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jueves, 1 de noviembre de 2012

Un solo mediador: Cristo... ¿por qué entonces recurrir a los santos?

Etim.: Latín: mediator, de mediare, pararse o dividir en el medio. "Mediación": Que media o intercede por alguien; intermediario.

Jesús es el único mediador y en esa mediación participan los santos

Un Solo Mediador: Cristo Jesús

Jesucristo es único Mediador que reconcilió a Dios y los hombres. Siendo Dios, Jesús es uno con el Padre a quién los hombres ofendimos; siendo hombre, Jesús representa a los que necesitaban reconciliación. La mediación de Cristo única e insustituible.

San Pablo: "hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús" (1 Tim 2,5).

Participación de María y los santos en la única mediación de Jesucristo

1 Tim 2,5 enseña que Cristo es el único mediador. ¿Qué dice la Iglesia Católica? La Iglesia católica siempre ha enseñado la mediación singular de Cristo, la cual no excluye la colaboración de los santos.

Recordemos que el Nuevo Testamento se escribió en griego. La palabra griega que traducimos como "un" (1 Tim 2,5), en su original griego es "HEIS" que significa "uno" pero en sentido no excluyente. San Pablo pudiese haber escogido "MONOS" que si es excluyente. De manera que el texto citado por si solo no niega ni afirma la posibilidad de que otros cooperen con Cristo en Su mediación. Debemos entonces recurrir al resto de la Biblia para estar seguros de la doctrina. Comencemos con los cuatro versículos que le preceden: (1Tim 2, 1-4):

Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. ( I Timoteo 2,1-4)

Vemos que, junto a la enseñanza de la mediación única de Cristo, San Pablo RECOMIENDA que oremos unos por otros. Plegarias y oraciones son actos de mediación. Numerosos pasajes bíblicos confirman esta enseñanza sobre la intercesión>>>, incluso la intercesión de los santos del cielo.

San Pablo, como buen maestro, puso las cosas en orden. Nos enseña la importancia de orar unos por otros y enseguida nos enseña que esa oración sólo es eficaz gracias a que estamos unidos al único mediador: Cristo.

Jesús es el único mediador pero todos debemos cooperar como canales EN (unidos a) SU mediación. La Virgen Santísima y los santos NO son otro camino de mediación, NO son otra alternativa. Decimos que su mediación es posible porque están EN CRISTO, porque son UNO con EL.

La mediación de María y los santos no es otra separada de la mediación de Jesús sino cooperación con la misma. Es por lo tanto una mediación en sentido secundario pero importante por ser querida por Dios. Los santos son mediadores "por cooperar en nuestra reconciliación, disponiendo y ministrando la unión de los hombres con Dios" (Sto. Tomás de Aquino, Summa Theologica, III, 48,1). Toda persona, en cuanto coopera con la gracia divina, participa en la única mediación de Jesús.

Esta enseñanza es bíblica y pertenece a la Tradición Apostólica: Dios se place de que sus hijos, por amor, colaboren en SU obra de salvación. Esto es precisamente participar en la mediación de Jesús. Esa colaboración continúa en el cielo. Es así que la Virgen, los santos y los ángeles en el cielo nos ayudan.

Cristo continúa hasta el fin de los tiempos su obra de mediador, ya no para meritar la gracia de perdón hacia los hombres sino para comunicar la gracia ya ganada en la Cruz una vez para siempre. María y los santos NO ofrecen otra mediación alterna sino que participan en la única mediación de Cristo. Cuando Jesús envía a sus discípulos a evangelizar es El por medio de ellos. El único mediador actúa a través de los miembros de su Cuerpo Místico, la Iglesia.


¿Por qué ir a los santos si podemos ir a Jesucristo?

