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miércoles, 31 de marzo de 2010

Los Siete Dolores de María Santísima

1. La profecía de Simeón (Lc 2, 25-35)

Madre tierna, que con tus quince años, cuando feliz ibas a presentar a tu Niño de cuarenta días al Templo de Jerusalén, padeciste un dolor intenso al oír, de los labios del Santo Profeta Simeón, que una "espada de dolor iba a atravesar tu Corazón", haz que te ame cada día más y que cuando me toque presentarme ante el Trono divino para dar cuenta de mi vida, oiga a Jesucristo, Juez universal, decirme tiernamente: "He oído a mi Madre hablar de ti".

→ Rezamos el Ave María.

2. La persecución de Herodes y la huida a Egipto (Mt 2, 13-15)

Madre fuerte, por los dolores que padeciste al tener que huir a Egipto con Jesús Niño y José, haz que tenga un corazón atento para huir de todas las ocasiones de pecado y que la Sagrada Familia sea, en mi hogar, el ejemplo a seguir.

→ Rezamos el Ave María.

3. Jesús perdido en el templo, por tres días (Lc 2, 41-50)

Madre de la esperanza, que junto a José sufriste muchísimo cuando perdieron por tres días a Jesús, de doce años, en el Templo de Jerusalén, llévame siempre de tu mano, como a un niño, para que no me pierda. Y si alguna vez, por mis errores, me alejo de ustedes, no descanse hasta encontrarlos nuevamente y poder hacer una buena y sincera Confesión, fuente de Gracia y de Divina Misericordia.

→ Rezamos el Ave María.

4. Su encuentro con Jesús, cargado con la Cruz (Viacrucis, cuarta estación)

Madre de consuelo, que experimentaste un dolor tan fuerte al encontrar a tu querido Hijo con la Cruz a cuestas en la calle de la amargura, ayúdame a cambiar mi corazón para no aumentar más el peso de su Cruz con nuevas ofensas y pecados, causa de su muerte y de su tristeza. Que pueda ser para Jesús otro Cireneo.

→ Rezamos el Ave María.

5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn 19, 17-30)

Madre dolorosa, por el sufrimiento inmenso que llenó todo tu ser cuando contemplabas a tu Hijo clavado en la Cruz, enséñame a aceptar, con paciencia, todas las cruces que estoy viviendo y las que me toquen vivir en el futuro, ofreciéndoselas con mucho amor por la conversión de los pecadores.

→ Rezamos el Ave María.

6. María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc 15, 42-46)

Madre del perdón, por esas lágrimas tuyas que se mezclaron con la Sangre de tu Hijo cuando lo recibiste muerto en tus brazos maternales, sé mi fortaleza para que pueda sostener con mi entrega a todos los que necesitan de mí, dándoles mi tiempo, mi cariño y todo mi amor.

→ Rezamos el Ave María.

7. La sepultura de Jesús (Jn 19, 38-42)

Madre de amor eterno, por la soledad en que quedaste al dejar el cuerpo de tu Divino Hijo en el sepulcro, haz que siempre los tenga a Jesús y a ti por compañía, que no me olvide de que estamos de paso en este mundo y que comprenda que solo muriendo a mí mismo es que resucitaré a la Vida Eterna.

→ Rezamos el Ave María.

(fuente: www.churchforum.org)

martes, 30 de marzo de 2010

Las lágrimas de Cristo

escrito por Bertrand de Margerie S.J.

Paradoja: Es precisamente el día de su entrada a Jerusalén, cuando es finalmente reconocido como Mesías y Salvador por la multitud judía, en ese de alegría para Jesús judío y Rey de los judíos, que en medio de los aplausos, ¡llora lágrimas amargas!

Llora, no tanto teniendo a la vista su muerte inminente, cinco días más tarde, ve anticipadamente a Su Ciudad santa, Su Templo destruidos 40 años más tarde por los romanos. Jesús, cuya divinidad domina todos los tiempos, llora de compasión, viendo, previendo los sufrimiento de sus hermanos según la carne en el curso de los siglos, llora de indignación delante de los odios antisemitas, llora de consuelo delante de la oposición de tantos cristianos al racismo: frente a las ruinas futuras de Templo grandioso, en el que tantas veces había adorado en Espíritu a su Padre (cf Jn 4, 23): Tus enemigos no dejarán piedra sobre piedra”. El divino Profeta vio a esos padres que, durante el sitio de la ciudad, ¡comieron a sus propios hijos para no morir de hambre!

Pero la tristeza del Mesías crece, aún más, cuando considera el gran número de judíos, sus hermanos y contemporáneos, “desconocieron el tiempo de su visita” salvífica. ¡Solamente un grupo, sus discípulos, reconoció en la fe los signos de poder, de santidad y de bondad que prodigó a todos, acreditando así su misión divina!

Llora, no tanto su muerte inminente como la ruina futura de sus enemigos. La gran causa de su tristeza, en ese día único de su triunfo terrestre, y su infinita misericordia de Salvador: ¡Vierte lágrimas pensando que deberá castigar en el tiempo como Juez a los que venía a salvar eternamente! La salvación ofrecida por Él sería no la causa, sino la ocasión de su propia muerte y del castigo temporal de una parte de sus hermanos.

¡Oh lágrimas de Jesús triunfante, son un supremo llamado de su amor misericordioso!¡Oh Lágrimas filosemitas… Pero la mayor causa de tristeza de Triunfador es otra: Jesús no llorique, sino llora a mares viendo el odio antisemita de numerosos bautizados en el curso de la historia, de esos apóstatas llamados Hitler y Goebbles y tantos otros.

Ya que el signo específico del cristiano debía ser el amor desinteresado no sóplo de sus amigos, sino también de los enemigos de su fe, Jesús no llora solo el millón de sus ciudadanos muertos en 70 a manos de un ejército pagano. Llora sobre todo por esos hombres bautizados en su sangre que traicionarán la ley de amor ejecutando de manera bárbara, veinte siglos más tarde, seis millones de sus hermanos judíos. Llora por el silencio culpable de algunos cristianos delante de ese genocidio, expresión moderna del deicidio ¡incluso en cada pecado mortal!

¿Piensan en esas lágrimas, los profanadores de tumbas judías? Esa lágrimas de lamentación triunfal de Jesús prefiguran las lágrimas y y la sangre de su agonía, pocos días después, en el huerto de Getsemaní.

Lágrimas reparadoras y meritorias, su súplica muda será atendida por el Padre de las Misericordia el Viernes Santo: “La turba (judía) reunida para ese espectáculo, regresaba golpeándose el pecho” (Lc 23, 48); Lágrimas fecundas, bautizarán, el día de Pentecostés, a los tres mil oyentes (Hch 2, 41) de Pedro que lloraba sus negaciones. Jesús vino por el agua de su bautismo u de sus lágrimas, por la sangre de su muerte en cruz ( I Jn 5,6). ¡Oh lágrimas poderosas, sigan volviendo a Jesús los corazones de muchos judíos y de algunos antisemitas que se dicen cristianos!

Lágrimas de Jesús triunfante, nos claman siempre: “No lloren por mí, lloren por ustedes mismos” (Lc 23, 28). Lloren, sí, la incredulidad de tantos hombres, los desamores de los cristianos respecto de sus hermanos según la carne del Mesías, todos esos obstáculos a la fraternidad según el Espíritu hacia el Hijo de David que es también el hijo de Dios.

(Este artículo apareció en portugués, en Jornal do Brasil en marzo o abril de 1962, después de mi regreso de Jerusalén. B. de M.)

Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

lunes, 29 de marzo de 2010

¿Quién fue Poncio Pilatos?

Una de las figuras que más consternado deja al lector de los evangelios es el famoso procurador de Judea, Poncio Pilato.

Los evangelios son muy parcos al hablarnos de él. Además del así llamado juicio político sobre Jesús, se encuentran unas escasas alusiones más al mismo personaje y uno queda con la impresión de parcialidad sobre quién era él de verdad. Quisiera ofrecer algunas precisiones sobre lo que dicen de él otros autores de más o menos el mismo período de la historia, sin prescindir, claro está, de la imponente figura de Cristo durante las últimas horas de la pasión. Con todo, el cuadro que resultará de Pilato dejará aún mucho que desear. Al final, sólo dos personas bien pudieron saber quién era él: Pilato y Jesús mismo.

Además de los evangelios, y de Flavio Josefo, Tácito habla también de Poncio Pilato al que asigna el título de “procurator” (Annales XV, 44), designación que habría que matizar por “praefectus”, como testimonia la inscripción encontrada el año 1961 en Cesarea marítima. Prefecto es un término que tiene más connotaciones militares, mientras que procurador se refiere a los asuntos administrativos. Como quiera que sea, las responsabilidades de Pilato concernían el estar al frente de los asuntos judiciales, ya que gozaba de pleno poder de ejecutar sentencias de muerte (Flavio Josefo, Ant. Iud.18.1.11). Los únicos detalles de Pilato como juez nos constan por los evangelios y se refieren al juicio sobre Jesús. Al aspecto judicial se aunaban los fiscales; es decir, era también competencia suya la recaudación de tributos e impuestos para proveer a las necesidades de la provincia y del imperio.

Así pues, Pilato constituyó el quinto procurador o prefecto de Judea desde el 26 d.C (Flavio Josefo, Ant. Iud 18,89), que era el año 12 ó 13 de Tiberio como emperador. A decir verdad, el ser gobernador de Judea no estaba visto como un cargo muy prestigioso que digamos. Tiberio lo nombró para reemplazar a Valerio Grato: Grato había ocupado el cargo durante once años tras la muerte de Augusto el año 14 d.C. Antes de llegar a Judea, los historiadores no mencionan a Pilato. Tal vez fuera de origen servil, ya que el término “píleo” –de donde pudiera derivar el apelativo “Pilato”- era el sombrero que empleaban los libertos (de todos modos, hay autores que aducen otros significados posibles a “Pilato como “armado de lanza”, “calvo”, “enmarañado”; en cuanto a la clase social, algún perito dice que era “ecuestre”. Pero son puras conjeturas). El apelativo Poncio, por el contrario, era muy difuso en las más diversas clases sociales de la Italia de entonces.

