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martes, 31 de mayo de 2016

Acerca de la FEDERACÓN DE MONJAS MÍNIMAS

La Federación de Monjas Mínimas que ha llegado a su 50 aniversario, fue fruto de una pronta respuesta a los deseos del Papa Pío XII expresados en la Exhortación Apostólica “Sponsa Christi”. A través de esta Exhortación el Papa invita a las comunidades de vida contemplativa a la abertura de ayuda recíproca y de intercomunión, impulsando a crear federaciones.

Las Monjas Mínimas, que ya en años precedentes tenían experiencia de ayuda entre los monasterios, acogieron con prontitud la llamada del Papa y enseguida se comenzaron los trámites para llevar a cabo la federación de todas las comunidades que en aquél momento constituían la Orden de las Mínimas en España.

El 1 de mayo 1956 se tuvo la primera reunión de todas las Correctoras con una delegada de cada Comunidad en el monasterio de las Mínimas de Barcelona y se procedió a la elaboración de los Estatutos.

Y el 6 de septiembre del mismo año 1956 concede la Congregación, a las hijas del San Francisco de Paula, la erección canónica de la FEDERACIÓN DE LAS MONJAS MÍNIMAS DE ESPAÑA, siendo la primera de las federaciones. Más tarde también se agregaron los monasterios de Italia.

Su fin es favorecer la colaboración fraterna entre los monasterio según el carisma y espiritualidad de la Orden. Se encarga de proteger y promover cuanto favorece la vida contemplativa propia de las Monjas Mínimas en fidelidad a su carisma, respetando las diversas costumbres y legítimas diferencias de cada monasterio. Entre las ayudas más comunes está la cesión temporal de monjas, la colaboración en cuanto a la formación inicial y permanente, el intercambio de medios formativos o económicos y el diálogo en el caminar en nuestro estilo de vida Mínimo.

Hoy la Federación continúa su cometido ofreciendo la ayuda posible. Y esta hoja quiere también ser una expresión de la colaboración entres los distintos monasterios.

El carisma propio de las monjas Mínimas se caracteriza:

*ascesis cuaresmal para una constante conversión con frutos dignos de penitencia en unión con Cristo crucificado, como servicio eclesial;
* humildad, por su identidad nominal, y silencio evangélico como medio «para que a todas se les dé mayor ocasión de la pura y asidua oración», como contemplativas dentro de la Iglesia;
* caridad a Dios y a todos los hombres expresada en la total consagración a Dios y vivida en la unión fraterna de la comunidad, como irradiación del lema Charitas;
* sencillez y alegría, como frutos del carisma.


Carisma de Familia: La «Vida Cuaresmal»

Como los hermanos de una misma familia, los miembros de un instituto religioso tienen en común un mismo “carisma”, o sea un don particular del Espíritu Santo, que ha recibido el primero el Fundador y que, a través de él, se transmite a los miembros de la familia religiosa, aun permaneciendo claro que cada uno lo recibe directamente del Espíritu. El carisma de la «vida cuaresmal», constituye el núcleo espiritual que nos da a todos nosotros, mínimos y mínimas, un “aire” común, identificándonos como tales en la Iglesia. En la experiencia personal cada uno lo experimenta no sólo como don gratuito, sino también como exigencia de vida, siempre en orden a un servicio carismático especializado que desempeñar para utilidad de la misma Iglesia y bien de toda la humanidad.

La «vida cuaresmal» es, ante todo, don gratuito del Espíritu que acompaña nuestra vocación Mínima. Todas nosotras somos plenamente conscientes de esta gratuidad, porque no se trata de algo que nosotras hemos elegido, o de un compromiso tomado en base a ciertas razones. Es un don maravilloso que nosotras mismas no sabemos cómo nos lo hemos encontrado entre las manos.

¿Cómo se manifiesta?

Inicialmente, en una penetrante intuición que nos hace intuir con seguridad la necesidad de la penitencia y las ventajas que trae, no solamente a nivel propiamente espiritual, sino también de madurez humana.

Después, en desearla. Y también aquí nos encontramos con la gratuidad propia de los carismas, porque, ciertamente, el deseo de la penitencia no puede proceder de la mentalidad común, y mucho menos se manifiesta como conclusión de un razonamiento lógico, aunque apoyado en motivos de fe. Surge como un impulso interior desconcertante, señalado por una dulzura indefinible, que al principio ni siquiera quien lo experimenta logra interpretar y que solamente el Espíritu puede sembrar en lo profundo del corazón del hombre.

Por último, la gratuidad del don conlleva el hecho de que al «comprender» y al «desear» se acompaña también el «poder», o sea la capacidad personal suficiente para realizarlo. De aquí proviene un auténtico goce de la misericordia y del amor de Dios, que se ha dignado descubrir a los pequeños los secretos escondidos a los sabios de este mundo, y que ha los ha impulsado al camino de la felicidad y de la vida.

Resulta obvio que el don de la «vida cuaresmal» se transforma en exigencia de vida, porque, indudablemente, recibido y aceptado el don, sigue en nosotros la responsabilidad de hacerlo fructificar. O sea, prácticamente, es necesario realizar esta posibilidad de «ver, desear, poder»; realización que a menudo significa esfuerzo, porque la gratuidad del don de Dios, lo sabemos, no nos evita ni el esfuerzo ni el cansancio, sino que nos da la posibilidad de realizarlo y nos da la fuerza y el valor necesarios para superar toda dificultad. La «vida cuaresmal» se convierte finalmente, en servicio, porque en el misterio de la comunión de la Iglesia nos permite poner a disposición de los hermanos una reserva fecunda de dinamismo pascual, con todo cuanto esto comporta de cambio de vida, de lucha contra el mal, de gestación del hombre nuevo, de tensión cristocéntrica, de energía espiritual.

Para nosotras, Mínimas, el desarrollarse y el fructificar de este don del Espíritu, se realiza, además, en un contexto bien determinado, como es la clausura papal, que presta al carisma sus propias características, y, si por una parte la clausura ofrece a la «vida cuaresmal» un suelo fértil donde ahondar sus raíces, por otra es la vida claustral misma la que se enriquece con los «frutos dignos de penitencia» que produce la vida cuaresmal.

Clausura y vida cuaresmal, se diferencian, pues, claramente como dos dones de gracia distintos, dos «carismas», cada uno de los cuales aporta a la consagración de la Mínima y a la vida de la Iglesia sus riquezas específicas. Pero se entrelazan armónicamente entre ellas hasta fundirse en la unidad de una única identidad vocacional, la de la contemplativa Mínima, y en la intimidad de la personal experiencia espiritual vivida por cada una de nosotras.

De hecho, en la perspectiva personal de la Mínima, o sea en la conciencia que cada una tiene de la amplitud y de la profundidad de la llamada recibida de Dios, la «vida cuaresmal» estaría incompleta sin la clausura; así como también la clausura resultaría empobrecida si debiera prescindir de la «vida cuaresmal». En otras palabras, podemos decir que en la experiencia subjetiva de la vocación, la llamada interior al amor de Dios es tan fuerte y tan apremiante como para hacernos comprender que la única respuesta adecuada es la oblación total. Oblación que la Mínima expresa y realiza viviendo cotidianamente el “doble” don recibido: el don de la vida cuaresmal en clausura, o de la vida claustral programada según la «forma» de la vida cuaresmal.

«Vida Cuaresmal» significa en concreto:

Ante todo, la llamada interior a dejar las vanidades del mundo para salir al encuentro del Reino de Dios “que está cerca” (cf. Mc. 1,15), mediante una actitud sinceramente penitencial, en profunda conversión a la verdad del Evangelio.

Pero el Evangelio de Jesús, es anuncio del Dios-Amor, y su mandamiento es el mandamiento del amor. De ahí se sigue, pues, que la conversión al Evangelio consiste, sustancialmente, en la conversión al amor que Cristo nos ha dado, y la «vida cuaresmal» se propone como fin el de hacer posible que el primer movimiento de caridad, que ha dado comienzo a la conversión, se intensifique, desarrolle y purifique, hasta transformarse en caridad perfecta.

Sobre estas coordenadas, el carisma de la vida cuaresmal comporta evidentemente una connotación de radicalidad: si el deseo de la caridad impulsa a transformar la vida en perpetua cuaresma, esto nos dice que en la escuela de Francisco de Paula, no nos contentamos con “convertirse al amor”, sino que se trata de darse al Amor por entero, para no vivir en adelante si no es del Amor y por el Amor, porque «Dios es Amor».

