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lunes, 31 de octubre de 2011

¿Quienes son los santos?

La solemnidad de Todos los Santos comenzó a celebrarse en torno al año 800. Es celebración que resume y concentra en un día todo el santoral del año, pero que principalmente recuerda a los santos anónimos sin hornacina ni imagen reconocible en los retablos. Son innumerables los testigos fieles del Evangelio, los seguidores de las Bienaventuranzas. Hoy celebramos a los que han sabido hacerse pobres en el espíritu, a los sufridos, a los pacíficos, a los defensores de la justicia, a los perseguidos, a los misericordiosos, a los limpios de corazón.

¿Quienes son los santos? Son esa multitud innumerable de hombres y mujeres, de toda raza, edad y condición, que se desvivieron por los demás, que vencieron el egoísmo, que perdonaron siempre. Santos son los que han hecho de su vida una epifanía de los valores trascendentes; par esa quienes buscan a Dios lo encuentren can facilidad humanizado en los santos.

Me parece que es Bernanos el que ha escrito lo siguiente: "He perdido la infancia y no la puedo reconquistar sino por medio de la santidad". ¿Qué es, pues, la santidad? La santidad es la totalidad del espíritu de las Bienaventuranzas, que se leen en el evangelio de la Misa. La totalidad es pobreza, mansedumbre, justicia, pureza, paz, misericordia. Es apertura y donación que tienen como símbolo la confianza de un niño.

Santidad es tener conciencia efectiva de ser hijo de Dios. Este sentido de filiación debe ser acrecentado a través de la purificación interior y así alcanzar la meta plena de nuestra conformación con Dios. Santidad es pluralidad. Cada uno debe seguir a Cristo desde su propia circunstancia y talante; desde su nación, raza y lengua, en los días felices y cuando la tribulación arranca lágrimas del corazón; en la soledad del claustro o en el vértigo de la ciudad; en la buena y en la mala salud.

Alcanzar la santidad es descubrir el espíritu de alabanza y paz que debe animar toda la existencia. Buscar lo bueno siempre. Defender la teología de la bendición en medio de tantas maldiciones.

La santidad es una aventura, un riesgo que vale la pena correr. La transformación del mundo la han hecho fundamentalmente los santos con su testimonio de vida coherente que desbarata las rivalidades y crea la nueva fraternidad. "En el camino hacia Cristo todos somos condiscípulos, compañeros del viaje a la santidad" (Mons. Ott, Roma).

escrito por Andrés Pardo

El Halloween y la Fiesta de Todos los Santos

Significado

Halloween significa “All hallow’s eve”, palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa “víspera de todos los santos”, ya que se refiere a la noche del 30 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.


Orígenes

La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.

El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el “señor de la muerte”, o “Samagin”, a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros.

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folclor popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde ahí, se ha propagado por todo el mundo.

El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía que antes recordaba a los muertos, luego con la llegada del Cristianismo a las ánimas del Purgatorio, y que ahora se han convertido en una ensalada mental en la que no faltan creencias en brujas, fantasmas y cosas similares.

En cambio, en los países de cultura mediterránea, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra en el 2 de noviembre, el día siguiente a la celebración de la resurrección y la alegría del paraíso que espera a la comunidad cristiana, una familia de “santos” como la entendía San Pablo.

Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este comienzo de noviembre en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.


Calabaza, golosinas, disfraces...

La calabaza fue añadida después y tiene su origen en los países escandinavos y luego regresó a Europa y al resto de América gracias a la colonización cultural de sus medios de comunicación y los telefilmes y películas importados.

En los últimos años, comienza a hacer furor entre los quinceañeros mediterráneos y latinoamericanos que olvidan sus propias y ricas tradiciones para adoptar la hueca calabaza iluminada. En Hallowe’en (de All hallow’s eve), literalmente la Víspera de Todos los Santos, la leyenda anglosajona dice que es fácil ver brujas y fantasmas. Los niños se disfrazan y van -con una vela introducida en una calabaza vaciada en la que se hacen incisiones para formar una calavera- de casa en casa. Cuando se abre la puerta gritan: “trick or treat” (broma o regalo) para indicar que gastarán una broma a quien no les de una especie de propina o aguinaldo en golosinas o dinero.

Una antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un tal Jack O’Lantern que, en la noche de Todos los Santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen cristiano. Como era un hombre disoluto, acabó en el infierno.

Con la llegada del cristianismo, mientras en los países anglosajones tomaba forma la procesión de los niños disfrazados pidiendo de puerta en puerta con el farol en forma de calavera, en los mediterráneos se extendían otras costumbres ligadas al 1 y 2 de noviembre. En muchos pueblos españoles existe una tradición de ir de puerta en puerta tocando, cantando y pidiendo dinero para las “ánimas del Purgatorio”. Hoy en día, aunque menos que antaño, se siguen visitando los cementerios, se arreglan las tumbas con flores, se recuerda a los familiares difuntos y se reza por ellos; en las casas se hablaba de la familia, de todos los vivos y de los que habían pasado a otra vida y se consumían dulces especiales, que perduran para la ocasión, como en España los buñuelos de viento o los huesos de santo.

Mientras tanto, al otro lado del océano y al sur de Estados Unidos, la tradición católica llevada por españoles y portugueses se teñía de color propio en cada país americano, mezclada a los ritos loca-les precoloniales y al folklore del lugar.

Seguramente en Galicia se unen dos tradiciones: la celta y la católica, por lo que es esta la región de España en la que más perdura la tradición del recuerdo de los muertos, las ánimas del Purgatorio, muy unidas al folklore local, y las leyendas sobre apariciones y fantasmas. En toda España perdura una costumbre sacrosanta que se ha introducido en los hábitos culturales: la de representar en esta fecha alguna obra de teatro ligada al mito de Don Juan Tenorio. Fue precisamente este personaje, “el burlador de Sevilla o el convidado de piedra”, creado por el fraile mercedario y dramaturgo español Tirso de Molina, el que se atrevió a ir al cementerio, en esta noche, a conjurar las almas de quienes habían sido víctimas de su espada o de su posesividad egoísta.

En todas estas representaciones ritos y recuerdos pervive un deseo inconsciente, y más bien pagano, de exorcizar el miedo a la muerte, sustraerse a su angustia. El mito antiguo del retorno de los muertos, se ha convertido hoy en fantasmas o dráculas con efectos especiales en los filmes de terror.


Festividad de todos los Santos

Sin embargo, para los creyentes es la fiesta de todos los Santos la que verdaderamente tiene relevancia y refleja la fe en el futuro para quienes esperan y viven según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a los restos mortales de quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en la vene-ración de quienes han sido “templos del Espíritu Santo”.

Como asegura Bruno Forte, profesor de la Facultad teológica de Nápoles, al contrario de quienes no creen en la dignidad personal y desvalorizan la vida presente creyendo en futuras reencarnaciones, el cristiano tiene “una visión en las antípodas” ya que “el valor de la persona humana es absoluto”. Es ajena también al dualismo heredero de Platón que separa el cuerpo y el alma. “Este dualismo y el consiguiente desprecio del cuerpo y de la sexualidad no forma parte del Nuevo Testamento para el que la persona después de la muerte sigue viviendo en tanto en cuanto es amada por Dios”. Dios, añade el teólogo, “no tiene necesidad de los huesos y de un poco de polvo para hacernos resucitar. Quiero subrayar que en una época de “pensamiento débil” en la que se mantiene que todo cae siempre en la nada, es significativo afirmar la dignidad del fragmento que es cada vida humana y su destino eterno”.

La fiesta de Todos los Fieles Difuntos fue instituido por San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998. Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo II recordó que “San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia universal”.

“Al rezar por los muertos -dice el Santo Padre-, la Iglesia contempla sobre todo el misterio de la Resurrección de Cristo que por su Cruz nos obtiene la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres”.

Tras subrayar la importancia de las oraciones por los difuntos, el Pontífice afirma que las “oraciones de intercesión y de súplica que la Iglesia no cesa de dirigir a Dios tienen un gran valor. El Señor siempre se conmueve por las súplicas de sus hijos, porque es Dios de vivos. La Iglesia cree que las almas del purgatorio “son ayudadas por la intercesión de los fieles, y sobre todo, por el sacrificio propiciatorio del altar”, así como “por la caridad y otras obras de piedad”.

En razón a ello, el Papa a los católicos “a rezar con fervor por los difuntos, por sus familias y por todos nuestros hermanos y hermanas que han fallecido, para que reciban la remisión de las penas debidas a sus pecados y escuchen la llamada del Señor”.


Cultura y negocio del terror

Una cultura de consumo que propicia y aprovecha las oportunidades para hacer negocios, sin importar cómo. Hollywood ha contribuido a la difusión del Halloween con una serie de películas en las cuales la violencia gráfica y los asesinatos crean en el espectador un estado morboso de angustia y ansiedad. Estas películas son vistas por adultos y niños, creando en estos últimos miedo y una idea errónea de la realidad. El Halloween hoy es, sobre todo, un gran negocio. Máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos necesarios son un motor más que suficiente para que algunos empresarios fomenten el “consumo del terror”. Se busca además favorecer la imitación de las costumbres norteamericanas por considerarse que esto está bien porque este país tiene chapa de “superior”.

domingo, 30 de octubre de 2011

"Su maestro es uno solo, Cristo, y su Padre es uno solo, el del Cielo", dice el Señor

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (Mt 23, 1-12)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestro’. Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre', porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar 'guías', porque el ‘guía' de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido".

