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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Oración a la Sagrada Familia


Queremos que en nuestro hogar, la familia de Nazaret se haga parte de nuestra propia familia, y nos cuide y nos oriente y nos acompañe.

Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
haga tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.

escrita porS.S. Francisco
(fuentes: Oficina de Comunicación del Opus Dei; catolic.net)

En 2014, casi 6 millones de personas se encontraron con Francisco en el Vaticano

Son datos de la Prefectura de la Casa Pontificia relativos a la participación de los fieles en las audiencias, audiencias especiales, celebraciones litúrgicas y Ángelus

Ciudad del Vaticano, 29 de diciembre de 2014 (Zenit.org) En 2014 fueron 5.916.800 los peregrinos que participaron en los encuentros con el papa Francisco en el Vaticano. Lo indicó este lunes la Oficina de Prensa de la Santa Sede, reportando los datos de la Prefectura de la Casa Pontificia relativos a la participación de los fieles en las audiencias, audiencias especiales, celebraciones litúrgicas y Ángelus.

Los números facilitados por la Prefectura de la Casa Pontificia son indicativos y se basan principalmente en el número de pases de ingreso solicitados para los diferentes encuentros. De esta manera, en el año 2014 fueron 1.199.000 personas las que estuvieron en las 43 audiencias generales con el Pontífice argentino. Además, hay que sumar 567.100 en las audiencias especiales; 1.110.700 en las celebraciones litúrgicas presididas por el Santo Padre; y al menos 3.040.000 personas presentes cada domingo, cuando el papa Francisco reza el Ángelus en la plaza de San Pedro.

La Casa Pontificia está conformada por diversas personas que se encargan de la agenda, ceremonial, actividades religiosas y civiles del Santo Padre, entre las cuales están las recepciones a jefes de Estado, audiencias públicas y privadas, viajes, entre otros. Su prefecto es monseñor Georg Gänswein.

(29 de diciembre de 2014) © Innovative Media Inc.

martes, 30 de diciembre de 2014

“La cuestión es no solamente sentirse mejor sino ser objetivamente mejores”

Lunes 29 Dic 2014 | 11:18 am La Plata (Buenos Aires) (AICA): El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, aseguró que “el año nuevo nos muestra que las cosas no son totalmente caducas, que están destinadas por la creación bondadosa de Dios a perdurar. Y tenemos otro período que el Señor nos da para ser mejores, para que el balance al final de ese año nuevo sea un poquito mejor que el anterior y es así como uno va creciendo”. Asimismo, pidió pensar estas cosas porque si las llevamos a la práctica “vamos a sentirnos mejor, porque vamos a hacer lo mejor. La cuestión no es solamente sentirse mejor sino ser objetivamente mejores. Y eso se lo tenemos que pedir a Dios en la transición del año viejo al año nuevo”.

Ante la proximidad del comienzo de un año nuevo, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, señaló que “no debemos crecer solamente en años y en canas, debemos crecer sobre todo en la postura personal, en la riqueza interior y, especialmente, yo diría, en el modo como nos relacionamos con el mundo, con nuestra familia, con nuestros amigos y con aquellos que pasan por la calle junto a nosotros”.

“Cuando decimos que el centro de la fe cristiana, del Evangelio, de la vida de los cristianos, debe ser el amor y la caridad estamos refiriéndonos a eso. La caridad incluso se concreta en rasgos cotidianos de amabilidad, de sentido común, de dulzura en el trato”, destacó en su columna semanal en el programa Claves para un Mundo Mejor.

El prelado indicó que el fin de año tiene que recordarnos “el fin de la vida, el fin para el cual hemos sido creados” que es haber “sido creados para gozar de Dios por toda la eternidad” y si bien puede filtrarse “una cierta melancolía en el año viejo” es verdad que “el año nuevo nos recrea, nos pone contentos porque empezamos otro tramo”.

Asimismo, precisó que “este pensamiento que se puede hacer, que debe hacerse del sentimiento del corazón, puede ayudarnos a pasar mejor estos dos días, ese tiempo final del año calendario. Me parece que esto puede darle otro tono a nuestro festejo anual y, al mismo tiempo, es una ocasión de renovación”.

El arzobispo platense sugirió “hacer una especie de balance del año viejo aunque a veces el balance nos pesa en las espaldas pero siempre hay alguna cosa buena, quizás muchas cosas buenas, muchas cosas buenas podemos pensar, decir, hacer. Al mismo tiempo el año nuevo nos muestra que las cosas no son totalmente caducas, que están destinadas por la creación bondadosa de Dios a perdurar. Y tenemos otro período que el Señor nos da para ser mejores, para que el balance al final de ese año nuevo sea un poquito mejor que el anterior y es así como uno va creciendo”.

Por último, monseñor Aguer pidió pensar estas cosas porque si las llevamos a la práctica “vamos a sentirnos mejor, porque vamos a hacer lo mejor. La cuestión no es solamente sentirse mejor sino ser objetivamente mejores. Y eso se lo tenemos que pedir a Dios en la transición del año viejo al año nuevo”.+

Texto completo de la alocución

El cielo comienza en la familia

Desde el inicio, Dios pensó la historia apuntando a la salvación en el marco de una familia.

La fiesta de la Sagrada Familia que celebramos el domingo siguiente a la Navidad tiene el propósito de mostrarnos a un Jesús que vivió en medio de una sociedad normal, es decir, como un hombre normal en medio de sus contemporáneos. Para sus conocidos era uno mas, por ello que en los evangelios no encontremos detalles sobre esta etapa de su vida, de hecho solo conocemos el Nacimiento, el destierro y su encuentro con los Doctores de la Ley alrededor de sus 12 años, de allí pasamos al inicio de su ministerio mesiánico.

Desde el inicio de la historia Dios la pensó - pensar, querer y obrar en Dios no se diferencian – como historia que apunta a la salvación en el marco de una familia, la de los patriarcas primero, la del pueblo elegido después y la de la comunidad cristiana a final. Como hijos e hijas de Dios formamos parte de esta comunidad que nos hace “parientes”, nos conforma como familia de Dios, pues si somos hijos suyos somos hermanos entre nosotros.

En el medio de nuestras diferencias, enemistades, rivalidades, la humanidad toda camina hacia la realización de la promesa divina, y es por eso que nos confronta con el desafío que hay en nosotros: ser motores de una sociedad nueva, diferente, en la que primen los valores y la fraternidad. Caminos de reconciliación, aunque lentos pero con iniciativas, como el ocurrido recientemente entre dos grandes países separados por años como Estados Unidos y Cuba, muestran que el diálogo es posible, que algo diferente está surgiendo.

En el medio en el que nos movemos, en nuestro trabajo, centro de estudio, etc., podemos generar una nueva etapa de compromiso que nos lleve a fundar la familia que Dios ha pensado para nosotros, en la que las diferencias sean el camino para sentarse a dialogar y no un obstáculo difícil de sortear, y en la que adoptemos una actitud crítica y constructiva para con aquellas necesidades que vemos en nuestros hermanos. Que este tiempo de Navidad sea un incentivo para involucrarnos y comprometernos en a realización del Reino que ya está en medio nuestro recostado en la pequeñez del pesebre pero con la fuerza del grano de mostaza.

escrito por Emilio Rodríguez Ascurra @emilioroz
(fuente: yocreo.com)

lunes, 29 de diciembre de 2014

El Papa en el ángelus: "La Sagrada Familia nos anima a ofrecer calor humano"

Texto completo. Francisco reza un Ave Marí­a por las familias en dificultad y saluda con un aplauso a todos los abuelos del mundo

Ciudad del Vaticano, 28 de diciembre de 2014 (Zenit.org) Como cada domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San Pedro.

Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:

"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! En este primer domingo después de Navidad, mientras estamos todavía inmersos en el clima gozoso de la fiesta, la Iglesia nos invita a contemplar la Santa Familia de Nazaret. El Evangelio hoy nos presenta a la Virgen y san José en el momento en el que, cuarenta días después del nacimiento de Jesús, se dirigen al templo de Jerusalén. Lo hacen en religiosa obediencia a la Ley de Moisés, que prescribe ofrecer al Señor al primogénito (cfr. Lc 2, 22-24).

Podemos imaginar esta pequeña familia, en medio a tanta gente, en los grandes atrios del templo. No resalta a la vista, no se distingue… ¡Y sin embargo no pasa inadvertida! Dos ancianos, Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo, se acercan y se ponen a alabar a Dios por ese Niño, en el cual reconocen al Mesías, luz de las gentes y salvación de Israel (cfr. Lc 2, 22-38). Es un momento simple pero rico de profecía: el encuentro entre dos jóvenes esposos llenos de alegría y de fe por las gracias del Señor; y dos ancianos también ellos llenos de alegría y de fe por la acción del Espíritu. ¿Quién los reúne? Jesús. Jesús los reúne: los jóvenes y los ancianos. Jesús es Aquel que acerca a las generaciones. Es la fuente de aquel amor que une a las familias y a las personas, venciendo toda desconfianza, todo aislamiento, todo alejamiento. Esto nos hace pensar también en los abuelos: ¡Cuán importante es su presencia, la presencia de los abuelos! ¡Cuán precioso es su rol en las familias y en la sociedad! La buena relación entre los jóvenes y los ancianos es decisiva para el camino de la comunidad civil y eclesial. Y mirando a estos dos ancianos, estos dos abuelos --Simeón y Ana-- saludamos desde aquí, con un aplauso, a todos los abuelos del mundo.

El mensaje que proviene de la Sagrada Familia es sobre todo un mensaje de fe. En la vida familiar de María y José, Dios es verdaderamente el centro, y lo es en la persona de Jesús. Por eso la Familia de Nazaret es santa. ¿Por qué? Porque está centrada en Jesús.