«Vida cuaresmal» comporta lógicamente una forma concreta de vida, bien determinada, que se define, como su nombre indica, por la asimilación del estilo “cuaresmal” de la Iglesia, con una referencia totalmente particular a los Padres del desierto, en cuya tradición espiritual se insertan tanto el Fundador como la Orden, mirando hacia ellos como a modelos de radicalidad en el seguimiento de Cristo y como a maestros experimentados de vida espiritual.

Característica de la vida cuaresmal es también la ascesis física, especialmente bajo las formas de la abstinencia y del ayuno: formas que contribuyen a subrayar el estilo cuaresmal del conjunto de la vida, y que juegan un papel fundamental para su eficacia liberadora en orden a la transformación del hombre, y para ser una expresión bien concreta de la caridad en la participación de la redención de Cristo.

Todo esto, sostenido, integrado y armonizado, por la oración “pura y asidua”, que para nosotras Mínimas constituye un elemento primario de nuestra “Cuaresma”, además que meta próxima hacia la que se orienta nuestro camino penitencial. La oración “pura y asidua” es, en efecto, el momento fuerte en el que confluyen las dos dimensiones esenciales de la caridad: el Amor a Dios, vivido mediante la donación personal en la contemplación, y el amor a los hermanos, manifestado en la intercesión orante acompañada por la oblación de la propia existencia.

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miércoles, 25 de mayo de 2016

Catequesis del Papa: “La oración, transforma el deseo y lo modela según la voluntad de Dios”

(RV).- “¡La oración no es una varita mágica! Ésta nos ayuda a conservar la fe en Dios y a confiar en Él incluso cuando no comprendemos su voluntad”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del último miércoles de mayo, donde meditó sobre la oración como fuente de misericordia.

Continuando su ciclo de catequesis sobre la misericordia en la Sagrada Escritura, el Obispo de Roma recordó “que es necesario orar siempre sin desanimarse”; por lo tanto, no se trata de orar algunas veces, solo cuando tengo ganas. No, dice el Papa, Jesús nos enseña que se necesita «orar siempre sin desanimarse».

Comentando la parábola de la “viuda y el juez injusto”, el Santo Padre preciso que este hombre, “era un juez perverso, sin escrúpulos, que no tenía en cuenta a la Ley pero hacia lo que quería”. A él se dirige una viuda para obtener justicia. Las viudas, puntualizó el Pontífice, junto a los huérfanos y a los extranjeros, eran las categorías más débiles de la sociedad. Sus derechos tutelados por la Ley podían ser pisoteados con facilidad porque, siendo personas solas e indefensas, difícilmente podían hacerse valer. “Ante la indiferencia del juez, la viuda recurre a su única arma: continuar insistentemente a fastidiarlo presentándole su pedido de justicia. Y justamente con esta perseverancia alcanza su objetivo”.

De esta parábola, afirma el Sucesor de Pedro, Jesús saca una doble conclusión: si la viuda ha logrado convencer al juez injusto con sus pedidos insistentes, cuanto más Dios, que es Padre bueno y justo, «hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche»; y además no «les hará esperar por mucho tiempo», sino actuará «rápidamente».

Por esto, recuerda el Papa, Jesús exhorta a orar “sin desfallecer”. Todos sentimos momentos de cansancio y de desánimo, sobre todo cuando nuestra oración parece ineficaz. Pero Jesús nos asegura: a diferencia del juez injusto, que Dios escucha rápidamente a sus hijos, aunque si esto no significa que lo haga en los tiempos y en los modos que nosotros quisiéramos. ¡La oración no es una varita mágica! Ésta nos ayuda a conservar la fe en Dios y a confiar en Él incluso cuando no comprendemos su voluntad.

Antes de concluir su catequesis, el Papa Francisco alentó a no desistir en la oración aunque no sea correspondida. ¡Es la oración que conserva la fe, sin ella la fe vacila! Pidamos al Señor, dijo el Papa, una fe que se haga oración incesante, perseverante, como aquella de la viuda de la parábola, una fe que se nutre del deseo de su llegada. Y en la oración experimentamos la compasión de Dios, que como un Padre va al encuentro de sus hijos lleno de amor misericordioso.


TEXTO COMPLETO

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La parábola evangélica que apenas hemos escuchado (Cfr. Lc 18, 1-8) contiene una enseñanza importante: «que es necesario orar siempre sin desanimarse» (v. 1). Por lo tanto, no se trata de orar algunas veces, cuando tengo ganas. No, Jesús dice que se necesita «orar siempre sin desanimarse». Y pone el ejemplo de la viuda y el juez.

El juez es un personaje poderoso, llamado a emitir sentencias basándose en la Ley de Moisés. Por esto la tradición bíblica exhortaba que los jueces sean personas timoratas de Dios, dignas de fe, imparciales e incorruptibles (Cfr. Ex 18,21). Nos hará bien escuchar esto también hoy, ¡eh! Al contrario, este juez «no temía a Dios ni le importaban los hombres» (V. 2). Era un juez perverso, sin escrúpulos, que no tenía en cuenta a la Ley pero hacia lo que quería, según sus intereses. A él se dirige una viuda para obtener justicia. Las viudas, junto a los huérfanos y a los extranjeros, eran las categorías más débiles de la sociedad. Sus derechos tutelados por la Ley podían ser pisoteados con facilidad porque, siendo personas solas e indefensas, difícilmente podían hacerse valer: una pobre viuda, ahí, sola, nadie la defiende, podían ignorarla, incluso no hacerle justicia; así también el huérfano, así el extranjero, el migrante. ¡Lo mismo! En aquel tiempo era muy fuerte esto. Ante la indiferencia del juez, la viuda recurre a su única arma: continuar insistentemente en fastidiarlo presentándole su pedido de justicia. Y justamente con esta perseverancia alcanza su objetivo. El juez, de hecho, en cierto momento la compensa, no porque es movido por la misericordia, ni porque la conciencia se lo impone; simplemente admite: «Pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme» (v. 5).

De esta parábola Jesús saca una doble conclusión: si la viuda ha logrado convencer al juez deshonesto con sus pedidos insistentes, cuanto más Dios, que es Padre bueno y justo, «hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche»; y además no «les hará esperar por mucho tiempo», sino actuará «rápidamente» (vv. 7-8).

Por esto, Jesús exhorta a orar “sin desfallecer”. Todos sentimos momentos de cansancio y de desánimo, sobre todo cuando nuestra oración parece ineficaz. Pero Jesús nos asegura: a diferencia del juez injusto, que Dios escucha rápidamente a sus hijos, aunque si esto no significa que lo haga en los tiempos y en los modos que nosotros quisiéramos. ¡La oración no es una varita mágica! ¡No es una varita mágica! Ésta nos ayuda a conservar la fe en Dios y a confiar en Él incluso cuando no comprendemos su voluntad. En esto, Jesús mismo – ¡que oraba tanto! – nos da el ejemplo. La Carta a los Hebreos recuerda que – así dice – «Él dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión» (5,7). A primera vista esta afirmación parece inverosímil, porque Jesús ha muerto en la cruz. No obstante la Carta a los Hebreos no se equivoca: Dios de verdad ha salvado a Jesús de la muerte dándole sobre ella la completa victoria, pero ¡el camino recorrido para obtenerla ha pasado a través de la misma muerte! La referencia a la súplica que Dios ha escuchado se refiere a la oración de Jesús en el Getsemaní. Invadido por la angustia oprimente, Jesús pide al Padre que lo libere del cáliz amargo de la pasión, pero su oración esta empapada de la confianza en el Padre y se encomienda sin reservas a su voluntad: «Pero – dice Jesús – no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Mt 26,39). El objeto de la oración pasa a un segundo plano; lo que importa antes de nada es la relación con el Padre. Es esto lo que hace la oración: transforma el deseo y lo modela según la voluntad de Dios, cualquiera que esa sea, porque quien ora aspira ante todo a la unión con Dios, que es Amor misericordioso.

La parábola termina con una pregunta: «Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?» (v. 8). Y con esta pregunta estamos todos advertidos: no debemos desistir en la oración aunque no sea correspondida. ¡Es la oración que conserva la fe, sin ella la fe vacila! Pidamos al Señor una fe que se haga oración incesante, perseverante, como aquella de la viuda de la parábola, una fe que se nutre del deseo de su llegada. Y en la oración experimentamos la compasión de Dios, que como un Padre va al encuentro de sus hijos lleno de amor misericordioso. ¡Gracias!


(Traducción del italiano, Renato Martinez – Radio Vaticano)

domingo, 22 de mayo de 2016

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

Lectura del santo Evangelio según San Juan 
(Jn 16, 12-15) 
Gloria a ti, Señor. 

Espíritu de verdad, El los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de Mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes".