Aclaremos:

1- Sólo por medio de Jesús podemos tener acceso al Padre.
2- La oración central de la Iglesia es la Santa Misa, la cual está dirigida directamente al Padre por medio de Jesucristo.
3- Los católicos bien formados saben que están llamados por el bautismo a vivir por Cristo, con EL y en EL. La oración diaria es primariamente dirigida a Dios por medio de Jesucristo.
4- Si vivimos en Cristo, somos conscientes de que Su Cuerpo Místico está compuesto de una multitud de hermanos y hermanas. Dios es Padre y se complace en que sus hijos se amen y se ayuden mutuamente.
5-Recurrir a los santos nunca sustituye nuestro recurso a Dios. Más bien sus vidas nos enseñan cómo vivir el Evangelio y a relacionarnos auténticamente con Dios. Además ellos desde el cielo rezan por nosotros.
6- Dios ha querido la comunión entre los santos. Jesús pidió que seamos UNO. Esta unidad no es sólo una teoría sino que se manifiesta con AYUDA MUTUA que expresa AMOR. Ese amor que nos une es manifestación del amor de DIOS. (Cf. Jn17)
 7-Si bien existen excesos, personas que rezan a los santos aparte de Jesús, este grave error no se corrige ignorando el plan de Dios que es la comunión de los santos en Cristo.

Oramos directamente a Jesucristo, pero unidos, ayudándonos unos a otros. La oración más perfecta es la Santa Misa en la que nos unimos directamente al sacrificio único de Cristo. En Cristo, nos unimos también con los santos.

Cristo todo lo puede por si solo pero ha querido valerse de sus santos para continuar su enseñanza y su obra.

«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.» Lucas 10,16

¿Qué tal si San Pablo hubiese dicho: "Yo no rezo por los hermanos porque ya Jesús reza por ellos"?

¿Qué tal si San Pedro hubiese dicho: "yo no anuncio el Evangelio, porque Dios puede hacerlo El mismo"?, ¿Hizo mal San Pablo al encomendarse a las oraciones de las comunidades?

-Dios quiso que colaborásemos. Esto ha sido siempre la fe de la Iglesia. Dice Jesús: "En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" (Juan 14,12-13)


Somos un solo Cuerpo: el de Cristo

Algunos dicen: ¿Si voy directo a Cristo, para qué necesito a los santos? Esa dicotomía es falsa. María y los santos son uno con Jesús por ser miembros de Su Cuerpo Místico. La unión con los santos no dificulta nuestra unión directa con Cristo, al contrario, la fomenta. La mediación de los santos EN CRISTO se entiende sólo cuando comprendemos la profunda unidad que hay en SU CUERPO MÍSTICO.

Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si dijera el pie: «Puesto que no soy mano, yo no soy del cuerpo» ¿dejaría de ser parte del cuerpo por eso? Y si el oído dijera: «Puesto que no soy ojo, no soy del cuerpo» ¿dejaría de ser parte del cuerpo por eso? Si todo el cuerpo fuera ojo ¿dónde quedaría el oído? Y si fuera todo oído ¿dónde el olfato? Ahora bien, Dios puso cada uno de los miembros en el cuerpo según su voluntad. Si todo fuera un solo miembro ¿dónde quedaría el cuerpo? Ahora bien, muchos son los miembros, mas uno el cuerpo. 1 Cor. 12,13-20

Dios ha creado una comunión de personas y cada cual tiene su lugar en la gran comunión que es la Iglesia. A Dios le place que nos ayudemos unos a otros, que seamos hermanos, es más, nos lo ordena.

La enseñanza sobre la unidad del Cuerpo es muy importante para comprender nuestra vocación cristiana en que cada uno debe servir a los demás pues somos uno. Dios ha querido hacernos uno en El y llamarnos a participar en su obra redentora. Dios como Padre se complace en nuestra colaboración.

Para entender pensemos en una familia. ¿Si los hermanos se ayudan unos a otros, acaso eso ofende la autoridad del padre? Hay que entender que TODO viene de Dios, aún la gracia necesaria para orar por otros.

En el Cuerpo Místico todos están unidos a Cristo y con Su poder se ayudan mutuamente.