Pilato disponía para su mandato en Judea de cerca de cinco mil soldados: un regimiento de caballería y cinco cohortes de infantería. La guarnición principal residía en Cesarea marítima, mientras que la otra se debía establecer en la torre Antonia, a un costado del santuario del templo de Jerusalén. En dicha fortaleza se conservaban las vestiduras del sumo sacerdote, hecho por el cual el procurador debía trasladarse a Judea con ocasión de las principales festividades judías. El año 36 Lucio Vitelio, legado romano en Siria, mandó Pilato a Roma para comparecer ante Tiberio. Tiberio murió antes que Pilato llegase a la capital el 16 de marzo del 37 d.C. Según Eusebio de Cesarea, Calígula (37-41 d.C.) lo exilió a las Galias donde se suicidó en el Ródano, cerca de Vienne (Eusebio, Hist Eccl II,7). Otra tradición, en la que se inserta la atribución a Pilato de una obra apócrifa –Los Hechos de Pilato- sugiere que Pilato se hizo al final un verdadero creyente en Jesús, y es lo que parece referir Tertuliano. De ello se harían eco las iglesias copta y etiópica, que tienen a Pilato entre el número de los santos.

A pulso, Pilato se había ganado el odio de los judíos, ya que desde un principio les mostró desprecio, quizá a causa de lo que para él pudieran parecer supersticiones típicas de nómadas beduinos o caldeos. Los problemas comenzaron cuando una noche dio la orden a los soldados que debían reemplazar el presidio de la ciudad de Jerusalén, de no quitar de las imágenes del César de las insignias militares: se trataba de estandartes con el César, al parecer divinizado, y que se habían colocado frente al templo. Cuando a la mañana siguiente los judíos se enteraron, se armó un gran tumulto. Para ellos el gesto significaba poco menos que abominio. Era la primera vez que los romanos faltaban al respeto externo de sus súbditos palestinos. Una embajada de judíos llegó a Cesarea para que Pilato arriara los estandartes. Pilato rehusó, mas los judíos insistieron durante cinco días seguidos. Como el fastidio era cada vez mayor, Pilato decidió convocarlos en el anfiteatro de Cesarea, los hizo rodear por los soldados y les prometió que si no cejaban en sus pretensiones, ninguno saldría vivo de allí. Los judíos dijeron que preferían ofrecer el propio cuello a rendirse. Pilato hubo de capitular esta vez, bien que esperó el momento más oportuno para una revancha (Filón, Legatio ad Gaium, 299-305).

En otra ocasión Pilato introdujo en el palacio de Herodes (pretorio), que Pilato ocupaba cuando se encontraba en Jerusalén, unos medallones, una vez más con la efigie del emperador divinizado. El pueblo tornó a sublevarse. Se le amenazó con acusarlo ante el César si no removía esa quincalla. Tiberio pidió que se la devolviera a Cesarea. Era la segunda vez que tenía que encajar el revés. A pesar de este incidente, cuando Pilato hizo acuñar monedas que contenían símbolos del culto romano, no encontró oposición ninguna. Tal vez estas monedas no tuvieran circulación en Jerusalén sino en la helenista Cesarea marítima.

En el tercer encontronazo con los judíos, Pilato creyó salir airosamente con la suya, mas no preveía ni de lejos una cuarta confrontación que poco a poco se había estado incubando, y que le dejaría marcado de por vida. Muy amigo de los “enjuagues”, como bien se sabe de él por la condena de Cristo, se dio cuenta de que en Jerusalén se echaba de menos abundante cantidad de agua. Concibió el proyecto de construir una gran cisterna y un acueducto de varios kilómetros de largo a fin de contar con saunas y palestras de diversa índole. Para financiar el proyecto, usurpó el erario del templo (Flavio Josefo, Ant. 18.3.2.2). El pueblo, soliviantado una vez más por sus jefes religiosos, saduceos o sacerdotes, se presentó de nuevo en torno a la residencia de Pilato, que acababa de llegar a Jerusalén para las fiestas de Pascua. Esta vez había previsto el tumulto, de modo que ordenó que los soldados se disfrazaran de civiles y se pusieran a golpear a los judíos de ánimos más encrespados. En poco tiempo todos los amotinados terminaron por dispersarse (Flavio Josefo, Bell. Iud. 18,55-59). Con toda probabilidad sea éste el episodio que se narra en Lc 13,1: “En esa misma ocasión había allí algunos que le contaron acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios”.

El mismo año de la condena de Cristo, unos cuantos meses antes, Pilato había logrado dispersar con derramamiento de sangre una reunión de samaritanos armados que se habían reunido en el Garizim por orden de un pseudoprofeta, para exhumar unos vasos sagrados escondidos supuestamente por Moisés o por el sumo sacerdote Uzi de la tradición samaritana (Flavio Josefo, Ant Iud 18,85-89). Una protesta del consejo de la ciudad de Samaria logró que Lucio Vitelio, legado para la provincia de Siria, enviara a Pilato a Roma, como se refirió al inicio, y lo reemplazara por su amigo Marcelo (Flavio Josefo, Ant Iud 18,89).

Pues bien, los mismos judíos que habían exacerbado los ánimos del pueblo contra Pilato en las diversas ocasiones, se dirigían ahora para que dirimiera un asunto que hoy conocemos como el juicio más inicuo de la historia humana: la condena a muerte de Cristo Jesús.

Del juicio de Jesús, Tácito es bastante lacónico. Se limita a decir que Pilato lo hizo ejecutar (Ann. 15.44). Josefo añade algún detalle más: que Pilato realizó dicha condena cuando los jefes religiosos lo habían acusado.

Una lectura atenta de los evangelios, muestra que no había una causa clara para la condena. Se le quiso acusar de rebelión, de blasfemia contra Dios y contra el pueblo, de incitar al pueblo, de negar el tributo al César... De hecho, las primeras palabras que se profieren a Pilato contra Jesús consisten en acusarlo de “malhechor” (Jn 18,32)... Esto sí caía bajo la responsabilidad de los romanos; pero de los diálogos que Juan recoge en dicho capítulo 18, bien se deduce la ausencia de todo tipo de pretensión política. Paradójicamente, Pilato mismo reconoce su inculpabilidad -“no hallo en Él delito alguno” (Jn 18,38)-, mas a renglón seguido libera al bandolero Barrabás, y manda azotar a Jesús (Jn 18,39). Después de este castigo injusto y humillante, vuelve a insistir en su inocencia (Jn 19,4). Las acusaciones del pueblo serán ahora de blasfemia (“se ha hecho hijo de Dios, por eso debe morir”, Jn 19,7), y de usurpación del puesto del César (Jn 19,12), sin que a Pilato conste ninguna de las dos.

Lo sorprendente de esta condena es que coincide con el momento en que los corderos eran sacrificados en el templo, como apostilla el evangelista: “Y era el día de la preparación para la Pascua; era como la hora sexta. Y Pilato dijo a los judíos: He aquí vuestro Rey. Entonces ellos gritaron: ‘¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícale!’ Pilato les dijo : ‘¿He de crucificar a vuestro Rey?’ Los principales sacerdotes respondieron: ‘No tenemos más rey que el César’. Entonces se lo entregó para que lo crucificasen” (Jn 19,14-16). Ello quedará confirmado por dos alusiones al cordero de Éxodo 12 durante la crucifixión: “No quebrantarán ninguno de sus huesos” (Ex 12,46 = Jn 19,36), “fijaron en una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre” (Ex 12,22 = Jn 19,29). Ese es pues el sentido de la designación que de Cristo hace Juan Bautista: “He ahí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29.36).

(fuente: www.es.catholic.net)

domingo, 28 de marzo de 2010

"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen"

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas (Lc 22, 14-23,56)

C. Llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: t "Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volveré a celebrar hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios". C. Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: t "Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios".

C. Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: t "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". C. Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: t "Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes".

t "Pero miren: la mano del que me va a entregar está conmigo en la mesa. Porque el Hijo del hombre va a morir, según lo decretado; pero ¡ay de aquel hombre por quien será entregado!" C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que lo iba a traicionar.

Después los discípulos se pusieron a discutir sobre cuál de ellos debería ser considerado como el más importante. Jesús les dijo: t "Los reyes de los paganos los dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Pero ustedes no hagan eso, sino todo lo contrario: que el mayor entre ustedes actúe como si fuera el menor, y el que gobierna, como si fuera un servidor. Porque, ¿quién vale más, el que está a la mesa o el que sirve? ¿Verdad que es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de ustedes como el que sirve. Ustedes han perseverado conmigo en mis pruebas, y yo les voy a dar el Reino, como mi Padre me lo dio a mí, para que coman y beban a mi mesa en el Reino, y se siente cada uno en un trono, para juzgar a las doce tribus de Israel".

C. Luego añadió: t "Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido permiso para zarandearlos como trigo; pero yo he orado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos". C. El le contestó: S. "Señor, estoy dispuesto a ir contigo incluso a la cárcel y a la muerte". C. Jesús le replicó: t "Te digo, Pedro, que hoy, antes de que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces".

C. Después les dijo a todos ellos: t "Cuando los envié sin provisiones, sin dinero ni sandalias, ¿acaso les faltó algo?" C. Ellos contestaron: S. "Nada". C. El añadió: t "Ahora, en cambio, el que tenga dinero o provisiones, que los tome; y el que no tenga espada, que venda su manto y compre una. Les aseguro que conviene que se cumpla esto que está escrito de mí: Fue contado entre los malhechores, porque se acerca el cumplimiento de todo lo que se refiere a mí". C. Ellos le dijeron: S. "Señor, aquí hay dos espadas". C. El les contestó: t "¡Basta ya!"

C. Salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos y lo acompañaron los discípulos. Al llegar a este sitio, les dijo: t "Oren, para no caer en la tentación". C. Luego se alejó de ellos ala distancia de un tiro de piedra y se puso a orar de rodillas, diciendo: t "Padre, si quieres, aparta de mí esta amarga prueba; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". C. Se le apareció entonces un ángel para confortarlo; él en su angustia mortal, oraba con mayor insistencia, y comenzó a sudar gruesas gotas de sangre, que caían hasta el suelo. Por fin terminó su oración, se levantó, fue hacia sus discípulos y los encontró dormidos por la pena. Entonces les dijo: t "¿Por qué están dormidos? Levántense y oren para no caer en la tentación".

C. Todavía estaba hablando, cuando llegó una turba encabezada por Judas, uno de los Doce, quien se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: t "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?"

C. Al darse cuenta de lo que iba a suceder, los que estaban con él dijeron: S. "Señor, ¿los atacamos con la espada?" C. Y uno de ellos hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús intervino, diciendo: t "¡Dejen! ¡Basta!" C. Le tocó la oreja y lo curó.

Después Jesús dijo a los sumos sacerdotes, a los encargados del templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo: t "Han venido a aprehenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido. Todos los días he estado con ustedes en el templo y no me echaron mano. Pero ésta es su hora y la del poder de las tinieblas".