Palabra del Señor. 
Gloria a ti Señor Jesús.















Oración inicial: Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos que así como celebramos en la fe la gloriosa resurrección de Jesucristo, así también, cuando él vuelva con todos sus santos, podamos alegrarnos con su victoria. Por nuestro Señor.

Reflexión

• En estas semanas del tiempo pascual, los evangelios diarios están sacados, casi todos, de los capítulos de 12 a 17 de Juan. Esto revela algo respecto del origen y del destino de estos capítulos. Reflejan no sólo lo que acontece antes de la pasión y de la muerte de Jesús, pero también y sobre todo la vivencia de la fe de las primeras comunidades después de la resurrección. Reflejan la fe pascual que las animaba.

• Juan 16,12: Mucho tengo todavía que deciros. El evangelio de hoy comienza con esta frase: "Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello”. En estas palabras de Jesús afloran dos cosas: el ambiente de despedida que marcaba la última cena, y la preocupación de Jesús, el hermano mayor, con sus hermanos más jóvenes que en breve se quedarán sin su presencia. Quedaba muy poco tiempo. En breve, Jesús sería detenido. La obra iniciada estaba aún incompleta. Los discípulos apenas estaban al comienzo del aprendizaje. Tres años es muy poco para cambiar de vida y comenzar a vivir desde otra imagen de Dios. La formación de ellos no se había terminado. Faltaba mucho, y Jesús tenía todavía muchas cosas que enseñar y transmitir. Pero él conoce a sus discípulos. Ellos no son de los más inteligentes. No soportarían conocer ya todas las implicaciones y consecuencias del discipulado. Quedarían desanimados, no serían capaces de soportarlo.

• Juan 16,13-15: El Espíritu Santo dará su ayuda. “Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os explicará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo explicará a vosotros”. Esta afirmación refleja la experiencia de las primeras comunidades. En la medida en que iban imitando a Jesús, tratando de interpretar y aplicar su Palabra en diversas circunstancias de sus vidas, experimentaban la presencia y la luz del Espíritu. Y esto acontece hoy en las comunidades que tratan de encarnar la palabra de Jesús en sus vidas. La raíz de esta experiencia son las palabras de Jesús: “Todo lo que tiene el Padre es mío, también. Por eso os he dicho recibirá de lo mío y os lo explicará todo”.

• La acción del Espíritu Santo en el Evangelio de Juan. Juan usa muchas imágenes y símbolos para significar la acción del Espíritu. Como en la creación (Gen 1,1), así el Espíritu desciende sobre Jesús "como una paloma venida del cielo" (Jn 1,32). ¡Es el comienzo de una nueva creación! Jesús habla las palabras de Dios y nos comunica el Espíritu sin medida (Jn 3,34). Sus palabras son Espíritu y Vida (Jn 6,63). Cuando Jesús se despidió, dijo que iba a enviar a otro consolador, a otro defensor, para que se quede con nosotros. Es el Espíritu Santo (Jn 14,16-17). A través da su pasión, muerte y resurrección, Jesús conquistó el don del Espíritu para nosotros, a través del bautismo, todos nosotros recibimos este mismo Espíritu de Jesús (Jn 1,33). Cuando apareció a los apóstolos, sopló sobre ellos y dijo: "¡Recibid el Espíritu Santo!" (Jn 20,22). El Espíritu es como agua que brota de dentro de las personas que creen en Jesús (Jn 7,37-39; 4,14). El primer efecto de la acción del Espíritu en nosotros es la reconciliación: "A quienes vosotros perdonaréis los pecados serán perdonados; y a quienes no liberéis de sus pecados, quedarán atados" (Jn 20,23). El Espíritu que Jesús nos comunica tiene acción múltipla: consuela y defiende (Jn 14,16), comunica la verdad (Jn 14,17; 16,13); hace recordar lo que Jesús enseñó (Jn 14,26); dará testimonio de Jesús (Jn 15,26); manifiesta la gloria de Jesús (Jn 16,14); desenmascara el mundo (Jn 16,8). El Espíritu nos es dado para que podamos entender el significado pleno de las palabras de Jesús (Jn 14,26; 16,12-13). Animados por el Espíritu de Jesús podemos adorar a Dios en cualquier lugar (Jn 4,23-24). Aquí se realiza la libertad de Espíritu de la que habla San Pablo: "Donde hay el Espíritu del Señor, ahí hay libertad", (2Cor 3,17).

Para la reflexión personal

• ¿Cómo vivo mi adhesión a Jesús: solo o en comunidad?
• Mi participación en la comunidad ¿me llevó alguna vez a experimentar la luz y la fuerza del Espíritu Santo?

Oración final

Sólo su nombre es sublime, su majestad sobre el cielo y la tierra. Él realza el vigor de su pueblo, orgullo de todos sus fieles. (Sal 148,13-14)

(fuente: ocarm.org)

sábado, 21 de mayo de 2016

"El amor de Jesús nos enseña la verdad y la comprensión", dice el Papa Francisco

Jesús es tan misericordioso, es tan grande, que nunca, nunca, nunca les cierra la puerta a los pecadores

"Ya no son dos, sino una sola carne... Jesús no negocia la verdad. Ésta es la verdad sobre el matrimonio, no hay otra", así lo indicó el Papa Francisco, en la homilía de la Santa Misa celebrada en la Capilla de Santa Marta.

Evocando las trampas que narra el Evangelio, en las que los fariseos y los doctores de la ley intentan hacer caer a Jesús, para minar su autoridad y credibilidad entre la gente, el Papa reflexionó sobre la trampa que los fariseos le tienden, preguntándole si es lícito al hombre divorciarse de su mujer.

Matrimonio: Dios los creó hombre y mujer

Esta trampa de la casuística, fue tramada por un grupito de teólogos iluminados, convencidos de que tienen toda la ciencia y la sabiduría del pueblo de Dios. Insidia de la que Jesús sale yendo más allá, a la plenitud del matrimonio, recordando que ya lo había hecho en el pasado con los saduceos, sobre la mujer que había tenido siete maridos, pero que en la resurrección no será esposa de ninguno, porque en el cielo - asegura Jesús - no hay ni mujer ni marido.

En ese caso, Cristo se refirió a la plenitud escatológica del matrimonio. Mientras que con los fariseos va a la plenitud de la armonía de la creación: "Dios los creó hombre y mujer", "los dos serán una sola carne"

"Ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, el hombre no separe lo que Dios ha unido". Tanto en el caso del Levirato, como en éste, Jesús responde desde la verdad abrumadora, desde la verdad contundente - ¡ésta es la verdad! – ¡desde la plenitud siempre! Y Jesús nunca negocia la verdad. Y ellos, ese grupito de teólogos iluminados, negociaban siempre la verdad, reduciéndola a la casuística. Jesús no negocia la verdad. Ésta es la verdad sobre el matrimonio, no hay otra.

Verdad y debilidad

Pero Jesús es tan misericordioso, es tan grande, que nunca, nunca, nunca les cierra la puerta a los pecadores, por ello, no se limita a enunciar la verdad de Dios, sino que les recuerda a los fariseos lo que Moisés estableció en la ley. Y cuando ellos le repiten que Moisés permitió redactar una declaración de divorcio, Cristo les responde que esa norma había sido escrita debido a la dureza del corazón de ustedes. Ello quiere decir que Jesús distingue siempre entre la verdad y la debilidad humana, sin giros de palabras.

En este mundo en el que vivimos, con esta cultura de lo provisorio, esta realidad de pecado es tan fuerte. Pero Jesús, recordando a Moisés, nos dice: "está la dureza del corazón, está el pecado, algo se puede hacer: el perdón, la comprensión, el acompañamiento, la integración, el discernimiento de estos casos… Pero siempre… ¡pero la verdad no se vende nunca!" Y Jesús es capaz de decir esta verdad tan grande y al mismo tiempo ser tan comprensivo con los pecadores, con los débiles.

El amor hacia la debilidad humana

Éstas son las dos cosas que Jesús nos enseña: la verdad y la comprensión, es lo que los teólogos iluminados no logran hacer, porque están encerrados en la trampa de la ecuación matemática, del "¿se puede?" o "¿no se puede?". Y por lo tanto son incapaces, tanto de horizontes grandes, como de amor hacia la debilidad humana. Basta ver la delicadeza con la que Jesús trata a la adúltera, que iba a ser lapidada: "Yo tampoco te condeno, anda y de ahora en adelante no vuelvas a pecar".