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que has preparado bienes inefables para los que te aman; infunde tu amor en nuestros corazones, para que, amándote en todo y sobre todas las cosas, consigamos alcanzar tus promesas, que superan todo deseo. Por nuestro Señor.


2) Reflexión

• El evangelio de hoy forma parte de la larga crítica de Jesús contra los escribas y los fariseos (Mt 23,1-39). Lucas y Marcos tienen apenas unos trozos de esta crítica contra las lideranzas religiosas de la época. Sólo el evangelio de Mateo nos informa sobre el discurso, por entero. Este texto tan severo deja entrever lo enorme que era la polémica de las comunidades de Mateo con las comunidades de los judíos de aquella época en Galilea y en Siria.

• Al leer estos textos fuertemente contrarios a los fariseos debemos tener mucho cuidado para no ser injustos con el pueblo judío. Nosotros los cristianos, durante siglos, tuvimos actitudes anti-judaicas y, por esto mismo, anti-cristianas. Lo que importa al meditar estos textos es descubrir su objetivo: Jesús condena la incoherencia y la falta de sinceridad en la relación con Dios y con el prójimo. Está hablando contra la hipocresía tanto de ellos como de nosotros, hoy.

• Mateo 23,1-3: El error básico: dicen y no hacen.
Jesús se dirige a la multitud y a los discípulos y critica a los escribas y fariseos. El motivo del ataque es la incoherencia entre palabra y práctica. Hablan y no practican. Jesús reconoce la autoridad y el conocimiento de los escribas. “Están sentados en la cátedra de Moisés. Por esto, haced y observad todo lo que os digan. Pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen!”

• Mateo 23,4-7: El error básico se manifiesta de muchas maneras.
El error básico es la incoherencia: “Dicen y no hacen”. Jesús enumera varios puntos que revelan una incoherencia. Algunos escribas y fariseos imponen leyes pesadas a la gente. Conocían bien las leyes, pero no las practican, ni usan su conocimiento para aliviar la carga sobre los hombros de la gente. Hacían todo para ser vistos y elogiados, usaban túnicas especiales para la oración, les gustaba ocupar sitios importantes y ser saludados en la plaza pública. Querían ser llamados ¡“Maestro”¡ Representaban un tipo de comunidad que mantenía, legitimaba y alimentaba las diferencias de clase y de posición social. Legitimaba los privilegios de los grandes y la posición inferior de los pequeños. Ahora, si hay una cosa que a Jesús no le gusta son las apariencias que engañan.

• Mateo 23,8-12: Cómo combatir el error básico.
¿Cómo debe ser una comunidad cristiana? Todas las funciones comunitarias deben ser asumidas como un servicio: “El mayor entre vosotros será vuestro servidor!” A nadie hay que llamar Maestro (Rabino), ni Padre, ni Guía. Pues la comunidad de Jesús debe mantener, legitimar, alimentar no las diferencias, sino la fraternidad. Esta es la ley básica: “Ustedes son hermanos y hermanas!” La fraternidad nace de la experiencia de que Dios es Padre, y que hace de todos nosotros hermanos y hermanas. “Pues, el que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado!”

• El grupo de los Fariseos. El grupo de los fariseos nació en el siglo II antes de Cristo con la propuesta de una observancia más perfecta de la Ley de Dios, sobre todo de las prescripciones sobre la pureza. Ellos eran más abiertos que los saduceos a las novedades. Por ejemplo aceptaban la fe en la resurrección y la fe en los ángeles, cosa que los saduceos no aceptaban. La vida de los fariseos era un testimonio ejemplar: rezaban y estudiaban la ley durante ocho horas al día; trabajaban durante ocho horas para poder sobrevivir; descansaban y se divertían otras ocho horas. Por eso, eran considerados grandes líderes entre la gente. De este modo, a lo largo de siglos, ayudaron a la gente a conservar su identidad y a no perderse.

• La mentalidad llamada farisáica. Con el tiempo, sin embargo, los fariseos se agarraron al poder y dejaron de escuchar los llamados de la gente, ni dejaron que la gente hablara. La palabra “fariseo” significa “separado”. Su observancia era tan estricta y rigurosa que se distanciaban del común de la gente. Por eso, eran llamados “separados”. De ahí nace la expresión "mentalidad farisáica". Es de las personas que piensan poder conquistar la justicia a través de una observancia escrita y rigurosa de la Ley de Dios. Generalmente, son personas miedosas, que no tienen el valor de asumir el riesgo de la libertad y de la responsabilidad. Se esconden detrás de la ley y de las autoridades. Cuando estas personas alcanzan una función de mando, se vuelven duras e insensibles para esconder su imperfección.

• Rabino, Guía, Maestro, Padre. Son los cuatro títulos que Jesús no permite que la gente use. Y sin embargo, hoy en la Iglesia, los sacerdotes son llamados “padre”. Muchos estudian en las universidades de la Iglesia y obtienen el título de “Doctor” (maestro). Mucha gente hace dirección espiritual y se aconseja con las personas que son llamadas “Director espiritual” (guía). Lo que importa es que se tenga en cuenta el motivo que llevó a Jesús a prohibir el uso de estos títulos. Si son usados para que una persona se afirme en una posición de autoridad y de poder, son mal usados y esta persona se merece la crítica de Jesús. Si son usados para alimentar la fraternidad y el servicio y para profundizar en ellos, no son criticados por Jesús.


3) Para la reflexión personal

• ¿Cuáles son las motivaciones que tengo para vivir y trabajar en la comunidad?
• Cómo la comunidad me ayuda a corregir y mejorar mis motivaciones?


4) Oración final

Escucharé lo que habla Dios.
Sí, Yahvé habla de futuro
para su pueblo y sus amigos,
que no recaerán en la torpeza. (Sal 85,9)

(fuente: www.ocarm.org)

sábado, 29 de octubre de 2011

En China...Sembrados como un grano de mostaza

testimonio de Silvia Pucheta (Argentina) y Ever Amador (Honduras)(*)

Jornada Mundial de las Misiones 2011Primero quisiera comenzar este testimonio presentándonos; somos Silvia y Ever, un matrimonio misionero ad gentes, que hace diez años estamos fuera de nuestro país aportando un granito de arena en esta linda locura de llevar el amor de Dios a los lugares mas recónditos de la tierra.

Si quisiéramos resumir nuestra experiencia en China se podrían sintetizar en estas dos parábolas "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.

En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas. Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa" (Mt 13, 31-32)

El Señor nos envió hace ocho años a China, específicamente al noreste chino, a la provincia de Jilin en la ciudad de Changchun. Ambos estudiamos el idioma y después de ello comenzó lo lindo, el integrarnos en los diferentes ámbitos de la sociedad china, como ustedes sabrán en China no podíamos decir que éramos misioneros, y tampoco se nos permitía el trabajo pastoral. Así que comencé a trabajar en una escuela secundaria como profesora de español y mi esposo trabajo en varias fábricas de autos como traductor e ingeniero y al final colaboraba con un proyecto de nuestro grupo: un hogar para discapacitados.

No estábamos solos en esta experiencia, éramos un equipo de tres sacerdotes y cinco laicos, quiénes estábamos comprometidos en diferentes actividades, como profesores, estudiantes de chino, etc.

¿Cómo se vive la misión en China? En el día a día, es una misión de presencia, allí lo más importante es el SER, más que el HACER, compartir con ellos, con nuestro testimonio hacer que las personas se cuestionen y se pregunten, por qué éramos diferentes de los extranjeros que estaban allí. Tratábamos de vivir los valores del evangelio en la vida de todos los días, y con todas las personas que estábamos en contacto. Como verán es una misión silenciosa, como el grano de levadura, como la levadura en la masa.

Todos sabían que éramos católicos no lo escondimos en ningún momento, y eso nos daba una cierta libertad para vivir en un país donde se puede vivir una libertad religiosa a medias. El pueblo católico es minoría en China, pero es un pueblo fervoroso y muy cuidadoso de las tradiciones. En las iglesias todavía se puede ver a las personas entrar al templo con pequeños velos blancos en la cabeza.

China nos enriqueció mucho como personas y como cristianos, siempre pensamos que más que dar nosotros, fueron ellos quienes nos dieron a nosotros. Muchos de los valores que a veces proclamamos como nuestros, ellos también los viven desde su ateismo, budismo, confucionismo y ahí esta la riqueza, que en esas diferencias culturales y religiosas nos acercaban. Es maravilloso ver cómo el corazón se ensancha y nos ayuda a pensar en una Iglesia universal, donde todo ser humano es mi hermano.

Quisiéramos contar muchas cosas más sobre China, pero no acabaríamos más. Para terminar nos gustaría compartir con ustedes una palabra china que nos gusta mucho y es la palabra FELIZ, ALEGRE: 开心 KAI XIN: Kai significa abrir; XIN: corazón; ABRIR EL CORAZON. Es algo muy cierto, cuando abrimos nuestro corazón a otros somos mas felices.

viernes, 28 de octubre de 2011

28 de octubre: San Simón y San Judas Tadeo, apóstoles

En la fisonomía del apóstol, el rasgo característico es el—celo, un fuego devorador, un ansia ardiente por dar a conocer a todo el mundo la hermosura de la verdad. Los celos son el egoísmo, que quisiera ocultar la belleza amada a los ojos de todo el mundo: el celo es la caridad, la generosidad, que sufren por los corazones que no aman lo que ellas han amado y conocido. Tal fue la gran pasión de estos discípulos del Señor. A Simón el Cananeo—algunos dicen que fue el esposo de las bodas de Caná—le llamaban sus convecinos Zelotes. Pertenecía a aquel partido que entre los judíos llevaba este nombre, al partido de los entusiastas de la tradición, de la ley y los profetas rígidamente interpretados, de la verdad íntegra. Desde que conoció a Cristo, de puritano se hizo puro; ebrio con el vino, tantos siglos escondido, que repartía el Esposo, siguióle sin desfallecimiento por todos los caminos de Palestina, guardando en su alma las palabras de salud.