San Pablo nos enseña la radical unidad entre Cristo y el cristiano: y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gálatas 2,20)

Cuando San Pablo u otro santo predica, sana, hace milagros, sólo puede ser por la única mediación de Cristo que vive en EL.

Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios! ( II Corintios 5,20)

Como Cuerpo Místico, participamos en la vida y la obra de Cristo: Es cierto que Cristo es el único juez, el único pastor, el único rey, el único mediador, pero los cristianos también son todo eso EN EL:

1- Jesucristo es el único juez supremo y los cristianos serán jueces en el cielo. (Cf. Mat. 19,28; Lucas 22,30; 1 Cor. 6,2-3). 2-Jesús es el único Pastor (Cf. Juan 10,16) y establece pastores (Cf. Juan 21,15-17; Ef 4,11) 3-Jesús es el único Rey y nosotros Reinaremos con EL: (Cf. Apocalipsis 4,4, 10). 4-Jesús es el único Mediador y en El, los santos son mediadores (Cf. St 5, 16; Ap 5,8; 6,9; 8,3-4; 18,18-20)

Jesús enseña que los suyos son mediadores para que otros crean y sean uno: "No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí" (Juan 17,20-23)

Repetimos, no se trata de otra mediación sino la única de Jesús que se manifiesta en los santos gracias a que son uno con El y forman Su Cuerpo Místico.

También en el cielo los santos interceden por nosotros:

Hemos dicho que sólo podemos interceder en cuanto estamos unidos a Cristo. Pues bien, si entendemos que en el cielo los santos están más perfectamente unidos a Cristo, también entenderemos que en el cielo la intercesión por nosotros es mucho más poderosa.

Los santos del cielo no están desconectados de nosotros sino que nos asisten, aun mejor que nos asistimos unos a otros en la tierra. En el cielo todo es amor, la Iglesia es triunfante en Cristo. Todos los que están en el cielo son santos, pero algunos son muy conocidos en la tierra porque la Iglesia los ha señalado por su santidad extraordinaria, más que nadie a la Virgen Santísima siendo la Madre de Dios y madre nuestra. Por eso desde los comienzos del cristianismo se la invoca como poderosa intercesora.

Cuando recurrimos a la Virgen María o a los santos y decimos que nos hizo un milagro, se entiende que es con el poder de Dios. Si un amigo en la tierra nos consigue un favor, le damos gracias y podemos decir: “fulano me hizo tal favor”. Sabemos, claro está, que lo puede hacer gracias a Dios. Igualmente si pedimos la intersección de un santo, podemos decir: San Francisco me concedió tal cosa. Ciertamente es importante recordarlo más a menudo: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡TODO VIENE DE DIOS!!!!!!!.

San Pablo nos hace conscientes de que estamos en comunión con los santos: "Vosotros, en cambio, os habéis acercado al Monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación, y a Jesús, mediador de una nueva Alianza, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel" ( Hebreos 12,22-24)

"Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone" (Hebreos 12,1)

También:

"Vino un ángel con un incensario de oro, y se puso junto al altar. Le entregaron muchos perfumes, para que aromatizara las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro situado delante del trono. Y por manos del ángel subió a la presencia de Dios el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos" Ap 8,3-4 (Ver también Ap 5,8)

Los santos piden por los hombres en la tierra, que se haga justicia: (Cf. Ap. 6,9; 18,18-20)

Santiago 5,16 enseña: "Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder." Si aceptamos que los santos en el cielo son justos, y lo son más que nosotros, entonces este pasaje también se aplica a ellos.

Conclusión: La intercesión de los santos no remplaza ni compite con la oración directa a Dios, más bien le da más fuerza por la comunión de amor con que se hace. Es cuestión de poner las cosas en su lugar: Jesucristo es el único mediador; todos los santos son de Cristo y, unidos a EL, colaboran en su mediación para extender su reino. Somos familia de Dios EN CRISTO.

(fuente: www.corazones.org)

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