Que Jesús nos enseñe a tener con el corazón, una gran adhesión a la verdad, y también con el corazón una gran comprensión y acompañamiento a todos nuestros hermanos que están en dificultad. Y éste es un don, esto lo enseña el Espíritu Santo, no esos doctores iluminados, que para enseñarnos necesitan reducir la plenitud de Dios a una ecuación casuística ¡Que el Señor nos dé esta gracia

- Papa Francisco, Homilía en Santa Marta, 20 de mayo de 2016
(fuente: pildorasdefe.net)

viernes, 20 de mayo de 2016

Noventa y nueve años de las Voluntarias de Don Bosco

20-05-2016 (ANS – Roma) – “Hoy iniciamos el último año de preparación al Centenario de nuestro Instituto”. Quien así escribe es la Responsable Mundial del Instituto secular de las Voluntarias de Don Bosco en un comunicado dirigido a sus 1200 hermanas diseminadas por 57 países, y a toda la Familia Salesiana.

El acta del primer encuentro celebrado en Valdocco (Turín) el 20 de mayo de 1917 entre la inspectora Sor Felicina Fauda, y el P. Felipe Rinaldi, Prefecto General de la Congregación y las primeras tres jóvenes, dice así: “Sor Felicina presentó al P. Rinaldi las tres hijas de María, le expuso su vivo deseo de ser Hijas de María Auxiliadora en el siglo, rogándole les dirigiera una palabra.

El P. Felipe, que ya las conocía personalmente, les habló así: Desde hace algún tiempo los Superiores han recibido diversas peticiones para instituir una Sociedad de Hijas de María Auxiliadora en el siglo. Los Superiores han acogido siempre bien estos deseos, tanto más que esta idea estaba ya en la mente de Don Bosco. Él hablaba con frecuencia de dos formas distintas de personas comprometidas con una misma regla: una, viviendo en comunidad; y la otra, viviendo en el mundo para promover allí el espíritu de la Congregación en el ejercicio de la propia profesión… Nosotros, hoy, comenzamos esta obra en la intimidad con las tres presentes, las cuales unidas en un mismo espíritu, se perfeccionarán sobre todo en el ejercicio personal de la oración según el espíritu de Don Bosco: mucha simplicidad, ninguna complicación… Continuad siendo lo que sois… Y ejercitaros en el mundo en las virtudes que adquiriréis con una vida más perfecta, trabajando y ofreciéndoos para hacer el mayor bien posible siempre según el espíritu de Don Bosco… Sois pocas, solo tres, pero no importa; las obras del Señor nacen en la pobreza, en la humildad y toman forma en el silencio… Permaneced unidas entre vosotras, tened un solo corazón y una sola alma…”. ¡Una jornada memorable!”, escribió Luigina Carpanera en su cuaderno.

“Aquel vivo deseo, nos dice la Responsable Mundial, se ha desarrollado de forma admirable: la pequeña planta ha llegado a ser un árbol bellísimo. También hoy queremos decirle a Dios: Estamos aquí. Queremos ser fieles al Espíritu Santo que actúa en el mundo y que de día en día nos muestra lo que quiere realizar a través nuestro".

jueves, 19 de mayo de 2016

De los patios del Don Bosco a la copa América USA 2016

Gustavo no puede disimular la alegría del camino recorrido junto a su familia y a Don Bosco.
19-05-2016 Este 2016 no será un año más para Gustavo Rossi, exalumno y empleado (en uso de licencia) del colegio salesiano de la ciudad de Santa Fe, uno de los árbitros designados para la próxima copa América de fútbol. Seguramente pasarán los años y él lo seguirá teniendo fresco en la memoria. Recordará cada uno de los detalles del camino transitado: Liga Santafesina, torneos del interior, fútbol profesional, Copa Sudamericana, Copa Libertadores, el clásico Boca – River.

Consultado sobre el lugar que ocupa su familia en esta profesión, nos cuenta que el arbitraje tiene cosas muy lindas pero también tiene su sacrificio, "acá no hay día de la madre, cumpleaños ni nada. Entonces cuando estoy con mi familia, más que cantidad de tiempo procuro disfrutar y darle calidad a ese tiempo que comparto con Vanina y mis hijos. Dejando de lado todos los embrollos del arbitraje, abstrayéndome al abrazo de Mateo y los besos Ema. Cada vez que estamos en vestuario y antes del partido tengo la costumbre de mirar un par de fotos de mi familia, lo que me ayuda a concentrarme y alistarme para salir a la cancha".

Al preguntarle por lo que ha sido Don Bosco en su vida, con un cambio de voz llena de emoción afirma: "él ha sido Todo. Desde los cuatro años transité por sus patios. Y sin darme cuenta he ido mamando de sus enseñanzas desde el oratorio, porque para jugar a la pelota previamente debías haber ido a misa. También tuve la suerte de cruzarme con salesianos de la talla del p. José Lorber, con esa autoridad paternal; el p. Francisco Dorozenski, tipo laburante que no conocía el descanso; el p. Juan Brizio, un confesor de lujo; el p. Juan Pinolini, quien me alentó en esta vocación; el mismo p. Adrián Botta quien también fue personal del colegio en mi última etapa como preceptor del secundario y que fue el testigo de mi casamiento por iglesia. Y los laicos han sido muchísimos…., pero nos los quiero nombrar porque de verdad han sido una inmensa cantidad y temo olvidarme mencionar a alguno".

También nos confesó que la vida de fe es lo que lo sostiene en su día a día. Y agrega: "tengo por hábito, apenas me instalo en una ciudad, visitar la Iglesia Catedral; es mi modo de ser agradecido, porque es lo que aprendí y siento desde chico. Como en todas las cosas de la vida, la fe tiene muchos altibajos. Pero la fe nunca se pierde, a veces está más otras menos, pero está en mi vida de creyente. Ello es parte de cotidianeidad. También me ha tocado visitar obras salesianas e incluso di con árbitros que también son exalumnos salesianos. Por eso siempre llevo en mi billetera mi carnet de exalumno salesiano".

La obra salesiana de Santa Fe está muy orgullosa de que uno de sus hijos, formado enteramente en sus aulas y en sus patios, haya alcanzado el máximo nivel mundial del referato.

Por Mario Gauna 
Fotos: Agustín Píxel 
(fuente:En 2 Ruedas)

lunes, 16 de mayo de 2016

"La Misericordia es la carta de identidad de nuestro Dios, dice el Rector Mayor

(16/05/2016) Les saludo mi querida Familia Salesiana, amigos y amigas de Don Bosco y su carisma, y lectores todos desde Madagascar.

Estamos en el tiempo de Pascua, tiempo que nos invita una vez más a profundizar en nuestra Fe y en la Esperanza como razón de nuestra vida. Pero también les escribo teniendo muy presente el drama vivido en días pasados. Iniciábamos la Semana Santa con tantas muertes en Europa, más en concreto en los atentados de Bruselas (aeropuerto y metro), y en nuestra Familia Salesiana con el corazón sobrecogido ante la incertidumbre por no saber nada acerca del salesiano Indio P. Thomas, todavía hoy en paradero desconocido.

He invitado a orar por todos los que sufren la violencia, todo tipo de violencia y de hambre, de migración con calamidades; a orar por tantos mártires que pierden la vida a causa de su Fe en Jesucristo, también hoy; y les invito a seguir haciéndolo.

Al mismo tiempo no puedo olvidar que el Papa Francisco nos invita a seguir recordando que la Misericordia es la “Carta de Identidad” de Dios. Se atribuye a él esta expresión coloquial y a mí me parece muy bella.

Hemos de reconocer que no pocas veces nuestro corazón humano es duro o se esta endureciendo. Creíamos que estábamos más cerca de la Paz universal, pero en estos momentos la violencia está más generalizada; cerramos fronteras ante quienes viven un auténtico Éxodo. Nos olvidamos de cuando nuestros pueblos, nuestras gentes eran también migrantes, nuestros antepasados, quizá nuestros abuelos… Así es nuestro corazón, maravilloso y capaz de Amar, pero también pobre y que se cierra.

Ante esta realidad sólo nos queda elevar nuestras manos a Dios Padre, mirar al Resucitado, y pedir que el Espíritu Santo nos CONCEDA el DON DE LA MISERICORDIA, el mismo que forma parte de la esencia de lo que creemos que Dios es.

Crecer en Misericordia sin duda que nos hace más humanos; crecer en Misericordia produce paz en el corazón y ésta es el fundamento y base para ser felices. Pidámosle a Dios que -con palabras del profeta Ezequiel- nuestro corazón no sea un corazón de piedra sino un corazón de carne.