Judas lleva también la lealtad en el corazón. Lleva el mismo nombre que el discípulo traidor; pero él es el Valiente: Tadeo; es de los que con su decisión consuelan el espíritu de Jesús en aquel amargo día en que tuvo que decirles a los Doce: «¿Por ventura, vosotros queréis también iros?» No, él no se va; caminó al lado del Maestro, lo mismo en las horas del triunfo que en las del dolor; algo orgulloso siempre de que de su mismo pueblo, en su misma familia, haya salido el Deseado de las naciones. Porque él, Judas, es hermano de Santiago, hijo de Cleofás, y Cleofás era hermano de San José. Por eso las gentes le llaman «hermano es decir, pariente de Jesús. Sigue, pues, al Mesías con una alegría secreta, con un gozoso silencio. Escucha dócil y observa atento, pero habla poco. No es como Simón Pedro, el impulsivo, locuaz y confiado. Cuando Jesús habla sentado en la colina, él se coloca a una distancia respetuosa; cuando se sienta en la nave, él busca la punta del banco, y para no perder el gesto del Maestro, alarga la cabeza por delante de Pedro, Juan Andrés y Santiago; pero un día Jesús se abandona tanto a sus amigos, que Judas ya no puede contener su secreto.

Acababa de celebrarse la última cena. Jesús, con voz temblorosa y triste mirar, ha hablado del mundo aferrado a la incredulidad, ese mundo que no podrá verle a Él ni participar de su vida. Judas le oye conmovido, y piensa: Son tan bellas estas cosas, hay en ellas una virtud tan divina, que si el mundo las conociese, hallaría la felicidad que busca en vano; y movido por este pensamiento, se atreve a preguntar con deliciosa sencillez: «¿Por qué, Señor, te has de manifestar con esa claridad a nosotros, y al mundo no?» Y esta palabra era la revelación de un alma enamorada de Cristo, y con ese amor latía en ella el anhelo de la salvación de las almas, el ansia de llevar la buena nueva hasta los confines de la tierra.

Conquistadores ambiciosos de pueblos, Simón y Judas recogieron con alborozo las palabras de Cristo resucitado: «Id y predicad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.» La Galilea y la Judea eran pequeñas para su actividad; penetraron en Egipto, y allí se encontraron con el desierto; volvieron al Asia, caminaron hacia el Eufrates y el Tigris, y atravesando fronteras que no osaron cruzar las armas de Roma, llegaron al reino de Persia, dejando en todas partes la semilla divina que ellas habían recogido junto al lago de Genesareth. Y se cumplieron las palabras: «Por mi nombre os llevarán delante de los Tribunales, os pagarán el amor con el odio; y aquellos a quienes partáis el pan de la vida os darán la muerte.» Simón y Judas sellaron con su sangre la verdad que predicaban.

Su programa apostólico se resume en estas palabras: «Reprended a unos después de convencerlos, salvad a otros arrancándolos del fuego, tened piedad de todos en el temor, aborreciendo siempre la túnica de la carne, que está manchada.» Así hablaba San Judas, dirigiéndose «a los que son amados de Dios Padre, y conservados y llamados en Jesucristo». La epístola que de él conservamos es un nuevo testimonio de su celo. La indignación le arrebataba al ver la astucia de los primeros herejes que quieren adulterar el Evangelio; tiembla por los escogidos, y escribe, para prevenirlos, «a todos aquellos que se edifican a sí mismos en la fe, y, rezando en el Espíritu Santo, permanecen en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna».

La herejía había nacido ya; es contemporánea del Evangelio. Apenas ha sido sembrado el campo del Padre de familia se ve crecer la cizaña al lado del grano bueno. Cristo acaba de subir al Cielo, aún no han empezado a dispersarse los Apóstoles, y ya Simón de Samaría recogía las palabras de Jesús para formar sus teorías de la triple manifestación de Dios. Al Mago siguen Ebión y Cerinto. Son los gnósticos, los hombres de la ciencia, herederos de las ideas de Platón que intentan armonizar con la revelación evangélica; enemigos más o menos embozados de la moral natural y despreciadores de la ley escrita, contraria, según ellos dicen, a la única fuerza salvadora, que es la gracia.

Judas se deja arrastrar por una santa ira al hablar «de estos hombres impíos que cambian la gracia de nuestro Dios en lujuria y niegan a Jesucristo, único Señor y Dominador.» Las palabras brotan con violencia de su pluma. No escribe en su lengua, pero no puede olvidar su mentalidad semita; el griego es para él una lengua extranjera, y, no obstante, en medio del desorden, de la torpeza y dificultad de la frase, hay en su lenguaje una grandeza sublime, fruto de la energía de su pensamiento y de la audacia de sus expresiones. Se nos figura estar contemplando unos ojos inflamados y un gesto de profeta cuando leemos la pintura de aquellos hombres «que manchan la carne, desprecian la dominación, blasfeman la majestad, rechazan cuanto ignoran, y se corrompen en toda aquello que conocen naturalmente, como animales mudos; nubes sin agua que el viento lleva; árboles que sólo florecen en otoño, estériles, dos veces muertos, sin raíces; olas furiosas e inciertas del mar que arrojan la espuma de sus infamias; astros errantes a los cuales está reservada una tempestad de tinieblas por toda la eternidad».

Tempestad de tinieblas para los que despreciaron la luz, para Simón el Mago y todos sus discípulos hasta el fin de los siglos para los hombres «psíquicos», animales, en contraposición a los «neumáticos», los que tienen el Espíritu y pueden juntar su voz a la de Judas Tadeo en su bella doxología final «proclamando la gloria, la magnificencia, el imperio y el poder antes de los siglos, y ahora, y por todos los siglos de los siglos, de Aquel que puede conservarnos sin pecado y establecernos en la presencia de la gloria inmaculados y llenos de alegría en el advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo».

(fuente: www.divvol.org)

La vocación a la castidad, según el Catecismo de la Iglesia Católica

2337 La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer.

La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y la totalidad del don.


La integridad de la persona

2338 La persona casta mantiene la integridad de las fuerzas de vida y de amor depositadas en ella. Esta integridad asegura la unidad de la persona; se opone a todo comportamiento que la pueda lesionar. No tolera ni la doble vida ni el doble lenguaje (véase Mateo 5:37).

2339 La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado (véase Eclesiástico 1:22). "La dignidad del hombre requiere, en efecto, que actúe según una elección consciente y libre, es decir, movido e inducido personalmente desde dentro y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El hombre logra esta dignidad cuando, liberándose de toda esclavitud de las pasiones, persigue su fin en la libre elección del bien y se procura con eficacia y habilidad los medios adecuados" (Gaudium et spes, 17).

2340 El que quiere permanecer fiel a las promesas de su bautismo y resistir las tentaciones debe poner los medios para ello: el conocimiento de sí, la práctica de una ascesis adaptada a las situaciones encontradas, la obediencia a los mandamientos divinos, la práctica de las virtudes morales y la fidelidad a la oración. "La castidad nos recompone; nos devuelve a la unidad que habíamos perdido dispersándonos" (San Agustín, Confesiones, 10:29; 40).

2341 La virtud de la castidad forma parte de la virtud cardinal de la templanza, que tiende a impregnar de racionalidad las pasiones y los apetitos de la sensibilidad humana.

2342 El dominio de sí es una obra que dura toda la vida. Nunca se la considerará adquirida de una vez para siempre. Supone un esfuerzo reiterado en todas las edades de la vida (véase Tito 2:1-6). El esfuerzo requerido puede ser más intenso en ciertas épocas, como cuando se forma la personalidad, durante la infancia y la adolescencia.

2343 La castidad tiene unas leyes de crecimiento; éste pasa por grados marcados por la imperfección y, muy a menudo, por el pecado. "Pero el hombre, llamado a vivir responsablemente el designio sabio y amoroso de Dios, es un ser histórico que se construye día a día con sus opciones numerosas y libres; por esto él conoce, ama y realiza el bien moral según las diversas etapas de crecimiento" (Familiaris consortio, 34).

2344 La castidad representa una tarea eminentemente personal; implica también un esfuerzo cultural, pues "el desarrollo de la persona humana y el crecimiento de la sociedad misma están mutuamente condicionados"(Gaudium et spes, 25). La castidad supone el respeto de los derechos de la persona, en particular, el de recibir una información y una educación que respeten las dimensiones morales y espirituales de la vida humana.

2345 La castidad es una virtud moral. Es también un don de Dios, una gracia, un fruto del trabajo espiritual (véase Gálatas 5:22). El Espíritu Santo concede, al que ha sido regenerado por el agua del bautismo, imitar la pureza de Cristo (véase 1 Juan 3:3).