C. Ellos lo arrestaron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en la casa del sumo sacerdote. Pedro los seguía desde lejos. Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y Pedro se sentó también con ellos. Al verlo sentado junto a la lumbre, una criada se le quedó mirando y dijo: S. "Este también estaba con él". C. Pero él lo negó diciendo: S. "No lo conozco, mujer". C. Poco después lo vio otro y le dijo: S. "Tú también eres uno de ellos". C. Pedro replicó: S. "¡Hombre, no lo soy!" C. Y como después de una hora, otro insistió: S. "Sin duda que éste también estaba con él, porque es galileo". C. Pedro contestó: S. "¿Hombre, no sé de qué hablas!" C. Todavía estaba hablando, cuando cantó un gallo.

El Señor, volviéndose, miró a Pedro. Pedro se acordó entonces de las palabras que el Señor le había dicho: 'Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces', y saliendo de allí se soltó a llorar amargamente. Los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él, le daban golpes, le tapaban la cara y le preguntaban: S. "¿Adivina quién te ha pegado?" C. Y proferían contra él muchos insultos.

Al amanecer se reunió el consejo de los ancianos con los sumos sacerdotes y los escribas. Hicieron comparecer a Jesús ante el sanedrín y le dijeron: S. "Si tú eres el Mesías, dínoslo". C. El les contestó: t "Si se lo digo, no lo van a creer, y si les pregunto, no me van a responder. Pero ya desde ahora, el Hijo del hombre está sentado a la derecha de Dios todopoderoso". C. Dijeron todos: S. "Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?" C. Él les contestó: t "Ustedes mismos lo han dicho: sí lo soy". C. Entonces ellos dijeron: S. "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca". C. El consejo de los ancianos, con los sumos sacerdotes y los escribas, se levantaron y llevaron a Jesús ante Pilato.

Entonces comenzaron a acusarlo, diciendo: S. "Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación y oponiéndose a que se pague tributo al César y diciendo que él es el Mesías rey".

C. Pilato preguntó a Jesús: S. "¿Eres tú el rey de los judíos?" C. El le contesto: t "Tú lo has dicho". C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la turba: S. "No encuentro ninguna culpa en este hombre". C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo: S. "Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí". C. Al oír esto, Pilato preguntó si era galileo, y al enterarse de que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió, ya que Herodes estaba en Jerusalén precisamente por aquellos días.

Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento, porque hacía mucho tiempo que quería verlo, pues había oído hablar mucho de él y esperaba presenciar algún milagro suyo. Le hizo muchas preguntas, pero él no le contestó ni una palabra. Estaban ahí los sumos sacerdotes y los escribas, acusándolo sin cesar. Entonces Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él, y le mandó poner una vestidura blanca. Después se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes eran enemigos.

Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, y les dijo: S. "Me han traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; pero yo lo he interrogado delante de ustedes y no he encontrado en él ninguna de las culpas de que lo acusan. Tampoco Herodes, porque me lo ha enviado de nuevo. Ya ven que ningún delito digno de muerte se ha probado. Así pues, le aplicaré un escarmiento y lo soltaré".

C. Con ocasión de la fiesta, Pilato tenía que dejarles libre a un preso. Ellos vociferaron en masa, diciendo: S. "¡Quita a ése! ¡Suéltanos a Barrabás!" C. A éste lo había metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.

Pilato volvió a dirigirles la palabra, con la intención de poner en libertad a Jesús; pero ellos seguían gritando: S. "¡Crucifícalo, crucifícalo!" C. El les dijo por tercera vez: S. "¿Pues qué ha hecho de malo? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte; de modo que le aplicare un escarmiento y lo soltaré". C. Pero ellos insistían, pidiendo a gritos que lo crucificara. Como iba creciendo el griterío, Pilato decidió que se cumpliera su petición; soltó al que le pedían, al que había sido encarcelado por revuelta y homicidio, y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.

Mientras lo llevaban a crucificar, echaron mano a un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo obligaron a cargar la cruz, detrás de Jesús. Lo iba siguiendo una gran multitud de hombres y mujeres, que se golpeaban el pecho y lloraban por él. Jesús se volvió hacia las mujeres y les dijo: t "Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren por ustedes y por sus hijos, porque van a venir días en que se dirá: '¡Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado!' Entonces dirán a los montes: 'Desplómense sobre nosotros', y a las colinas: 'Sepúltennos', porque si así tratan al árbol verde, ¿qué pasará con el seco?"

C. Conducían, además, a dos malhechores, para ajusticiarlos con él. Cuando llegaron al lugar llamado "la Calavera", lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía desde la cruz: t "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". C. Los soldados se repartieron sus ropas, echando suertes.

El pueblo estaba mirando. Las autoridades le hacían muecas, diciendo: S. "A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido". C. También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían: S. "Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo". C. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: "Este es el rey de los judíos".

Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: S. "Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros". C. Pero el otro le reclamaba, indignado: S. "¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho". C. Y le decía a Jesús: S. "Señor, cuando llegues a tu Reino acuérdate de mí". C. Jesús le respondió: t "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso".

C. Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la región y se oscureció el sol hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó a la mitad. Jesús, clamando con voz potente, dijo: t "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!" C. Y dicho esto, expiró.

El oficial romano, al ver lo que pasaba, dio gloria a Dios, diciendo: S. "Verdaderamente este hombre era justo". C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, mirando lo que ocurría, se volvió a su casa dándose golpes de pecho. Los conocidos de Jesús se mantenían a distancia, lo mismo que las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, y permanecían mirando todo aquello.

Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno y justo, que no había estado de acuerdo con la decisión de los judíos ni con sus actos, que era natural de Arimatea, ciudad de Judea, y que aguardaba el Reino de Dios, se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Lo bajó de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía. Era el día de la Pascua y ya iba a empezar el sábado. Las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea acompañaron a José para ver el sepulcro y cómo colocaban el cuerpo. Al regresar a su casa, prepararon perfumes y ungüentos, y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento.

Palabra de Dios.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Estamos ya entrando a la Semana Santa. Y este Domingo de Ramos, en que se da inicio formal a la Semana de la Pasión de Jesús, además de recibir las palmas benditas, la Liturgia nos introduce en los detalles de la Pasión de Cristo (Lc. 22, 14 - 23, 56).

Meditar la Pasión del Señor es siempre un ejercicio muy provechoso para nuestra vida espiritual. Y resulta más provechoso cuando podemos personalizar los efectos de la Pasión, cuando podemos percatarnos de que cada sufrimiento de Jesús fue por mí y para mí. Caer en la cuenta de que yo personalmente estuve en el corazón y en la mente de Cristo en esos momentos es muy conveniente para aprovechar las gracias de redención que emanan de la Pasión salvadora de Jesús. Parece que así lo reconoce San Pablo cuando escribe en primera persona: “me amó a mí y se entregó a sí mismo por mí” (Gal. 5, 2). Y se entregó al extremo, de manera que su cuerpo mortal quedó vacío de toda sangre y agua, al punto de que sus huesos podían verse y contarse a través de su piel (Sal. 22, 18).

Valga esto para resumir los sufrimientos físicos extremos que padeció por cada uno de nosotros ... (personalicemos) por mí, para salvarme, para pagar mi rescate. Y los sufrió sin quejarse en ningún momento. “No he opuesto resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No respondí a insultos y salivazos ...” (Is. 50, 4-7).

Pero quedan también los sufrimientos morales ... ¡En qué medida también los sufrió! Para muestra, como introducción basta con detenernos en la oración en el Huerto de los Olivos, la noche antes de su muerte. ¡Qué sufrimiento tan atroz, pues esa noche pudo vislumbrar en qué consistiría su Pasión y Muerte! Podemos decir que durante esa noche sufrió su Pasión por anticipado. Allí Jesús, escondida su divinidad, en oración ante su Padre, sintió la angustia horrorosa de su próxima muerte en el mayor de los sufrimientos.

La medida de su dolor debe haber sido la misma medida de su amor. Y su Amor es infinito, sin medida. Pensemos solamente en que por su divinidad -aunque medio escondida en estos terribles momentos- Jesús podía conocer todas las ofensas que nosotros los seres humanos habíamos hecho y habríamos de hacer a Dios desde el principio del mundo hasta el final.

Como El cargó con todas nuestras culpas, deseaba entonces reparar por nuestros pecados ante el Padre y que así quedaran satisfechas todas nuestras ofensas. A esto se unía el que por su infinito Amor por cada uno de nosotros, le invadía una mayor tristeza aún por vernos ofendiendo al Padre.

La agonía no quedaba allí, sino que a esto se agregaban nuestros desagradecimientos y falta de correspondencia a todos estos sufrimientos suyos. El ver que ¡tantos! desperdiciarían los indescriptibles tormentos que El padecería en su inminente Pasión y Muerte, pudo haber sido la mayor causa de esa agonía. ¡Nuestro desprecio a su amor y a su entrega tiene que haber sido insoportable!

Sin embargo, a pesar de todo esto, la oración de Jesús en el Huerto se resume en sus palabras pronunciadas tres veces: “Padre, si es posible que pase de mí esta prueba, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”.

Modelo de oración para nosotros en todo momento: en alegrías y en tristezas, en las dificultades y cuando no las hay, para uno mismo y para los demás. Modelo de oración para poder cumplir la petición que hizo a sus Apóstoles esa noche: “Velen y oren para no caer en tentación”.

(fuente: www.homilia.org)

sábado, 27 de marzo de 2010

New York Times ataca a la Iglesia Católica por supuestos casos de pedofilia

Varios diarios y revistas de todo el mundo se han hecho eco de una información difundia por el influyente Diario New York Times que consigna que las máximas autoridades de la Iglesia Católica Apostólica Romana habrían encubierto unos 200 casos de pedofilia en el que estaba seriamente involucrado un obispo estadounidense.

Lo lamentable del caso es que ningún periodista se tomó el trabajo de chequear la información, yendo a consultar la opinión de quienes son los acusados de semejante crimen.

A continuación, reproducimos un artículo al respecto que se publicó en el portal Noticias Globales.


“¿De cuántos de estos “descubrimientos” tenemos aún necesidad para darnos cuenta de que el ataque contra el Papa no tiene nada que ver con la defensa de las víctimas de los casos de pedofilia (…) sino que intenta desacreditar a un Pontífice y a una Iglesia que molestan a los lobbies por su eficaz acción de defensa de la vida y de la familia?”

¿Quiénes aportan al libreto del New York Times? ¿Qué conexión existe entre el lobby anticatólico que representa ese periódico y los grupos de “disidentes católicos” que no están en comunión con la Iglesia?