Vuelvo a recoger el pensamiento del Papa Francisco que nos invita a conmovernos ante esta esencia y carta de identidad de Dios: La Misericordia, una misericordia que va dirigida a cada uno de nosotros pero que tiene como condición primera que a su vez nosotros la hagamos vida con nuestros hermanos y hermanas.

Misericordia, Compasión, Ternura, Bondad… son sin duda caras del mismo rostro poliédrico… ¿Cuál de ellas necesitamos más en este momento cada uno de nosotros al escuchar los latidos de nuestro corazón y las páginas de vida que cada día escribimos?

Que vivan una hermosa PASCUA DE RESURRECCIÓN y que en este mes de mayo nuestra Madre Auxiliadora nos siga sosteniendo con lo que le es más propio: “su Amor de Madre”.

Don Ángel Fernández Artime, sdb 
(fuente: infoans.org)

sábado, 7 de mayo de 2016

¿Eres madrina o padrino? ¿Sabes lo que significa?


Seguro que tú, al igual que yo, estás bautizado y confirmado y por lo tanto tienes madrinas o padrinos; y si has hecho bien tus tareas, alguien te ha escogido a ti para que lo seas de alguien más.

Hay muchas y lindas razones por las que alguien escoge padrinos y madrinas, ya sean los padres de un pequeño bebé que está por bautizarse o un catecúmeno adulto que lo elige voluntariamente. Siempre es un regalo para quien es llamado a ese servicio de amor, pero: ¿tenemos claro qué significa serlo?

Compadres es la forma en que nuestros padres llaman a los padrinos y cuando los eligen, algunas veces queda la duda: ¿habrán escogido padrinos o compadres? Es que a veces la afinidad, el cariño y el querer establecer lazos más permanentes con alguien, hace que los padres “den a sus hijos” de ahijados a personas con las que tienen relaciones muy estrechas. De hecho los padrinos se sienten honrados cuando se les pide que lo sean porque es una muestra de afecto y confianza muy profunda.

Pero a veces el rol de padrinos y madrinas está un poco confundido y (tanto los ahijados como los padres) esperan algunas cosas que realmente no son sus reales funciones y que poco tienen que ver con el llamado que han recibido.

Seguro que muchas veces te ha tocado orientar a gente al respecto, sobre todo en la catequesis o en los grupos en los que haces apostolado. Es por esto que queremos darte algunas ideas de qué es lo que realmente debe hacer un padrino o madrina y de cuál es su misión en la vida de ese recién bautizado o confirmado, para que comprendamos qué características deben tener esas personas y cómo debe ser la relación con su ahijada o ahijado.

Si te han pedido que tu seas madrina o padrino, te invitamos a que ofrezcas esa tremenda misión al Señor, Él te dará lo necesario para acompañar a tu ahijado por el camino de la fe que Él mismo nos ha invitado a recorrer.


7 ideas sobre la misión que tienes con tu ahijado

◙ Tu vida es tu curriculum

Como padrino has sido elegido por los padres (o al menos deberías serlo), más que por tu relación con ellos, por tu vida, por como vives tu fe, por el testimonio de tu lucha sincera por vivir los principios del Evangelio. Madrinas y padrinos son personas que por su testimonio de vida podrán dar luces al recién bautizado de cómo hacer para vivir como un buen cristiano durante toda su vida. ¡Comienza a vivirlo!

◙ Das el mejor regalo

No esperamos que nuestra madrina o padrino nos de un regalo especial para navidad o para nuestro cumpleaños. Madrinas y padrinos el mejor regalo que puedes darle a tu ahijado es el regalo de la fe. Acompáñalo de forma cercana y sincera para que la vida espiritual y la relación con Jesús sean siempre parte fundamental de su vida como nuevo cristiano.
“Queridos, padres, padrinos y madrinas, si quieren que sus hijos sean verdaderos cristianos, ayúdenles a crecer ‘inmersos’ en el Espíritu Santo, es decir, en el calor del amor de Dios, en la luz de su Palabra. Por ello, no olviden invocar a menudo al Espíritu Santo, todos los días” (Papa Francisco, 2015).

◙ No eres un padre sustituto

A veces se piensa que cuando te piden ser madrina o padrino, lo que te están pidiendo es que en caso de que los padres fallezcan tu te hagas cargo del pequeño. Uno no busca padrinos para tener padres de repuesto; uno los busca para que acompañen a los padres y les animen, al igual como lo hacen con el ahijado.
Se hacen familia espiritual y el amor y la fe los une, no una responsabilidad legal para con los niños si es que quedan huérfanos. Obviamente el compromiso espiritual no quita que te preocupes por el bienestar físico y material de tu ahijado.

◙ Compartes de lo mejor que tienes

Una madrina o padrino comparte su fe por lo tanto ha de tenerla, alimentarla y hacerla crecer. Es tu responsabilidad el estar preparado para responder a las dudas y para acompañar en los momentos oscuros a tu ahijado, no solo con apoyo económico y con los bonitos regalos, sino con la Palabra de Dios, con la esperanza cristiana y con mucho amor.
A los padres de los niños y a los padrinos, así como a los familiares, el Papa Francisco les pidió: “ayudar a estos niños a crecer bien si se les da la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús”. Pero también, “hay que darlo con el ejemplo”.

◙ Permaneces cerca

Esa es tu misión, acompañar, estar cerca. Es recomendado buscar dentro de la familia, pues es mucho más fácil asegurar un lazo firme con el ahijado. Entre los amigos también es buena idea, pero la intención es que sea alguien cercano, que no vea a su ahijado únicamente para las fiestas, sino que puedan compartir tiempo juntos, que conozca su proceso y su desarrollo como persona y como cristiano.
Es triste cuando uno le pregunta a alguien por sus padrinos de bautizo y ha dejado de verlos hace años. Es tanto que el Código de Derecho Canónico, en el nro 874 aconseja que el padrino de la confirmación sea el mismo que el del Bautismo. Así de cerca.

◙ Practicas lo que predicas

Estando en la parroquia me ha tocado ver personas que llegan a pedir certificados de confirmación para ser padrinos o madrinas de alguien. Gente que nunca ha sido vista en la parroquia y que nadie conoce. No es que busquemos gente popular en los ambientes eclesiales, sino que buscamos personas asiduas a celebrar su fe, comprometidas con ella y con la vida de la Iglesia, de este modo podemos esperar que acompañe a su ahijado a misa, le explique los sacramentos y que pongan en práctica aquello que los hace familia: la fe. Si se, está difícil esta parte, pero los ideales debemos cuidarlos y luchar por alcanzarlos. Procura ser tu una madrina o un padrino así.

◙ Estás dispuesto a asumir la responsabilidad de forma indefinida

El bautismo abre las puertas del cielo al bautizado, ya es parte de la Iglesia, es hijo de Dios y con vocación de Vida Eterna. Quien acepta ser madrina o padrino lo hace de forma indefinida, como una muestra de amor hacia su ahijado, pero también como un servicio a Dios, acompañando a este nuevo cristiano en su desarrollo y madurez.
Quien acepta este reto y esta responsabilidad lo hace para siempre, pues la calidad de hijo de Dios es eterna, por lo tanto tu tarea de amor, compañía, cuidado y orientación no termina cuando tu ahijado se hace adulto, sino que continúa por toda la vida.

(fuente: catholic-link.com)

miércoles, 4 de mayo de 2016

María, en la vida del comunicador cristiano

El sacerdote católico Andrew Greeley, periodista, sociólogo, investigador, afirmaba que “María representa el símbolo cultural más poderoso y popular de los últimos dos mil años del Occidente cristiano.

Esa presencia fecunda de María, la primera cristiana y primera apóstol, confirma que la piedad mariana, debidamente saneada de pietismo antimariano, es un poderoso vehículo de evangelización, sobre todo cuando y donde los textos bíblicos no estaban, o no están al alcance del pueblo. La persona de María era, y sigue siendo hoy, un evangelio viviente que todos pueden leer.

Podríamos llamar a María la máxima comunicadora social, pues ella comunicó el cielo con la tierra, al engendrar al Salvador, el máximo Comunicador del Padre. El beato Alberione, el gran apóstol de la comunicación social al servicio del Evangelio, fundador de la Familia paulina, dice que María “editó” al Salvador del mundo, dándole la posibilidad de hacerse visible en nuestra carne, para poder comunicarse de tú a tú con nosotros y salvarnos. Y en el Cenáculo Ella estuvo en medio de los apóstoles, animándolos, uniéndolos y suplicando la venida del Espíritu Santo, que allí hizo nacer la Iglesia. Con razón se la llama Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles.