La totalidad del don de sí

2346 La caridad es la forma de todas las virtudes. Bajo su influencia, la castidad aparece como una escuela de donación de la persona. El dominio de sí está ordenado al don de sí mismo. La castidad conduce al que la practica a ser ante el prójimo un testigo de la fidelidad y de la ternura de Dios.

2347 La virtud de la castidad se desarrolla en la amistad. Indica al discípulo cómo seguir e imitar al que nos eligió como sus amigos (véase Juan 15:15), a quien se dio totalmente a nosotros y nos hace participar de su condición divina. La castidad es promesa de inmortalidad.

La castidad se expresa especialmente en la amistad con el prójimo. Desarrollada entre personas del mismo sexo o de sexos distintos, la amistad representa un gran bien para todos. Conduce a la comunión espiritual.


Los diversos regímenes de la castidad

2348 Todo bautizado es llamado a la castidad. El cristiano se ha "revestido de Cristo" (Gálatas 3: 27), modelo de toda castidad. Todos los fieles de Cristo son llamados a una vida casta según su estado de vida particular. En el momento de su Bautismo, el cristiano se compromete a dirigir su afectividad en la castidad.

2349 La castidad "debe calificar a las personas según los diferentes estados de vida: a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado, manera eminente de dedicarse más fácilmente a Dios solo con corazón indiviso; a otras, de la manera que determina para ellas la ley moral, según sean casadas o célibes" (Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Persona humana sobre algunas cuestiones de ética sexual, 1975, número 11). Las personas casadas son llamadas a vivir la castidad conyugal; las otras practican la castidad en la continencia.

"Existen tres formas de la virtud de la castidad: una de los esposos, otra de las viudas, la tercera de la virginidad. No alabamos a una con exclusión de las otras. En esto la disciplina de la Iglesia es rica" (San Ambrosio, Vida, 23).

jueves, 27 de octubre de 2011

Una sonrisa de María vale más que todos los cariños

Meditaciones de las letanias del Rosario. Ella es la puerta del cielo y la causa de nuestra alegría.

Virgen poderosa

A la más poderosa de las Reinas, Dios no le niega nada. Se le llama La omnipotencia suplicante. Semper vivens ad interpellandum pro filiis suis: Que vive siempre para interceder por sus hijos.

“No tienen vino”, dijo en una boda. Y qué vino más exquisito se bebió en Caná. Los que se acogen a Ella no deben tener miedo a nada. Ni al demonio, ni a la muerte, ni a los peligros.

El rosario parece una oración frágil, y como propia de abuelitas, pero Dios ha querido que sirva para detener los cañones y las bombas. La tierna Virgencita es el terror del infierno entero. Por eso los devotos de María no tienen nada que temer.
Buscar una alianza perpetua con María de Jesús equivale a ser inexpugnable en la lucha por el cielo. Ella es la puerta del cielo y la causa de nuestra alegría. Los hijos de María son personas muy alegres, como su Madre. No se explica que los hijos e hijas de María Santísima se dejen morder por la serpiente de la desesperanza y del temor. No tienen ningún temor.


Virgen clemente

Lo aprendió de Jesús. Es la Madre del Hijo pródigo. Sabe curar las heridas, consolas las penas, enjugar las lágrimas, suavizar todo, perdonar todo. Como Ella no debe juzgar, sólo perdona e intercede por sus hijos.

Cualquier madre es clemente, pero María más que todas juntas. Buena falta nos hace, pues la clemencia la requieren los malhechores. Hemos de saber que los tales no son los que andan en las cárceles, pues cada uno de nosotros, sumando todas sus maldades es un verdadero malhechor que necesita clemencia.. Cuando María intercede ante el Juez divino por uno de sus hijos, obtiene el perdón.

Oh Madre del Hijo pródigo, que aprendiste de Jesús a perdonar, a hacer una fiesta cuando éste regresa a casa. He huido de casa muchas veces, creyendo ingenuamente que sin Dios la vida es más atractiva y emocionante. Cuantas veces he regresado a casa herido, decepcionado, miserable. Tú has sido, junto con Dios, la que me ha puesto un anillo en el dedo, nuevas sandalias a mis pies descalzos, una túnica, y has mandado hacer la fiesta del becerro gordo. Si en el corazón de Dios hay más alegría por un pecador que se convierte, también en el tuyo una de las más grandes alegrías es la de recuperar un hijo perdido, un hijo muerto.

Hay un momento crucial en el que clemencia me es absolutamente necesaria: el día del juicio particular. No dejes de asistir, como abogada defensora, a la cita definitiva en la que se decide mi eternidad.


Virgen fiel

Es uno de sus títulos más grandes. La fidelidad hecha carne de mujer. Fidelidad a Dios, demostrada en su fórmula favorita: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

Fidelidad a sus hijos; aún a los hijos que se pierden los ha amado hasta el último segundo de su vida.

Estaba junto a la cruz... Ella no cayó en la tentación del sueño como Pedro y sus compañeros.

¿Qué más se te podía pedir, Virgen Fiel? Todo lo diste.


Espejo de justicia

Espejo de santidad...Es la Inmaculada. El tres veces Santo se refleja en Ella como en un espejo.

Pero no es espejo que, cuando la imagen desaparece, también del espejo desaparece. María es, más bien, una copia muy bien hecha, del Modelo, la más perfecta, hermosa y fiel que se haya dado. María nos aventaja con mucho. Irradia la santidad, la transmite. Quisiera que todos sus hijos se parecieran a Ella. Con más verdad que san Pablo puede decirnos:”Hijos, sed imitadores míos, como yo lo soy de Jesús”.

Debemos parecernos a nuestra Madre. “Sed santos como yo soy santa”, podría decir, al estilo de Jesús. Cualquier virtud adquiere un brillo y un encanto particular en María. Ella no hace amables practicar dichas virtudes. Es una Maestra incomparable que hace amar y apasionarse por la vida cristiana. Queremos ser discípulos en tu escuela, María.


Trono de sabiduría

Lugar donde se asienta la sabiduría. La sabiduría del arte de vivir: Maestra del vivir, porque es maestra del amor. Vivir, en su esencia más alta, es amar. Maestra en el arte del amor: Madre del amor hermoso se le llama. Maestra de todas las virtudes cristianas: Enséñame a ser un discípulo excelente.

Por ser la mejor discípula de Jesús se convirtió en la mejor Maestra de los hombres.
Ella nos enseña la sabiduría más alta, la de cumplir la voluntad de Dios, de la santidad. De acuerdo a la frase: “El que se salva sabe, y el que no, no sabe nada”.

Nos enseña la verdad de Dios en las Escrituras. Nos ha dado al Verbo, la Palabra de Dios, de una forma en que le podemos tocar, abrazar, mirar, comer. “Haced lo que Él os diga”. Esta frase pronunciada en las bodas de Caná resuena en todos los corazones de los cristianos. Si le hiciéramos más caso a Jesús, nos iría mucho mejor.

Es una sabiduría humilde. No es fácil hallar sabios humildes, porque la ciencia suele hinchar. María nunca reclamó a su esposo nada, nunca insistió en las preguntas, aceptaba las respuestas que le resolvían solo en parte los misterios.


Causa de nuestra alegría

Ella lo sabe. Se lo recordó a Juan Diego. “¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la causa de tu alegría?”

¿Quién es esa persona? ¿Dónde vive? ¿Cómo se llama? Me muero por verla.

El que se junta con María es un ser alegre por contagio. Porque Ella contagia la alegría a los hijos de Dios.

Su sí a Díos abrió la puerta que estaba cerrada. Nos abrió la puerta de la felicidad eterna. Nos dará un abrazo y nos presentará a Jesús y al Padre.¡Qué ilusión me da el pensar en ese momento!

Las legítimas alegrías humanas tienen color y sabor mariano. Pienso en la sonrisa de María; lo más entrañable de su rostro. Una sonrisa de María vale más que todos los cariños humanos del mundo, por hermosos que sean.


Vaso espiritual, vaso digno de honor, vaso insigne de devoción

Se habla aquí de los vasos sagrados, como son el cáliz y la patena. María es un vaso sagrado, como una patena que ha encerrado al Verbo en sus entrañas; es un cáliz precioso, porque encerró en sus venas la sangre de Jesús, la que se derramaría en Getsemaní, en la flagelación y en el Calvario.

Vaso digno de ser honrado por todos. A María no se le puede faltar al respeto, es una ingratitud y una grosería sin nombre. Pienso en los que, con la Biblia en la mano, predican que María no es la Madre de Dios. Al llegar al cielo, les va a abrir María la puerta. Antes que nada tendrán que pedir atentas disculpas. Y al presentarse ante Dios las disculpas deben ser muy serias, porque, aunque de buena fe, toda la vida dijeron que la Madre de Dios no era su Madre. Eso es muy fuerte.

Cuando se habla de devoción a la Santísima Virgen, a esto se refieren. Por eso los que sinceramente tienen una gran devoción a María están en el justo y recto camino.

Dios los bendice y los premia. Amar y bendecir a su Madre, es amarlo y bendecidlo a Él mismo. Si Él dijo: “Todo lo que hacéis a uno de mis hermanos más pequeños me lo hacéis a Mí”, ¿qué decir cuando se lo hacen a la hermana más grande y a su misma Madre? Se lo hacen a Él en persona. No tengan miedo, por tanto, los que aman a María, Madre de Dios. Sepan que cuentan con la bendición de Dios.