Cuando los padres y los hijos respiran juntos este clima de fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas también difíciles, como muestra la experiencia de la Sagrada Familia, por ejemplo en el acontecimiento dramático de la huida en Egipto. Una dura prueba...

El Niño Jesús con su Madre María y con san José son un icono familiar sencillo pero muy luminoso. La luz que ella irradia es una luz de misericordia y de salvación para el mundo entero, luz de verdad para todo hombre, para la familia humana y para cada familia. Esta luz que viene de la Sagrada Familia nos anima a ofrecer calor humano en aquellas situaciones familiares en las que, por diversos motivos, falta la paz, falta la armonía, falta el perdón. Nuestra concreta solidaridad no disminuya especialmente en relación a la familia que están viviendo situaciones muy difíciles por las enfermedades, la falta de trabajo, las discriminaciones, la necesidad de emigrar…

Que nuestra solidaridad concreta no falle, en especial a las familias que están pasando por las situaciones más difíciles, por las enfermedades, la falta de empleo, la discriminación, la necesidad de emigrar... Y aquí nos detenemos un poco y en silencio rezamos por todas estas familias en dificultad, tengan dificultades por las enfermedades, la falta de empleo, la discriminación, la necesidad de emigrar, tengan dificultades de entendimiento e incluso de desunión. En silencio oramos por todas estas familias... (Ave María).

Encomendamos a María, Reina y Madre de la familia, todas las familias del mundo, para que puedan vivir en la fe, en la concordia, en la ayuda recíproca, y para eso invoco sobre ellas la materna protección de Aquella que fue madre e hija de su Hijo".

Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus:

Angelus Domini nuntiavit Mariae...

Al concluir la plegaria, el Pontífice recordó en la oración a los pasajeros del avión malasio desaparecido y a los pasajeros de los barcos accidentados en el mar Adriático:

"Queridos hermanos y hermanas,

Mi pensamiento se dirige, en este momento, a los pasajeros del avión malasio desaparecido durante el viaje entre Indonesia y Singapur, así como a los pasajeros de los barcos --en tránsito en las últimas horas en las aguas del mar Adriático-- involucrados en algunos accidentes. Mi cercanía --con el afecto y la oración-- a los familiares, a los que viven con aprensión y sufrimiento estas situaciones difíciles y a los que participan en las operaciones de rescate".

A continuación, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Santo Padre:

"¡Hoy el primer saludo lo dirijo a todas las familias presentes! La Sagrada Familia os bendiga y os guíe en vuestro camino.

Os saludo a todos, romanos y peregrinos; en particular, a los numerosos chicos de la diócesis de Bérgamo y Vicenza que han recibido o están a punto de recibir la Confirmación. Saludo a las familias del Oratorio de la Catedral de Sarzana, a los fieles de San Lorenzo in Banale (Trento), a los monaguillos de Sambruson (Venecia), a los scouts de Villamassargia y a los empleados de la Fraterna Domus".

Como de costumbre, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:

"Os deseo a todos un buen domingo. Os doy las gracias de nuevo por vuestras felicitaciones y por vuestras oraciones. Seguid rezando por mí. ¡Buena comida y hasta pronto!"

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana
(28 de diciembre de 2014) © Innovative Media Inc.

Ha salvado ya a 3.000 niños del aborto en las favelas, trabajando con madres pobres y drogadictas

Dóris Hipólito dejó su trabajo y se volcó en las chicas

Río de Janeiro ha atraído la atención del mundo al recibir la Jornada Mundial de la Juventud de 2013, la Copa del Mundo de 2014 y está listo para acoger los Juegos Olímpicos de 2016.

Mientras el foco de atención estaba en la Ciudad Maravillosa, una mujer salvó a más de 3.000 niños condenados al aborto en las favelas de la Baixada Fluminense, prácticamente sin ninguna atención, ni siquiera de su propio país. Todo comenzó de manera simple, hace 23 años.

Maria das Dores Hipólito Pires, mejor conocida como Dóris Hipólito, llevaba una vida relativamente confortable como profesora de historia y geografía.

La dirección de la escuela donde ella enseñaba le pidió que ayudara a algunas chicas que estaban sufriendo las consecuencias devastadoras de haber abortado.

Dóris juntó material provida para intentar ayudar a aquellas muchachas y difundió el material y la misión entre otros parroquianos.

Poco tiempo después, sintió la moción interior de promover un rosario público el día 13 de cada mes, ocasión para distribuir también folletos provida.

Con el apoyo del obispo Werner Siebembrok y la Legión de María, el pequeño grupo formado por Dóris comenzó a ayudar, en las periferias y favelas, a las mujeres que pensaban que no tenían ninguna alternativa que no fuera abortar.

Aunque el aborto sea ilegal en la mayoría de los casos en Brasil, existen muchas “clínicas” que los realizan ilegalmente en la Baixada Fluminense, una región con 3 millones de personas y con muchas carencias sociales.

Dóris va a la puerta de esas “clínicas” e intenta hablar con esas madres, muchas de las cuales son farmacodependientes y/o están sufriendo mucha presión por parte de terceros para abortar.

Ella las incentiva para que tengan a sus hijos, ofreciéndoles apoyo para continuar el embarazo y, principalmente, para transformar sus vidas.

Hace ocho años, Dóris dio un paso muy valiente con el apoyo de su familia: dejar el trabajo y trabajar a tiempo completo con aquellas mujeres desesperadas.

En 2007, encontró a un mujer sin casa, embarazada, con deficiencias físicas y mentales, que vivía debajo de un puente. Dóris rentó una pequeña casa para cuidarla. No tardó nada en aparecer en la casa una segunda mujer embarazada también agobiada por las necesidades extremas. Y otra, y otra, y otra más. Dóris entonces estableció formalmente la Casa de Amparo Provida.

Además de mantener un lugar seguro y lleno de cariño para cuidar de esas mujeres y sus hijos, Dóris ayudó a montar centros provida en iglesias locales para que las mujeres embarazadas contaran con más asistencia.

Tanto en estos centros como en la Casa de Amparo, las mujeres embarazadas encuentran formación profesional, atención médica y un lugar donde trabajar y vivir con dignidad, resolviendo las necesidades de los bebés.

Muchas de las mujeres que Dóris recibió se volvieron voluntarias en este mismo trabajo. La hija de una de las mujeres que ella ayudó hace veinte años es hoy voluntaria en la acogida y el cuidado de otras mujeres en situación de gran vulnerabilidad.

La presión política va en aumento en Brasil para que el aborto libre sea legalizado en el país. Existen grupos de ideología feminista radical que trabajan contra la acción provida realizada por Dóris.

Ella ya recibió amenazas por teléfono, incluso amenazas de muerte. Una mujer que fue a inspeccionar la Casa de Amparo vio fotos de los niños que fueron salvados del aborto y exclamó:“Esta casa nunca debería haber existido”.

Hoy, Dóris y su familia confían en la Divina Providencia para proveer sus necesidades y las de todas las personas que son atendidas en la Casa de Amparo. Ella espera ampliar las instalaciones y ya cuenta con la donación de un terreno, pero el proyecto está paralizado por falta de fondos.

Aun con sus limitaciones, Dóris ya fue testigo del triunfo de la vida de 160 niños que fueron salvados de abortos ilegales sólo este año.

Dificultades aparte, Dóris continúa firme, apoyada en Dios y en la fuerza de la esperanza que irradia del rostro de los bebés retratados en su pared. Y cuando las cosas son particularmente difíciles, ella se dice así misma: “Los poderosos me pueden demostrar su poder, pero los bebés me muestran el paraíso”.

Para más información sobre Dóris Hipólito y para ayudar a su maravillosa misión: http://www.gofundme.com/hub754

(fuente: www.religionenlibertad.com)

domingo, 28 de diciembre de 2014

Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo
(Mt. 2, 13-15. 19-23)
Gloria a ti, Señor.

Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le pareció en sueños a José y le dijo:"Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió par Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo:"Levántate, toma al niño y a su madre y regresa al tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño.Se levanto José, tomó al niño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá y advertido en sueños, se retiró a Galilea y fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará Nazareno.

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

El Evangelio de Mateo nos narra la experiencia de Jesús unida a la del pueblo de Israel. En esta historia Jesús, junto con su familia son llevados a Egipto para comenzar desde ese país el Nuevo Éxodo que guiará a Israel a la definitiva alianza con Dios a través de Jesucristo. Tal como Moisés y el pueblo de Israel caminaro n por el desierto hacia la tierra prometida, José, María y Jesús lo harán para llegar a la realización plena de esta promesa de Dios.

Esta historia de la familia de Nazareth nos deja ver el respeto que Dios tiene por la historia de los hombres. En e lla podemos ver como Dios no prescinde de las situaciones humanas, sean malas o buenas, sino que valiéndose de ellas, Él construye su historia y realiza su voluntad. Así, por la violencia y la envidia de un gobernante, la familia de Nazareth huye a Egipto y realiza simbólicamente el mismo recorrido que el pueblo de Israel.

ACTUALIDAD

¿Cómo puede ayudarnos una narración tan lejana a nosotros? Más allá de la experiencia de José, María y Jesús, está el mensaje que Mateo nos quiere trasmitir: Dios se val e de la historia del hombre para realizar su voluntad. Esta idea nos puede ayudar a comprender la situación y la misión de nuestras familias hoy que celebramos la fiesta de la Sagrada Familia.

