermanos.

Esta experiencia de encuentro con el Señor que dice perdónalos porque no saben lo que hacen, busca ganarnos el corazón para que nosotros también nos dejemos perdonar por Él y seamos capaces de perdonar si alguna ofensa nos ha separado de los hermanos. La gracia del perdón necesita de estos puentes que forman parte de la vida, de estos puentes que nos reconcilian, que nos hermanan.

Hoy te invitamos a compartir en que situaciones y cómo estas invitado a tender puentes de perdón y de reconciliación.

Jesús después de insistir en la necesidad de perdonar siempre, despierta en los apóstoles la necesidad de una fe mayor, y le dicen ellos, “Señor, auméntanos la fe”. Ante las reiteradas ofensas uno percibe la debilidad propia del amor de perdón, no está en la naturaleza herida por el pecado el remedio al mal de destrucción que opera este misterio de fuerza destructora que es el pecado. Por lo tanto es necesario recurrir a que por amor nos dio a su propio Hijo como remedio ante esta fuerza de iniquidad. Es natural que ante las ofensas que recibimos de manera reiterada, ante el hecho de irreconciliación en el que tantas veces convivimos, donde no está en riesgo nuestra integridad física y moral, se produzca un hartazgo, y no encontrarnos con el propio límite hasta decir hasta aquí llego, hasta aquí da mi amor. Nos pasa no. Que nos encontramos con el límite, con la barrera propia que genera la naturaleza frágil y entonces la distancia no se supera. En lo vincular la ruptura que genera la ofensa en el vínculo con los hermanos, solo se puede superar por la fuerza de un amor superior capaz de acortar las distancias. De ahí la invitación de Jesús a crecer en nuestra fe para el perdón. Es una fe en el perdón de Dios que viene a capacitarnos en un amor que es más fuerte que la muerte vincular que genera el pecado. A ese amor de Dios, que supera la ruptura nos confiamos. En Él somos capaces de tirar puentes a las otras orillas.

La catequesis de hoy nos invita a darnos la oportunidad de encontrarnos en el perdón tirando puentes. Ahí cuando la ofensa se instaló en los vínculos generando rupturas que nos distancian, hay una invitación a abrirnos a la oportunidad de encuentros que nos permitan estrechar vínculos, tirando puentes que pongan en contacto una orilla con la otra. Palabras y gestos de acercamiento que nos permitan olvidar lo pasado para animarnos a lo nuevo, pasando de un lado a otro ensanchando la carretera de doble mano para ir y venir moviéndonos con la amplitud y la libertad que genera el amor del perdón.

¿Cómo hacemos para ir al otro lado? Dejando que vengan por este lado, al lugar desde donde se puede ejercitar esta tarea de poder construir y recorrer puentes amplios, de doble mano, es cuando somos alcanzados por la gracia de la misericordia que nos sale al encuentro. Cuando aquel que viene a nosotros nos busca a donde estábamos perdidos, lejos, con incapacidad de volver a él y nos pone en sintonía de comunión, mucho más allá de nuestra flojera, de nuestras faltas, de nuestras pérdidas. Es la entrega incondicional del amor de Dios la que nos capacita para hacernos incondicionales en la construcción de puentes que nos pongan en sintonía de reconciliación con todos. Ese dejarnos alcanzar por Jesús y su gracia de perdón nos capacita para ser creativos en el tirar puentes que favorezcan el encuentro. Alcanzados por el amor misericordioso de Dios somos capaces de alcanzar en misericordia a los que están lejos y construir puentes que nos pongan en comunión.

Decía Martín Descalzo, de todos los títulos que en el mundo se concede, el que más me gusta es el de pontífice, que quiere decir literalmente constructor de puentes.

En la antigüedad cristiana se refería a todos los sacerdotes y en buena lógica iría muy bien a toda la persona que vive con el corazón abierto. Es un título que me entusiasma decía Descalzo porque no hay tarea más hermosa que dedicarse a tender puentes hacia los hombres y hacia las cosas, sobre todo en un tiempo en el que tanto abundan los constructores de barreras. En un mundo de zanjas que mejor que entregarse a la tarea de superarlas. Pero hacer puente y sobretodo hacer de puente es tarea dura y que no se hace sin muchos sacrificios. Un puente por de pronto es alguien que es fiel a dos orillas pero no pertenece a ninguna de ellas y lógicamente sale caro ser puente. Este es un oficio por el que se paga mucho más de lo que se cobra. Un puente es fundamentalmente alguien que soporta el peso de todos los que pasan por él. La resistencia, el aguante, la solidez son sus virtudes. Un puente vive el desgarramiento. Nadie se queda a vivir encima de un puente. Su tarea posterior es el olvido. Incluso un puente es lo primero que se bombardea en las guerras cuando riñen las dos orillas. De ahí que el mundo está lleno de puentes destruidos. A pesar de esto amigos, amigos grandes míos, que gran oficio ser puente entre la gente, entre las cosas, entre las ideas, entre las generaciones. El mundo dejaría de ser habitable el día que hubiera en él más constructores de zanjas que de puentes. Hay que tender puentes en primer lugar hacia nosotros mismos, hacia nuestra alma y un puente hacia los demás” José Luis Martín Descalzo.

Pedimos que esta radio pueda ser un puente de vínculo, de reencuentro, de reconciliación, de generación de un proyecto de país común, donde entrecruzando miradas de la realidad y poniendo en sintonía perspectivas distintas podamos en la comunión verdaderamente ir por lo que nos pertenece y lo que es nuestro, más allá de cada sector, más allá de cada parcial percepción de la realidad, que podamos ayudar en este sentido.

escrito por el Padre Javier Soteras 
(fuente: www.radiomaria.org.ar)

domingo, 28 de abril de 2013

Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado

Lectura del Santo Evangelio según San Juan
(Jn 13,31-33.34-35)
Gloria a ti, Señor.

Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en El. Si Dios ha sido glorificado en El, también Dios lo glorificará en si mismo y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos" .

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

Dice San Agustín: ves la Trinidad si ves el amor. Una expresión bonita de este padre de la Iglesia que, con su profundo encuentro con Jesús, ha descripto tal vez como nadie en la historia, los procesos humanos y la intra historia que se mueve en el corazón humano.