Vaso insigne de devoción, es decir que merece nuestra devoción, amor y cariño como nadie.

(fuente: es.catholic.net)

miércoles, 26 de octubre de 2011

La Doctrina Social: Principios en relación con el mundo y la empresa

por José Ignacio Ibáñez Rivero
Consejero de Crese y Empresa Responsable, A.C.

La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) debe ser eminentemente práctica y personal; para cambiar las realidades del mundo conforme a las enseñanzas cristianas, específicamente, nos invita a asumir nuestras responsabilidades con el bien común y, particularmente para colaborar en la ayuda a las personas más necesitadas.

El cristianismo no es otra cosa que vivir las enseñanzas de Cristo en el mundo, no de una manera teórica, sino completamente práctica, tal como lo expresa Nuestro Señor en el Evangelio (Mt. 25, 34-36); Entonces dirá el rey a los de su derecha: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».

1. ¿Qué es la DSI? Es la doctrina moral que, conforme a las enseñanzas de Cristo, propone la Iglesia Católica para la realización de la persona en su vocación al amor y la vida eterna, a fin de santificar las realidades sociales, políticas, económicas y laborales, para que se acerquen cada vez más al ideal del Evangelio.

La DSI pone a la persona, creada a ¨imagen y semejanza de Dios¨ por encima de los recursos o instrumentos materiales; dinero, capital, partidos políticos y estado, los que deben estar al servicio de la persona y de la sociedad.

2. Fundamento. El primer fundamento de DSI es el mandamiento de Jesús de amar: Ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo. Éste es el primero y más importante de todos los mandamientos, y compendio de todas las leyes de Dios, y nos ayuda a superar la tendencia a ver la economía y la política como independientes de la moral, cuando es precisamente en esos campos en los que los cristianos hacemos realidad nuestra fe.

3. Los 4 principios de la DSI. Dignidad de la persona humana, bien común, subsidiariedad y solidaridad. Estos principios tienen un carácter general y fundamental, ya que se refieren a la realidad social
en su conjunto (Compendio de la DSI, n. 161), por lo que no pueden aplicarse separadamente.

Dignidad de la persona humana. Éste principio proporciona el fundamento para los derechos humanos. Toda persona, creada a imagen y semejanza de Dios, tiene una dignidad inalienable y, por tanto, debe ser tratada siempre como un fin y no como un medio.

Jesús, siempre enseñó el valor de la persona humana individual. El pastor deja las 99 ovejas para buscar a la perdida, porque cada persona es única e invaluable para Dios.

Bien común. Es el segundo principio de la DSI. El Concilio Vaticano II lo llama «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección» («Gaudium et Spes»).

El hombre, creado a imagen de Dios que es comunión trinitaria de personas, puede alcanzar su perfección no aislado de los demás, sino a través del don de sí mismo en comunión con el bien social.

Subsidiariedad. Este principio nos enseña que las decisiones de la sociedad se deben quedar en el nivel más bajo posible, al nivel más cercano a los afectados por la decisión. Este principio se formuló cuando el mundo estaba amenazado por los sistemas totalitarios con sus doctrinas basadas en la subordinación del individuo a la colectividad. Nos invita a buscar soluciones para los problemas sociales en el sector privado antes que pedir al estado que interfiera.

Solidaridad. Este principio nos invita a tener más sensibilidad hacia los demás, especialmente hacia quienes sufren. Juan Pablo II escribía que no es «un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos» (SRS, 38).

martes, 25 de octubre de 2011

Monseñor Aguer dice que la TV es un "sex shop"

Marcelo Tinelli
El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, calificó de “sex shop” a la televisión local por considerar que "se ventila desvergonzadamente la intimidad física, donde se trata el cuerpo como un objeto; se lo degrada a la categoría de objeto y se hace con él lo que se quiere", afirmó.

Fue durante la emisión de su programa Claves para un mundo mejor, que emite América, donde el religioso centró sus comentarios en “un valor importantísimo y olvidado, que es el pudor” donde aseguró que “no hay que confundir el pudor con la mojigatería, con el ocultamiento puritano”.

Aguer consideró que en la tele al “cuerpo se lo degrada a la categoría de objeto y se hace con él lo que se quiere. Sobre todo, se exhibe como objeto el cuerpo femenino”. A su vez, sostuvo que “en ese programa (refieriéndose a ShowMatch) se acumula la fealdad, la grosería, la indecencia, la pornografía...” y lo encuadró como “un signo de decadencia cultural que estamos viviendo y soportando; especialmente si uno toma en cuenta que, según dicen, tiene 25 o 30 puntos de rating”.

En otro pasaje, el prelado platense dijo que esa clase de ciclos “medran la degración cultural del pueblo argentino” y “aquí el problema de si lo ven menores o no lo ven menores me parece en cierto modo secundario, porque esto deshonra a todo el que lo mira. Y lo terrible es que el que lo mira es deshonrado por ello y no se da cuenta. Quiere decir que produce un adormecimiento de la conciencia”, aseguró lapidario.

(fuente: www.perfil.com)

lunes, 24 de octubre de 2011

Benedicto XVI instituye el Año de la fe con un "motu proprio"

La Carta Apostólica "Porta fidei"

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de octubre de 2011 (ZENIT.org).– La “puerta de la fe” está siempre abierta y es la clave para entrar en la Iglesia de Dios; con este concepto, el Papa introduce la Carta Apostólica en forma de Motu proprio que instituye el Año de la fe.

Titulado Porta fidei, el documento fue publicado este lunes y explica el sentido de este tiempo especial de gracia que empezará el 11 de octubre de 2012 (50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II) y acabará el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo, Rey del Universo.

“Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo -desvela-; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre”.

Según el Papa, “en este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo”.

Para confesar la fe “en plenitud y con renovada convicción, con confianza y esperanza”, será fundamental, añade el Pontífice, “intensificar las celebraciones de la fe en la liturgia, y en particular en la Eucaristía” y descubrir el Credo.

Benedicto XVI anima a utilizar el Catecismo de la Iglesia católica, “subsidio precioso e indispensable” para acceder a un conocimiento sistemático de los contenidos de la fe.

Para celebrar este tiempo “de manera digna y fecunda”, el Papa pide “intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo”.
El camino de la fe, subraya Benedicto XVI, dura toda la vida, desde el Bautismo al “paso a través de la muerte a la vida eterna”.

“Sucede hoy con frecuencia -advierte el Pontífice- que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común”.

Sin embargo, siguiendo la indicación del Evangelio de Mateo, no podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16), indica el documento.

“Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14), señala.

De aquí la institución de un Año de la fe, anunciado ya por el Papa este domingo en la misa conclusiva del primer encuentro internacional de nuevos evangelizadores.

En el documento, Benedicto XVI recuerda que ha convocado la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, en el mes de octubre de 2012, sobre el tema de La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana.

E indica que “será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe”.

El anterior Año de la fe fue convocado por Pablo VI en 1967, dos años después del Concilio, y, como recordó Benedicto XVI, se inscribía en la renovación de la Iglesia post-conciliar, que, como cualquier renovación, “pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes”.

A la fe está estrechamente ligada la misión, recuerda la Carta Apostólica Porta fidei. En este sentido, afirma: “Es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra”.

La fe, añade, “crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo”.

Según el Papa, “no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios”.

En el motu proprio, Benedicto XVI invita a los obispos a unirse “al sucesor de Pedro, en el tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece, para hacer memoria del don precioso de la fe”.

Como conclusión de la Carta Apostólica, el Obispo de Roma recuerda que “la fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda”.

Citando a san Pablo, el Papa añade: “Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia»”.

Y concluye: “Nosotros creemos con firme certeza que el Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Con esta segura confianza nos encomendamos a él: presente entre nosotros, vence el poder del maligno (cf. Lc 11, 20), y la Iglesia, comunidad visible de su misericordia, permanece en él como signo de la reconciliación definitiva con el Padre”.

domingo, 23 de octubre de 2011

"El que me ama cumplirá mi Palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada", dice el Señor

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a El. Uno de ellos, que era Doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley? Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la Ley y los profetas.

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

“Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”.


Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con él, y uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”.

En los fragmentos anteriores, se nos relata como algunos que querían polemizar con Jesús, sobre los tributos al César, o sobre la resurrección de los muertos. En este segmento, los fariseos quieren poner a prueba al Señor. Existía una gran cantidad de prohibiciones negativas y mandamientos positivos. Entonces frente estos preceptos, quieren conocer la opinión de Jesús. “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”.

Aleluya. Señor, enséñame tus senderos, guíame por el camino de tu fidelidad. Aleluya.

“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón”Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”

Jesús les responde con el Deuteronomio 6,5 que dice: “Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu espíritu. El Señor destaca lo intenso que es el verdadero amor, con todo tu corazón, energía máxima, con toda tu alma, es decir con el máximo ánimo, con todo tu espíritu, con total aliento. "El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es amor" (1 Juan 4,8). Luego el amor proviene de Dios y es Él quien lo demuestra a cada persona otorgándole la capacidad de amar.

OH Dios, deseamos amarte con todo el corazón, entendiendo que estos significa disponibilidad plena Tu voluntad y entrega incondicional a Tu servicio. Te pedimos Tu gran ayuda, para que nuestro corazón se transforme y no discrimine y pueda amar al prójimo entregándose a ellos con gran generosidad.