Antes que nada, el Evangelio nos enseña como, aunque la familia estaba con Dios y era amada por Él, pues Jesús, su Hijo, estaba en ella, no todo en su vida era “color de rosa”. Ellos también sufrieron y encontraron contrariedades que les incomodaban y hacían difícil su caminar. Muchas veces en nuestras familias encont ramos estos obstáculos, por el egoísmo de otros o de algún miembro de la familia; por enfermedades, accidentes, falta de empleo u otras cosas que están fuera de nuestras manos. Cuando esto nos sucede, en lugar de reclamarle a Dios y preguntarle por qué nos sucedió esto, podríamos buscar su Palabra en todo esto y encontrar su camino y realizar su voluntad. Es muy fácil hoy en día renunciar ante las dificultades, es muy fácil buscar “puertas falsas” como el divorcio, el alcohol, el exceso de trabajo o peor aú n la indiferencia; pero hoy Dios nos llama a renovar nuestro esfuerzo, a reconocer su presencia en nuestra historia, su Palabra en nuestras situaciones y responderle con entereza y con la convicción de que Él camina con nosotros. Por que Él ya vivió tambié n sus problemas, y los enfrentó y entregó hasta su misma vida. Por eso, nadie como Él para comprendernos y acompañarnos a salir adelante como cristianos de cada una de nuestras situaciones.

Hoy es, por lo tanto, un día de gozo y alegría, porque Dios nos anuncia que Él camina con nosotros, que no nos abandona sino que busca por todos los medios nuestra realización y nuestra felicidad. Sólo falta que nosotros lo dejemos entrar a nuestras familias, que lo hagamos un miembro más, que lo hagamos sentir a g usto entre nosotros.

PROPÓSITO

Este fin de año, renovemos nuestro compromiso familiar. Solos no llegaremos a la felicidad a la que fuimos llamados, confiados en la presencia de Dios busquemos su Palabra y su voluntad en nuestra familia para poder as í recibirlo y amarlo como Él quiere ser amado: en comunidad.

Dios les dé su paz en este año que comienza.
Por tu pueblo, Para tu gloria,
Siempre tuyo Señor.

escrito por Héctor M. Pérez V., Pbro.
(fuente: www.homiletica.org)

sábado, 27 de diciembre de 2014

Francisco a la Curia: las 15 tentaciones que es necesario combatir

El Santo Padre invitó en este tiempo de Adviento, a crecer en santidad para realizar plenamente la propia misión

Ciudad del Vaticano, 22 de diciembre de 2014 (Zenit.org) El papa Francisco se reunión este lunes por la mañana en el Vaticano, con los dirigentes y miembros de los diversos dicasterios, consejos, oficinas, tribunales y comisiones que la componen la Curia Romana y la invitó "a ser un cuerpo que intenta día tras día ser más vivo, más sano y armonioso y más unido entre sí y con Cristo''. Y para ello el Santo Padre, con franqueza paternal señaló las tentaciones que es necesario combatir.

''La Curia está siempre llamada a mejorar y crecer en comunión, santidad y sabiduría para realizar plenamente su misión. Y sin embargo, como cada cuerpo, también está expuesta a las enfermedades... Me gustaría mencionar algunas de las más frecuentes en nuestras vidas de curia.

Son enfermedades y tentaciones que debilitan nuestro servicio al Señor'', prosiguió el Pontífice y después de invitar a todos a un examen de conciencia en este tiempo de Adviento, y en preparación de la Navidad, enumeró las 'enfermedades' curiales:

1 - 'La enfermedad de sentirse inmortal, inmune o incluso indispensable, dejando de lado los controles necesarios y normales. Una Curia que no es autocrítica, que no se actualiza, que no intenta mejorarse es un cuerpo enfermo... Es la enfermedad del rico insensato que pensaba vivir eternamente y también de aquellos que se convierten en amos y se sienten superiores a todos y no al servicio de todos''.

2- La enfermedad de "martalismo" (Marta), de la excesiva operosidad: es decir, de aquellos que están inmersos en el trabajo, dejando de lado, inevitablemente,''la mejor parte": Sentarse a los pies de Jesús. Por eso, Jesús invitó a sus discípulos a "descansar'' porque descuidar el necesario reposo conduce al estrés y la agitación. El tiempo del reposo para aquellos que han completado su misión, es necesario, es debido y debe tomarse en serio: pasar un "tiempo de calidad ''con la familia y respetar las vacaciones como un tiempo para recargarse espiritual y físicamente; hay que aprender lo que enseña el Eclesiastés que 'hay un tiempo para todo'.

3- La enfermedad del endurecimiento mental y espiritual: "Es la de los que, a lo largo del camino, pierden la serenidad interior, la vivacidad y la audacia y se esconden bajo los papeles convirtiéndose en 'máquinas de trabajo' y no en "hombres de Dios"... "Es peligroso perder la sensibilidad humana necesaria para hacernos llorar con los que lloran y se regocijan con los que gozan. Es la enfermedad de los que pierden 'los sentimientos de Jesús".

4 - Planificar como contador. "La enfermedad de la planificación excesiva y el funcionalismo: Es cuando el apóstol planifica todo minuciosamente y cree que haciendo así, las cosas efectivamente progresan, convirtiéndose en un contador o contable...Se cae en esta enfermedad porque siempre es más fácil y cómodo quedarse en la propia posición estática e inmutable. De hecho, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo ... Él es la frescura, la fantasía, la innovación".

5 - La no cooperación. "La enfermedad de la mala coordinación: Sucede cuando los miembros pierden la comunión entre sí y el cuerpo pierde la funcionalidad armoniosa y la templanza convirtiéndose en una orquesta que hace ruido porque sus miembros no cooperan y no viven el espíritu de comunión y equipo".

6 - "La enfermedad de Alzheimer espiritual: Es decir, la de olvidar la 'historia de la salvación' la historia personal con el Señor, el 'primer amor'. Es una disminución progresiva de las facultades espirituales... Lo vemos en los que han perdido el recuerdo de su encuentro con el Señor...en los que construyen muros alrededor de sí mismos y se convierten cada vez más. en esclavos de las costumbres y de los ídolos que han esculpido con sus propias manos".

7 - "La enfermedad de la rivalidad y la vanagloria: Pasa cuando la apariencia, los colores de las ropas y las insignias de honor se convierten en el principal objetivo de la vida... Es la enfermedad que nos lleva a ser hombres y mujeres falsos y a vivir una mística falsa y un falso quietismo.

8 - "La enfermedad de la esquizofrenia existencial: Es la enfermedad de los que viven una doble vida, fruto de la hipocresía típica de los mediocres y del progresivo vacío espiritual que ni grados ni títulos académicos pueden llenar. Se crean así su propio mundo paralelo, donde dejan a un lado todo lo que enseñan con severidad a los demás y empiezan a vivir una vida oculta y, a menudo, disoluta''.

9 - ''La enfermedad de las habladurías, de la murmuración, del cotilleo: Es una enfermedad grave que comienza con facilidad, tal vez sólo para charlar, pero que se apodera de la persona convirtiéndola en sembradora de cizaña (como Satanás), y en muchos casos en asesino a sangre fría' de la fama de sus colegas y hermanos. Es la enfermedad de las personas cobardes que por no tener valor de hablar a la cara, hablan a las espaldas.

10 - "La enfermedad de divinizar a los jefes: Es la enfermedad de los que cortejan a los superiores, con la esperanza de conseguir su benevolencia. Son víctimas del arribismo y del oportunismo, honran a las personas y no a Dios. Son personas que viven el servicio pensando sólo en lo que tienen que conseguir y no en lo que tienen que dar. Personas mezquinas, infelices e inspiradas sólo por su egoísmo fatal".

11 - "La enfermedad de la indiferencia hacia los demás: Es cuando todo el mundo piensa sólo en sí mismo y pierde la sinceridad y la calidez de las relaciones humanas. Cuando los más expertos no ponen sus conocimientos al servicio de los colegas con menos experiencia. Cuando, por celos.. se siente alegría al ver que otros caen en lugar de levantarlos y animarlos".

12 - La enfermedad de la cara de funeral: Es decir, la de las personas rudas y sombrías, que consideren que para ser serios hace falta pintarse la cara de melancolía, de severidad y tratar a los demás --especialmente a aquellos considerados inferiores-- con rigidez, dureza y arrogancia. En realidad, la severidad teatral y el pesimismo estéril son a menudo los síntomas del miedo y la inseguridad en sí mismo".

13 - "La enfermedad de la acumulación: Cuando el apóstol busca llenar un vacío existencial en su corazón acumulando bienes materiales, no por necesidad, sino simplemente para sentirse seguro... La acumulación solamente pesa y ralentiza el camino inexorablemente".

14 - "La enfermedad de los círculos cerrados: Donde la pertenencia al grupo se vuelve más fuerte que la del Cuerpo y, en algunas situaciones que la de a Cristo mismo. También esta enfermedad comienza siempre con buenas intenciones, pero con el paso del tiempo esclaviza a los miembros convirtiéndose en "un cáncer" que amenaza la armonía del cuerpo y puede causar tanto daño -escándalos- especialmente a nuestros hermanos más pequeños".

15 - "La enfermedad de la ganancia mundana, del lucimiento: Cuando el apóstol transforma su servicio en poder, y su poder en mercancía para conseguir beneficios mundanos o más poderes. Es la enfermedad de la gente que busca insaciablemente multiplicar su poder y para ello son capaces de calumniar, difamar y desacreditar a los demás, incluso en periódicos y revistas. Naturalmente para lucirse y demostrarse más capaces que los otros".

''Por lo tanto -señaló Francisco, después de explicar el catálogo de las enfermedades- estamos llamados - en este tiempo de Navidad y todo el tiempo de nuestro servicio y de nuestra existencia - a vivir "según la verdad en el amor, intentando crecer en todo hacia aquel que es la cabeza, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado, mediante la colaboración de todas las coyunturas, según la energía propia de cada miembro, recibe fuerza para crecer de manera de edificarse a sí mismo en la caridad''.