Massimo Introvigne, Director del CESNUR (Centro studi sulle nuove religioni), sale al paso frente a otro intento de enlodar a Benedicto XVI (vid. NG 1028). Una vez más el New York Times y la prensa mundial que le hace coro, son instrumento de las logias y los lobbies anticatólicos. Basados en la traducción de Zenit, publicamos la declaración de Introvigne:



“Si hay un periódico que me viene a la mente cuando se habla de lobbies laicistas y anticatólicos, este es el New York Times. El 25 de marzo de 2010, el diario de Nueva York ha confirmado esta vocación suya con un increíble bulo relativo a Benedicto XVI y al cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone.

“Según el diario, en 1996 los cardenales Ratzinger y Bertone habrían ocultado el caso, señalado a la Congregación para la Doctrina de la Fe por la arquidiócesis de Milwaukee, relativo a un cura pedófilo, Lawrence Murphy. Increíblemente -tras años de precisiones y después de que el documento fue publicado y comentado ampliamente en medio mundo, revelando las falsificaciones y los errores de traducción de los lobbies laicistas- el New York Times acusa ahora a la instrucción Crimen sollicitationis de 1962 (en realidad, segunda edición de un texto de 1922) de haber sido usada para impedir que el caso Murphy fuese denunciado a las autoridades civiles.

“Los hechos son un poco distintos. Alrededor de 1975 Murphy fue acusado de abusos particularmente graves y desagradables en un colegio para menores sordos. El caso fue inmediatamente denunciado a las autoridades civiles, que no encontraron pruebas suficientes para proceder contra Murphy. La Iglesia, en esta cuestión más severa que el Estado, continuó sin embargo con persistencia indagando sobre Murphy y, dado que sospechaba que fuese culpable, a limitar de diversos modos su ejercicio del ministerio, a pesar de que la denuncia contra él hubiese sido archivada por la magistratura correspondiente.

“Veinte años después de los hechos, en 1995 -en un clima de fuertes polémicas sobre los casos de los “curas pedófilos”- la archidiócesis de Milwaukee consideró oportuno señalar el caso a la Congregación para la Doctrina de la Fe. El señalamiento era relativo a violaciones de la disciplina de la confesión, materia de competencia de la Congregación, y no tenía nada que ver con la investigación civil, que se había llevado a cabo y que había concluido veinte años antes. Se debe también observar que en los veinte años precedentes a 1995 no había habido ningún hecho nuevo, o una nueva acusación hacia Murphy. Los hechos de los que se discutía eran aún aquellos de 1975. La archidiócesis señaló también a Roma que Murphy estaba moribundo. La Congregación para la Doctrina de la Fe ciertamente no publicó documentos y declaraciones veinte años después de los hechos, sino que recomendó que se continuase limitando las actividades pastorales de Murphy y que se le pidiese que admitiera públicamente sus responsabilidades. Cuatro meses después de la intervención romana, Murphy murió.

“Este nuevo ejemplo de periodismo basura confirma cómo funcionan los “pánicos morales”. Para enfangar a la persona del Santo Padre se remueve un episodio de hace treinta y cinco años, conocido y discutido por la prensa local ya a mitad de los años 70, cuya gestión -en cuanto era de su competencia y un cuarto de siglo después de los hechos- por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fue canónica y moralmente impecable, y mucho más severa que la de las autoridades estatales americanas. ¿De cuántos de estos “descubrimientos” tenemos aún necesidad para darnos cuenta de que el ataque contra el Papa no tiene nada que ver con la defensa de las víctimas de los casos de pedofilia -ciertamente graves, inaceptables y criminales, como Benedicto XVI ha recordado con tanta severidad- sino que intenta desacreditar a un Pontífice y a una Iglesia que molestan a los lobbies por su eficaz acción de defensa de la vida y de la familia?”


Nota del editor de Noticias Globales:

El “caso Murphy” entre 1977 y 2002, fue competencia del entonces arzobispo de Milwaukee, Mons. Rembert G. Weakland, oprobio para la Iglesia. El diario de New York ha dedicado a Weakland numerosos y grandes espacios. El arzobispo dimisionario sigue siendo, a pesar de todo, elogiado en ámbitos de la “disidencia católica”. Entonces, cabe preguntarse: ¿Quiénes aportan al libreto del New York Times? ¿Qué conexión existe entre el lobby anticatólico que representa ese periódico y los grupos de “disidentes católicos” que no están en comunión con la Iglesia?

(Fuentes: The New York Times; CENSUR y Zenit, 25-03-10)

¿Qué significado tienen las palmas benditas del Domingo de Ramos?

Las palmas benditas recuerdan las palmas y ramos de olivo que los habitantes de Jerusalén batían y colocaban al paso de Jesús, cuando lo aclamaban como Rey y como el venido en nombre del Señor.

Las palmas benditas no son cosa mágica. Las palmas benditas que recogemos cada Domingo de Ramos en las Iglesias Católicas significan que con ellas proclamamos a Jesús como Rey de Cielos y Tierra, pero -sobre todo- que lo proclamemos como Rey de nuestro corazón.

Y ¿cómo es ese Reinado de Jesús en nuestro corazón? Significa que lo dejamos a El reinar en nuestra vida; es decir, que lo dejamos a El regir nuestra vida. Significa que entregamos nuestra voluntad a Dios, para hacer su Voluntad y no la nuestra. Significa que lo hacemos dueño de nuestra vida para ser suyos.

Así el Reino de Cristo comienza a estar dentro de nosotros mismos y en medio de nosotros, pues el Reino de Cristo va permeando paulatinamente en medio de aquéllos -y dentro de aquéllos- que acogen la Buena Nueva, es decir, su mensaje de salvación para todo el que crea que El es el Mesías, el Hijo de Dios, el Rey de Cielos y Tierra. Así nos preparamos adecuadamente para cuando Cristo venga glorioso entre las nubes a establecer su Reinado definitivo.

Los súbditos de ese Rey, su pueblo, somos todos los que hayan cumplido la Voluntad de Dios, todos los santos, todos los salvados por la sangre de ese Rey derramada en la cruz.

Por todo esto, Jesús nos enseñó a orar así en el Padre Nuestro: “venga a nosotros tu Reino”. Y por eso en cada Misa, después de que el pan y el vino son transformados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, toda la asamblea anuncia la muerte de Jesús, proclama su resurrección gloriosa y terminamos la Aclamación Eucarística diciendo todos a una voz: “Ven Señor Jesús”. Y con esta frase, que es la última de toda la Sagrada Escritura, estamos pidiendo la pronta venida de Jesús para instaurar su Reino definitivo, en el que seguirá siendo el Rey.

(fuente: www.homilia.org)

viernes, 26 de marzo de 2010

Nuestra Señora de los Dolores

El dolor del cristiano es motivo de purificaión y una oportunidad para crecer en vida interior.

"La madre estaba llorosa / junto a la cruz dolorosa / de donde su Hijo pendía".

Esta estrofa, del Himno Litúrgico Stábat Máter, refleja la amargura de la Madre velando al pie de la Cruz. Se atribuye este poema a Jacopone de Todi, muerto en l306, autor de numerosas poesías en lengua vulgar. Se sabe que fue entonado por primera vez en el siglo XIII. "¡Oh Madre!, fuente de amor, / hazme sentir la fuerza de tu dolor, / para que llore contigo".

Desde los primeros tiempos del cristianismo, los fieles manifestaron tierno amor por nuestra Señora. La devoción a los dolores de María fue difundida especialmente, a mediados del siglo XIII, por la orden de los siervos de la Virgen o Servitas, cuyo principal cometido era meditar en la pasión de Cristo y en los dolores de su Madre. En el siglo XVII comenzaron a celebrarse dos fiestas dedicadas a los siete dolores de María, la primera –según el antiguo calendario litúrgico– el viernes siguiente al domingo de pasión, llamado viernes de dolores, que fue extendida a la Iglesia universal por Benedicto XIII en 1724; la segunda, se celebraba el tercer domingo de septiembre, instituida por el Papa Pío VI1 en 1814, la que en 1913 acabó fijándose definitivamente en el 15 de este mes de septiembre.

En dos distintos lugares de las Sagradas Escrituras se mencionan las amargas penas que afligieron el corazón de la Virgen. Tuvo que huir con su niño a Egipto; después vio a su hijo encarcelado y flagelado. Lo contempló con la cruz a cuestas y una corona de espinas que le hacía sangrar las sienes, golpeado e injuriado. Oyó los terribles golpes del martillo cuando lo clavaban y luego lo vio pendiente del madero; presenció su sed devoradora y la infame burla del vinagre; su atormentada agonía y su grito final. Todo esto vio que le ocurría a su Hijo, quien jamás tuvo en la boca palabras que no fueran de perdón, misericordia e inmenso amor.

Los dolores de María frente a la cruz de la cual pende el Salvador son los más terribles que puedan pensarse. Y así lo cuenta San Juan Evangelista, que fue testigo ocular: "Estaban de pie junto a la cruz de Jesús su madre, María de Cleofás, hermana de su madre, y María Magdalena..."

Sugieren los autores sagrados que todos los tormentos que sufrieron los mártires son, en comparación de los de María, lo que una gota de agua en el mar. Tenía María el cuerpo martirizado y sin vida de Jesús en su regazo, y cuando fue depositado en el sepulcro, la losa sellada separó a la Madre del Hijo.

Pero el amor de nuestra Señora –que constituye el principal motivo de su pena y amargura– es magnánimo y más poderoso que la misma muerte. Atravesada está siete veces por el dolor, como por siete espadas, pero no rehúsa los dolores, sino que los padece con su Hijo por la redención del género humano.


La hora fijada por el Padre, se realiza en el Calvario

Es la hora de la máxima revelación del amor de Dios Padre a todos los hombres, la expresión culminante del amor de Cristo a los suyos, la plena entrega de amor de Jesús al Padre y con la Resurrección, el momento de derrota del poder de Satanás.


En este momento cumbre, está María

La presencia de Marías, no es casual, ni quiere aportarnos sólo un testimonio maternal.

María está allí como "La Mujer", esa mujer de cuyo linaje saldría el vencedor del demonio. Por eso Jesús, agonizante, la llama con ese nombre.


Ella está acompañando a su Hijo en la redención del mundo

María está ofreciéndose al Padre junto con su Hijo y por intermedio de Él. María está de pie, sin claudicación ni desmayo, junto a la cruz, herida en su corazón de madre, pero erguida y fuerte en su entrega.