Contemplamos el rostro de Dios si dejamos que el amor gane nuestro corazón. Es lo que hizo Jesús, dice Benedicto XVI, al morir en la cruz. Jesús entregó el Espíritu. Es como el preludio del don del Espíritu Santo que otorgaría después de su resurrección.

Así se cumple la promesa de torrentes de agua viva, que por la efusión del Espíritu manarían de las entrañas de los creyentes. Así mana el amor desde nuestros corazones cuando estamos unidos a Dios y hermanados en un mismo espíritu, el del amor, espíritu que es potencia interior que armoniza el corazón con el corazón de Cristo y nos mueve a amar a los hermanos como Él nos ha amado. Cuando se ha puesto a lavar los pies, Jesús lo hizo, al igual que cuando ha entregado su vida por todos. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.

El espíritu es la fuerza que transforma a la comunidad, para que sea en el mundo testigo del amor del Padre, que quiere hacer de la humanidad, en su Hijo, una sola familia. Esta presencia de Jesús que nos hermana a partir del gesto concreto que abraza a los hermanos en el amor. Allí, muy cerca de ti, en tu casa, primera escuela de caridad; en tu servicio de trabajo, en tu profesión, se expande como un torrente de agua que llega tan lejos como se necesita esta presencia de amor que transforma.

Un texto bellísimo nos regaló el Señor en oración el año pasado, cuando iniciábamos nuestro año pastoral (Ezequiel, cap. 47). Decía que hay torrente de agua que fluye y todo el territorio que sea tocado por esta agua será reverdecido y transformado. Eso es lo que pasa con esta presencia de amor de Jesúsque nos habita por dentro y que nos hace comprometernos en un gesto concreto de abrazar a los que más sufren, a los pobres entre los pobres. Toda la actividad de la Iglesia es una expresión del amorque busca el bien de la persona en su integridad. No hay algo que sea genuinamente eclesial que no lleve este contenido fundamental de la fe que es la caridad, como dice Santo Tomás. Ése es el gran mensaje de Jesús.

Lo peor que nos puede pasar en estos tiempos es caer en aquella herejía que tan claramente describía Karl Runner cuando hablaba del corazón que habitaba en el peregrinar de los discípulos de Emaús. Es la herejía afectiva, es decir, la negación de Dios por la ausencia de la caridad y del amor. El amor muestra a la Trinidad.

¿Querés ver a Dios? Lo ves si amás, dice San Agustín. Anhelamos encontrarnos con Dios. Nuestra alma, nuestro corazón, nuestra vida tiene sed de Dios, tiene hambre de Dios. Ese hambre se sacia cuando dividimos, entonces multiplicamos; cuando restamos, entonces sumamos. Así es la lógica evangélica: cuando das de lo tuyo, recibís más de lo que ofrecés. El amor trae una nueva lógica que viene a poner al mundo bajo su verdadero sentido. Es el de la ofrenda de la vida, como Dios lo hace dentro de su propio misterio y como nos invita a hacerlo también a nosotros para entrar dentro de esa corriente de vida que es el amor.


La caridad como tarea de la Iglesia

El amor al prójimo, enraizado en el amor a Dios, es ante todo una tarea del ser bautizado. En la gracia del Bautismo está este torrente de agua viva que es la caridad con la que Dios nos quiere, comprometiéndonos en la extensión del reino, abrazándonos a todos bajo este mismo signo: el del amor que viene a hacer nuevas todas las cosas, con una lógica nueva, la del corazón (la lógica de la razón no encuentra lógica en el corazón).

Hay que hacer ese doble proceso de transformación, de un corazón inteligente a una inteligencia capaz de amar. En este transformar, en este unir, en este integrar, está la posibilidad de dignificar. Quien sirve en la caridad se hace de una inteligencia amante. Quien piensa en términos de caridad, hace de su corazón un corazón inteligente. Así, estamos llamados a transformar nuestra persona en una única realidad, capaces de superar las distancias que separan (y que según dicen algunos, es el trecho más largo de recorrer por el hombre) lo que va de la razón al corazón.

Cualquier otro recorrido se hace simple, máxime con los medios de comunicación con que contamos ahora. Sin embargo, este recorrido de la razón al corazón y viceversa lleva un largo camino y un tiempo importante, la vida toda te lleva...

La vida encuentra sentido cuando se funda y se centra en este mandato de Jesús: amen. ¿Por qué sera que Jesús manda a amar, cuando uno cree que amar es algo espontáneo? Será que no siempre es tan espontáneo amar, y que en algún punto la naturaleza humana resiste al amor, por esa fuerza que el egoísmo tiene de hacernos hacia adentro y de enclaustarnos en nosotros mismos por la necesidad de buscar razones que le den motivo al vivir. Jesús dice que están dentro tuyo pero las encontrás cuando salís de vos.

¿Cómo será esto de que yo encuentro lo que está dentro mío cuando salgo de mí? Es que con el otro, en el encuentro con el otro, es donde mejor se refleja quien soy.

La exclusión no es solamente la exclusión de los que van quedando como deshechos -dice Aparecida- sino que la exclusión es para todos, vamos quedando marginados. Todos, en algún punto, si nos dejamos llevar por los discursos hegemónicos del individualismo (donde reina el “sálvese quien pueda”), todos terminamos por ser excluidos. Y lo que tiene de grave la exclusión es que no puedo ser yo mismo.

Y soy más yo mismo cuando soy con otro. Éste es el gran secreto que tiene el mandato de Jesús: cuando yo salgo de mí mismo y me encuentro en caridad, me encuentro con lo más genuino que hay dentro de mí. Así ocurre en el misterio trinitario: en la Trinidad, las Personas se vinculan entre sí dándose eternamente Una a Otra y constituyen una única realidad, un solo Dios en tres Personas.

Y como la gran vocación humana es el llamado a recuperar la semejanza que hemos perdido con Dios, eso ocurre cuando salimos de nosotros mismos para darnos, allí nos encontramos. Uno diría: pero si estoy saliendo, me estoy perdiendo... Eso no es verdad, hacé la prueba: salí de tus esquemas de cerrazón, de estar ocupado y preocupado de vos mismo, encerrado en tu propio mundillo, abrite y tené un gesto de solidaridad y de caridad para con alguien, y vas a encontrar lo que estabas buscando.