''Una vez leí -concluyó- que "los sacerdotes son como los aviones, son noticia sólo cuando se caen, pero hay tantos que vuelan. Muchos los critican y pocos rezan por ellos''. Es una frase muy simpática, pero también muy cierta, ya que describe la importancia y la delicadeza de nuestro servicio sacerdotal y cuanto daño puede causar un sacerdote que "cae" a todo el cuerpo de la Iglesia''.

(22 de diciembre de 2014) © Innovative Media Inc.

Cuando Dios calla

A veces uno prefiere el silencio. Nos habrá tocado sin duda acompañar a alguien que no tiene ganas de hablar. O no puede. Momentos de sufrimiento, momentos de profunda emoción, momentos de enojo, momentos de buscada soledad, momentos en que la persona necesita estar a solas consigo misma. Nuestra sensibilidad nos sugiere que es mejor no preguntar, no intervenir, no tratar de arreglar las cosas, no interrumpir... Sabemos que basta estar ahí, que la compañía y la comprensión es lo mejor que podemos ofrecer, y a veces sentimos el natural impulso de retirarnos discretamente. Aprendemos a respetar el silencio, como un espacio de intimidad que no queremos violar.

Posiblemente hubo momentos así en la vida de Jesús. A veces caminaba a solas, por delante de sus discípulos (cf Mc 10,32). Otras veces oraba de noche (cf Lc 6,12), incluso en alguna ocasión les invitó a dejarlo solo y adelantarse a la otra orilla, Él llegaría más tarde...(cf Mt 14, 23) "Cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está allí en lo secreto..." (cf. Mt 6, 6)

También María se recogía en su interior para meditar una y otra vez los misterios de Jesús que la providencia le había concedido vivir y compartir de un modo tan abismalmente privilegiado: como su Madre (cf Lc 2, 19; Lc 3, 51). Y el silencio de su corazón se convertía en escucha y en "lectio" de la Palabra viva que habitaba bajo su techo.

Necesitamos espacios de silencio. Nos gusta que respeten nuestro silencio.

Sin embargo, no se sabe por qué, algo distinto nos pasa con Dios. Cuando estamos junto a Él, a veces le encontramos callado... ¡y no lo entendemos! ¡y nos enojamos!, ¡y nos dolemos!, ¡y le reprochamos! Respetar Su silencio

Tal vez Dios NS también busca espacios de silencio, corazones vacíos, un lugar donde poder ser amado porque es Dios, sin reclamos de atención de ningún tipo...

"El silencio tiene la capacidad de abrir en la profundidad de nuestro ser un espacio interior, para que Dios habite, para que permanezca su mensaje, y nuestro amor por Él penetre la mente, el corazón, y aliente toda la existencia". (Benedicto XVI, 7 de marzo de 2012)

"En este templo santo de Dios, en esta morada suya, sólo Él y el alma se gozan con grandísimo silencio". (Santa Teresa de Jesús, 7M 3,11)

Qué hermoso es imaginar que nuestro corazón y nuestra alma pudieran significar para nuestro Señor el espacio de calma, de paz, de intimidad, de silencio, que Él busca. Qué hermoso es pensar que podemos ofrecerle un amor oblativo, un amor cargado de ternura y de respeto. A lo mejor –Él lo sabrá- en este espacio de cielo que es el fondo de nuestra alma, donde la Santísima Trinidad habita, las tres divinas Personas gozan de momentos muy suyos, a solas, recordando quizá aquellas noches tan bellas de diálogo sobre una colina junto al lago de Galilea. Me consuela profundamente pensar que puedan escoger un corazón como el mío para su intimidad divina.

escrito por Angeles Conde 
(fuente: www.la-oracion.com)

viernes, 26 de diciembre de 2014

El Papa en el Ángelus: 'La coherencia es una gracia que hay que pedir al Señor'

Texto completo. Francisco advierte de quienes se dicen cristianos y viven como paganos

Ciudad del Vaticano, 26 de diciembre de 2014 (Zenit.org) En la fiesta de san Esteban, el primer mártir de la Iglesia, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San Pedro.

Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:

"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy la liturgia recuerda el testimonio de san Esteban. Elegido por los Apóstoles, junto con otros seis, para la diaconía de la caridad --es decir, para asistir a los pobres, los huerfanos, las viudas-- en la comunidad de Jerusalén, se convirtió en el primer mártir de la Iglesia. Con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de reyes, da testimonio de Él, ofreciéndole el don de su propia vida al servicio de los más necesitados. Y así nos muestra cómo vivir plenamente el misterio de la Navidad.

El Evangelio de esta fiesta muestra una parte del discurso de Jesús a sus discípulos cuando los envían a la misión. Dice, entre otras cosas: "Seréis odiados por todos a causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin se salvará" (Mt 10, 22). Estas palabras del Señor no turban la celebración de la Navidad, sino que la despojan del falso revestimiento empalagoso que no le pertenece. Nos hacen comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Para acoger verdaderamente a Jesús en nuestra existencia y prolongar la alegría de la Noche Santa, el camino es precisamente el que indica este Evangelio. Es decir, testimoniar a Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo a ir contracorriente y pagar en persona. Y, si no todos están llamados, como san Esteban, a derramar su propia sangre, a todo cristiano se le pide, sin embargo, que sea coherente en cada circunstancia con la fe que profesa.Es la coherencia cristiana. Es una gracia que debemos pedir al Señor. Ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir 'soy cristiano' y vivir como pagano. La coherencia es una gracia que hay que pedir hoy.

Seguir el Evangelio es ciertamente un camino exigente --pero bello, ¡bellísimo!-- y el que lo recorre con fidelidad y valentía recibe el don prometido por el Señor a los hombres y a las mujeres de buena voluntad. Como cantaban los ángeles el día de Navidad: ¡paz, paz! Esta paz donada por Dios es capaz de serenar la conciencia de todos los que, a través de las pruebas de la vida, saben acoger la Palabra de Dios y se comprometen en observarla con perseverancia hasta el final (cfr. Mt 10, 22).

Hoy, hermanos y hermanas, rezamos de manera particular por cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por su testimonio de Cristo. Quisiera decir a cada uno de ellos: si lleváis esta cruz con amor, habéis entrado en el misterio de la Navidad, estáis en el corazón de Cristo y de la Iglesia.

Recemos también para que, gracias al sacrificio de estos mártires de hoy --son muchos, muchísimos-- se fortalezca en cada parte del mundo el compromiso para reconocer y garantizar concretamente la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de toda persona humana.

Queridos hermanos y hermanas, os deseo que paséis serenamente las fiestas navideñas. Que san Esteban, diácono y primer mártir, nos sostenga en nuestro camino cotidiano, que esperamos coronar, al final, en la asamblea festiva de los santos en el Paraíso.

Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus:

Angelus Domini nuntiavit Mariae...

Al concluir la plegaria, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Pontífice:

"Queridos hermanos y hermanas,

os saludo en la alegría de la Navidad y renuevo a todos mi deseo de paz: paz en las familias, paz en las parroquias y comunidades religiosas, paz en los movimientos y en las asociaciones.

Saludo a todas las personas que se llaman Esteban o Estefanía. ¡Muchas felicidades!

En estas semanas he recibido muchos mensajes de felicitación de Roma, y de otros lugares. No siéndome posible responder a cada uno, expreso hoy a todos mi sentido agradecimiento, especialmente por las oraciones. ¡Gracias de corazón! ¡El Señor os recompense con su generosidad!".

A continuación, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:

"Y no os olvidéis: coherencia cristiana, es decir, pensar, sentir y vivir como cristiano, y no pensar como cristiano y vivir como pagano. ¡Eso no! Hoy, pedimos a Esteban la gracia de la coherencia cristiana. ¡Coherencia cristiana! Y, por favor, seguid rezando por mí. No lo olvidéis.

¡Buena fiesta y buen almuerzo! Hasta pronto".

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana (26 de diciembre de 2014) © Innovative Media Inc.

Confiar en Él sólo

Recién fundado el monasterio de San José de Ávila sus confesores le piden a Teresa que ponga por escrito una serie de consejos de vida espiritual para las religiosas carmelitas. La santa coge la pluma y comienza a redactar lo que ella cree que les podrá ayudar a sus monjas a vivir con perfección su vida de relación con Dios. Uno de estos consejos dice así: "Poned los ojos en vos y miraos interiormente: hallaréis vuestro Esposo que no os faltará; antes mientras menos consolación por fuera más regalo os hará" (Camino de Perfección 49, 1).

Lo primero que dice la Santa es "poner los ojos en sí", es decir, cultivar la vida interior. Es fácil para el alma vivir de exterioridades, impresiones, emociones e imágenes que se orientan al mundo exterior; ese mundo de los sentidos que tanto fascina a un primer momento pero que luego deja el alma seca y vacía. Santa Teresa aconseja por el contrario mirar al maravilloso mundo interior donde se halla el dulce huésped, el Esposo del alma, quien la conoce perfectamente y es capaz de revelarle los grandes misterios del amor del Padre. Pero todo esto a condición de que ella sepa mirar su interior de modo adecuado.

No se trata de hacer un ejercicio psicológico de introspección que puede ser útil para un mayor conocimiento personal, pero que sólo se queda en la esfera todavía externa al espíritu. Hay que ir más allá, al maravilloso mundo interior del espíritu, que está lleno de continuas sorpresas para quien se deja cautivar por esa Presencia de la Trinidad, presente en el alma por la gracia santificante. La belleza del mundo interior puede coincidir con una externa desolación. Más aún la Santa llega a decir: "cuanto menos consolación hay por fuera más regalo os hará". El Señor está ahí dentro esperando a dar sus dones (regalo) a quien sea capaz de volver los ojos del alma hacia Él.