Es María la primera y más perfecta seguidora del Señor, porque ella toma sobre sí la carga de la cruz y la lleva con amor íntegro. Ella es la que con su propio dolor completa lo que falta a la pasión de Cristo. Este momento de prueba y de dolor, que es un tiempo difícil para todo hombre, se transforma para María en tiempo de entrega al Padre.

En este momento, María vuelve a dar su Sí, y en María se hace carne la actitud central de la vida de Jesús "Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya".

Jesús se entrega por nosotros y María no sufre por sí misma, también sufre por nosotros. El sufrimiento en el mundo es la señal sensible del pecado. El sufrimiento aceptado y ofrecido en Cristo, es la señal sensible de la Redención.

Ningún pecado queda redimido sin el sufrimiento ofrecido por Jesús Salvador. Por eso nuestros sufrimientos cotidianos, plenamente aceptados y ofrecidos al Padre, son nuestras acciones apostólicas más eficaces.

A ejemplo de María, nuestra Madre, tomemos y aceptemos nuestra cruz de cada día, esas cruces grandes y esas otras, muchas más, cruces pequeñas, por amor a Cristo.

No convertimos nuestra cruz ni en una alhaja, ni en un obstáculo en nuestra ruta. La cruz es el instrumento cotidiano de quien quiere, con Jesucristo y por amor, salvar al hombre y al Mundo.

(www.encuentra.com)

jueves, 25 de marzo de 2010

Cómo la Organización de las Naciones Unidas redefine la familia

No se puede negar la importancia que tiene la familia como unidad básica de la sociedad. Sin embargo, la Organización de Naciones Unidas (ONU) se ha dado a la tarea de redefinir la familia, con el objetivo de hacerla dependiente del Estado y de los programas de "planificación familiar" (= anticoncepción y aborto).

Según el artículo de Allan C. Carlson, "What's Wrong With the United Nations' Definition of 'Family'?" ("¿Cuál es el problema de la definición de 'familia' de la ONU?"), Alva Myrdal y su esposo Gunnar, peritos suecos en ciencias sociales y muy influyentes en la ONU durante los años 50, comenzaron, ya desde los años 30, muchos de los intentos contemporáneos por redefinir la familia. En lugar de atacar a la familia como institución, creían que era mejor redefinirla como una institución cambiante y evolutiva, para que así ésta estuviera en "armonía" con la realidad urbana e industrial del siglo XX. Según ellos, esta redefinición pondría fin a la identidad de la familia como unidad social autónoma enraizada en la religión y en la tradición, dándole un nuevo rol como parte de la "gran familia nacional" industrializada (1).

A la postre esta redefinición de la familia encajaría dentro de los propósitos de los que promueven el control de la población por medios inmorales, ya sea con la anticoncepción y el aborto, así como por medio del alejamiento de las mujeres de su hogar. En 1958 el sociólogo Richard L. Meier sostuvo que la mejor forma de alcanzar el control de la población era estableciendo el desempeño de roles gratificantes, en los cuales no fuese necesaria la paternidad, sino que más bien ésta fuese desalentada. "La estrategia más efectiva para aumentar el número de adultos estériles," dijo Meier, "sería la de desplazar a las mujeres a trabajos distantes que exijan viajar diariamente, de modo que imposibiliten la estabilidad del hogar" (2).

Conforme estas ideas se han ido convirtiendo en realidad, la ONU se ha encargado de decir que la definición tradicional de la familia ya no coincide con la realidad actual. El documento borrador de la Conferencia de El Cairo sobre Población y Desarrollo de septiembre de 1994, afirmaba que la "división tradicional, basada en el género, de funciones productivas y reproductivas dentro de la familia, con frecuencia no refleja las realidades y aspiraciones actuales" (3).

Pero en realidad lo que le ha estado ocurriendo a la familia en el mundo contemporáneo no constituye simplemente un cambio, sino un verdadero declive. David Popenoe, un sociólogo de la Universidad de Rutgers, indica que la familia en los EE.UU., y en el resto del mundo occidental también, está declinando en tres sentidos: 1- como una realidad demográfica: los hogares disminuyen en tamaño y duración; 2- como una presencia institucional: la familia está entregando sus funciones a entidades corporativas o del Estado; 3- como valor cultural: el valor de la vida familiar ha disminuido en comparación al "yo" y al "bien común" que reclama el Estado (4).

Carlson observa que estos cambios son el resultado de los esfuerzos deliberados por parte de algunos individuos y movimientos ideológicos para debilitar la familia, o inclusive para eliminarla. De este modo la persona se encuentra indefensa ante el Estado y dependiente de él (5).

Carlson también observa que si a la familia se le quita su responsabilidad y su control en relación con la educación, la escuela pública lamentablemente también puede contribuir a esta creciente dependencia de la familia en el Estado. El analista Norman Ryder afirmó en el Population Bulletin of the UN (Boletín de Población de la ONU) de 1983, que la educación masiva o universal "sirve" como agente moderno del Estado para "liberar" al individuo de sus obligaciones familiares. Según Ryder, la escuela pública también "sirve" como medio para comunicarle al niño la "moralidad del Estado" y una "mitología del Estado" que suplante las de la familia, así como la tradición y la fe centradas en la familia (6).

El ya mencionado documento de la ONU podría verse, según Carlson, como una continuación de esta agresión contra la familia, ya que no le prestó una atención especial a la institución del matrimonio, sino que, sospecha Carlson, lo consideró un obstáculo para la dependencia de la persona en el Estado (7).

Este rechazo hacia la familia explica, según Carlson, la constante atención que el documento le presta a la madre soltera, la cual, junto con su hijo, quedarían bajo el control del Estado. Éste a su vez regularía la maquinaria reproductiva femenina, de modo que estas mujeres podrían integrarse plenamente a lo que dicho documento describe como "la poderosa interacción sinergética entre buenos servicios de calidad de planificación familiar y otros programas para mejorar la salud materna y la del niño" (8). De esta manera y como afirma Carlson: "la ONU busca reemplazar la complementariedad natural entre el hombre y la mujer dentro del matrimonio, para reemplazarla con programas del gobierno [sobre todo de 'planificación familiar'] que hacen que el matrimonio y los padres de familia sean completamente innecesarios" (9).

Al manipular la definición de la familia, la ONU y otras entidades aliadas tienen carta blanca para llevar a cabo sus esfuerzos de ingeniería social.

escrito por Adolfo J. Castañeda

Citas:

1. Allan C. Carlson, "What's Wrong With the United Nation's Definition of 'Family'?", The Family in America 8 (agosto, 1994): 1-6, boletín de la institución The Rockford Institute, 934 North Main Street, Rockford, Illinois 61103-7061, U.S.A.

2. Richard L. Meier, "Concerning Equilibrium in Human Population", Social Problems 6 (1958): 163-75, citado por Carlson, p. 2.

3. Citado por Carlson, p. 3.

4. David Popenoe, "American Family Decline 1960-1990: A Review and Appraisal", Journal of Marriage and the Family 55 (1993): 527-555, citado por Carlson, p. 4.

5. Carlson, p. 4.

6. Norman Ryder, "Fertility and Family Structure", Population Bulletin of the United Nations 15 (1983): 18, citado por Carlson, p. 5.

7. Carlson, p. 5.

8. Ibíd., p. 5-6.

9. Ibíd., p. 6.

(fuente: www.vidahumana.org)

El Día del Niño por Nacer

escrito por Federico Gelay (*)
Para Diario La Nación

La Argentina fue el primer país del mundo en declarar el Día del Niño por Nacer. Por decreto número 1406/98, del 7 de diciembre de 1998, se expresó la conveniencia de fijar el 25 de marzo de cada año para celebrar este acontecimiento.

Siendo la vida el mayor de los derechos del hombre, tiene un valor inviolable y una dignidad irrepetible. Sin vida, no hay derechos humanos; sin ellos, no hay libertad.

El derecho de la vida no es una cuestión de ideología ni de religión, sino una consecuencia lógica de la naturaleza humana.

Desde ciertos sectores y organizaciones, se viene promoviendo la interrupción del embarazo como modo de fortalecer los derechos de la mujer. Así, se promueve y proclama el aborto legal, seguro y gratuito.

En los considerandos del decreto se recordaba que la calidad de persona, como ente susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones, deviene de una prescripción constitucional. Para nuestra Constitución y nuestra legislación civil y penal, la vida comienza en el momento de producirse la concepción. Por ello, hablar de aborto legal es alzarse contra toda nuestra legislación.

El aborto seguro, es decir que las madres maten a sus hijos en forma segura para ellas, pero cruel y despiadada para quienes no se pueden defender, eliminaría -dicen- "la tragedia del aborto inseguro", para dar lugar a la tragedia de la muerte del hijo por la propia madre.

Hablar de aborto seguro es ignorar que no existe ninguna intervención quirúrgica que conlleve riesgos y que el mal llamado "aborto seguro" en las mal llamadas clínicas abortistas en los países que han legalizado este homicidio han producido ya miles de muertes de mujeres de toda edad.

No existe el aborto gratuito. El aborto es un gran negocio para industrias, clínicas y "profesionales". Para la mujer, el abortar no es gratuito: produce complicaciones, daños y múltiples consecuencias.

Elevar los derechos de la mujer por sobre los derechos del niño e, incluso, sin siquiera acordarse de los derechos del padre, es conculcar la construcción de los derechos humanos, que protege siempre al más débil. Hablar de derechos que significan hacer que se extinga una vida es un contrasentido.

Una sociedad que no cuide los derechos de los más indefensos no es una sociedad justa.

La protección de los derechos de la persona por nacer es una tarea que debemos hacer entre todos, desde dejarle el asiento a una señora embarazada, como nos enseñaron nuestros padres, hasta movilizarnos una vez al año por los derechos y la libertad de los niños.

(*) El autor es integrante del Foro de la Vida y la Familia

miércoles, 24 de marzo de 2010

Ayuno de palabras inútiles

Acallar la propia vanidad y no pronunciar palabras que son incienso orgulloso del propio ego.

Hace algunos años, los obispos franceses pidieron a los cristianos realizar un ayuno muy particular: renunciar a palabras inútiles y emplear palabras para dar testimonio.

Hoy retomamos el tema ya que quizás muchos no nos planteamos con seriedad qué palabras saltan el cerco de nuestros dientes -parafraseando al poeta Homero. Nuestro modo de pensar, a veces tan poco orientado, no deja espacio a una serena reflexión sobre las expresiones que utilizamos. Decimos lo primero que nos llega a la boca y después, vistas las consecuencias, nos viene el remordimiento de no haber dicho lo que deberíamos o de haber dicho lo que no deberíamos decir. Queremos entonces dar marcha atrás y pretendemos en vano arrancar al viento nuestras palabras.