Lo que buscamos en el fondo, diría San Agustín, es el rostro que se nos ha perdido del Dios como Padre, entonces vivimos como huérfanos en la sociedad. Si querés encontrarte con el rostro de Dios, amá, dice San Agustín. Quéres ver la Trinidad, entonces ejercé la caridad.

Jesús manda a amar, y Él mismo dice mi mandato es un yugo suave, no es un mandato desde el deber ser, del cumplimiento de la tarea que se hace infructuoso. Es un mandato del corazón que te hace recuperar el amor. Amar es vocación de eclesialidad y la eclesialidad no es un gueto cerrado, exclusivo para algunos privilegiados con cara de santos o con vocación a la mirada transparente. La eclesialidad es universal, se abre a toda la humanidad, es semilla del Reino de Dios.

Por eso, en la medida en que la Iglesia vive la caridad, reconstruye la humanidad, en su más genuina razón de ser. La razón de ser de la humanidad es ser unos para otros y otros para uno, es este modo de ser de Dios en el misterio Trinitario. A esto nos invita hoy la Palabra.

escrito por el Padre Javier Soteras 
(fuente: www.radiomaria.org.ar)

sábado, 27 de abril de 2013

Familia y Educación, ejes de hoy en el congreso educativo de Entre Ríos

Viernes 26 Abr 2013 Concepción del Uruguay (Entre Ríos) (AICA) El Congreso Provincial de Educación Católica de la provincia de Entre Ríos continúa en su segundo día de exposiciones, en el que destacaron las exposiciones sobre “Familia y Educación”, a cargo del doctor Héctor Delbosco y su esposa, la doctora Paola Scarinci.

El doctor Delbosco afirmó que "educar no es llenar de ideas” la cabeza del alumno, sino “ayudar a que, desde adentro, su inteligencia se despierte ante la verdad y su corazón a los valores”. También indicó que sólo se educa “si se llega al corazón”, ya que es éste el espacio “de las opciones más radicales que definen la vida”. Luego, se detuvo en tres aspectos: la educación de la inteligencia, en la que juega un papel preponderante la capacidad de “atraer” al conocimiento; la educación en valores, que se funda en “mostrar lo bueno” –y no sólo hablar de lo bueno-, y la educación en la libertad, dando herramientas que permitan al alumno elegir.

La doctora Scarinci de Delbosco abordó la relación entre familia y escuela, sobre la cual señaló que es vital el entramado familiar para el desarrollo de los jóvenes. También admitió que la escuela, muchas veces, suple las falencias afectivas de los niños: “Esto lo aceptamos, aunque canse. Sabemos que la gente necesita ser amada, y elegimos ser para un Tú para ellos: escucharlos, verlos, y que sientan que existen ante tu mirada”.

Al dirigirse a los jóvenes, Scarinci les dijo: “¿Quieren hacer algo por el país? Funden buenas familias. Sueñen y vivan un amor hermoso. No es fácil, pero no es imposible”. También insistió en la importancia de que los padres transmitan la fe a sus hijos. Y concluyó: “Hay muchísima gente sedienta de nuestras palabras. Transmitir la fe es lo que da vigor”.

El cierre de la mañana estuvo a cargo del presbítero Fernando Cervera y la licenciada María Inés Frank, quienes hablaron sobre “Educación, niñez y adolescencia en riesgo”. Tras las exposiciones, dialogaron con los alumnos del Ciclo Orientado de las escuelas de la provincia.


Cierre de la primera jornada

En la tarde del jueves, en tanto, se presentó en un panel plenario la “Historia de la Educación Católica en Entre Ríos”, con el propósito de destacar la riqueza de la labor que la Iglesia ha desarrollado en este territorio.

Estuvieron a cargo del panel los historiadores Hugo País, por parte de la arquidiócesis de Paraná, Heriberto Pezarini, de la diócesis de Concordia, y el presbítero Félix Viviani, por la diócesis de Gualeguaychú. Cada uno presentó una reseña detallada del servicio educativo brindado por la Iglesia a la comunidad entrerriana. Sus alocuciones se destacaron por la contextualización del relato en el devenir de la historia política y social de la Argentina.

Luego de las intervenciones, los congresistas tuvieron oportunidad para interiorizarse de la educación católica en su esfera histórica a través de preguntas a los panelistas. Docentes, padres y alumnos participaron atentos de este espacio propuesto por el congreso en su primera jornada de encuentro.

Más tarde, los más de 500 representantes reunidos compartieron la celebración eucarística que tuvo lugar en el Club Zaninetti. La ceremonia estuvo presidida por monseñor Jorge Lozano, obispo de la diócesis de Gualeguaychú y anfitrión del congreso docente, y concelebraron monseñor Juan Albero Puiggari, arzobispo de Paraná, y monseñor Luis Armando Collazuol, obispo de Concordia.

En su homilía, monseñor Lozano hizo hincapié en la evangelización, al recordar que la Iglesia “crece por atracción y no por presentismo”. Citó, además, las palabras del papa Francisco, quien dijo que el anuncio del Evangelio “no es una conquista, sino una seducción”. Estimó que las instituciones educativas “deben ser más testigo que maestros”. El obispo también había tenido la palabra el jueves por la mañana, cuando brindó el discurso de apertura del congreso.


Metodología de trabajo

Para el desarrollo del congreso, los 515 congresistas se distribuyeron en diversas partes de la ciudad, según los áreas temáticas de interés. Unas 17 conferencias buscaron abordar la “Pastoral de Secundaria”, “La pastoral en el ámbito universitario”, “La orientación vocacional en la Escuela”, el “Evangelizar educando”, “Una nueva mirada docente”, la “Identidad del capellán en la nueva evangelización”, “Una educación para la solidaridad, la responsabilidad social y el desarrollo” y “Algunos aspectos del pensamiento de Benedicto XVI en el campo de la educación”, entre otros.+


Declaración del Congreso Provincial de Educación Católica de Entre Ríos

Los obispos de la provincia de Entre Ríos emitieron una declaración al finalizar el Congreso Provincial de Educación Católica, que reunió a más de 500 representantes de las comunidades educativas de la arquidiócesis de Paraná y de las diócesis de Gualeguaychú y Concordia para reflexionar sobre la educación en los contextos culturales y sociales de la provincia.