Los dones de Cristo

Su presencia se manifiesta como suavidad consoladora, como fuerza irresistible que abate la propia debilidad. Así lo testimonia la vida de muchos santos y de la misma santa de Ávila en la que muchos momentos de gran gracia interior coincidían con enormes pruebas exteriores. El hombre de oración es capaz de conservar siempre una mirada confiada hacia el mundo, hacia los demás y hacia sí mismo porque es consciente de las maravillas de la gracia divina en su propio corazón.

La santa continúa diciendo que Él "es muy piadoso y a persona afligida jamás falta, si confía en Él solo". La verdad fundamental que sostiene la fe del creyente es la piedad del Señor hacia Él, es decir, la mirada fundamentalmente paterna y misericordiosa de Dios que llena el interior del hombre de una alegría inmensa e inesperada que nada ni nadie puede dar ni podrá quitar. Él mismo, que ha tomado sobre sí nuestros dolores, sabe lo que es estar afligido y por ello él mismo es capaz de consolar a quien ahora lo está. Es lo que dice la carta a los Hebreos: Tenemos un Sumo Sacerdote que es capaz de compartir nuestras debilidades, habiendo él mismo sido probado en todo, a semejanza nuestra, menos en el pecado (Cf. Heb 4, 14). Santa Teresa termina su reflexión con aquello que es el fundamento y la condición de todo lo demás: "Sí se confía en Él sólo". La oración, toda oración debe ser una oración de abandono.

Nos conduce, si es auténtica, a confiar sólo en Cristo. Cuando se llega a este punto, se comienza a volar hacia Él porque eso es lo que Él está esperando: la confianza y el abandono totales. Dios mismo se encarga de ir despojando el espíritu de lo que no es esencial para llegar a la actitud de absoluta confianza. Sólo así Él podrá realizar con libertad su obra de santificación según el proyecto que Él tiene para cada persona. La única condición es: "Confiar en Él sólo".

escrito por P. Pedro Barrajón, L.C.
(fuente: www.la-oracion.com)

jueves, 25 de diciembre de 2014

Cristo Jesús está con nosotros esta noche

El Dios de los cielos, queriendo ponerse en nuestras manos, se hace pequeño, indefenso, niño, en el portal de Belén, donde podremos adorarle.

"Como el joven se desposa con una doncella, se desposará contigo tu hacedor: como el esposo se alegra con la esposa, así se alegrará tu Dios contigo".

Como en un magnífico exordio, con la alegría de los esposos que conviven juntos, así anuncia el Profeta Isaías la venida de Cristo el Salvador que colmará los deseos de los hombres de una muy estrecha solidaridad con el autor de los siglos, de los continentes y de los hombres.

Cristo Jesús está con nosotros esta noche, este día y todos los siglos, y aunque personajes extraños tratan de acaparar las miradas y atraerlas hacia sí, Cristo Jesús tendrá que ser el único centro de atención, de amor, de paz y de solidaridad.

Benedicto XVI lo expresa magníficamente: "En la gruta de Belén, la soledad del hombre está vencida, nuestra existencia ya no está abandonada a las fuerzas impersonales de los procesos naturales e históricos, nuestra casa puede ser construida en la roca: nosotros podemos proyectar nuestra historia, la historia de la humanidad, no en la utopía sino en la certeza de que el Dios de Cristo Jesús está presente y nos acompaña".

No cabe duda que todos los hombres se preguntan, unos para acogerlo y otros para rechazarlo, cómo es Dios y qué rostro tiene. Los que han intentado acercarse a él, nos han dado su propia versión, y nos han reflejado su experiencia, pero ha sido la suya propia que muchas veces no refleja definitivamente el rostro del verdadero Dios. Ni los profetas, ni los sacerdotes, ni Moisés siquiera, han logrado darnos una versión total del Dios del Universo, e incluso, muchos quisieron hacerse un Dios a su imagen y semejanza, para sostener la precariedad de sus vidas e incluso tratando de encontrar en él, justificación para su estrecha o torcida manera de vivir, justificando sus injusticias, su avaricia, su tremenda avaricia, que deja a muchos sin comer, mientras ellos se permiten disfrutarlo todo.

Todas esas versiones que nos han dejado de Dios, han sido o incompletas o falsas, y podría haber desconcierto, cuando San Juan, en el prólogo de su Evangelio, afirma tajantemente que a Dios nadie lo ha visto. ¿Entonces qué hacer? ¿Está el Señor jugando a las escondiditas? No definitivamente no, pero tendríamos que decir al llegar a este punto, que el verdadero Dios es tan grande, que nunca lo entenderíamos ni podríamos poseerlo con nuestra débil inteligencia y con la cortedad de nuestra manos.

Pero precisamente el Dios de los cielos, queriendo ponerse en nuestras manos, se hace pequeño, indefenso, niño, en el portal de Belén, y en él podremos adorar al Dios que los hombres buscan para tener una respuesta a todas sus inquietudes. Es la respuesta del verdadero Dios, un Dios que se hace niño y se hace hombre, para que el hombre se haga Dios. Y esa realidad se realiza en la persona de Cristo Jesús, que es todo Dios y es al mismo tiempo todo hombre. Qué admirable descubrimiento del Dios de los cielos, creador de cuanto existe. En el Divino Niño podemos adorar la grandeza de Dios, sin olvidarnos que cuando el Hijo de Dios se encarna, ya lleva presente con él la salvación para todos los hombres con su muerte y resurrección.

Es el momento de la adoración, es el momento del amor. a Cristo mismo no lo entenderemos sin amor, y sin amor tampoco comprenderíamos el designio de Dios de hacerse cercano a los hombres. Mientras prendemos luces y más luces en al árbol de Navidad, esforcémonos más por encender el corazón en la luz del corazón de Cristo para que todo el mundo se convierta en una hoguera de amor, de paz, de consuelo y de solidaridad para todos los hombres.

Esta es la VERDADERA Y FELIZ NAVIDAD.

escrito por P. Alberto Ramírez Mozqueda 
(fuente: catholic.net)

Les anuncio una gran alegría: Hoy nos ha nacido el Salvador, que es Cristo, el Señor

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas
(Lc 2, 1-14)
Gloria a ti, Señor.

Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban ahí, le llego a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada. En aquella región habían unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor: El ángel les dijo: "No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido en la ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre". De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!".

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.


En el Misal Romano la liturgia propone para esta fiesta cuatro misas, cada una con sus propias lecturas: para el 24 de diciembre la Vespertina de la Vigilia, y para el 25 la de Medianoche, la de la Aurora y la del Día. En mi siguiente reflexión me referiré sólo a las lecturas señaladas para la de Medianoche, que puede celebrarse también desde el 24 en la tarde.

Los textos bíblicos de Isaías en la primera lectura (Isaías 9, 1-3.5-6), del apóstol san Pablo en la segunda (Carta a Tito 2, 11-14) y del Evangelio según san Lucas (2,1-14), emplean la imagen de la luz que disipa las sombras para expresar el reconocimiento del niño Jesús nacido en una humilde pesebrera como el Salvador prometido por Dios, y nos invitan a disponernos con nuestra conducta para su venida gloriosa al final de los tiempos, es decir, para cuando nos encontremos definitivamente con Él en la eternidad.

1. La relación de la fiesta de la Navidad con el símbolo de la luz

La Biblia no señala la fecha exacta del nacimiento de Jesucristo. Durante los primeros tres siglos de la era cristiana, la Iglesia no dedicó un tiempo especial a la Navidad. Sólo desde el siglo IV, cuando el cristianismo fue establecido como religión oficial con la conversión del emperador Constantino, se empezó a celebrar una liturgia especial la noche del 24 y durante el día 25 del último mes del año para proclamar al niño Jesús nacido como la Luz del mundo, en lugar de la fiesta pagana que se dedicaba al “nacimiento del sol invicto” con motivo del solsticio de invierno. Este es el sentido que desde nuestra fe le damos los cristianos al anuncio profético del llamado “tercer Isaías”: “ El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló ”. Lo que este profeta proclamaba refiriéndose al regreso de los israelitas de su destierro en Babilonia en el año 538 antes de Cristo, nosotros lo aplicamos a la manifestación visible de Dios hecho hombre como nuestro Salvador, iniciada con el acontecimiento de la Navidad hace poco más de dos mil años, que hace posible la justicia y la paz en la medida en que acojamos su “buena noticia”.

2. “Y esta es la señal: ... un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”

La “buena noticia” -que es lo que precisamente significa la palabra “evangelio”- es precisamente el nacimiento de Jesús. Se trata de una noticia gozosa -“ les anuncio una gran alegría ”-, que no sólo se expresa ante todo con una alabanza a Dios, sino que implica además una bendición para todos los seres humanos que la reciban con fe, y cobra por ello un significado especial el himno litúrgico del inicio de la celebración eucarística, que resuena con gozo en la noche de la Navidad: “ Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor ”. Hay además en el relato evangélico de Lucas un detalle muy significativo: la “señal” por la cual puede verificarse la realización de esa buena noticia es un niño envuelto en pañales y acostado en un establo, en un pesebre. En otras palabras: al Dios que ha venido a salvarnos no hay que buscarlo en las alturas inaccesibles -no obstante la exclamación “ Gloria a Dios en el cielo ”-, sino en la realidad cercana de lo humano, porque Él mismo ha asumido nuestra propia naturaleza para redimirla. Y no se le encuentra en medio del lujo y la fastuosidad de los palacios, sino en la pobreza, humildad y sencillez de una pesebrera.