¿Hay de verdad “palabras inútiles”? El hombre de pensamiento y juicio superficial diría que no, pero incluso los niños, en cuanto estrenan su uso de razón, se dan cuenta de que ciertas palabras y expresiones “no las deben decir”. Tal vez, con la mano sobre el pecho, cada quien debería reconocer la ristra de “palabras inútiles” que ha pronunciado y que giran el mundo hiriendo a todo pobre mortal que cruza por su camino.

“La Cuaresma es un momento privilegiado de búsqueda de sentido” -dicen los obispos franceses. Es ciertamente un camino de preparación hacia la Pascua, en el que buscamos caminar con mayor firmeza sobre las huellas de Cristo, obediente por amor hasta la muerte de cruz. La invitación a la penitencia, a la oración, y a las obras de caridad viene a tonificar el alma y a purificarla del pecado para mejor disponerla a “morir y resucitar con Cristo”.

El ayuno de “palabras inútiles” y la exhortación a emplear “palabras de testimonio” se insertan perfectamente en este triple camino de penitencia, de oración y de caridad.

Es en verdad una grande penitencia acallar la propia vanidad y no pronunciar palabras que son incienso orgulloso del propio ego. Duele también contener la respuesta acalorada ante una humillación o un insulto. Cuesta sujetar las críticas que saltan de la lengua como de un trampolín cuando uno es contrariado y la soberbia se yergue en desafío. Ya decía el apóstol Santiago que quien domina su lengua es “un varón perfecto”. Da pena ver cómo hay personas que se juzgan enraizadas en el círculo de sus amistades cuando su lengua se embarra con palabras soeces o expresiones de doble sentido. ¿Piensan que siendo malhablados serán mejor escuchados? Tal vez se sientan más seguras de sí mismas por sus palabras gruesas, pero uno queda sumamente incómodo al escucharlas. El condimento insustancial de las “palabras inútiles” no hacen más que desvelar una inmadurez humana y pobreza de espíritu.

Hablar lo justo, hablar bien, hablar educadamente es una conquista de hombres recios y de mujeres finas, con ideal y hondo aprecio por la dignidad propia y ajena. Esta penitencia invita además a cerrar oídos para que la lengua no aprenda lo que no debe decir. Hoy en día la televisión y el cine se han convertido en los maestros del léxico. Viene siendo algo habitual que los niños y jóvenes sean entretenidos por personajes que apuestan su simpatía en la vulgaridad. Y cuando se anuncia que el programa es “para mayores de 18 años” es casi infalible que habrá, además de escenas inconvenientes para todo hombre que se precie de tener un mínimo de rectitud y honestidad moral, una retahíla de expresiones indecentes, irrespetuosas e incluso obscenas. Es muy aconsejable para la Cuaresma el ayuno de todas estas palabras. El alma se ahorra una mala digestión.

Por otra parte, qué duda cabe que toda palabra respetuosa, ponderada y educada es una oración. Esta lengua nuestra no debe queda atada cuando hay mucho que decir y testimoniar sobre el amor de Dios y la vocación eterna del hombre. “De la riqueza del corazón habla la boca”, dijo Jesucristo. ¿Y quién no lleva en su propio corazón alguna riqueza? Hemos de hablar mucho, sin cansarnos, de todo el bien que se ve, que se sabe, que se oye y que se toca. Estamos rodeados de personas maravillosas y vivimos en un mundo incomparablemente bello. Todo es una poesía del amor de Dios. ¿Cómo se va a quedar muda la lengua? Bien sentenciaba san Agustín que “no podemos creer y quedarnos callados”. El amor coloca en la lengua la palabra feliz, justa, amistosa y rica. Una palabra o una expresión “inútil” sería aquella que procede sin amor del corazón, pues todo lo que no tiene amor es de verdad “inútil”. La oración del hombre que habla bien de y a los demás tiene su origen en el diálogo de la propia alma con Dios. Quien vive con el corazón en el cielo camina con respeto sagrado sobre la tierra. La lengua que ora aprende a alabar, bendecir, perdonar, disculpar y a ofrecer a los demás la palabra digna. Si cada cristiano y hombre de buena voluntad se empeña en purificar su vocabulario de acuerdo a su ideal de vida eterna, se dará cuenta de un resultado estupendo: no hay suficiente vocabulario para hacer el bien y es insuficiente el diccionario para expresar la alegría del alma. Por el contrario, bien se sabe, basta una sola “palabra inútil” para manchar una relación consigo mismo y con los demás.

La caridad de la Cuaresma también abraza nuestras expresiones. El diccionario de la Real Academia Española define la maledicencia como “el hábito de maldecir o denigrar”. Ésta es una herida mortal para el alma del cristiano. La persona maldiciente se coloca fuera del espíritu de caridad que Cristo nos ha dejado como su tesoro y testamento. Hay una brutal ruptura entre el ejemplo de Cristo y su doctrina de amor sin límites al prójimo, frente a la maledicencia que denigra la fama y el buen nombre de los demás. Por lo general, el maldiciente o dado a la crítica ataca como los traidores, siempre por la espalda, cuando su pobre víctima no se encuentra presente. La Cuaresma debe purificar este cáncer de la lengua y del corazón. Que las palabras no sean malas, sino buenas hasta que se pueda instaurar una sólida “benedicencia” que actúe como una estructura de nuestras amistades. Da pena escribir “benedicencia” entre comillas, pues el vocablo no está en el diccionario. La razón -según se expresaron los peritos- es porque se trata de una palabra que no usa la gente y como “el pueblo crea el vocabulario”.... Uno se sonroja leyendo en el diccionario la definición de las palabras usadas en los insultos y viendo que no existe el vocablo “benedicencia”. El pueblo, por lo visto, no habla bien.

Para las fiestas de la Pascua, Dios quiera que el Resucitado escuche de nuestros labios las palabras que son dignas de un hombre y de una mujer preparados para participar de su triunfo sobre el mal y la muerte.

(Autor: Álvaro Correa | Fuente: Catholic.net)

martes, 23 de marzo de 2010

Enérgicas palabras del Papa a los sacerdotes pederastas

El Vicario de Cristo habla enérgicamente ante el pecado abominable de la pederastía.

Hoy se dio a conocer la Carta pastoral del Papa Benedicto XVI a los católicos de Irlanda, en donde trata el delicado tema de los abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes.

Es una carta muy hermosa y muy dura, en la que se ve al Papa como un verdadero padre preocupado por su familia y muy enérgico ante las faltas de sus hijos. Copio las palabras textuales que dirige a los responsables de los abusos sexuales:

"Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros semejantes.

Aquellos de vosotros que son sacerdotes han violado la santidad del sacramento del Orden, en el que Cristo mismo se hace presente en nosotros y en nuestras acciones.
Junto con el inmenso daño causado a las víctimas, un daño enorme se ha hecho a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa.

Os exhorto a examinar vuestra conciencia, a asumir la responsabilidad de los pecados que habéis cometido y a expresar con humildad vuestro pesar. El arrepentimiento sincero abre la puerta al perdón de Dios y a la gracia de la verdadera enmienda. Debéis tratar de expiar personalmente vuestras acciones ofreciendo oraciones y penitencias por aquellos que habéis ofendido. El sacrificio redentor de Cristo tiene el poder de perdonar incluso el más grave de los pecados y extraer el bien incluso del más terrible de los males.

Al mismo tiempo, la justicia de Dios nos llama a dar cuenta de nuestras acciones sin ocultar nada. Admitid abiertamente vuestra culpa, someteos a las exigencias de la justicia, pero no desesperéis de la misericordia de Dios"

Los invito a que lean la carta en su totalidad, pues en ella el Santo Padre, además de reprender a los responsables de esos actos pecaminosos y criminales, tiene también palabras de cercanía y solidaridad para las víctimas y sus familias y, lo más importante, propone un camino de curación, renovación y reparación para la Iglesia, basado en la oración, el sacrificio, el ayuno, la penitencia, el acercamiento al Sacramento de la Reconciliación, la adoración eucarística, visitas apostólicas a diócesis, seminarios y congregaciones y una misión hacia sacerdotes y obispos.

La carta completa pueden leerla en:
www.vatican.va

(Autor: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Catholic.net)

lunes, 22 de marzo de 2010

Adiós, Ricardo

El día en que recordamos a San José Ricardo se fue al cielo.
Tantas coincidencias tenían estos varones:
Como José fue un hombre justo, de una fe inmensa
capaz de hacer lo que Dios le pidiera
aún sin entender qué quería hacer.
José en silencio buscó sin cesar
un lugar en este mundo para que naciera Jesús.
Como Ricardo, cuántas veces buscó lugares
para que sus chicos y chicas se encontraran con el Cristo Vivo.
José fue un Padre generoso que recibía a María
y le ofrecía una casa para que naciera Jesús.
Cuántas veces fuimos a la casa de Ricardo a reuniones,
a buscar ollas o mercadería para algún encuentro
o simplemente para ayudar a cargar
el interminable auto con infinitas cajas para algún mallín.
Aquellos tiempos en la Acción Católica,
como Cooperador Salesiano
y los 20 años como Asesor del Movimiento Mallinista,
hacen que estés en la historia de vida
de cientos de chicas y muchachos que,
algunos muy cambiados,
vienen a despedirte
como si te estuvieras yendo a una Remonta, muy lejos.
Esta vez te vas solo, es el mismo Dios que te llamó
y resuena una vez más tu Sí obediente.
Ahora podrás mirar al Cristo Vivo a los ojos,
y te encontrarás con aquellos que tanto lloraste en su partida.
Sabemos que estás feliz,
y es el consuelo para Piyuya y tu familia,
tus hermanos, primos, sobrinos y ahijados.
Y nos sumamos nosotros: tus hijos adoptivos,
que como San José tenés tantos que no los podríamos contar jamás.
Desde anoche se suma tu voz, que no es poca cosa,
a los mallinistas que desde el cielo rezan el ave.
Esta alegría de saber que no estamos solos,
nos mantiene mar adentro,
sin miedo a las tempestades.
Ricardo gracias por creer
y ayudarnos a creer en el Cristo Vivo.
Gracias por tu entrega generosa,
Gracias porque el dolor no te doblegó,
Gracias por dejarnos entrar en tu vida
Para compartir la alegría de las redes llenas.
Adiós Ricardo, hasta el ave María de cada noche.

(escrito por Desireé Sisterna y leído al final de la Misa por Ricardo)
Fotografía: Adrián Carrizo

domingo, 21 de marzo de 2010

"Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar"

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (Jn 8, 1-11)

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos y al amanecer se presentó de nuevo en el templo, donde la multitud se le acercaba; y él, sentado entre ellos, les enseñaba.