Monseñor Juan Alberto Puiggari, arzobispo de Paraná; monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú, y monseñor Luis Armando Collazuol, obispo de Concordia, comenzaron la declaración recordando que el origen de las instituciones educativas católicas en la provincia "obedeció a diversas causas", entre las que notaron el deseo de los padres, el pedido de los obispos “buscando el desarrollo integral de la población” y las necesidades educativas en los lugares carenciados.

“En general, fue el trabajo de sacerdotes y religiosos que junto a las familias pusieron manos a la obra. En comunión, laicos y consagrados con esfuerzo, fe y caridad crearon instituciones educativas católicas con la esperanza de que la escuela fuera un lugar y tiempo de encuentro y evangelización”, señalaron.

Asimismo, los prelados renovaron el compromiso de “acompañar la educación integral de todos”, especialmente de los más necesitados, y se propusieron, como comunidad provincial, “fortalecer la identidad de las escuelas católicas evangelizadoras y promotoras del bien común en la sociedad”, educar “con sólida formación académica, fe madura y estilo paciente, alegre y cercano” y afianzar los lazos entre familia y escuela “para un claro acompañamiento en el desarrollo personal y social de los alumnos”.

También se comprometieron “con las situaciones de riesgo de la niñez, adolescencia y juventud, acompañando y curando dolencias a la manera de Jesús”. Además, indicaron como objetivo “favorecer que los estudiantes descubran la unidad de la Verdad, el Bien y la Belleza en las ciencias y las artes, y encuentren a Jesucristo como centro que da sentido a sus vidas”.

Los obispos, finalmente, agradecieron “la entrega cotidiana” de los educadores e imploraron que sean bendecidos por Dios y acompañados por la Virgen María.


Declaración del Congreso Provincial de Educación Católica

La Educación Católica en la Provincia de Entre Ríos ha dejado su huella profunda en la historia argentina y en la sociedad. En el marco del Bicentenario de la Patria del 2010 al 2016, hacemos memoria agradecida de tantas iniciativas eclesiales en bien de numerosas generaciones de niños, jóvenes y adultos.

El origen de nuestras instituciones educativas obedeció a diversas causas. En algunas oportunidades se debió al deseo de los padres que solicitaron la educación católica para sus hijos; otras reconocen su inicio en el pedido de obispos a congregaciones religiosas, buscando aportar al desarrollo integral de la población, en otros casos muchas escuelas parroquiales nacieron para atender las necesidades educativas en lugares que carecían de ellas, particularmente en zonas pobres. En general, fue el trabajo de sacerdotes y religiosos que junto a las familias pusieron manos a la obra. En comunión, laicos y consagrados con esfuerzo, fe y caridad crearon instituciones educativas católicas con la esperanza de que la escuela fuera un lugar y tiempo de encuentro y evangelización.

Este Congreso tuvo un largo camino de preparación en cada Institución de las tres Diócesis. Nos hemos reunido para celebrar y profundizar nuestra identidad: somos educadores discípulos, porque abrimos el corazón al Evangelio y asumimos el estilo de vida señalado por Jesucristo, el Divino Maestro; y somos educadores misioneros, porque movidos por la fuerza del Espíritu Santo compartimos con alegría la fe en el aula y la comunidad educativa. Renovamos el compromiso -como hemos hecho históricamente- de acompañar la educación integral de todos, especialmente de los más necesitados.

En tiempos del Bicentenario nos proponemos asumir los siguientes desafíos:

-Fortalecer nuestra identidad de Escuelas católicas evangelizadoras y promotoras del bien común en la sociedad.
-Ser Educadores con sólida formación académica, fe madura y estilo paciente, alegre y cercano para comunicar con gran entusiasmo los contenidos de la fe.
-Afianzar los lazos entre Familia y Escuela para un claro acompañamiento en el desarrollo personal y social de los alumnos.
-Comprometernos con las situaciones de riesgo de nuestra niñez, adolescencia y juventud acompañando, curando y sanando dolencias a la manera de Jesús.
-Favorecer que los estudiantes descubran la unidad de la Verdad, el Bien y la Belleza en las ciencias y las artes, y encuentren a Jesucristo como centro que da sentido a sus vidas.

Valoramos y agradecemos la entrega cotidiana de tantos educadores que han servido y sirven con generosidad al crecimiento integral de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, e imploramos sean bendecidos por nuestro buen Padre Dios. La Virgen María, Madre y Maestra, nos acompaña y sostiene en el servicio. Confiamos a Ella nuestras comunidades educativas.

Mons. Luis Armando Collazuol - Obispo de Concordia
Mons. Jorge Eduardo Lozano - Obispo de Gualeguaychú
Mons. Juan Alberto Puiggari - Arzobispo de Paraná.+

Nuestra Señora de Montserrat, Patrona de Cataluña

La montaña de Montserrat, en Cataluña, famosa entre las montañas por su rara configuración, ha sido desde tiempos remotos uno de los lugares escogidos por la Santísima Virgen para manifestar su maternal presencia entre los hombres. Bajo la advocación plurisecular de Santa María de Montserrat, la Madre de Dios y Madre de la Iglesia ha dispensado sus bendiciones sobre los devotos de todo el mundo que a Ella han acudido a través de los siglos. Pero su maternidad se ha dejado sentir más particularmente, desde los pequeños orígenes de la devoción y en todas las épocas de su desarrollo, sobre las tierras presididas por la montaña que levanta su extraordinaria mole en el mismo corazón geográfico de Cataluña.

Con razón, pues, la Iglesia, por boca de León XIII, ratificando una realidad afirmada por la historia de numerosas generaciones, proclamó a Nuestra Señora de Montserrat como Patrona de las diócesis catalanas, señalando. asimismo una especial solemnidad litúrgica para honrar a la Santísima Virgen y darle gracias por todos sus beneficios bajo esta su peculiar advocación.