3. “Una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos”

Pero la celebración de la Navidad no debe quedarse para nosotros en una mera contemplación. Debe llevarnos también al compromiso de una existencia vivida de acuerdo con el plan salvador de Dios, que precisamente implica una conducta coherente con nuestra fe en Él. Esto es lo que nos dice San Pablo en la segunda lectura, tomada de su carta a Tito, uno de sus colaboradores en la proclamación de la buena noticia de la salvación “ para todos los hombres ”. Si nos unimos para dar gloria a Dios en el cielo y desear la paz para toda la humanidad, llevemos esta manifestación a la práctica a través de nuestras “ buenas obras ”. Sólo así seremos ese “ pueblo purificado ” y nos dispondremos para la “ aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo ”. Es decir, para nuestro encuentro definitivo con él en la eternidad. Que así sea.-

escrito por Gabriel Jaime Pérez, S.J. 
(fuente: www.jesuitas.org.co)

miércoles, 24 de diciembre de 2014

María y José buscan posada

No les acompaña ni el disgusto, ni el resentimiento, ni el malestar, por no encontrar un lugar para pasar la noche, conocen su propia condición y no les extraña, pues así lo quiere Dios.

I

Tú y yo estábamos hablando sobre la calzada elevada de la puerta de tu casa en Belén, y los hombres, que se saludaban y movían, ni siquiera se fijaron en aquella pareja de humildes aldeanos que irrumpieron por la calle rebosante, llena de confusión y forasteros.

Alguien nos contó de ellos cosas maravillosas: sin que lo advirtieran, era la pareja más grata a Dios que pisaba los caminos, y los seguimos a distancia para ver qué hacían.

Vienen desde lejos, como los demás, para cumplir con el edicto del Emperador. Traen, como único ajuar, una borriquilla y una alforja con las cosas necesarias. Son descendientes de David -¡quién lo diría!-, y se confunden entre las gentes llegadas de todas las comarcas.

Ella, sobre su cabalgadura, es María. José va a pie, delante de la borriquilla, abriéndose paso como puede, entre la apretada multitud. Así han caminado desde el Norte, pasaron sin detenerse por Jerusalén, y, sin cambiar su andar de viajeros, acaban de entrar en el pueblo.

Entre la abigarrada muchedumbre, llena de colorido y de gritos, cabalga la Reina del Cielo. Nadie se fija en ella.

El esperado por milenios acaba de entrar en Belén, y nadie lo sabe. Los hombres y mujeres se agitan en el mercado bullicioso que todos componen, y no se dan cuenta de la visita que reciben. Van derechos al mesón. María no se apea del animal. José entra. Pasa algún tiempo. Sale, toma el ramal de la asnilla, y, sin decir nada a la Virgen -sólo cruzan entre sí una mirada-, continúan por aquella calle, hacia la otra salida del pueblo.

Buscan refugio lejos de los hombres. No había lugar para ellos…

II

Ocultarse y desaparecer. Misión tuya y mía si queremos ser eficaces. Si no somos humildes, fabricaremos nubes y gastaremos la vida en verlas pasar: el camino se revela a los pequeños.

No había lugar para ellos: la pobreza de la familia no disponía del dinero necesario para alquilar la comodidad de una estancia reservada, y la pureza de María exigía rodear su parto de soledad y retiro.

No se enojan, ni protestan, ni critican. No reaccionan como nosotros cuando no nos dan nuestro lugar, ese lugar muchas veces imaginado. Aprendamos a portarnos de esa manera cuando nos desprecian, o no nos toman en cuenta, o no valoran nuestras condiciones y obras, o cuando creemos que se aprovechan de nuestro esfuerzo, que son formas distintas de no darnos el lugar que nos corresponde. Tampoco se lo dieron a José, ni a María, ni a Jesús. Los vemos alejarse.

A esos peregrinos no les acompaña ni el disgusto, ni el resentimiento, ni el malestar. Serenos, conocen su propia condición, no les extraña; pues así lo quiere Dios. Lo sienten, sí, por el Niño que va a nacer, no por ellos.

III

Es en relación a Cristo como hay que vivir esas peleas interiores: las batallas y guerras personales.

¿Es que otros con menos condiciones que tú brillan más? Así lo quiere Dios. Tienes, por lo menos, el consuelo de que a otros dio brillo y a ti, sin embargo, condiciones. Además -fue una anciana moribunda quien lo dijo a su hija consagrada a la caridad-, «no pretendas brillar en este mundo, sino en el otro».

Y si no quieres brillar en la tierra, no tendrás curiosidad, ni desazón, pues no son otros, sino Cristo, la referencia. Estarás atento al modelo: Hombre, Niño, Hostia. Es la tendencia a bajar, en contra de la soberbia que, con mil pretextos, nos empuja a subir.

Decidirse a vivir la humildad supone una conversión. Es una conversión a Cristo; la paz se presenta como premio inmediato.

Tendencia a bajar, como la raíz, que no pide ningún reconocimiento por llenar de frutas jugosas la copa del árbol. Que las miradas de los hombres no se lleven el mérito de tu labor. Raíz silenciosa y amante: ante la contrariedad, ante la injusticia, ¡calla!, que así lo exige el amor. Y no quieras ser mayor, baja. No justifiques tu soberbia con años, con éxitos… La raíz que se sube seca el árbol. ¿Fiarte de ti? ¿Tan pronto olvidas tus fracasos?

IV

Y vemos alejarse a la humilde pareja, dejándonos -nosotros sabemos quiénes son- un ejemplo impresionante.

En nuestra vida entre los hombres es preciso estar vigilantes, pues seguimos con facilidad las conductas que fomentan nuestra vanidad: y es la de esos peregrinos la indicada. Cuando no haya lugar para ti, acuérdate de que eres polvo. La grandeza está en la humildad. El tomillo exhala su aroma cuando lo pisan. Y una mala contestación es una oportunidad. Pues cuando se es más grande en el amor, menos importa aparecer pequeño: las estrellas gigantes no temen presentarse como gusanitos de luz.

Los viajeros han desaparecido de nuestra vista, y nos quedamos pensando en la Niña Virgen. El viaje para ella debió ser molesto, pues estaba en el noveno mes de su embarazo. Cuando se tiene una misión grande no se buscan excusas, y el yo jamás aparece.

El humilde es noble, dócil, útil. Como el bronce, que en el calor se hace fluido y adopta fácilmente la forma que se le da: si campana, sus llamadas se oyen lejos; si quieren fundirlo de nuevo, lo admite, y adopta tantas formas como el artista quiera darle, pues en sus manos se hace blando y silencioso; y al salir de ellas, se endurece y es sonoro; se amolda a lo que convenga tantas veces como sea preciso: campana, lanza, comedero, vaso de adorno. Conozco a muchos que así hacen de todo por el amor.

Al acabarse las blancas hileras de casas, José siguió su camino. Una gruta, que sirve de establo, los recibe.

Reproducido con permiso del Autor.
“Caminando con Jesús”, J.A. González Lobato, Ediciones RIALP, S.A.
Este libro puede comprarlo en www.beityala.com

(fuente: www.encuentra.com)

La Navidad y sus Tradiciones: Los Nacimientos

El Navidad está rodeada de costumbres y tradiciones, una de las más hermosas son los Nacimientos.

Este mes celebramos el Nacimiento de Jesús. Este acontecimiento está rodeado de costumbres y tradiciones que hoy recordaremos.

Con el Nacimiento de Jesús se cumple la promesa de Dios al mundo de enviar a un Salvador. Jesucristo es Dios hecho hombre.


Un poco de historia

Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió, o lo que se acostumbraba hacer, en tiempos pasados.

Son los hechos u obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita.

La palabra "tradición" viene del latín "traditio" que se refiere al verbo "tradere", que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado.

En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo su aspecto exterior, sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas mejor. Este es un modo de evangelizar.

Existen muchas tradiciones y costumbres que se celebran en el tiempo de Adviento y de la Navidad.

A continuación, presentaremos una de ellas con una pequeña explicación acerca de su significado y origen:


Los Nacimientos.

El Papa San Sixto III, en el siglo V d.C. ya celebraba la Navidad con algunas representaciones del Nacimiento de Cristo realizados en una gruta semejante a la de Belén que él mismo había mandado construir en una Iglesia.

Sin embargo, se considera a San Francisco de Asís como el creador de los Nacimientos. En 1223 quiso celebrar una “Noche Buena” en la que se reviviera el recuerdo de Jesús nacido en Belén. Para que todos pudieran comprender mejor las condiciones en las que sucedió, puso un Nacimiento en el bosque con personas y animales vivos.

Esta actividad gustó mucho a las personas que asistieron y se empezó a popularizar. Con el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a sustituir a las personas y animales con figuras de madera o de barro.

Esta tradición fue acogida con gran cariño y se ha extendido por todo el mundo desde el siglo XVI.

Poner un nacimiento en casa, en el que podemos contemplar la imagen de Belén, el pesebre, los pastores, los magos, José y María, puede ser una actividad que fomenta la unión familiar. Y al mismo tiempo, convertirse en una imagen que nos ayude a meditar en el misterio de la Navidad y en las virtudes de cada uno de los personajes. A través de los sentidos se eleva nuestro espíritu ante este gran acontecimiento.

El Nacimiento nos invita a reflexionar en el gran misterio de Dios hecho hombre por amor al hombre.

escrito por Tere Vallés
(fuente: catholic.net)

martes, 23 de diciembre de 2014

La Buena Noticia de Navidad

'Palabra y Vida' del arzobispo de Barcelona

Barcelona, 21 de diciembre de 2014 (Zenit.org) El hombre actual, a pesar de estar apasionado por la ciencia y la técnica -y distraído por los sorprendentes productos que esta última produce- tiene necesidad del mensaje de Navidad y puede ser sensible a él. Porque esta fiesta nos lleva a la contemplación de un misterio sorprendente y gozoso: que Dios creador y omnipotente es sobre todo amor y que ese amor lo lleva a hacerse para nosotros un niño pobre y humilde.

Vivir escuchando la Palabra del Evangelio es para toda la Iglesia el fundamento de su esperanza y la base de su renovación. El papa Francisco desea una reforma de la Iglesia, pero para hacer una Iglesia "en salida misionera", una Iglesia entendida como la totalidad del Pueblo de Dios que evangeliza. Esta es la Buena Nueva que nos gustaría que llegara a todos esta Navidad.

