SANTIAGO, 12 Dic. 14 / 02:29 am (ACI/EWTN Noticias).- En el marco del Año de la Vida Consagrada, convocado por el Papa Francisco desde el 30 de noviembre de 2014 hasta el 2 de febrero de 2016, el Obispo de Villarrica (Chile), Mons. Francisco Javier Stegmeier, reveló la razón que impulsa a los jóvenes a dejarlo todo para dedicar su vida entera a Jesucristo.
En declaraciones a ACI Prensa, Mons. Francisco Javier Stegmeier aseguró que se trata de “la gracia que le hace ver que Él es el Todo”.
La gracia, continuó Mons. Stegmeier, impulsa al joven “a amar a Dios con todo el corazón, con todo el ser, es decir, a darse por completo a quién es la razón de la propia existencia y, aún casi sin darse cuenta, experimenta que solo Él llena su vida”.
Las declaraciones se dieron en el marco de Expo-Carismas 2014, organizado por la Diócesis de Villarrica para pedir al Espíritu Santo que suscite más vocaciones. En el evento participaron diferentes congregaciones religiosas, colegios, parroquias, jóvenes y familias.
Con stands informativos y presentaciones artísticas y musicales, los participantes del evento pudieron conocer y experimentar la alegría de responder a la vocación religiosa.
Mons. Stegmeier señaló además que “la gracia de la vocación religiosa y sacerdotal es la llamada a dejarlo todo por Cristo y entregarse a Él de un modo exclusivo. El amor del Corazón de Jesús es origen, sustento y plenitud de la vocación y del amor sacerdotal y religioso”.
El Obispo agregó que la riqueza de la vocación sacerdotal y religiosa para la Iglesia consiste en la “fidelidad por amor a la voluntad de Dios”.
“En el aquí y ahora de la historia personal, Dios manifiesta de un modo misterioso, pero claramente, su voluntad. Hace ver a la persona qué camino debe seguir para alcanzar la vocación primera de salvación y vida eterna”.
El Prelado subrayó que “en el caso de los jóvenes a quienes el Señor llama para ser sacerdotes o religiosas, les ilumina y les mueve con su gracia a entregarse totalmente, en cuerpo y alma, a Jesucristo”.
El Obispo también reflexionó sobre el papel de los padres ante la inquietud vocacional de sus hijos e hijas hacia la vida consagrada o sacerdotal, y señaló que deben “abrirlos a Dios, a que lo conozcan, lo amen, busquen sinceramente conocer y realizar su voluntad”.
“Los padres tienen el derecho y el deber de hacer ver a sus hijos la razón de ser de su existencia y la finalidad para la que han sido creados, que es algún día contemplar, amar y gozar de la Santa Trinidad en el Cielo”.
Ese fin, indicó, “se alcanza a través de la fidelidad a la propia vocación. Por lo tanto, los padres tienen que poner a sus hijos ante el Señor, para que Él les muestre su voluntad y, conociéndola, la sigan por amor”.
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