Aunque la devoción a la Virgen Santísima en Montserrat sea, con toda verosimilitud, bastante más antigua, consta, por lo menos, históricamente que en el siglo IX existía en la montaña una ermita dedicada a Santa María. El padre de la patria Wifredo el Velloso la cede, junto con otras tres ermitas de Montserrat, al monasterio de Santa María de Ripoll. Será un gran prelado de este monasterio, figura señera de la Iglesia de su tiempo, el abad Oliva, quien siglo y medio después, estableciendo una pequeña comunidad monástica junto a la ermita de Santa María, dará a la devoción el impulso que la habrá de llevar a la gran expansión futura.

El culto a Santa María en Montserrat queda concretado bien pronto en una imagen. La misma que veneramos hoy. La leyenda dice que San Lucas la labró con los instrumentos del taller de San José, teniendo como modelo a la misma Madre de Jesús, y que San Pedro la trasladó a Barcelona. Escondida por los cristianos, ante la invasión de los moros, en una cueva de la montaña de Montserrat, fue milagrosamente hallada en los primeros tiempos de la Reconquista y también maravillosamente dio origen a la iglesia y monasterio que se erigieron para cobijarla. En realidad, Santa María de Montserrat es una hermosa talla románica del siglo XII. Dorada y policromada, se presenta sentada sobre un pequeño trono en actitud hierática de realeza, teniendo al Niño sobre sus rodillas, protegido por su mano izquierda, mientras en la derecha sostiene una esfera. El Niño levanta la diestra en acto de bendecir y en su izquierda sostiene una piña. Rostro y manos de las dos figuras ofrecen la particularidad de su color negro, debido en buena parte, según opinión de los historiadores, al humo de las velas y lámparas ofrecidas por los devotos en el transcurso de varios siglos. Así es como la Virgen de Montserrat se cuenta entre las más señaladas Vírgenes negras y recibe de los devotos el apelativo cariñoso de Moreneta.

Presidida por esta imagen, la devoción a Santa María de Montserrat se extendió rápidamente por las tierras de Cataluña y, llevada por la fama de los milagros que se obraban en la montaña, alcanzó bien pronto a otros puntos de la Península y se divulgó por el centro de Europa. Las conquistas de la corona catalano-aragonesa la difunden hacia Oriente, estableciéndola sobre todo firmemente en Italia, en donde pasan de ciento cincuenta las iglesias y capillas que se dedicaron a la Virgen negra. Más tarde el descubrimiento de América y el apogeo del imperio hispánico la extienden y consolidan en el mundo entonces conocido. No sólo se dedican a Nuestra Señora de Montserrat las primeras iglesias del Nuevo Mundo, no sólo se multiplican allí los templos, altares, monasterios e incluso poblaciones a Ella dedicados, sino que la advocación mariana de la montaña sigue también los grandes caminos de Europa y llega, por ejemplo, hasta presidir la capilla palatina de la corte vienesa del emperador. Si para España, en los momentos de su plenitud histórica, la Virgen morena de Montserrat es la Virgen imperial que preside sus empresas y centra sus fervores marianos, la misma advocación de Santa María de Montserrat. se presenta en la historia de la piedad mariana como la primera advocación de origen geográfico que alcanza, con las proporciones de la época, un renombre universal.

Es interminable la sucesión de personalidades señaladas por la devoción a Santa María de Montserrat. Los santos la visitan en su santuario: San Juan de Mata, San Pedro Nolasco, San Raimundo de Peñafort, San Vicente Ferrer, San Luis Gonzaga, San Francisco de Borja, San José de Calasanz, San Benito Labre, el Beato Diego de Cádiz, San Antonio María Claret, y sobre todo San Ignacio de Loyola, convertido en capitán del espíritu a los pies de la Virgen negra. Los monarcas y los poderosos suben también a honrarla en su montaña: después del paso de todos los reyes de la corona catalano-aragonesa, con sus dignatarios y con sus casas nobles, el emperador Carlos V visita Montserrat no menos de nueve veces y Felipe II, igualmente devoto de Santa María, se complace en la conversación con sus monjes y sus ermitaños. Es conocida la muerte de ambos monarcas sosteniendo en su mano vacilante la vela bendecida de Nuestra Señora de Montserrat. Los papas se sienten atraídos por la fama de los milagros y el fervor de las multitudes y colman de privilegios al santuario y a su Cofradía. Esa agrupación devota, instituida ya en el siglo XIII para prolongar con sus vínculos espirituales la permanencia de los fieles en Montserrat, constituye uno de los principales medios para la difusión del culto a la Virgen negra de la montaña, hasta llegar a la recobrada pujanza de nuestros días. Las más diversas poblaciones tienen actualmente sus iglesias, capillas o altares dedicados a Nuestra Señora de Montserrat, desde Roma a Manila o Tokio, por ejemplo, pasando al azar por París, Lourdes, Buenos Aires, Jerusalén, Bombay, Nueva York, Florencia, Tánger, Praga, Montevideo o Viena. Los poetas y literatos de todos los tiempos forman también en la sucesión de devotos de Santa María de Montserrat: Alfonso el Sabio la dedica varias cantigas, el canciller de Ayala, Cervantes, Lope de Vega, Goethe, Schiller, Mistral, con los escritores catalanes en su totalidad, cantan las glorias de la Moreneta, de su santuario, de su montaña. Familias distinguidas y humildes devotos se honran en ofrecer sus donativos a la Virgen, para sostener la tradicional magnificencia de su culto, atendido desde los orígenes por los monjes benedictinos, y para cooperar al crecimiento y esplendor de la devoción. Es ésta una bella constante de la historia de Montserrat, desde las antiguas donaciones consignadas en los documentos más primitivos, pasando por el trono de catorce arrobas de plata ofrendado por la familia de los Cardona y el retablo policromado del altar mayor que costeó la munificencia de Felipe II, hasta el trono y la campana mayor de nuestros días, sufragados por fervorosa suscripción popular. También las familias devotas de todas las épocas han tenido un verdadero honor en que sus hijos consagraran los años de la niñez al servicio de Santa María, encuadrados en la famosa Escolanía o agrupación de niños cantores consagrados al culto, importante asimismo por la escuela tradicional de canto y composición que forman sus maestros, existente ya con seguridad en el siglo XIII y probablemente tan antigua como el santuario. Con sus actuaciones musicales, siempre tan admiradas, en la liturgia de Montserrat esos niños constituyen una de las notas más típicas e inseparables de la devoción a la Virgen negra, a cuya imagen aparecen íntimamente unidos en la realidad de su propia vida como en el sencillo simbolismo de las antiguas estampas y las modernas pinturas de Nuestra Señora de Montserrat.