Sin embargo, no podemos olvidar que la tarea misionera tiene necesidad de unas motivaciones espirituales, como nos recuerda el papa Francisco en su documento titulado precisamente La alegría del Evangelio. Quizás sólo los místicos sean capaces de captar el sentido espiritual más profundo de la Navidad, que es un mensaje de amor. Toda la Navidad está empapada de amor. Santa Catalina de Siena, una de las patronas de Europa, lo expresaba con estas palabras hechas oración gozosa: "Tú, oh Dios, empujado por tu amor, por tu voluntad de reconciliar por la gracia el linaje humano contigo, nos diste la palabra de tu Hijo Unigénito, que realmente fue conciliador y mediador entre tú y nosotros".

La santa no podía comprender que se pudiera permanecer insensible a este mensaje cuando se hacía la pregunta: "¿Qué corazón será tan duro que se pueda conservar intacto, sin romperse, si considera que tanta alteza bajó a una profundidad y humildad tales como las de nuestra humanidad?" Y aún se preguntaba ante Dios cuál fue la causa de la Navidad, y se respondía así: "La causa fue sólo vuestro amor inefable".

Sí, realmente, el mensaje de Navidad, como ya he dicho, está empapado de amor. Por eso ha calado tan profundamente en el corazón de la humanidad. Este año es el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra, que me lleva a recordar un hecho tan insólito como significativo que se produjo con motivo de la Navidad: en algunos lugares, combatientes de los dos bandos del frente salieron de sus trincheras para confraternizar los unos con los otros.

San Juan evangelista lo dice con estas palabras: "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna". Deseo que la fraternidad y la paz de Navidad puedan llegar a todos los hombres y las mujeres de buena voluntad. ¡Santa y gozosa Navidad a todos!

(21 de diciembre de 2014) © Innovative Media Inc.

Alimentar nuestra esperanza

Santo Tomás de Aquino habla de la oración como "intérprete de la esperanza" (Suma Teológica II-II, 17, ad 2). Como seres humanos estamos llenos de miedos y de esperanzas. Ambas actitudes tienen que ver con nuestra historia, la experiencia tenida, la situación presente y el futuro, lejano o inmediato. ¿Quién de nosotros no alberga en su corazón expectativas, ilusiones, deseos y al mismo tiempo miedos, preocupaciones, ansias? Quien no tuviera ni miedos ni esperanzas lo calificaríamos de in-humano. El cristiano espera y teme como cualquier hombre. Por el hecho de ser cristiano, de estar bautizado, de creer en Cristo, no cambia su situación existencial. Estamos en un mundo que se presenta muchas veces como agresivo y violento; y nos sentimos amenazados. No siempre sabemos bien el objeto del temor. Pero ahí está y a veces no corroe el alma ese temor íntimo, en forma de ansia, de angustia, de preocupación, que no siempre podemos compartir con los demás.

Todos necesitamos alguien en nuestras vidas que nos ahuyente esos miedos innatos que crece en nosotros y que nos quitan la paz. En el Evangelio encontramos en numerosas ocasiones la invitación de Cristo a sus discípulos a no tener miedo: "No tengan miedo. Soy yo" (Mt 14, 27). Las mismas palabras las repite a las mujeres a las que se aparece resucitado el día de Pascua (Mt 28, 5.10). Es un estribillo que se repite en muchos encuentros con sus apóstoles y discípulos. El solo encuentro con Cristo quita el temor y alimenta la esperanza.

Mientras caminamos por la vida terrena nuestro modo privilegiado de encuentro con Cristo (además de los sacramentos y del "sacramento" de la caridad al prójimo) es la oración. Allí encontramos al Cristo vivo y verdadero, el que aleja el miedo y alimenta la esperanza. Por ello la oración es non sólo intérprete de la esperanza sino también fuente de la esperanza. Quien ora con sencillez, encuentra al divino Maestro y prostrado con confianza a sus pies escucha sus palabras. De este encuentro salimos renovados en la mente y en el corazón. De frente a los vendavales del mundo, a las pequeñas o grandes sorpresas de la vida, el orante es capaz de guardar la calma y da a su vida una fundamental tonalidad de esperanza, un optimismo radical que nada ni nadie le podrá quitar. La oración alimenta nuestra esperanza y nos quita el miedo. Esa es nuestra experiencia y fue la experiencia de Jesús. Cuando acaba su en Getsemaní, después de la intensa agonía que lleva a su alma hasta una tristeza de muerte, confortado por la oración se acerca a apóstoles y les dice: "¡Levantaos. Vámonos!" (Mt 26, 46). La oración le ha hecho superar el miedo, la oración le ha hecho recuperar la confianza. La oración ha vuelto a poner ante sus ojos de hombre el rostro amable del Padre que le dará fuerza para afrontar la ignominia de la cruz.

escrito por P. Pedro Barrajón, L.C. 
(fuente: www.la-oracion.com)

lunes, 22 de diciembre de 2014

Francisco en el Ángelus: en Navidad Jesús llama a la puerta de cada cristiano

Texto completo. Marí­a, sin saber lo que iba a pasar, se fia totalmente de Dios y se abandona a su amor

Ciudad del Vaticano, 21 de diciembre de 2014 (Zenit.org) El santo padre Francisco ha rezado esta mañana, IV Domingo de Adviento, el ángelus desde la ventana del estudio en el Palacio Apostólico con los fieles que se han reunido en la plaza de San Pedro.

Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

hoy, cuarto y último domingo de Adviento, la liturgia quiere prepararnos a la Navidad ya a las puertas, invitándonos a meditar el pasaje del anuncio del Ángel a María. El arcángel Gabriel revela a la Virgen la voluntad del Señor de que ella se convierta en madre de su Hijo unigénito: “Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo”. Fijamos la mirada sobre esta sencilla joven de Nazaret, en el momento en el que se hace disponible al mensaje divino con su “sí”; acogemos dos aspectos esenciales de su actitud, que es para nosotros modelo de cómo prepararse a la Navidad.

Sobre todo su fe, su actitud de fe, que consiste en el escuchar la Palabra de Dios para abandonarse a esta Palabra con plena disponibilidad de mente y de corazón. Respondiendo al Ángel, María dijo: ”Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. En su “aquí estoy” lleno de fe, María no sabe en qué caminos se deberá aventurar, qué dolores deberá padecer, qué riesgos afrontar. Pero es consciente que es el Señor quien le pide y ella se fía totalmente de Él y se abandona a su amor. Esta es la fe de María.

Otro aspecto es la capacidad de la Madre de Cristo de reconocer el tiempo de Dios. María es aquella que ha hecho posible la encarnación del Hijo de Dios, “la revelación del misterio, que fue guardado en secreto desde la eternidad”. Ha hecho posible la encarnación del Verbo gracias precisamente a su “sí” humilde y valiente. María nos enseña a acoger el momento favorable en el que Jesús pasa en nuestra vida y pide una respuesta preparada y generosa. Y Jesús pasa. De hecho, el misterio del nacimiento de Jesús en Belén, sucedido históricamente hace más de dos mil años, se implementa, como evento espiritual, en el “hoy de la liturgia”. El Verbo, que encontró morada en el vientre virginal de María, en la celebración de la Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada cristiano. Pasa y llama.

Cada uno de nosotros está llamado a responder, como María, con un “sí” personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de Dios y de su misericordia. Cuántas veces Jesús pasa en Nuestra vida y cuántas veces nos manda un ángel. Y cuántas veces no nos damos cuenta porque estamos muy ocupados, sumergidos en nuestros pensamientos, en nuestros quehaceres, incluso en estos días en los preparativos de la Navidad, que no nos damos cuenta de él que pasa y llama a la puerta de nuestro corazón pidiendo acogida, pidiendo un sí como el de María. Un santo decía “tengo miedo de que el Señor pase”. ¿Sabéis por qué tenía miedo? Miedo de no darse cuenta, de dejarlo pasar.

Cuando sentimos en nuestro corazón ‘quisiera ser más bueno, más buena, me arrepiento de esto que he hecho’ aquí está el Señor que llama, que hace sentir esto, las ganas de ser mejor, las ganas de estar más cerca de los otros, de Dios. Si tú sientes esto, párate. El Señor está ahí. Ve a rezar y quizá a la confesión a limpiar un poco la habitación. Eso hace bien. Pero recuerda bien, si tú sientes esas ganas de mejorar, es Él quien llama, no lo dejes pasar.

En el misterio de Navidad, junto a María está silenciosa la presencia de san José, como viene representado en todos los pesebres --también en ese que podéis admirar aquí en la plaza de San Pedro. El ejemplo de María y de José es para todos nosotros una invitación a acoger con total apertura de alma a Jesús, que por amor se ha hecho nuestro hermano.

Él viene a llevar al mundo el don de la paz: “Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor”, como anunciaron a coro los ángeles a los pastores. El don precioso de la Navidad es la paz, y Cristo es nuestra verdadera paz. Y Cristo llama a nuestros corazones para darnos la paz. La paz del alma, abramos las puertas a Cristo.

Nos confiamos a la intercesión de nuestra Madre y de san José, para vivir una Navidad verdaderamente cristiana, libres de toda mundanidad, preparados a acoger al Salvador, el Dios-con-nosotros.

Estas son las palabras del Papa después de rezar la oración del Ángelus:

Queridos hermanos y hermanas, saludo a todos, fieles romanos y peregrinos venidos de distintos países; las familias, los grupos parroquiales, las asociaciones. En particular, saludo a los jóvenes del Movimiento de los Focolares, la Comunidad Juan XXIII, y los scouts AGESCI de Tor Sapienza (Roma). No olvidéis, el Señor pasa y si tú sientes las ganas de mejorar, de ser más bueno, es el Señor que llama a tu puerta. En esta Navidad el Señor pasa.