En el Concilio Vaticano II, el Decreto Inter mirifica sobre los medios de comunicación social, fue el que más resistencias enfrentó a la hora de ser aprobado. Fue rebajado de Constitución a Decreto, y de 114 párrafos a 24. Sin embargo, se quedó con el título de “Maravillosos inventos”, cuyo fin es ayudar eficazmente a la humanidad contribuyendo al progreso, a la humanización y a la evangelización, que eleva a los hombres al orden sobrenatural, y del reino terreno los lleva al Reino eterno, presidido por Cristo Rey y por María Reina.

El día de la aprobación del Inter mirifica, el padre Alberione, que participaba en el Concilio, mandó celebrar fiesta a toda su Familia Paulina, porque ese Decreto constituía la aprobación oficial de la Iglesia para el apostolado de la comunicación social, al poner la predicación mediática a la par de la predicación oral.

Trabajo con los laicos

La evangelización mediática pasa también a manos de los y las laicos, de las religiosas y de los religiosos no sacerdotes. Un gran avance en la misión evangelizadora y salvífica de la Iglesia, que con los “nuevos púlpitos” mediáticos puede realizar a la letra el mandato de Jesús: “Vayan y evangelicen a todo el mundo”.

Al respecto dice el Decreto Inter mirifica, en el número 13: “También los seglares (cristianos) que intervienen en el uso de estos medios, esfuércense por dar testimonio de Cristo, primero realizando su propia misión con excelencia y espíritu apostólico… y luego prestando apoyo directo a la acción pastoral de la Iglesia”.

Los comunicadores laicos cristianos, por ser profesionales de la comunicación, gozan de una gran ventaja para evangelizar con excelencia, eficacia y un alcance insospechado a las masas, en especial a quienes no van a las iglesias, ni a la catequesis parroquial, ni reciben los sacramentos.

El beato Alberione insistía en puntualizar que “evangelizar no es solo hablar de Dios, de la Iglesia y de Cristo, sino también hablar cristianamente de todo” y a todos, en especial a los que no van a las iglesias ni a la catequesis. Y ese “todo” son los valores y bienes del Reino de Cristo: La vida y el amor, la verdad y la fraternidad universal, la justicia y la paz, la dignidad humana y la dignidad de la creación. Valores que Cristo inculcó y por los cuales dio la vida.

La evangelización mediática es el campo abierto y propio de los laicos, y ya gran número de ellos están evangelizando a las masas y a los individuos a través los medios y multimedia de comunicación. La evangelización mediática es también continuidad de la misma misión de Cristo que Él encomendó a los Apóstoles. De aquí el nombre de apostolado, que designa la obra de la redención compartida con Cristo por sus discípulos de todos los tiempos: jerarquía, clero y laicos.


El comunicador imita a María

Apostolado o misión, no es lo que el discípulo y la discípula hacen, sino lo que Cristo hace a través de la vida y de las obras de la discípula y del discípulo. Nadie puede arrogarse el poder salvador de Cristo, pero Él decidió compartirlo con los suyos.

El apóstol mediático imita a María acogiendo al Salvador en su persona para comunicarlo a los hombres. “Vivir en Cristo y comunicar a Cristo”. La experiencia apostólica del Apóstol de las gentes, san Pablo, es modelo de todo comunicador social cristiano: “No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”. El mensaje escrito o hecho imagen, sobrevive al autor y no tiene límites de tiempo ni de espacio: “Sin que hablen, sin que pronuncien, a toda la tierra alcanza su mensaje”.

El comunicador cristiano, amante e imitador de María Reina de los Apóstoles, no se rebajará a una comunicación pietista o vacía, sino que se mantendrá a la altura de su misión: “Vivir en Cristo y comunicarlo a los hombres” de forma directa o subliminal. La verdadera devoción a María es conocerla, admirarla, imitarla, invocarla, escucharla.

(fuentes: zenit.org; yocreo.com)

martes, 3 de mayo de 2016

Ecuador: 250 mil los niños afectados por terremoto. Los salesianos ayudan a damnificados

Manta, abril 2016.- “Nadie vive de sus lágrimas - expresó Monseñor Travez, Arzobispo de Quito - vive de tu ayuda”. Palabras tan duras, como tan comprometedoras. Y es una verdad cuando, después del terremoto, los que sufren son los niños. UNICEF y los socios humanitarios expresaron “que se requieren 23 millones de dólares para cubrir las necesidades de por lo menos 250.000 niños durante los próximos tres meses. Necesitamos que estos suministros lleguen a los niños lo antes posible”.

El terremoto que afectó a Ecuador devastó gravemente a ciudades como Pedernales, Manta, Portoviejo, Bahía de Caráquez, Esmeralda y Muisne, han informado que el saldo de personas fallecidas es de 654 personas y los heridos sobrepasan las 5.000.

El desastre afectó a la provincia de Manabí, a la ciudad de Manta y especialmente a la parroquia urbana Tarqui, una de las más populosas y pobladas, donde se encuentran obras salesianas gestionadas por la Comunidad de esa ciudad.

Familias enteras se hallan sin viviendas y con total desprotección. La escasez de alimentos y agua, así como las condiciones de deterioro al estar únicamente en la calle, sin los servicios básicos afectan en su integridad a los adultos, ancianos, jóvenes y de manera mucho más fuerte a los niños y niñas y adolescentes.

Los salesianos desde el primer momento trabajan en un plan de acción que prevé atender durante a más de 42.000 personas, que son damnificados.

Los salesianos en Ecuador están en coordinación con entidades gubernamentales y no gubernamentales que se hallan en la zona para mejorar el impacto y alcance de ésta ayuda de emergencia a los pobladores del Barrio Tarqui y de Crucita.

Posteriormente a esta ayuda de emergencia se atenderá a las labores de desescombro y de reconstrucción de las que la Inspectoría Salesiana de Ecuador informará.

Es cierto que “no podemos solucionar todo, pero podemos ayudar en algo”. La página Web de los salesianos en Ecuador tiene organizado un espacio para quienes deseen ser solidarios.


Ecuador te necesita: es hora de ser solidario

Tarqui, abril 2016.- Mientras la situación en el norte del Ecuador se va restableciendo poco a poco, la gente no deja de seguir viviendo el drama del stress post-traumático que suelen dejar serias secuelas en las personas y que genera sensación de miedo, huida, desesperación, no solo por el hecho del terremoto vivido, sino por el futuro: sin casa, sin hogar, con hijos y familiares muertos. Los salesianos han decidido quedarse en medio de su gente para acompañar con la presencia y la oración.

El balance oficial son 659 muertos las víctimas del terremoto y más de 4.600 heridos. La parroquia de Tarqui, la denominada zona cero, luego del terremoto, parece un pueblo fantasma. En medio de tanto dolor el Padre Francisco Sánchez sale a recorrer las calles y visita a las pocas familias que permanecen en sus hogares. “Nos hemos quedado en la comunidad para ayudar a la gente, para que sientan que nosotros estamos a su lado”.

Mientras camina por las casas y edificios en ruinas, el P. Sánchez se detiene a conversar con una familia reunida alrededor de la figura de María Auxiliadora. “Esta imagen la trajimos desde Cuenca y es la que nos protege en estos momentos”, cuenta con gran devoción Alfredo León, mientras permanece fuera de su casa.

En la comunidad de Tarqui existe un “toque de queda” por las noches, por lo cual únicamente militares y policías recorren las calles. A pesar de estas medidas de seguridad, las familias se mantienen en sus casas protegiendo sus pertenencias y durmiendo en las calles, pues el temor por un nuevo sismo se mantiene.

Al finalizar el recorrido nocturno, el P. Francisco visita la zona de Los Tanques y saluda con familias enteras que permanecen en este campamento improvisado. “En este lugar existen muchos niños y está realizando actividades educativas de distracción”. En el campamento se encuentran alrededor de 142 familias que perdieron sus casas y esperan que la gente les pueda ayudar para reconstruir sus hogares.

Es cierto que “No podemos solucionar todo - han expresado los salesianos de Ecuador - pero podemos ayudar en algo”. Tu solidaridad la esperan los hermanos de Ecuador.

(fuentes: www.boletinsalesiano.info; www.salesianos.org.ec)

La historia de Abby, ex dirigente de Planned Parenthood, que ahora es pro-vida

(03/05/2016) Se ha vuelto una defensora de los niños que están por nacer tras ver con ultrasonido al feto que se defendía para no ser abortado

(ZENIT – Roma).- La estadounidense Abby Johnson, hoy militante pro-vida después de haber sido durante años directora de una clínica abortista, cuenta su itinerario en un reciente libro editado por Ignatius The Walls are Talking – Former Abortion Clinic Workers Tell Their Stories (Las paredes hablan. Los ex trabajadores de una clínica abortista cuentan sus historias).