Entonces los escribas y fariseos le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola frente a él, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos manda en la ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú que dices?" Le preguntaban esto para ponerle una trampa y poder acusarlo.

Pero Jesús se agachó y se puso a escribir en el suelo con el dedo. Pero como insistían en su pregunta, se incorporó y les dijo: "Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra". Se volvió a agachar y siguió escribiendo en el suelo. Al oír aquellas palabras, los acusadores comenzaron a escabullirse uno tras otro, empezando por los más viejos, hasta que dejaron solos a Jesús y a la mujer, que estaba de pie, junto a él.

Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado?" Ella le contestó: "Nadie, Señor". Y Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar".

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

En en la sociedad israelita de los tiempos de Jesús estba vigente una ley que establecía que una mujer que cometiera adulterio merecía la muerte, sin ningún juicio previo ni posibilidad alguna de defensa de parte de quien fuera acusada.

Los escribas y fariseos desconfiaban de Jesús y sentían celos de que mucha gente lo siguiera. Es entonces que deciden tenderle una nueva trampa para tener un motivo para acusarlo al llevarle una mujer sorprendida en adulterio. Nuestro Señor sorprende otra vez con una respuesta que los deja atónitos: "el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".

Si nos analizamos a nosotros mismos, comprobaremos que no existe ser humano alguno que esté libre del pecado. Por el pecado original que heredamos de los primeros seres humanos que existieron, la concuspicencia (tendencia natural hacia el pecado) es el factor común de toda la raza humana.

¿Y quién está libre de pecado? Solo Dios. Y solo Él tiene entonces la autoridad para juzgar a los pecadores... pero el Juicio de Dios no es como el de los seres humanos: su Justicia está fundada en su Infinita Misericordia.

Aclaremos un punto importante. Cuando pecamos, necesitamos volver a la Gracia de Dios a través del Sacramento de la Reconciliación, es decir, necesitamos recibir la absolución de un sacerdote. Un sacerdote, tan pecador como cualquiera de nosotros, cumple con el mandato bíblico que Jesús dejó de perdonar los pecados (
Juan 20,21-23), pero no juzga en nombre de Dios.

Como sucede en este relato, Dios no es quien condena: es la misma persona la que se condena cuando libremente opta por el pecado. El demonio ha logrado hábilmente que los seres humanos perdamos noción de la gravedad del pecado, hemos caido en un peligroso relativismo moral en donde parece estar permitido con el justificativo de que "cada uno hace lo que quiere con su vida" (¿?).


Es verdad que somos todos débiles y que, si caminamos solos en esta vida lejos de Dios y de una comunidad de hermanos en la fe, seremos presas muy fáciles para el Enemigo.

En esta Cuaresma que estamos transitando, es un buen momento para reflexionar acerca de la importancia de evitar las ocasiones y personas que nos hagan pecar. Cada uno de nosotros sabrá bien de sus debilidades y, sino, es bueno empezar por reconocerlas y aceptarlas para luego dejar que Dios nos fortalezca. Debemos estar atentos y no dejarnos seducir por el camino fácil del pecado que nos vuelve cada vez más mediocres.

Otro punto a tener en cuenta es cuidarnos de no volvernos jueces implacables de nuestro prójimo. Es una tremenda falta de caridad ponernos a juzgar a un/a hermano/a que peca porque, tal vez sin darnos cuenta, nos ponemos en el lugar de Dios. Además, ¿quién de nosotros está libre de pecado para tirar la primera piedra?

Corresponde entonces solo rezar por esa persona que sabemos que está pecando y, si lo permite, tenderle la mano como lo hizo Jesús con esa mujer adúltera.

Recordemos que solo en Dios seremos capaces de vivir en santidad. Entonces, aprovechemos para tener momentos de oración que, aunque sean breves, bien nos hará para estar aferrados a Nuestro Señor. Seamos dóciles al Espíritu Santo como lo fue María, nuestra Madre Celestial. No tengamos miedo y recurramos frecuentemente a la Confesión y a la Eucaristía para llenarnos del Amor de Dios que es lo que verdaderamente nos hará felices.

sábado, 20 de marzo de 2010

"Cristo es el Tesoro" (mensaje de María del Rosario de San Nicolás)

Mensaje dado por Nuestra Madre el día 15 de marzo de 1984, en la Ciudad de San Nicolás, Provincia de Buenos Aires.

"Examinaos y no dudéis, entregaos en cuerpo y alma al Señor, en estos días en que Cristo Jesús insiste en vuestra conversión. A los sabios y poderosos, a los que creéis tenerlo todo os digo: No tenéis lo esencial, no tenéis amor a vuestro prójimo ni tenéis amor al Señor, que es el tesoro más valioso que todo hombre pueda desear, pocos son los elegidos por El. Recapacitad y volcaos a Cristo, amadlo y obtendréis la salvación. Amén. Amén.

Leed: Romanos C. 14, V. 22 y 23 y C. 15, V. 1 al 13"






Leemos ahora lo que nos recomienda Nuestra Madre Celestial


22 Guarda para ti, delante de Dios, lo que te dicta tu propia convicción. ¡Feliz el que no tiene nada que reprocharse por aquello que elige!

23 Pero el que come a pesar de sus dudas, es culpable porque obra de mala fe. Y todo lo que no se hace de buena fe es pecado.

Cap. 15, Vers. 1 al 13

1 Nosotros, los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no complacernos a nosotros mismos.

2 Que cada uno trate de agradar a su prójimo para el bien y la edificación común.

3 Porque tampoco Cristo buscó su propia complacencia, como dice la Escritura: "Cayeron sobre Mi los ultrajes de los que Te agravian".

4 Ahora bien, todo lo que ha sido escrito en el pasado, ha sido escrito para nuestra instrucción, a fin de que por la constancia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.

5 Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús,

6 para que con un solo corazón y una sola voz, glorifiquen a Dios,

el Padre de nuestro Señor Jesucristo.

7 Sean mutuamente acogedores, como Cristo los acogió a ustedes para la Gloria de Dios.

8 Porque les aseguro que Cristo se hizo servidor de los Judíos para confirmar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas que El había hecho a nuestros padres,

9 y para que los paganos glorifiquen a Dios por su misericordia. Así lo enseña la Escritura cuando dice: "Yo te alabaré en medio de las naciones, Señor, y cantaré en honor de tu Nombre".

10 Y en otra parte dice: ¡Pueblos extranjeros, alégrense con el Pueblo de Dios!

11 Y también afirma: ¡Alaben al Señor todas las naciones, glorifíquenlo todos los pueblos!

12 Y el profeta Isaías dice a su vez: "Aparecerá el Brote de Jesé, el que se alzará para gobernar las naciones paganas; y todos los pueblos pondrán en El su esperanza.

13 Que el Dios de la esperanza los llene de alegría y de paz en la fe, para que la esperanza sobreabunde en ustedes por obra del Espíritu Santo.


Comentario:

Estamos en tiempo de cuaresma, tiempo de volver al Señor, de convertirnos más profundamente a Él. Porque ¿de qué sirve tener todo lo material si no tenemos la gracia de Dios en el alma, si no amamos a nuestro prójimo ni amamos a Dios? ¡Ay de los que los tienen todo menos el amor a Dios y al prójimo! Llegará el día en que se darán cuenta de que siempre fueron pobres a pesar de haber nadado en la abundancia material. Estamos a tiempo todavía, y aunque nuestras riquezas aumenten, no les demos el corazón, sino que nuestro corazón debe ser únicamente para Dios, para Cristo, y tenemos que abrirlo también al prójimo sufriente, entonces sí seremos los hombres y mujeres más ricos de la tierra, tengamos o no tengamos bienes materiales, porque tendremos al mismo Dios con nosotros y en nosotros, y ese es el Tesoro más grande que podemos poseer. ¡Ánimo y a ser buenos y amorosos con Dios y con los hombres!

viernes, 19 de marzo de 2010

Se nos fué un padre, amigo, profesor: RICARDO RODRÍGUEZ‏

Escrito por Néstor Adrián Lucero
Médico y mallinista
para leer su testimonio de vida, hacer click aquí

No soy de entrar a Internet mucho tiempo pero creo que esto es muy importante para todos los mallinistas y más para aquellos que son de San Juan o conocieron a una persona tan especial como Ricardo Rodríguez.

Yo en este momento estoy muy lejos de poder despedirlo personalmente, pero ¿qué importa las distancias para Dios?, hay muchos que pueden contar muchas cosas más de lo que puedo contar de mi experiencia personal pero yo puedo decir que es una de las pocas personas como tantas que trabajan y siguen trabajando por el crecimiento de la Iglesia, digo trabaja porque ¿que importa los tiempos para Dios?.

Seguro desde el Cielo nos va a acompañar y va a seguir ayudando con su autoridad de padre como fue para muchos mallinistas dedicando tiempo importante de su profesión como laico comprometido para las cosas de Dios sin esperar recompensa o reconocimiento, la mejor forma de reconocerlo es seguir su ejemplo de vida, ¿qué persona puede continuar con fortaleza y creyendo en Dios después de perder un hijo joven aún?, sólo aquél que tiene la fortaleza otorgada por Dios, fuiste muy amigo de mi papá y siempre cuando te veía hasta viejito me hacías acordar a él, siempre te ví como un padre más, en esta vida que transito me estaba cuestionando mucho de los valores verdaderos de los cual tenemos que seguir para agradar a Dios, y Dios me ha dado una respuesta y es que tu vida es el mejor ejemplo para mí y para todos los mallinistas para seguir en su transitar como laicos comprometidos.

GRACIAS DE CORAZÓN y nos veremos pronto en el Cielo si Dios quiere, saludos a su familia y no lloren por este gran hombre sino pídanle para que interceda desde el cielo por nosotros los mallinistas.


Ricardo Rodríguez llevaba 50 años de casado con María Isabel Vargas ("Piyuya") con quien tuvo tres hijos. Exalumno salesiano y de profesión ingeniero, participó en la Acción Católica, fue cooperador salesiano y, luego, fue un brillante Asesor de Mallín en San Juan durante 20 años en donde fue todo un ejemplo de vida. Justo en el día de San José, luego de sufrir estoicamente varias dolencias físicas, Ricardo partió a la Casa del Padre dejando toda una lección de amor por los jóvenes en Dios al estilo de Don Bosco.

miércoles, 17 de marzo de 2010

¿El Evangelio según Ariel Álvarez Valdés?