A lo largo de más de mil años de historia, en el despliegue de un conjunto tan singular como el que forma la montaña con la ermita inicial, con el santuario y con el monasterio, la Santísima Virgen, en su advocación de Montserrat, ha recibido el culto de las generaciones y ha dispensado sus gracias, sensibles o tal vez ocultas, a quienes la han invocado con fervor. Hoy como nunca suben numerosas multitudes a Montserrat. Peregrinos en su mayoría, pero también no pocos movidos por respetuosa curiosidad. El lugar exige un viaje ex profeso, pero las estadísticas hablan de cifras que cada vez se acercan más al millón anual y que en un solo día pueden redondear fácilmente los diez o doce mil, con un porcentaje siempre acentuado de visitantes extranjeros. En Montserrat encuentran una montaña sorprendente, maravillosa por su configuración peculiar. Encuentran un santuario que les ofrece ciertos tesoros artísticos y humildes valores de espiritualidad humana y sobrenatural. Encuentran la magnificencia del culto litúrgico de la Iglesia, servido por una comunidad de más de ciento cincuenta monjes que consagran su vida a la búsqueda de Dios, a la asistencia de los mismos fieles, a la labor científica y cultural, a los trabajos artísticos. Hijos de San Benito, esos monjes oran, trabajan y se santifican santificando, esforzándose por corresponder a las justas exigencias del pueblo fiel, que confía en su intercesión y busca en ellos una orientación para la vida espiritual y también humana. Por su unión íntima con el monasterio, en fin, el santuario aparece caracterizado como el santuario del culto solemne, del canto de los monjes y especialmente de los niños; pero sobre todo como el santuario de la participación viva de los fieles en la liturgia, o, resumiendo la idea con frase expresiva, como el santuario del misal.

Todo esto encuentra el peregrino en Montserrat. Pero por encima de todas esas manifestaciones, y en el fondo de todas ellas, encuentra a la Santísima Virgen, la cual, como en tantos otros lugares de la tierra, aunque siempre con un matiz particular y distinto, ha querido hacerse presente en Montserrat.

En 1881 fue coronada canónicamente la imagen de Nuestra Señora de Montserrat. Era la primera en España que recibía esta distinción. El mismo León XIII la señalaba como Patrona de las diócesis catalanas y concedía a su culto una especial solemnidad con misa y oficio propios. Hasta entonces la fiesta principal del santuario había sido la de la Natividad de Nuestra Señora, el 8 de septiembre. En realidad, esta solemne fiesta no debía perder su tradicional significación. Todavía hoy conserva su carácter como de fiesta mayor, popular, del santuario. Pero una nueva festividad, con característica de patronal, venía a honrar expresamente a la Santísima Virgen en su advocación de Montserrat. Es la fiesta que no puede dejar de celebrar hoy todo buen devoto de la Virgen negra. Situada al principio como fiesta variable en el mes de abril, después de una breve fluctuación quedó fijada para el día 27. El misterio que la preside es el de la Visitación. En verdad, la Santísima Virgen visita en la montaña a los que acuden a venerarla y, como pide la oración de la solemnidad, les dispone para llegar a la Montaña que es Jesucristo.

escrito por AURELIO Mª. ESCARRE, O. S B.
(fuente: www.mercaba.org)

Oración a Nuestra Señora de Montserrat

Oh Madre Santa, Corazón de amor, Corazón de misericordia, que siempre nos escucha y consuela, atiende a nuestras súplicas.

Como hijos tuyos, imploramos tu intercesión ante tu Hijo Jesús. Recibe con comprensión y compasión las peticiones que hoy te presentamos, especialmente [se hace la petición]. ¡Qué consuelo saber que tu Corazón está siempre abierto para quienes recurren a ti! Confiamos a tu tierno cuidado e intercesión a nuestros seres queridos y a todos los que se sienten enfermos, solos o heridos.

Ayúdanos, Santa Madre, a llevar nuestras cargas en esta vida hasta que lleguemos a participar de la gloria eterna y la paz con Dios.

Amén.

Nuestra Señora de Montserrat, ruega por nosotros.

(fuente: www.corazones.org)

viernes, 26 de abril de 2013

Francisco: "La vida no se tiene para guardarla para uno mismo, se tiene para entregarla"

AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro Miércoles 24 de abril de 2013

Queridos hermanos y hermanas:

Deseo reflexionar sobre tres textos del Evangelio que ayudan a entrar en el misterio de una de las verdades que se profesan en el Credo: que Jesús «de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos». En la parábola de las diez vírgenes, el Esposo que las jóvenes esperan con las lámparas de aceite es el Señor. El tiempo de la espera, es el tiempo que otorga Él antes de su venida final. En la parábola de los talentos, se recuerda que Dios ha concedido unos dones, que se han de emplear y multiplicar, pues a su regreso preguntará cómo se han utilizado. Queridos jóvenes, ¿han pensado en los talentos que Dios les ha dado? ¿Han pensado cómo ponerlos al servicio de los demás? ¡No entierren estos talentos! La vida no se tiene para guardarla para uno mismo, se tiene para entregarla. En la parábola del juicio final, se describe la segunda venida del Señor y se advierte que seremos juzgados en la caridad, según lo que hemos amado a los demás, especialmente a los más necesitados. No se conoce ni el día ni la hora del regreso de Cristo; lo que se pide es estar preparados para el encuentro, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva la fe con la oración y con los sacramentos; se trata de ser vigilantes para no dormirnos: no queremos cristianos dormidos; ser vigilantes, para no olvidarnos de Dios.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo de la Arquidiócesis de Córdoba, Argentina, así como a los provenientes de España, Colombia, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a vivir este tiempo presente que Dios nos ofrece con misericordia y paciencia, para que aprendamos cada día a reconocerlo en los pobres. Muchas gracias.