La señora Johnson inició su carrera en la clínica Bryan, en Texas, de la Planned Parenthood, empresa que se hizo famosa después de la publicación de algunos vídeos que revelan la venta de órganos de fetos abortados.

Ascendió rápidamente en la empresa, logrando en seis años ser la directora, tras haber recibido varios premios como ‘empleada del año’ y reconociendo su esfuerzo por el ‘derecho’ de las mujeres a ser ‘dueñas del propio cuerpo’. La clínica en la que trabajó, explica, fue una de las más grandes de occidente. Y añade que en la estructura médica se realizaban hasta 75 abortos por día, seis días a la semana.

En el 2009 tuvo que asistir a un aborto guiado por ultrasonidos, para ayudar a un médico. Se trataba de la 13° semana de embarazo de la paciente. La señora Johnson recuerda la lucha del niño para que no lo mataran. El modo que ella define “inhumano” con el cual el pequeño fue extraído del vientre materno le dejó un recuerdo indeleble.

“Me quedaba claro que el feto sentía el instrumento, y que no sentía gusto ante lo que sucedía. Después la voz del médico rompió el silencio: ‘Enciende Scotti’ le dijo a la enfermera, para que encendiera el aspirador.

Ella creía que trabajaba para una empresa que tenía como objetivo prioritario no el de practicar abortos sino prevenir las interrupciones de embarazo a través de una oferta de ‘salud reproductiva’. “Pienso que -prosigue- la mayor equivocación de la Planned Parenthood es que diga que los abortos realizados son un pequeño porcentaje de los que realmente se realizan, o sea el 3 por ciento del total, pero sabemos que hace 335 mil abortos cada año. Esta cifra no corresponde al 3 por ciento”.

La experiencia vivida llevó a la señora Johnson a cambiar su opinión sobre aquellas personas que se juntaban delante de las clínicas para la que trabajaba. Personas que protestaban o rezaban a favor de la vida que nacía.

Ahora se ha unido a ellos. Viaja por Estados Unidos para promover los derechos de quienes no pueden hacerlo porque son niños en el vientre materno.

Por ello ha fundado una asociación con el nombre “Los diez pequeños indios”, tomado de una novela de Agatha Christie. Su objetivo es ayudar a los trabajadores de las clínicas abortistas a abandonar su trabajo, para ayudarles a salir de los abismos del mal.

lunes, 2 de mayo de 2016

¿Qué método es mejor para orar: libros de oraciones o la oración Interior?

A medida que crecemos en nuestra vida espiritual, debemos de buscar una vida de oración balanceada

 En la vida espiritual existen dos métodos de oración que son comúnmente usados por todo por las personas: ya sea que usen libros de oraciones o que oren a Dios a través de oraciones con sus propias palabras y pensamientos.

¿Deberíamos de preferir una de la otra? ¿Una es más efectiva que la otra? Veamos lo que nos dice San Gregorio del Sinaí:

“No dejen los libros de oraciones. Algunas personas se aferran a métodos de oración que se encuentran en libros de oraciones mientras otros dejan los libros de oraciones y sé concentran completamente solo en sus propias oraciones interiores. Tú puedes tomar el camino del medio: no digas tantas oraciones porque terminarás exhausto; pero no las abandones de una vez porque esto te debilitara. En la misma forma, si para ti es fácil orar con tus propias palabras y es algo que fluye en tu corazón, no lo dejes para tomar un libro. Esto sería como si dejaras a Dios en la profundidad de tu corazón y entonces trataras de conversar con él desde el exterior. (El camino de un Peregrino, 180).”

Desde el punto de vista en San Gregorio, no deberíamos abandonar ningún método de oración. Ambos tienen sus propios méritos y no deben ser dejados del lado en lo absoluto. Al mismo tiempo, el menciona como no debemos dejar de orar en la medida que vemos como Dios se mueve y debemos continuar ello. El principio aparece reflejado en el catecismo:

“2700 Por medio de su Palabra, Dios habla al hombre. Por medio de palabras, mentales o vocales, nuestra oración toma cuerpo. Pero lo más importante es la presencia del corazón ante Aquél a quien hablamos en la oración. “Que nuestra oración se oiga no depende de la cantidad de palabras, sino del fervor de nuestras almas” (San Juan Crisóstomo, De Anna, sermo 2, 2).”


No limitar las formas en la que Dios nos habla

El principal objetivo de la oración nunca debe ser la cantidad sino la calidad. Si vemos que estamos creciendo a través de libros de oración para con Dios, entonces debemos mantenernos en esa oración. Si vemos que Dios nos habla a través de las oraciones propias, entonces debemos descansar en La Presencia de Dios.

De cualquier forma, no debemos limitar las formas en las que Dios pueda querer hablar con nosotros. Es posible que Dios quiera que dejemos a un lado el libro un momento para simplemente hablar con Él. O Dios puede querer que levantemos nuestro libro de oración y encontremos palabras de las escrituras o de una oración que exprese lo que Él quiere comunicarnos.

Similar la experiencia de San Agustín donde el escuchó en las profundidades de su corazón “agarra un libro y lee…”, Dios muchas veces ocupa ambos métodos para hablarle a nuestra alma.


Saber discernir

Finalmente parece obvio para algunos, pero es importante recordar. Somos seres humanos y muchas veces necesitamos variedad para mantenernos interesados. Esto pasa también en la vida espiritual. Si encontramos que nuestra oración se siente seca después de rezar todas nuestras novenas entonces tal vez necesitamos sentarnos, dejar a un lado el libro de oraciones y escuchar a Dios. Al mismo tiempo, si nos sentamos a orar y sentimos que Dios no se mueve en nuestros corazones, tal vez debamos tomar un libro y ver lo que Dios quiere inspirar en nosotros.

A medida que crecemos en nuestra vida espiritual, debemos de buscar una vida de oración balanceada donde busquemos responder a los misteriosos movimientos de Dios en la profundidad de nuestras almas.

Adaptación y traducción al español por Manuel Rivas, para PildorasdeFe.net
de artículo publicado en: Philip Kosloski.com,
autor: Philip Kosloski

domingo, 1 de mayo de 2016

San José, hombre de trabajo

Fiesta de San José Obrero. Todos los trabajadores están invitados hoy a mirar el ejemplo de este

"Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor... Servid a Cristo Señor" ( Col 3, 23 s.).

¿Cómo no ver en estas palabras de la liturgia de hoy el programa y la síntesis de toda la existencia de San José, cuyo testimonio de generosa dedicación al trabajo propone la Iglesia a nuestra reflexión en este primer día de mayo? San José, "hombre justo", pasó gran parte de su vida trabajando junto al banco de carpintero, en un humilde pueblo de Palestina. Una existencia aparentemente igual que la de muchos otros hombres de su tiempo, comprometidos, como él, en el mismo duro trabajo. Y, sin embargo, una existencia tan singular y digna de admiración, que llevó a la Iglesia a proponerla como modelo ejemplar para todos los trabajadores del mundo.

¿Cuál es la razón de esta distinción? No resulta difícil reconocerla. Está en la orientación a Cristo, que sostuvo toda la fatiga de San José. La presencia en la casa de Nazaret del Verbo Encarnado, Hijo de Dios e Hijo de su esposa María, ofrecía a José el cotidiano por qué de volver a inclinarse sobre el banco de trabajo, a fin de sacar de su fatiga el sustento necesario para la familia. Realmente "todo lo que hizo", José lo hizo "para el Señor", y lo hizo "de corazón".

Todos los trabajadores están invitados hoy a mirar el ejemplo de este "hombre justo". La experiencia singular de San José se refleja, de algún modo, en la vida de cada uno de ellos. Efectivamente, por muy diverso que sea el trabajo a que se dedican, su actividad tiende siempre a satisfacer alguna necesidad humana, está orientada a servir al hombre. Por otra parte, el creyente sabe bien que Cristo ha querido ocultarse en todo ser humano, afirmando explícitamente que "todo lo que se hace por un hermano, incluso pequeño, es como si se le hiciese a Él mismo" (cf. Mt 25, 40). Por lo tanto, en todo trabajo es posible servir a Cristo, cumpliendo la recomendación de San Pablo e imitando el ejemplo de San José, custodio y servidor del Hijo de Dios.

Al dirigir hoy, primer día de mayo, un saludo cordialísimo a todos vosotros, (...), mi pensamiento va con todo afecto especialmente a los trabajadores presentes y, mediante ellos, a todos los trabajadores del mundo, exhortándoles a tomar renovada conciencia de la dignidad que les es propia: con su fatiga sirven a los hermanos: sirven al hombre y, en el hombre, a Cristo. Que San José les ayude a ver el trabajo en esta perspectiva, para valorar toda su nobleza y para que nunca les falten motivaciones fuertes a las que pueden recurrir en los momentos difíciles.


