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miércoles, 21 de abril de 2010

Para orar cuando te asusta el futuro

"Mirad las aves del cielo: no siembran ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?" (Mateo 6, 26)


PALABRA DE DIOS

Abandono en la Providencia

“«Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.” (Mateo 6, 25-34)

“¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos.” (Lucas 12, 6-7)


Preocuparse por lo que vale la pena

“Tú que hiciste las cosas pasadas, las de ahora y las venideras, que has pensado el presente y el futuro y sólo sucede lo que tú dispones, y tus designios se presentan y te dicen: «¡Aquí estamos!»
Pues todos tus caminos están ya preparados y tus juicios previstos de antemano.” (Judit 9, 5-6)

“A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espléndidamente de todo para que lo disfrutemos; que practiquen el bien, que se enriquezcan con bellas obras, que den con generosidad y con liberalidad; de esta forma irán atesorando para el futuro un excelente fondo con el que podrán adquirir la vida verdadera.” (1 Timoteo 6, 17-19)


■“Jesús dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aunque alguien posea abundantes riquezas, éstas no le garantizan la vida. Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: `¿Qué haré, pues no tengo dónde almacenar mi cosecha?´ Y dijo: `Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, edificaré otros más grandes, reuniré allí todo mi trigo y mis bienes y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe.´ Pero Dios le dijo: ´¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?´ Así es el que atesora riquezas para sí y no se enriquece en orden a Dios.»” (Lucas 12, 15-21)

■ “Confiadle todas vuestras preocupaciones, pues El cuida de vosotros.” (1 Pedro 5, 7)


El poder de la oración


■ “Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte: `Quítate y arrójate al mar´ y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis.” (Marcos 11, 22-24)



No tener miedo en las dificultades


■ “Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos más que vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8, 31-32. 35-39)


■ “«No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. «Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla corroe; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Lucas 12, 32-34)


ORACION


Oración para pedir serenidad:

Señor, concédeme la SERENIDAD, para aceptar las cosas que no puedo cambiar; VALOR, para cambiar las cosas que si puedo; y SABIDURÍA, para conocer la diferencia. Amén.



REFLEXION: Un Mensaje de Jesús

¿Por que te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?

Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en mí todo se resolverá con tranquilidad según mis designios.

No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra los ojos del alma y dime con calma. JESÚS, YO CONFÍO EN TI.

Evita las preocupaciones, angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes, queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad.

Abandónate confiadamente en mí. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: JESÚS, YO CONFÍO EN TI.

Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas y querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices: JESÚS, YO CONFÍO EN TI, no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo, YO TE AMO.

Si crees que las cosas empeoraron o se complican a pesar de tu oración sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora JESÚS, YO CONFÍO EN TI. Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con tus preocupaciones inútiles, Satanás quiere eso: agitarte, angustiarte, quitarte la paz. Confía sólo en mí abandonándote en mí. Así que no te preocupes, echa en mí todas tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: JESÚS, YO CONFÍO EN TI y verás grandes milagros. Te lo prometo por mi amor.

Jesús.

(fuente: catholic.net)

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