© Copyright 2013 - Libreria Editrice Vaticana 
(fuente: www.vatican.va)

"No existe la magia buena", dice el exorcista oficial de la diócesis de Cartagena-Murcia

El padre Salvador Hernández Ramón es el exorcista oficial de la diócesis de Cartagena-Murcia: cuatro obispos consecutivos han confiado en él para esa función. Ha decidido hablar de su lucha contra demonios, maleficios y oscuridades en el reciente libro del periodista José María Zavala «Así se vence al demonio» (LibrosLibres). Lo hace por la misma razón que su maestro, el exorcista oficial de la diócesis de Roma, el padre Gabriel Amorth, que en 1990 publicó su libro «Habla un exorcista»: para evangelizar, ayudar a la gente oprimida por el Maligno, prevenir contra las prácticas de riesgo (brujería, «new age», adivinación, amuletos...) y animar a una vida de sacramentos y cercanía con Dios.

- ¿Cómo ha llegado usted a servir a la Iglesia como exorcista?
- Hace 27 años que trabajo en pastoral de prisiones y visito cárceles. Desde el principio me encontré allí con chicos que habían jugado con espiritismo, ouijas o habían realizado pactos satánicos. Me decían que no podían cambiar, que todo les iba mal porque pertenecían al demonio, que estaban enganchados, etc...

- ¿Enganchados como drogadictos?

- Llevo años trabajando con drogadictos. Fundé una asociacion para que se desenganchen. Muchos no admiten su problema: te dicen "bah, sólo soy porrero [fumador de hachís] de fin de semana", o "no estoy enganchado, yo controlo". Pero no controlan, ni el que se dedica a la droga ni el que se dedica a la magia.

- ¿Hay magia blanca? ¿Hay magia sin intervención demoníaca?
- No existe la magia buena, no hay magia blanca; todo es magia negra. Toda la magia consiste en que actúen demonios. Cuando actúan hechizos o maleficios, siempre hay detrás un brujo. Un brujo es una persona que busca poder y está dispuesta a hacer daño. Pacta con un demonio, pero el demonio siempre acaba dominando al brujo. Algunos magos, cuando ven que ´ya no controlan´ y que se acerca su destrucción, acuden a mí, me piden ayuda. Para liberarles son necesarios muchos años de exorcismo y un cambio de vida, una vida cristiana fuerte.

- ¿Cuánta Nueva Era es realmente diabólica, con presencia demoníaca?
- Muchas ofertas de la Nueva Era, como el reiki, consisten en que alguien te impone las manos. ¿Qué garantías tienen de esa persona? Puede ser un brujo camuflado. He tratado muchos que vienen del reiki, de recibir esa imposición de manos, de abrirse a guías, a entes, ¡es como el espiritismo, es abrir una puerta a los espíritus malignos! También puede darse en pseudo-meditaciones trascendentales. La Conferencia Episcopal de EEUU ya explicó que el Reiki y otras técnicas de Nueva Era no son eficaces segun comundidad cientifica, no tienen rigor... Pertenecen al mundo de la supersticion. Pero yo he visto varios casos de demonios introducidos por reiki o por invocaciones.

- En el libro "Así se vence al demonio" no se mencionan fenómenos de liberación de lo maligno ligados a la Renovacion Carismática Católica, como la oración de liberación o la oración en lenguas (en griego, glosolalia). El padre Rufus Pereira, de la Asociación Internacional de Exorcistas, cuenta que su primer caso lo solucionó orando en lenguas al estilo carismático, no con un exorcismo... ¿qué validez le otorga a esto?
- No niego que haya dones y carismas que ayuden a la liberación. Eso depende sólo del Espíritu Santo. Pero creo que el ritual de nuestra madre, la Iglesia, da mayor eficacia a la liberación a corto, medio y largo plazo.

- ¿Y qué validez tiene una oración de liberación o una orden a un demonio, para que se vaya, por parte de un cristiano protestante o un pastor evangélico, etc...? Conozco exorcistas que lo valoran y otros que no.
- "Si tienes fe como un granito de mostaza"... La fe en Cristo, Dios y Hombre, invocarle a Él y su salvación, es eficaz, aunque seas protestante. Pero la eficacia de la Iglesia y de su ritual es mayor. Además, los sacramentos, la comunión, la confesión, obran por su propia gracia y son poderosos.

- ¿Y si una persona oprimida por el demonio le dice: "bueno, padre, ya no le necesito más, yo ya rezo por mi cuenta y voy a misa de vez en cuando, no necesito sus exorcismos"?
 - A medias tintas, no hay eficacia. Una profesora de Nueva Era que acudía a mí para los exorcismos no quería asumir una vida cristiana plena. Le dije: "teléfono rojo con Dios no lo tiene nadie". Hay que pasar por los sacramentos, la oración... Lo otro es Nueva Era y engaño. Cuando uno es liberado y baja la guardia se expone a que vuelva el demonio. No funciona eso de ser inconstante, o llevarse agua y sal exorcizada y "ya me arreglo yo". No, hace falta conversión y sacramentos. Hay gente liberada del maligno que recayó luego por ir a macrobotellones o sitios de desenfreno, por romper su vida de fe.

- ¿Tiene sentido que un exorcista interrogue a un demonio? Me refiero a cuando lo tiene "atado", muy debilitado...
- San Juan al demonio le llama padre de la mentira. De veinte cosas que te diga, la mayoría son falsas. Cuando está ya muy debilitado y agotado quizá te anuncie el día en que saldrá finalmente, y luego puede que sea cierto. Pero por lo general yo no les creo nunca. Jesús no parlamentaba con ellos, los expulsaba. Es inútil tratar de sacarle información a un demonio sobre temas dogmáticos, exégesis, etc... Una pérdida de tiempo. Todos ellos buscan dirigir a la persona a su destrucción.