Amarás a tu prójimo como a ti mismo

Junto con esta forma autentica de amar, pone a la misma altura el amor al prójimo. Y solo quien ama a Dios intensamente, puede amar a su prójimo vivamente. Esta es la síntesis de “toda la ley y los profetas”

El amor a Dios y al prójimo, expuesto y cumplido de cualquier modo en su persona, nos sitúa en un escenario de amor ante Dios y ante los demás. Es así, como este doble mandamiento, el amor a Dios y al prójimo, pasa a ser el soporte la nuestra vida de cristiano.

OH señor Jesús, que gran ejemplo nos diste, Tu cumpliste plenamente la voluntad del Padre, al ponerte con tanto amor por nosotros al servicio de los hombres, “he venido a servir no ha ser servido” (Mc 10,32-45) y te inmolaste por puro amor para que nos salváramos.

Por tu gran obra Señor, por tu gran amor al Padre, y todos nosotros, se siempre nuestro guía y maestro, para que hagamos los mismo que hiciste, no separar en nuestro corazón el amor al Padre y nuestro hermanos.

sábado, 22 de octubre de 2011

La mentalidad anti-religiosa amenaza la libertad, dice el Papa

Al recibir al nuevo embajador de los Países Bajos ante la Santa Sede

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 21 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- La libertad se ve amenazada en el mundo tanto por limitaciones legales como por la mentalidad anti-religiosa que existe en el interior de algunas sociedades, afirmó Benedicto XVI este viernes al recibir al nuevo embajador de Holanda ante la Santa Sede.

En su discurso con motivo de la presentación de las cartas credenciales del embajador Joseph Weterings, el Papa se mostró alentado por la intención del Gobierno holandés de promover la libertad de religión, “un tema de particular preocupación para la Santa Sede en la actualidad”.

“La libertad está amenazada en algunas partes del mundo por las limitaciones legales, pero también por la mentalidad anti-religiosa en el interior de algunas sociedades, incluso donde la libertad religiosa disfruta de la protección de la ley”, afirmó.

“Por lo tanto -continuó- es de esperar que su Gobierno esté vigilante de manera que la libertad de religión y de culto continúe siendo protegida y promovida, tanto en su país como en el extranjero”.

El Pontífice también se mostró “alentado por los pasos que el Gobierno holandés ha realizado para evitar el abuso de drogas y prostitución”.

“Mientras que su nación ha defendido siempre la libertad de los individuos a tomar sus propias decisiones, sin embargo las decisiones que pueden hacer que se dañen a sí mismos o a otras personas deben ser desalentadas por el bien de los individuos y de la sociedad en su conjunto”, declaró.

El Obispo de Roma señaló que “el magisterio social de la Iglesia, como sabe, pone mucho énfasis en el bien común, así como en el bien integral de los individuos, y en la atención necesaria siempre para discernir si los derechos percibidos están verdaderamente de acuerdo con los principios naturales”.

En su discurso, el Papa también destacó que “la Santa Sede no es un poder económico o militar”, y que “su voz moral ejerce una considerable influencia en todo el mundo”.

“La posición moral de la Santa Sede no se ve afectada por los intereses políticos o económicos de una nación-Estado o las preocupaciones electorales de un partido político”, indicó.

“Su contribución a la diplomacia internacional consiste en articular ampliamente los principios éticos que deben apuntalar el orden social y político, y llamar la atención sobre la necesidad de actuar para remediar las violaciones de tales principios”, continuó.

“Evidentemente -añadió- lo hace desde la perspectiva de la fe cristiana, pero como observé en mi reciente discurso al Parlamento alemán, el cristianismo ha señalado siempre la razón y la naturaleza de las fuentes de las leyes sobre las que debe construirse un Estado de derecho”.

“Por lo tanto el diálogo diplomático al que la Santa Sede se compromete no se lleva a cabo por razones confesionales o pragmáticas sino en la base de los principios universalmente aplicables que son tan reales como los elementos físicos del entorno natural”, agregó.

El Pontífice indicó en este sentido que “al actuar como voz de los que no la tienen y defendiendo los derechos de los débiles, incluyendo los pobres, los enfermos, los no nacidos, los ancianos y los miembros de grupos minoritarios que sufren injusta discriminación, la Iglesia pretende promover siempre la justicia natural así como su derecho y deber de hacerlo”.

“Mientras reconoce con humildad que sus propios miembros no siempre viven en los altos niveles que ella plantea, la Iglesia no puede hacer otra cosa que continuar instando a todo el mundo, sus propios miembros inclusive, a buscar qué se puede hacer de acuerdo con la justicia y la recta razón y oponiéndose a lo que le es contrario”, subrayó.

Como áreas de preocupación común entre la Santa Sede y los Países Bajos, Benedicto XVI citó algunas nombradas por el mismo embajador en el acto de hoy, como “la necesidad de promover la paz global a través de la resolución de conflictos y a través de la oposición a la proliferación de armas de destrucción masiva”.

También “la necesidad de fomentar el desarrollo y de promover la autosuficiencia de los países emergentes”, la respuesta humanitaria generosa cuando se necesita ayuda humanitaria en todo el mundo y “la necesidad de defender la dignidad humana”.

Bonifacia Rodríguez Castro será canonizada por Benedicto XVI mañana 23 de octubre

Bonifacia Rodríguez Castro es una sencilla trabajadora que, en medio de lo cotidiano, se abre al don de Dios, dejándolo crecer en su corazón con actitudes auténticamente evangélicas. Fiel a la llamada de Dios, se abandona en sus brazos de Padre, dejándole imprimir en ella los rasgos de Jesús, el trabajador de Nazaret, que vive oculto en compañía de sus padres la mayor parte de su vida.

Nace en Salamanca (España) el 6 de junio de 1837 en el seno de una familia artesana. Sus padres, Juan y María Natalia, eran profundamente cristianos, siendo su principal preocupación la educación en la fe de sus seis hijos, de los cuales Bonifacia era la mayor. Su primera escuela es el hogar de sus padres, donde Juan, sastre, tenía instalado su taller de costura, por lo que Bonifacia lo primero que ve al nacer es un taller.

Terminados los estudios primarios, aprende el oficio de cordonera, con el que comienza a ganarse la vida por cuenta ajena a los quince años, a la muerte de su padre, para ayudar a su madre a sacar adelante la familia. La necesidad de trabajar para vivir configura desde muy pronto su recia personalidad, experimentando en carne propia las duras condiciones de la mujer trabajadora de la época: horario agotador y exiguo jornal.

Pasadas las primeras estrecheces económicas, monta su propio taller de “cordonería, pasamanería y demás labores”, en el que trabaja con el mayor recogimiento posible e imita la vida oculta de la Familia de Nazaret. Tenía gran devoción a María Inmaculada y a san José, devociones de suma actualidad después de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854 y de la declaración de san José como patrono de la Iglesia universal en 1870.

A partir de 1865, fecha del matrimonio de Agustina, única de sus hermanos que alcanza la edad adulta, Bonifacia y su madre, que se habían quedado solas, se entregan a una vida de intensa piedad, acudiendo todos los días a la cercana Clerecía, iglesia regentada por la Compañía de Jesús.

Un grupo de chicas de Salamanca, amigas suyas, atraídas por su testimonio de vida, comienzan a acudir a su casa-taller los domingos y festivos por la tarde para verse libres de las peligrosas diversiones de la época. Buscaban en Bonifacia una amiga que las ayudara. Juntas deciden formar la Asociación de la Inmaculada y san José, llamada después Asociación Josefina. Adquiere así el taller de Bonifacia una clara proyección apostólica y social de prevención de la mujer trabajadora.

Bonifacia se siente llamada a la vida religiosa. Su gran devoción a María hace que su corazón vaya acariciando el proyecto de hacerse dominica en el convento salmantino de Santa María de Dueñas.

Pero un acontecimiento de trascendental importancia va a cambiar el rumbo de su vida: el encuentro con el jesuita catalán Francisco Javier Butinyà i Hospital, natural de Bañolas-Girona (1834-1899), que llega a Salamanca en octubre de 1870 con una gran inquietud apostólica hacia el mundo de los trabajadores manuales. Para ellos estaba escribiendo “La luz del menestral, o sea, colección de vidas de fieles esclarecidos que se santificaron en profesiones humildes”. Atraída por su mensaje evangelizador en torno a la santificación del trabajo, Bonifacia se pone bajo su dirección espiritual. A través de ella Butinyà entra en contacto con las chicas que frecuentaban su taller, la mayor parte también trabajadoras manuales. Y el Espíritu Santo le sugiere la fundación de una nueva congregación femenina, orientada a la prevención de la mujer trabajadora, valiéndose de aquellas mujeres trabajadoras.

Bonifacia le confía su decisión de hacerse dominica, pero Butinyà le propone fundar con él la Congregación de Siervas de san José, a lo que Bonifacia accede con docilidad. Juntamente con otras seis chicas de la Asociación Josefina, entre ellas su madre, da inicio en Salamanca, en su proprio taller, a la vida de comunidad el 10 de enero de 1874, momento muy conflictivo en la vida política del país.

Tres días antes, el 7 de enero, el obispo de Salamanca, D. Joaquin Lluch i Garriga, había firmado el Decreto de Erección del Instituto. Catalán como Butinyà, natural de Manresa-Barcelona (1816‑1882), desde el primer momento había secundado con el mayor entusiasmo la nueva fundación.