MAYO, MES CONSAGRADO A LA VIRGEN

Hoy comienza el mes que la piedad popular ha consagrado de modo especial al culto de la Virgen María. Al hablar de San José y de la casa de Nazaret, el pensamiento se dirige espontáneamente a Aquella que, en esa casa, fue durante años la esposa afectuosa y madre tiernísima, ejemplo incomparable de serena fortaleza y de confiado abandono. ¿Cómo no desear que la Virgen Santa entre también en nuestras casas, obteniendo con la fuerza de su intercesión materna -como dije en la Exhortación Apostólica "Familiaris consortio"- que "cada familia cristiana pueda llegar a ser verdaderamente una ´pequeña Iglesia´, en la que se refleje y reviva el misterio de la Iglesia de Cristo" (n. 86)?

Para que esto suceda, es necesario que en las familias florezca de nuevo la devoción a María, especialmente mediante el rezo del Rosario. El mes de mayo, que comienza hoy, puede ser la ocasión oportuna para reanudar esta hermosa práctica que tantos frutos de compromiso generoso y de consuelo espiritual ha dado a las generaciones cristianas, durante siglos. Que vuelva a las manos de los cristianos el rosario y se intensifique, con su ayuda, el diálogo entre la tierra y el cielo, que es garantía de que persevere el diálogo entre los hombres mismos, hermanados bajo la mirada amorosa de la Madre común.

escrito por San Juan Pablo II 
(fuente: catholic.net)

“El Espíritu Santo les recordará todo cuanto yo les he dicho”

Lectura del santo Evangelio según San Juan
(Jn 14, 23-29)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. La palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho. La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: "Me voy, pero volveré a su lado'. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean".

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.










Hoy, primero de Mayo, día de San José Obrero, nuestro recuerdo y oración por todos los obreros.

Ha luchado contra todo y contra todos. Algunos la admiran, otros la envidian y muchos la tiran a loca. Ella lo único que trata es de cumplir la voluntad que sus padres le expresaron antes de fallecer. Al ser hija única, todo le pertenecería pero sus papás dispusieron que una parte considerable de la herencia fuera destinado a los pobres y a instituciones que velaran por los derechos de los demás. Los parientes cercanos no están de acuerdo pues esperaban una “partecita” de aquellas posesiones, otros le dicen que se debe quedar con todo, que por qué tiene que andar repartiendo. Sin embargo ella siempre responde: “Es la voluntad de mis padres y la voy a cumplir. Sus últimos deseos son sagrados para mí”. Hoy se nos presentan unas sentencias de Jesús, recogidas como testamento, como parte de las últimas palabras que comunicó a sus discípulos en la última cena. Así escuchemos, meditemos y guardemos en nuestro corazón las palabras de Jesús.

Empieza Jesús a hablar de amor, pero un amor traducido en obras, un amor que cumple, un amor que es realidad: “El que me ama, cumplirá mis palabras”. Quizás a alguno le pudiera sonar como que “habría que cumplir las leyes” y con eso bastaría. De hecho, muchas traducciones dicen “el que me ama cumplirá mis mandamientos”. Pero es todo lo contrario, no se trata meramente de cumplir leyes, sino de amar y de amar de verdad. Muy en sintonía con lo que nos dice la primera lectura sobre el concilio de Jerusalén: no es imponiendo una carga pesada de leyes como se alcanza el Reino de los Cielos. Sino cumpliendo lo estrictamente necesario (Hch 15).

Al suscitarse una fuerte discusión sobre si a los paganos se les debe exigir la circuncisión y con ello la adhesión a todas las leyes y costumbres de los judíos, la primera comunidad opta por “dejarse llevar por el Espíritu” y se cuestiona qué es lo más importante del “nuevo camino” que ha enseñado Jesús. Descubren que es más importante el espíritu que la ley. Para los cristianos la circuncisión ya no es ni será importante. Este rito y tradición ha perdido toda vigencia. Ya no es necesario hacer ritos externos alejados de la justicia y del amor misericordioso de Dios. En el cristianismo hombres y mujeres somos iguales, y en el Bautismo adquirimos todos la dignidad de hijos de Dios y miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Creemos necesario realizar una constante “circuncisión del corazón” para que tanto hombres como mujeres logremos purificarnos del egoísmo, del odio, de la mentira y de todo aquello que nos degenera. Hay que quitar los ídolos del corazón.

A San Pablo le queda muy claro y, cuando platica de este primer concilio, recuerda con gusto que, después de discutir sobre la obligación de la circuncisión, “solamente nos pidieron que tuviéramos muy en cuenta a los pobres, cosa que siempre he tratado de hacer”. Cristo quiere que actuemos igual que él: la señal de la presencia de su reino, no eran los grandes milagros o los grandes ritos, sino el Evangelio vivido y predicado por y con los pobres. Los pobres reciben la gran noticia de que Dios está de su lado. ¿Qué señas damos nosotros de que el Reino de Jesús está en medio de nosotros? ¿Cómo cumplimos la palabra de Jesús?

La segunda palabra viene a darnos la seguridad de una presencia dentro de nosotros, la experiencia del Dios Trino en cada uno de nosotros: “Vendremos a él y haremos en él nuestra morada”. Ser cristiano no es cuestión de leyes ni ritos, sino fundamentalmente vivir la presencia de Dios, experimentar su amor, ser expresión de su amor. A veces nos empeñamos en mantener o imponer ritos o signos que no son necesarios o buscamos una uniformidad a ultranza en cosas no centrales y ahogamos esa presencia de Dios en cada uno de nosotros y en nuestra comunidad. Tendríamos que descubrir, a la luz de la voluntad de Dios, qué cosas son más importantes y qué cosas no lo son y están destinadas a cambiar sin que cambie el verdadero sentido de nuestro cristianismo. Ojalá no ahoguemos con nuestras reglas la presencia del Dios Trino en medio de nosotros.

En este nuestro mundo donde la violencia se ha adueñado de todos los ámbitos, donde se justifican las guerras más crueles y pasan desapercibidas las muertes de tantos hermanos nuestros, donde corremos el riesgo de perder la paz, de acobardarnos, Cristo no invita a que fortalezcamos nuestro corazón: “No pierdan la paz, ni se acobarden”. ¿Cómo no tener miedo a los horrores del narcotráfico cuando se han metido a todos nuestros pueblos y a todas las comunidades? ¿Nos quedaremos cruzados de brazos viendo cómo nuestros jóvenes se corrompen y se contagian de la ambición del poder y del dinero? Escuchemos la palabra de Jesús y miremos las verdaderas causas y ataquemos, no con las ametralladoras que no sirven de nada, sino yendo al fondo de los problemas. Si logramos dar valores y fortaleza de corazón a los niños y a los jóvenes, no caerán en la garras del vicio. Pero si descuidamos su educación y nosotros mismos no somos ejemplo de coherencia y de perseverancia ¡qué fácil caerán los ingenuos jóvenes!

Nunca el cristiano debería sentirse huérfano. El vacío dejado por la ausencia física de Jesús, será llenado plenamente por la presencia viva del Espíritu, que está en nosotros y nos enseña el arte de vivir en la verdad: “El Espíritu Santo, el Paráclito, les enseñará”. Lo que configura la vida del verdadero creyente no es el ansia del placer, ni la lucha por el éxito, ni la obediencia a una ley. El verdadero creyente no cae ni en el legalismo ni en la anarquía, sino que busca con el corazón limpio la verdad. Su vida no está programada por prohibiciones, sino que viene animada e impulsada positivamente por el Espíritu. Ser cristiano no debe ser un peso que oprime o atormenta, sino la emocionante aventura de dejarse guiar por el amor creador del Espíritu que vive en nosotros y que nos hace vivir con alegría y libertad el camino del amor.

Guardemos en el corazón estas palabras de Jesús, son su tesoro y su testamento. Dejémonos guiar por el Espíritu creador que suscitará nuevos caminos para hacer presente su fuerza en este mudo de cambios e inseguridades. Pidamos al Señor que cada uno de nosotros descubramos y vivamos con libertad, pero con seriedad, “lo esencial del evangelio”.

Señor Jesús, que nos dejas como herencia y mandato el amor a ti y a los hermanos, transforma nuestro corazón para que dejándose guiar por el Espíritu, se inflame en tu mismo amor. Amén.

escrito por Enrique Díaz Díaz
(fuente: zenit.org)
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