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martes, 20 de noviembre de 2012

XXIII Congreso Mundial del Apostolado del Mar": Stella Maris, luz de todo océano y Señora de las profundidades"


CIUDAD DEL VATICANO, lunes 19 noviembre 2012 (ZENIT.org).-El XXIII Congreso Mundial del Apostolado del Mar que se realiza en Roma, inició hoy con una misa en la basílica de San Pedro y durará hasta el viernes 23, cuando a mediodía los más de cuatrocientos delegados tendrán una audiencia con Benedicto XVI en el Aula Pablo VI. El cardenal Antonio María Veglió, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, finalizó su discurso de apertura del evento con una invocación del beato Juan Pablo II a Nuestra Señora del Mar, al finalizar la exhortación apostólica Ecclesiain Oceania: "Stella Maris, luz de todo océano y Señora de las profundidades".

Organizado por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes tendrá por auditorio el Aula del Sínodo y contempla un programa lleno de temáticas, iniciando con lanueva evangelización; las relaciones con la industria marítima; el Apostolado del Mar al servicio de los pescadores; el problema de la piratería y la necesidad de hacer escuchar la voz de los marinos; el bienestar de los marinos que trabaja en el mundo de los cruceros; la formación de marinos, capellanes y voluntarios para la nueva evangelización, entre otros.

Problemáticas que además de las exposiciones contarán con mesas redondas en las cuales participarán por ejemplo, el presidente y gerente de Costa Crociere, empresa en el ojo del ciclón tras el naufragio de su crucero Concordia en la Isla del Giglio; el testimonio de una víctima de la piratería; y la intervención del padre Gustavo Meneses, sacerdote diocesano de Puntarenas, Costa Rica.

“Es el mayor Congreso Mundial jamás organizado en la historia del Apostolado del Mar” indicó el cardenalAntonio Maria Veglió, presidente del Pontificio Consejo, que precisó. “Están aquí reunidos más de cuatrocientos delegados procedentes de setenta países, que aportan sus diferencias sociales, culturales y nacionales”.

Las estadísticas indican que cada año aproximadamente 1,2 millones de trabajadores se encuentran embarcados, de los cuales más del 60% no pueden bajar a tierra cuando la nave está en el puerto.

Entre las dificultades sucede que por motivos económicos hay "naves carretas" con personal a bordo que se queda sin alimentos, agua y la posibilidad de retornar a sus hogares. La red local del Apostolado del Mar, interviene en decenas de situaciones para resolver concretamente estas formas de segregación.

Diversos fueron los congresos mundiales, en Polonia 2007; Brasil 2002; Filipinas 1997; Estados Unidos, 1992; etc, si bien el último celebrado en Roma fue en 1982. “Después de treinta años, hemos optado por reunirnos una vez más en el Vaticano, porque queríamos regresar a nuestras raíces y recordar el 90º aniversario de la aprobación de las primeras Constituciones y la bendición de este nuevo Apostolado por parte de Pío XI”, dijo.

Sobre el actual panorama relativo al trabajo de las gentes del mar subrayó que “las nuevas y a menudo restrictivas normas, y la crisis económica mundial” que “obligan al Apostolado del Mar a evangelizar en condiciones bastante difíciles”, siendo de todos modos “terreno fértil para la evangelización”.

“La evangelización de los trabajadores del mar, de los pescadores y de sus familias no difiere de la de aquellos que pertenecen a otras categorías sociales”, recordó, así como es necesario elegir con cuidado los medios y los instrumentos teniendo en cuenta que “quienes pertenecen al mundo del mar, ellos están más allá del alcance del cuidado pastoral ordinario de la Iglesia, porque están obligados a permanecer lejos de su comunidad cristiana durante meses”.

“La Nueva Evangelización y el Año de la Fe --subrayó el purpurado- invitan a cada capellán y voluntario del Apostolado del Mar a profundizar en su fe, a creer en el mensaje evangélico y a continuar proclamando el Evangelio a aquellos que no lo conocen y avivar así esa 'mecha humeante' con su testimonio cristiano”.

Y al concluir su palabras inaugurales el cardenal invocó para el congreso “la luz y la protección de María, Estrella del Mar”, proponiendo la oración del beato Juan Pablo II, con que se concluyó la exhortación apostólica Ecclesiain Oceania”. Recordó que la imagen de la Virgen Estrella del Mar, realizada para esta ocasión por el pintor taiwanés Cheen Sheen, tiene rasgos asiáticos.

"Stella Maris, luz de todo océano y Señora de las profundidades:/ guía a los pueblos de Oceanía por todo mar oscuro y tempestuoso,/ para que arriben al puerto de la paz y de la luz/ preparado en Aquél que serenó las aguas./ Protege a todos tus hijos de todo mal, porque altas son las olas y estamos lejos de casa./ Mientras nos aventuramos por los océanos del mundo/ y atravesamos los desiertos de nuestro tiempo,/ muéstranos, María, al Fruto de tu vientre,/ que sin el Hijo tuyo perecemos./ Ruega para que jamás desfallezcamos a lo largo del camino,/ para que en el corazón y en el ánimo, con palabras y hechos,/ los días de borrasca y los días de bonanza,/ podamos siempre dirigirnos a Cristo y decirle:/ «¿Quién será éste al que hasta el mar y el viento así obedecen?" (Beato Juan Pablo II, Ecclesia in Oceania).

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