Se trataba de un novedoso proyecto de vida religiosa femenina, inserta en el mundo del trabajo a la luz de la contemplación de la Sagrada Familia, recreando en las casas de la Congregación el Taller de Nazaret. En este taller las Siervas de san José ofrecían trabajo a las mujeres pobres que carecían de él, evitando así los peligros que en aquella época suponía para ellas salir a trabajar fuera de casa.

Era una forma de vida religiosa demasiado arriesgada para no tener oposición. En seguida es combatida por el clero diocesano de Salamanca, que no capta la hondura evangélica de esta forma de vida tan cercana al mundo del trabajo.

A los tres meses de la fundación Francisco Butinyà es desterrado de España con sus compañeros jesuitas y en enero de 1875 el obispo Lluch i Garriga es trasladado como obispo a Barcelona. Bonifacia se ve sola al frente del Instituto a tan sólo un año de su nacimiento.

Los nuevos directores de la comunidad, nombrados por el obispo entre los sacerdotes seculares, siembran imprudentemente la desunión entres las hermanas, algunas de las cuales, apoyadas por ellos, comienzan a oponerse al taller como forma de vida y a la acogida de la mujer trabajadora en él. Bonifacia Rodríguez, fundadora, que encarnaba con perfección el proyecto que había dado origen a las Siervas de san José, no consiente cambios en el carisma definido por el P. Butinyà en las Constituciones.

Pero el director de la Congregación, aprovechando un viaje de Bonifacia a Girona en 1882, efectuado para establecer la unión con otras casas de Siervas de san José que Francisco Butinyà había fundado en Cataluña a su vuelta del destierro, promueve su destitución como superiora y orientadora del Instituto.

Humillaciones, rechazo, desprecios y calumnias recaen sobre ella para hacerla salir de Salamanca. La única respuesta de Bonifacia es el silencio, la humildad y el perdón. Sin una palabra de reivindicación o protesta, deja que se impriman en ella los rasgos de Jesús, silencioso ante quienes lo acusaban (Mt 26, 59-63).

Como solución al conflicto, Bonifacia propone al obispo de Salamanca, D. Narciso Martínez Izquierdo, la fundación de una nueva comunidad en Zamora. Aceptada jurídicamente por él y por el obispo de Zamora, D. Tomás Belestá y Cambeses, Bonifacia sale acompañada de su madre camino de esta ciudad el 25 de julio de 1883, llevando en su corazón el Taller de Nazaret, su tesoro. Y en Zamora le da vida con toda fidelidad, mientras en Salamanca comienzan las rectificaciones a un proyecto incomprendido.

Bonifacia, cordonera, en su taller de Zamora, codo a codo con otras mujeres trabajadoras, niñas, jóvenes y adultas,

— teje la dignidad de la mujer pobre sin trabajo, “preservándola del peligro de perderse” (Decreto de Erección del Instituto. 7 de enero de 1874),

— teje la santificación del trabajo hermanándolo con la oración al estilo de Nazaret: “así la oración no os será estorbo para el trabajo ni el trabajo os quitará el recogimiento de la oración” (Francisco Butinyà, carta desde Poyanne, 4 de junio de 1874),

— teje relaciones humanas de igualdad, fraternidad y respeto en el trabajo: “debemos ser todas para todas, siguiendo a Jesús” (Bonifacia Rodríguez, primer discurso, Salamanca, 1876).

La casa madre de Salamanca se desentiende totalmente de Bonifacia y de la fundación de Zamora, dejándola sola y marginada, y, bajo la guía de los superiores eclesiásticos, lleva a cabo modificaciones en las Constituciones de Butinyà para cambiar los fines del Instituto.

El 1 de julio de 1901 León XIII concede la aprobación pontificia a las Siervas de san José, solicitada por la casa madre, quedando excluida la casa de Zamora. Es el momento cumbre de la humillación y despojo de Bonifacia, lo es también de su grandeza de corazón. No recibiendo contestación del obispo de Salamanca, D. Tomás Cámara y Castro, llevada por su fuerza de comunión, se pone en camino hacia Salamanca para hablar personalmente con aquellas hermanas. Pero al llegar a la Casa de santa Teresa le dicen: “tenemos órdenes de no recibirla”, y se vuelve a Zamora con el corazón partido de dolor. Sólo se desahoga mansamente con estas palabras: “No volveré a la tierra que me vio nacer ni a esta querida Casa de santa Teresa”. Y de nuevo el silencio sella sus labios, de modo que la comunidad de Zamora sólo después de su muerte se entera de lo ocurrido.

Ni siquiera este nuevo rechazo la separa de sus hijas de Salamanca y, llena de confianza en Dios, comienza a decir a las hermanas de Zamora: “cuando yo muera”, segura de que la unión se realizaría cuando ella faltase. Con esta esperanza, rodeada del cariño de su comunidad y de la gente de Zamora que la veneraban como a una santa, fallece en esta ciudad el 8 de agosto de 1905.

El 23 de enero de 1907 la casa de Zamora se incorpora al resto de la Congregación.

Cuando su vida se apaga, escondida y fecunda como grano de trigo echado en el surco, Bonifacia Rodríguez deja como herencia a toda la Iglesia:

— el testimonio de su fiel seguimiento de Jesús en el misterio de su vida oculta en Nazaret,

— una vida trasparentemente evangélica,

— y un camino de espiritualidad, centrado en la santificación del trabajo hermanado con la oración en la sencillez de la vida cotidiana.

para más información, visitar www.madrebonifacia.com

(fuente: www.vatican.va)

jueves, 20 de octubre de 2011

Acerca de los MISIONEROS XAVERIANOS

CARISMA

Los misioneros xaverianos acogen el mandato de Jesús de anunciar el evangelio a los no-cristianos en cualquier parte del mundo. San Francisco Xavier es su modelo y patrono.

Se dedican de por vida a la obra de la evangelización con el voto de misión y con los tres votos religiosos. Son una verdadera familia ya que viven y trabajan juntos como hermanos.

El misionero es la personificación más bella y sublime de la vida ideal: él ha contemplado en espíritu a Cristo Jesús que ha encargado a los apostóles la conquista del mundo, no con la fuerza de las armas, sino con la persuasión y con el amor, esta experiencia contemplativa lo ha capturado. Por este ideal, el misionero sacrifica la familia, la patria y los afectos más queridos y legítimos.

La característica que deberá distinguir a los miembros presentes y futuros de esta Pia Sociedad será siempre la resultante de estos tres factores: espíritu de viva fe que nos haga ver a Dios,buscar a Dios y amar a Dios en todas las cosas, avivando en nosotros el anhelo de propagar por todas partes su Reino; espíritu de obediencia pronta, generosa y constante en todo, cueste lo que cueste, para conseguir las victorias que Dios ha prometido al hombre obediente; espíritu de amor intenso a nuestra familia religiosa, a la que hemos de tener por madre, y de caridad a toda prueba para con los miembros que la componen.


ESPIRITUALIDAD

Dios reveló la plenitud de su amor en su Hijo crucificado. Un día este amor penetró, casi naturalmente, en el corazón del joven Guido Ma. Conforti. Era aun un muchacho cuando se detenía cada mañana en la Iglesia de la Paz para observar un gran crucifijo. Con él inició un diálogo que no sería interrumpido nunca. La hermana Merope frecuentemente lo sorprendía, ya de obispo, extasiado delante de ese mismo crucifijo que había hecho trasladar a su casa. De aquel diálogo con Jesús crucificado nació la idea de fundar una congregación misionera.

El itinerario de Guido María Conforti, que duró sesenta y seis años, estuvo constantemente inspiradopor la Fe. Durante su única visita a los misioneros de China se le oyó exclamar: en ti he esperado, !Oh Señor¡ Para siempre no quedaré confundido. Terminó su vida declarando: la fe ha sido siempre la norma de mi pensar, esa fe que he querido siempre predicar...la fe de los apóstoles, la fe de la Iglesia. Y añadía; Veré a Dios mi Salvador. A sus hijos misioneros les dejó como herencia el empeño de anunciar al mundo el Evangelio de Cristo.


HISTORIA

Mons. Conforti quiso que los Misioneros Xaverianos trabajaran preferentemente en las misiones de Asia, tierra que, aun hoy, cuenta con el mayor número de no cristianos. Fueron a China, donde su mismo patrono, San Francisco Xavier, quería haber llegado. Por cincuenta años la China fue el único campo apostólico de los Xaverianos.

La primera expedición tuvo lugar el 3 de Marzo de 1899. Después de solo dos años el P. Caio Rastelli murió de tifo (28 de Febrero de 1901) y el diácono Odoardo Manini, que se había quedado solo, fue llamado para que regresara a Italia. Durante la vida de Conforti se realizaron otras veintiuna expediciones. Los primeros cuatro misioneros: Calza, Sartori, Bonardi y Branbilla ejercieron su apostolado junto a los misioneros del Pontificio Instituto para las misiones extranjeras de Milán, en el vicariato de Honan meridional, hasta que una parte de este vicariato fue encomendada a los xaverianos. En Enero de 1906 nació la prefectura apostólica de Honan Occidental que tenía como centro Cheng-chow: ocho millones de habitantes para siete misioneros. Pooco después el territorio del vicariato se fue ampliando, hasta que el el 1929 fue desmembrado y nació la nueva prefectura Apostólica de Loyang, que también fue encomendada a los Xaverianos.