Por estos días, en algunos medios de la República Argentina es noticia que Ariel Álvarez Valdes, prestigioso teólogo católico y autor de libros, ha renunciado a su sacerdocio por haber entrado en conficto con autoridades de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Ariel Álvarez Valdés nació el 28 de noviembre de 1957 en la Ciudad de Santiago del Estero. Se graduó como Licenciado en Teología en la Universidad Bíblica Franciscana de Jerusalén. En el año 1996 fue incorporado a la Asociación Bíblica Italiana, y en 1998 fue designado miembro honorario del Instituto de Filosofía del Derecho de la Universidad de Lomas de Zamora. En 2003 se incorporó también como miembro de la Asociación Bíblica Española. Desde 2009 pertenece a la Academia de Ciencias y Arte de Santiago del Estero. Es Consultor Internacional de la revista Cuestiones Teológicas y Filosóficas, de la Universidad Pontificia Bolivariana (Colombia). Es autor de libros que han sido traducidos a varios idiomas y numerosas publicaciones en revistas. Ha dado clases sobre Sagradas Escrituras en el Seminario Mayor y en la Universidad Católica de Santiago del Estero; asimismo, ha dado charlas en Chile, España, Ucrania, Colombia y México.

El punto de mayor controversia fue que Ariel Álvarez fue que negó la historicidad de Adán y Eva, sobre los que afirma que autoridades de Nuestra Madre Iglesia le habrían prohibido enseñarlo. La prensa siempre ávida de titulares sobre las flaquezas de la Iglesia Católica se rápidamente eco de esta noticia aunque, en la mayoría de los casos, sin escuchar otra versión de los hechos.

El Diario Clarín tituló "Un sacerdote dejó los hábitos por negar la existencia de Adán y Eva". En su nota, el ahora ex sacerdote expresó que "Resulta triste que tenga que dejar el sacerdocio para poder dedicarme a la Biblia, pero desde hace casi dos años estoy impedido de hablar, escribir, publicar, enseñar o dar cursos, y todo por una afirmaciones que resultan secundarias para nuestra fe, como el caso de Adán y Eva, que no afectan ningún dogma. Renuncio porque desde ahora quiero dedicarme a divulgar la palabra de Dios tal como me la enseñaron en las universidades católicas y pontíficas donde estudié".

Por su parte, el Diario Página/12 informó que Álvarez Valdes "decidió dejar los hábitos porque recibió presiones de la Iglesia". En esa nota, se habla de que el ex prelado explicó por qué la virginidad de María debe entenderse “no necesariamente como un hecho físico, sino como la fidelidad al marido"; por que "las apariciones de la Virgen no se producen en el mundo exterior sino en la retina de quien tiene la visión”, y por qué “Jesús nos hubiera salvado aunque no hubiera muerto en la cruz, sino viejito en su cama: nos salva a través del amor, y no del dolor”.

Según ese diario, Álvarez Valdes se lamentó de que “Desde hace casi dos años, mi obispo me prohíbe enseñar, escribir, dar conferencias. Intenté hacerlo entrar en razón pero no ha querido ceder. Entonces, como no quiero desobedecer a la Iglesia, para poder enseñar la Biblia libremente, renuncio”. Sin demora, apuntó sus dardos contra la Iglesia Católica, sostuvo que "La inmensa mayoría de los teólogos sostienen que Adán y Eva son personajes históricos" pero que "el Vaticano me envió una carta donde reconocía que mi posición era correcta pero cuestionaban el hecho de divulgarla al gran público, en vez de circunscribirla a libros técnicos de difícil acceso".

Sobre la virgninidad de María, Álvarez Valdés dijo que "En la Biblia, la virginidad no necesariamente debe interpretarse como hecho meramente físico. La Biblia entiende por virginidad el hecho de la fidelidad a una misma persona. En el Antiguo Testamento puede leerse: “Feliz de ti, virgen que has concebido a tus hijos...”. En este sentido una virgen puede tener hijos con su marido, porque la virginidad no concierne a la biología sino a la fidelidad." (...) Expresó sus dudas acerca de las apariciones marianas, aseveró que "Son auténticas si los mensajes que trasmiten coinciden con la Biblia. El 90 por ciento de los mensajes que se atribuyen a la Virgen María están contra la Biblia: se dijo que la Virgen de San Nicolás había contado que el nacimiento de Jesús fue como cuando un rayo de sol atraviesa el cristal de la ventana sin tocarlo ni romperlo, pero la Biblia dice que Jesús nació como un hombre, es decir, como nacen todos los hombres."

En Página/12, se publicó una nota titulada "Ortodoxia y Poder" en donde se criticó duramente a la Iglesia Católica afirmando "Quienes se han mantenido firmes en sus convicciones y en la decisión de no desdecirse a pesar de las amonestaciones oficiales, sean estos teólogos o biblistas, han corrido la misma suerte del cura santiagueño: o se van, o los echan. Otros, en cambio, eligen el camino del silencio, la sumisión o la retractación, aun en contra de sus convicciones y para no verse marginados".

Ya en Agosto de 2008, Página/12 puso en su portada como noticia principal la controversia generada por este caso con el sugestivo título "Cuando el Vaticano metió la cola" (¿¿??). En el interior de esa misma edición, el enfoque fue agresivo para con la Iglesia Católica con la nota que se tituló malintencionadamente "Una condena oculta y mentiras piadosas" en donde se informó que Francisco Polti, Obispo de Santiago del Estero, "cumplió con el encargo emanado de Roma, y en concreto del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, que le mandó callar al cura. Con lógica de obediencia debida el obispo asumió la decisión 'en ejercicio de la responsabilidad propia de su oficio', liberando al Vaticano y a Bertone de toda responsabilidad, tal como se lo ordenaron".

Las controversias con las autoridades de Nuestra Madre Iglesia empezaron en el año 1995 cuando Álvarez Valdés publicó un artículo que tituló "¿El diablo y el demonio son el mismo?" en donde afirmaba que los relatos bíblicos que hablan de los exorcismos que hizo Jesucristo en realidad no fueron tales sino que esas personas habrían padecido patologías mentales desconocidas para la época. Semejante aseveración motivó la intervención del Monseñor Tarcisio Bertone, entonces Secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, quien le solicitó una retractación pública.

Ya en el año 2008, el Obispado de Santiago del Estero se encargó de dejar bien en claro que no existió condena alguna sobre Álvarez Valdés y aseguró que se retractaría de haber vertido conceptos ambiguos que generaron confusión en la gente, contradiciendo severamente lo que enseña Nuestra Madre Iglesia.


"Seréis como dioses"... ¿somos como dioses o somos hijos de Dios?

Cuando el demonio representado en una serpiente tienta a Adán y Eva, la frase clave que utilizó fue "seréis como dioses", es decir, la soberbia es el pecado más antiguo de los seres humanos. Se dice a veces: "Hay de todo en la viña del Señor". Y es muy cierto. Dentro de Nuestra Iglesia, podemos encontrar gente brillante como también otros que no lo son.

Las personas que tienen un gran ascendente sobre los demás debido a sus condiciones innatas de liderazgo pueden ser muy positivas en Nuestra Iglesia en tanto pongan sus dones al servicio del Reino de Dios y no de su gloria personal. Es que, precisamente, esas personas destacadas suelen ser un "delicioso bocado" para el Enemigo porque no solo que entorpece la acción de Dios en una comunidad sino que puede arrastrar a otros hacia los abismos espirituales.

No es la primera vez que se rebela un sacerdote católico que es simpático y seguido por la gente. No es la primera vez que feligreses católicos toman partido por ese cura y se ponen a criticar con dureza a la jerarquía eclesiástica. Y no es la primera vez que aquellos que odian a la Iglesia fundada por Cristo aprovechan el convite para sembrar más cizaña.

Lamentablemente para algunos, la Iglesia Católica Apostólica Romana no se guía por índices de popularidad ni su docrina queda sujeta a encuestas de opinión para así captar más fieles. No se trata de pensar que un sacerdote es más santo mientras más gente tiene en sus misas, mientras más gente lo sigue como si se tratara de una estrella de rock.

El Padre Pío, un santo excepcional, soportó durísimas sanciones que le impuso la Santa Sede de tomar contacto con la gente y de presidir Misas en público. Recién, tras once años de haber sido amonestado injustamente, el Papa Pío XI se retractó afirmando públicamente: "Su Santidad Pío XI comenta al respecto: "Nunca sentí mala disposición hacia el Padre Pío, pero sí fuí malamente informado". Precisamente, el mismo Padre Pío, lejos de disparar con rencor hacia los sacerdotes que lo habían acusado, decía "Siempre humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres. Dios le habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón, y los enriquece con grandes dones."

Yendo al caso puntual de Álvarez Valdés, no vamos a dudar de su reconocida capacidad intelectual. Pero, cabe preguntarse: ¿actitudes como éstas son para que crezcamos como Iglesia o generan más resentimientos y divisiones?, ¿hasta qué punto toda esta rebeldía de este señor puede venir de Dios?; para Álvarez Valdés, ¿qué es más importante: quedar bien con sus alumnos como un estupendo profesor o estar comprometido con Dios a través del Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia?, ¿Álvarez Valdés se cree más que el Padre Pío que no puede acatar la orden de un superior? ...

por último, ¿qué es más importante: el aplauso de los hombres o la recompensa que Dios nos prepara en el Cielo?


Noches oscuras de la fe

Es normal que cualquier cristianos pueda tener momentos en su vida en donde la fe se debilite. Hasta los santos más grandes de la historia de Nuestra Iglesia tuvieron sus noches oscuras de la fe. Cuando nos asaltan esas dudas, no hay que temer: basta aferrarse más a Dios y buscar a alguien que esté más iluminado para recibir una orientación.

Un sacerdote, un catequista, un padre o una madre de familia tienen una delicada responsabilidad para con el rebaño que el mismo Dios les ha encomendado. Si se es un buen pastor como lo fue Jesús, nunca será sano que ese pastor transfiera sus conflictos de fe a sus ovejas porque los efectos pueden ser desvastadores. Conviene que uno los resuelva en su fuero íntimo con mucha oración y con la asistencia de un director espiritual para que, de esa manera, la fe pueda salir fortalecida.

Es importante que recemos para reparar el daño que hacen a Nuestra Iglesia personas que actúan desde su soberbia... recordando que muchas veces, somo también cualquiera de nosotros los que nos convertimos en verdugos de la Iglesia fundada por Cristo.

Como aquellos discípulos, tenemos que tener la humildad, la confianza y, sobre todo, el amor suficiente para rogar "Señor, aumenta nuestra fe" (Lc 17, 5-10).
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