Deseo a todos un buen domingo y una Navidad de esperanza, con las puertas abiertas al Señor, de alegría y de fraternidad. Por favor rezad por mí. Buen almuerzo y ¡Hasta pronto!

(21 de diciembre de 2014) © Innovative Media Inc.

Hablar con Dios es orar

En la búsqueda y la necesidad de encontrar a Dios, la oración es el medio propicio para ello.

El mundo nos empuja. Aturdidos corremos sin parar. Empieza el día y la angustia de las prisas nos consume y cuando termina el día una fatiga especial se incrusta en nuestro ser y ya no damos para más. Pero el hombre tiene algo más que hacer.

Está comprobado que el ser humano tiene tanta necesidad y urgencia de alimento espiritual como corporal.

De ahí la razón imprescindible de buscar algo que no nos haga caminar o correr con los ojos puestos en la tierra, en lo material y encontremos unos momentos( que es muy poco) para dedicárselos a Dios por medio de la oración. Decía Santa Teresita del Niño Jesús en una simple respuesta de lo que es la oración: "La oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría".

¿Y por qué los hombres y mujeres ya no rezan?. Los jóvenes porque piensan que es un algo "pasado de moda", los adultos porque, como acabamos de decir, no tenemos tiempo, corremos demasiado y los más viejos porque se les ha enfriado el corazón y, aquejados de malestares propios de su edad, solo se miran a sí mismos y no tienen mas que ese afán.

"Como un acto de amor y adoración hacia aquel del que proviene la maravilla que es la vida. De hecho, la plegaria representa el esfuerzo del hombre para comunicarse con un ser invisible, creador de cuanto existe, suprema sabiduría, fuerza y belleza, Padre y Salvador de cada uno de nosotros."

"Los simples sienten a Dios con tanta naturalidad como el calor del sol o el perfume de una flor. Empero ese Dios, tan abordable para aquel que sabe amar, se oculta a quién no sabe sino comprender."

"El cristianismo puso a Dios al alcance del hombre. Le dio un rostro. Se convirtió en nuestro Padre, nuestro Hermano, nuestro Salvador. Al trasformarse en hábito la plegaria comienza a actuar sobre el carácter. El contacto con Dios impregna paz."

Muchos otros conceptos valiosos encontramos en el escrito de este autor de "El poder de la plegaria".

La oración o plegaria no tiene que ser complicada. Ha de ser sencilla y natural. Ha de brotar del corazón. En la búsqueda y la necesidad de encontrar a Dios, la oración es el medio propicio para ello.

Dios busca al hombre, lo llama y en la plegaria está la respuesta del hombre a Dios. Sea corta o larga, sencilla o elevada, la plegaria debe ser algo parecido a la conversación de un niño con su padre.

También las fórmulas recitadas muchas veces maquinalmente son, de alguna manera, una plegaria.

Si tenemos tiempo para tantas cosas ¿cuál es la razón para no tener tiempo para Dios? Tal vez sea porque en el subconsciente existe un miedo de entablar una relación con El, porque esa relación nos compromete a un cambio en nuestro cómodo estilo de vida.

"Piensa en Dios más a menudo de lo que respiras", decía el filósofo griego Epicteto. Y no olvidemos que estamos en el tiempo propicio para ello, el ADVIENTO. Si no tenemos costumbre de orar, empecemos HOY.

escrito por María Esther de Ariño 
(fuente: catholic.net)

domingo, 21 de diciembre de 2014

"Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mi lo que me has dicho"

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 
(Lc 1, 26-38)
Gloria a ti, Señor. 

En aquel tiempo, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el Angel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El Angel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y El reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin". María le dijo entonces al Angel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El Angel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mi lo que me has dicho". Y el Angel se retiró de su presencia .

Palabra del Señor. 
Gloria a ti Señor Jesús.

Oración introductoria: Señor, así como María supo acoger el anuncio del ángel, permite que yo sepa escuchar y aceptar lo que hoy quieres decirme en mi oración, porque mi anhelo es que la verdad de tu Evangelio impregne mi modo de ver, pensar y de actuar.

Petición: Jesús, permite que siempre diga un «sí», alegre y confiado, a lo que Tú quieras pedirme.

Meditación del Papa Francisco

La voluntad de Dios es la ley suprema que establece la verdadera pertenencia a Él. María instaura un vínculo de parentesco con Jesús antes aún de darle a luz: se convierte en discípula y madre de su Hijo en el momento en que acoge las palabras del Ángel y dice: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Este "“hágase" no es sólo aceptación, sino también apertura confiada al futuro. ¡Este "hágase" es esperanza!

María es la madre de la esperanza, la imagen más expresiva de la esperanza cristiana. Toda su vida es un conjunto de actitudes de esperanza, comenzando por el "sí" en el momento de la anunciación. María no sabía cómo podría llegar a ser madre, pero confió totalmente.» (Papa Francisco, 21 de noviembre de 2013)

Reflexión

Cuando pensamos en el "Sí" de María a la propuesta de Dios, lo podemos imaginar en un ambiente casi de novela "romántica", y olvidar que con ese "Sí", toda su vida quedó comprometida. La respuesta que ella dio no era algo espontáneo o "lógico". María dirá que sí, más por confianza y fe, que por conocimiento. Ella apenas podía entender lo que le había sido explicado... y sin embargo, dice que "Sí". Además, la fe de María será puesta a prueba cada día. Ella quedará encinta. No sabe bien cómo, pero lo cierto es que su corazón está inundado por una luz especial. Aunque su querido José dude, ella vive inmersa en el misterio sin pedir pruebas, vive unida al misterio más radical que existe: Dios. Él sabrá encontrar las soluciones a todos los problemas, pero hacía falta fe, hacía falta abandono total a su voluntad.

María se dejó guiar por la fe. Ésta la llevó a creer a pesar que parecía imposible lo anunciado. El Misterio se encarnó en ella de la manera más radical que se podía imaginar.

Sin certezas humanas, ella supo acoger confiadamente la palabra de Dios. María también supo esperar, ¿cómo vivió María aquellos meses, y las últimas semanas en la espera de su Hijo? Sólo por medio de la oración y de la unión con Dios podemos hacernos una pálida idea de lo que ella vivió en su interior. También María vivió con intensidad ese acontecimiento que transformó toda su existencia de manera radical. Ella dijo "Sí" y engendró físicamente al Hijo de Dios, al que ya había concebido desde la fe. Estas son experiencias que contrastan con nuestro mundo materialista, especialmente en la cercanía de las fiestas de Navidad. Por ello, como cristianos, ¿cómo no centrar más nuestra vida al contemplar este Misterio inefable? ¿Cómo no dar el anuncio de la alegría de la Navidad a todos los que no han experimentado ese Dios-Amor?

No olvidemos que un día ese Dios creció en el seno de María, y también puede crecer hoy en nuestros corazones, si por la fe creemos, y si en la espera sabemos dar sentido a toda nuestra vida mirando con valor al futuro.

Propósito: Rechazar preocupaciones sobre las que no puedo hacer nada, para actuar confiadamente sobre lo que sí puedo cambiar.

Diálogo con Cristo

Dios mío, gracias por quedarte en la Eucaristía y por darme a María como madre y modelo de mi vida. Contemplar su gozo, su actitud de acogida y aceptación, su humildad, me motivan a exclamar con gozo: heme aquí Señor, débil e infiel, pero lleno de alegría por saber que con tu gracia, las cosas pueden y van a cambiar.

(fuente: catholic.net)

sábado, 20 de diciembre de 2014

Misiones Salesianas lanza la campaña 'Tú Puedes Ser un Rey Mago'

Educación, medicinas, paz otros regalos para Navidad. Bajo el hastag #QueridosReyesMagos

Madrid, 18 de diciembre de 2014 (Zenit.org) Este año, Misiones Salesianas cree cree que "todos podemos llevar alegría y sonrisas a millones de personas". Por ello, "hemos lanzado la campaña ‘Tú Puedes Ser un Rey Mago’ porque todos podemos poner nuestro granito de arena para mejorar la vida de personas que necesitan ayuda. Aquí pedimos colonias, videojuegos, bolsos... Sin embargo, también debemos acordarnos de estos otros regalos que significan mucho para millones de niños, niñas y jóvenes de todo el mundo", explica la portavoz de la organización, Ana Muñoz, en un comunicado. "En las redes sociales, además, todo el mundo podrá participar y hacer sus peticiones a sus Majestades de Oriente bajo el hastag #QueridosReyesMagos", explica Muñoz.

"Queridos Reyes Magos, este año, quiero pediros por los niños y niñas huérfanos por el ébola: que puedan seguir con sus estudios desde casa para que no pierdan todo el curso, alimentos para los más pobres, medicamentos para los que lo necesitan, jabón y cloro para evitar nuevos contagios y un lugar acondicionado donde dar amor y una familia a los niños que han quedado huérfanos". Esta es la carta de Sergej Goman, misionero salesiano en Sierra Leona.

Como él, muchos otros misioneros en otras partes del mundo han hecho llegar sus deseos a Misiones Salesianas: paz para la República Centroafricana; juguetes didácticos para los niños y niñas de los proyectos Querebebé y Muchachos y Muchachas con Don Bosco de República Dominicana; salud y escuelas donde los niños y niñas indios disfruten y aprendan; fuerza para el pueblo filipino que tanto sufre debido a los tifones y los desastres naturales... Medicinas, agua limpia, alimentos, ropa de abrigo... Muchas son las peticiones y las necesidades de miles de niños, niñas y jóvenes en los 133 países donde la organización está presente.

(18 de diciembre de 2014) © Innovative Media Inc.
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