- ¿Qué síntomas indican una presencia demoníaca en una persona?
- Todos tienen aversión contra lo sagrado, cruces, imágenes santas, Biblia... Luego hay otros signos, distintos según la persona: fuerza descomunal, dilatacion de pupilas, cosas antinaturales, hablar lenguas desconocidas, etc...

- ¿Qué es lo que lleva a sufrir esta presencia diabólica?
- Hoy hay menos "defensas" porque hay más increencia y hedonismo y se da la espalda a Dios. Volvemos a una época pre-cristiana, como en el Imperio Romano. Ese vacío lo ocupan falsos sucedáneos: la Nueva Era, las sectas, el satanismo...

- Hay quien alarga la lista y añade de todo: el alcohol, la droga, el rock...
- El desenfreno es malo siempre. El rock que puede llevar a lo demoníaco es el satánico. No todo el rock es malo. Yo de chaval estuve en un grupo de rock "bueno", con 14 años. Nos llamábamos "The Buitres", jaja. Y luego en otro que se llamaba "The Surfing". Y voy a decir algo que poca gente sabe: resulta que Benedicto XVI es un gran experto en rock satanista. Parece mentira, pero es algo que él ha estudiado.

- ¿Y cómo se combate la acción maligna, diabólica?
- Todo eso se combate con oración, sacramentos, una buena confesión (los pecados mayores primero), rezando el Rosario, meditando la Palabra de Dios, con la devoción al Arcángel San Miguel... La invocación a San Pío de Pietrelcina y Juan Pablo II molesta mucho a los demonios, porque son dos grandes santos...Veo también que hoy en las casas cristianas faltan imágenes cristianas. Y que es importante bautizar a los niños cuanto antes... ¡Alguna enfermera o doctor, quizá de una secta satanista, podría hacerles un maleficio antes de su bautizo! En un caso que cuento en el libro el demonio nos dijo: "yo llegué antes", es decir, consagraron al demonio a ese niño antes de que le bautizaran.

- Este tema de los brujos es complejo... ¿Cómo averiguar quién hace maleficios, cómo demostrarlo? África tiene un problema con miles de personas estigmatizadas como supuestos brujos, cuando se trata sólo de niños o ancianos, cabezas de turco... Pero en República Centroafricana, por ejemplo, se mantiene un "crimen por causar daño mediante brujería", heredado del Código de la época colonial francesa...
- Por supuesto que hay una pléyade de charlatanes de feria, buscones y aprovechados, que no tienen base satánica real y son falsos magos, estafadores que sacan el dinero a los ignorantes. Pero si se comprueba realmente que alguien es un sacerdote satánico, con eficacia real y repetida para causar el mal, con pruebas y testigos ¿no debería haber alguna penalización para alguien así? Está por legislar. Nosotros, los exorcistas, oramos desde la misericordia y pedimos la conversión de todos.

- ¿Cómo se forma un exorcista del s.XXI?
- La enseñanza teórica que dan en los cursos del Regina Apostolurum, en Roma, están bien: leyes, temas de sectas, psicología... Van a ellos exorcistas y gente que trabaja en temas relacionados con sectas o satanismo. Yo estuve en uno. Pero además, como dicen en el "talego", "me busqué" la vida. Hice amistad con el padre Gabriel Amorth, el exorcista de la diócesis de Roma. Había leído su libro en Planeta Testimonio. Él aprendió de su maestro, el padre pasionista Candido Amantini. Y estuve con él un año, aprendiendo en Roma. Mis cuatro obispos vieron la necesidad de especialización; de ahí mi experiencia con Amorth. Es bueno especializarse, tener la teoría y acumular casos.

- ¿Y qué aprendió?
- Bueno, los dos hemos visto que el ritual antiguo, el de 1614, sintetizado por Pablo V, es más eficaz que la nueva revisión, la moderna. Los liturgistas que la hicieron no consultaron a los exorcistas: tiene salmos más bonitos, pero es descafeinado, suave. Yo usaba antes el ritual moderno, de los años 90, pero hoy veo más eficaz el de 1614.

- ¿Tiene que ver con el latín?
- No sé si tiene algo que ver el latín. Lo que está claro es que tiene más "mandatos", más órdenes de expulsión, es más contundente.

- ¿Cuántos exorcistas hay en España?
- Una estadística en el libro dice que hay 18 diócesis con exorcista oficial; es una tercera parte de las del país. Los que trabajamos en este campo nos consultamos unos a otros, compartimos experiencias, etc... El padre Lorenzo Alzina, de Mallorca, que lleva en esto desde 1976, me consulta casos, me envía algunos... También hablamos con el padre Juan José Gallego, de Barcelona; el padre Enrique, aquí en Madrid... "Tengo tal caso, ¿como lo trabajas tú?" Por ejemplo, casos que se quedan atrancados. Pero el ritual necesita frecuencia, hay gente que le cuesta viajar cada semana a otra región para recibir los exorcismos. Debería haber más sacerdotes dedicados a este ministerio.

- ¿Cómo evita el exorcista caer en el divismo? En varios países hay casos de exorcistas, igual que en otros servicios que llaman la atención de la gente, llevados por la fama hacia la desobediencia, ¿cómo se prevé esto?
- Nuestra referencia siempre ha de ser Cristo y su humildad. La humildad es el antídoto contra todos los engaños del demonio. "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón", dice el Señor. Además, los exorcistas no liberamos a nadie, no tenemos mérito: el que libera es el Señor.

- En el libro cuenta usted muchos casos y además, y es más asombroso aún, hablan personas que han sufrido en carne propia o en su familia casos muy asombrosos... ¿No le da miedo la notoriedad?
- No quiero autobombo. Cuando acabe la promoción del libro, a la que me comprometí, me vuelvo a lo mío, mi parroquia, mis casos, mis presos. Sólo lo hago porque Juan Pablo II pidió que los exorcistas estuviésemos también en los areópagos modernos. "No flowers for me", si se me permite el inglés macarrónico. Se trata sólo de ayudar a la gente. Después de ver las orejas al demonio, nunca mejor dicho, muchos pasan de la increencia o el ateismo práctico, de una vida de comodidades, a una vida de oración, fe y dos o tres rosarios al día...

(fuente: www.mercaba.org)
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