La actividad de los misioneros encontró muchos obstáculos a causa de la sucesión de diversas guerras: la guerra civil entre republicanos e imperiales (1911) y el bandidaje que trajo consigo; la guerra chino-japonesa (1937) y la segunda guerra mundial. Cuando Italia se alió con Japón, los italianos fueron declarados enemigos de los chinos. Igelsias, residencias, casas, escuelas y demás obras cristianas fueron destruídas y los misioneros fueron internados en campos de concentración. Duarnte el avance de los japoneses el P. Giovanni Botton murió por defender a los cristianos.

Terminada la segunda guerra mundial los dos vicariatos apostólicos, se convirtieron en diócesis. Los xaverianos iniciaron una nueva misión en Ichun en Kiang-si, abrieron una casa en Pekín para el estudio del idioma y otra para el noviciado. El 13 de Marzo de 1949 los jóvenes chinos Luis Wang, Agustín Yang y Simón Lui ingresaron a la congregación Xaveriana.

Como consecuencia de la Gran marcha emprendida y guiada por Mao-Tse-tung (1947) los misioneros padecieron persecusiones, procesos populares, cárceles, torturas y finalmente fueron expulsados.


MISIONERAS XAVERIANAS

En 1945 nacía en Parma la Sociedad Misionera de María. Una congregación misionera que forma parte de la Familia Xaveriana, que en Mons. Conforti ha tenido su inicador iluminado y profético. Son dos las fechas importantes de la congregación: 24 de Mayo de 1944, cuando Celestina Bottego decía su "si" para colaborar con el P. Giacomo Spagnolo en la fundación de la Sociedad Misionera de María; y el 19 de Julio de 1945 cuando tuvo su comienzo efectivo la congregación con la llegada de la primera hermana a Villa Bottego. Teniendo como base las palabras de Jesús:" Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos", se constituía el primer núcleo de comunidad femenina xaveriana. Iniciaba a sí la actuación del proyecto que el fundador tanto había deseado, pero que no podía realizar en vida. Fieles al espíritu y al ideal xaveriano, el P. Giacomo y la madre Celestina quisieron una congregación exclusivamente misionera que actuase el manadato de Jesús; ir por todo el mundo...

Dedicadas a la evangelización, catequesis, animación sanitaria y promoción integral, sobre todo de la mujer, se han esparcido formando pequeñas comunidades, unas veces en contextos de extrema pobreza, otras en situaciones de grandes contrastes sociales. Tratan de responder a las esperanzas profundas de la gente entre la que viven, compartiendo el camino, el sufrimiento y las alegrías de las diversas Iglesias locales en las que trabajan.

Tienen como inspiración a María, sobre todo en el misterio de la Visitación, encontrando en ella el modelo dela actitud interior, como ella van por los caminos del mundo para que todos los pueblos puedan conocer el proyecto del amor de Dios y sentirse, en Cristo, hermanos.

No usan ningún hábito para favorecer contactos inspirados en familiaridad. Sea vuestro uniforme la caridad. En su desarrollo la Familia se ha enriquecido con hermanas de otras nacionalidades: japonesas, brasileñas, mexicanas, zaireñas. Todas ellas han querido compartir la misma aventura misionera, en nombre de esa comunión entre las iglesias que, por el don del Espíritu, muestra al mundo de hoy un nuevo rostro de misión. Por ello viven en pequeñas comunidades internacionales, signos visibles del único pueblo que Dios llama a la salvación y al anuncio.


Actualmente, los misioneros xaverianos trabajan en Sierra Leona, R.D. del Congo, Burundi, Camerun, Chad, Mozambique, México, Brasil, Colombia, Estados Unidos, Japón, Indonesia, Bangladesh, Taiwan, Las Filipinas, China, Italia, Inglaterra, España y Francia.

para más información, visitar www.xaveriens.org

Guido Maria Conforti, camino a los altares

GUIDO MARIA CONFORTI nació en Ravadese (Parma -Italia ) el 30 de marzo de 1865.
Era el octavo de los diez hijos de Rinaldo Conforti y Antonia Adorni.

La óptima educación cristiana recibida de su madre, la complementaron los Hermanos de las Escuelas Cristianas en cuya escuela de Parma realizó su primaria. Guido solía decir que su vocación se debía a la educación recibida de estos religiosos y, además, a una singular experiencia que tuvo contemplando el Crucifijo.

Venciendo la resistencia de su padre, en 1876 entró en el seminario, donde realizó brillantemente sus estudios, distinguiéndose por su diligencia, piedad y obediencia. Durante sus estudios de teología, el Beato Andrés Ferrari fue su rector en el seminario., Sin haber sido aún ordenado sacerdote Guido fue nombrado vicerector del seminario, tarea que continuó realizando después de su ordenación sacerdotal que tuvo lugar el 22 de septiembre de 1888. En esta misión pudo mostrar sus elevadas dotes de educador siendo un modelo para los jóvenes seminaristas por su testimonio de santidad y caridad pastoral.

Su vocación sacerdotal y misionera había nacido a los pies del Crucifijo. "No es posible - escribió - fijar la mirada en este modelo divino sin sentirse empujado a cualquier sacrificio por grande que sea".

"El Crucifijo es el gran libro que ofrece a nuestros ojos horizontes infinitos". De hecho, a pesar de que la vida de Guido transcurrió en la región italiana de Emilia, su mirada abarcaba los horizontes de toda la humanidad, y nunca desfalleció en el deseo ardiente de anunciar el Evangelio a todos los hombres. El "espectáculo" de la cruz le hablaba "con la elocuencia de la sangre", manifestándoles el amor infinito de Dios hacia la humanidad. En 1895, Guido funda una Congregación Misionera de hombres consagrados a Dios con el único fin de llevar el Evangelio a los no cristianos.

El 9 de junio de 1902, el Siervo de Dios fue llamado a regir la Arquidiócesis de Rávena. El día de su ordenación episcopal pronunció los votos religiosos junto con el voto de dedicarse sin reservas al anuncio del Evangelio "ad gentes". En Rávena, la enfermedad le obligó a largos períodos de inactividad. Su profundo sentido de responsabilidad pastoral hacia el rebaño que le había sido confiado le llevó a presentar su dimisión que fue aceptada.

Regresó humildemente a su Instituto Misionero donde, recuperada algo su salud, se ocupó en la formación de los alumnos misioneros y a la redacción de las Constituciones de su familia misionera.

A finales de 1907, el Santo Padre confió al Siervo de Dios la diócesis de Parma. Durante 25 años él fue buen pastor, signo viviente de la "solicitud maternal de la Iglesia hacia todos los hombres, tanto fieles, como infieles, por su preocupación particular por los pobres y los más débiles".

La catequesis fue el punto principal de su tarea pastoral: instituyó las escuelas de la doctrina cristiana en todas las parroquias, preparó a los catequistas con apropiados cursos de cultura religiosa y pedagógica. Fue el primer obispo de Italia que celebró un congreso de catequética en su diócesis.

Cinco veces realizó la visita pastoral a las parroquias, celebró dos sínodos diocesanos, instituyó y promovió la Acción Católica, especialmente de los jóvenes. Cuidó de manera especial la cultura y la santidad del clero, la formación de los seglares, las asociaciones y la prensa católica, las misiones populares, los congreso eucarísticos, marianos y misioneros. Logró reconciliar a los ánimos divididos, se preocupó por llevar a los extraviados a la unidad del rebaño y fomentó el amor y el respeto incondicional hacia el Papa.

Su presencia en los momentos difíciles de la historia de aquellos años en la ciudad de Parma fue discreta, casi inobservada, pero eficaz y con resultados. Durante las huelgas de 1908, fundó un grupo de abogados dedicados a la defensa de los derechos de los campesinos y de los sacerdotes, Cuando una parte de la ciudad se opuso violentamente a la instauración del fascismo y se corría el peligro de un baño de sangre, la mediación de Conforti obtuvo la retirada de las milicias fascistas, evitando así una guerra civil.

La preocupación por la Iglesia local que le había sido confiada no le quitó la "preocupación por aquellos lugares del mundo donde la Palabra de Dios no ha sido anunciada". Creía firmemente que el anuncio del Evangelio "ad gentes" fuese el camino más seguro por la nueva evangelización de su pueblo. Se entregó incansablemente a la tarea de "la Evangelización ad gentes" ya fuese a través de su familia misionera, como colaborando con las varias iniciativas de animación misionera en Italia y en el resto del mundo.

Puso especial cuidado en colaborar en la fundación y en la difusión de la Pontificia Unión Misionera del Clero, de la que fue su primer presidente. "Fue providencial que, en la fundación de la Unión Misionera del Clero, al lado de P. Pablo Manna se encontrase Guido María Conforti, que no sólo ayudó excepcionalmente con su consejo y su colaboración a la naciente Unión, sino que con su autoridad logró para dicha Unión la aprobación pontificia" (Pablo VI ).

En 1928, Conforti viajó a China para visitar las comunidades y los lugares que habían sido confiados a la familia religiosa de la que él era Superior General. Su viaje fue signo de la comunión entre las Iglesias.

El 5 de noviembre de 1931, consumido por su incansable tarea pastoral, habiendo recibido devotamente el Sacramento de los Enfermos y el Santo Viático, después de haber profesado públicamente su fe y haber implorado la bendición de Dios para su clero y su pueblo, Guido María Conforti entró en la Casa del Padre.

El Papa Juan Pablo II lo beatificó el 17 de marzo de 1996. Benedicto XVI lo canonizará el próximo 23 de octubre.

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